Análisis
La DC se enojó de verdad
Que el mismo Arellano, junto a otros reconocidos 'chascones', como Gonzalo Duarte, se hubiesen alineado esta vez con el dúo Walker-Martínez, es sinónimo de lo profundo que es el malestar de la mayoría del PDC con este gobierno y merece la atención de los principales actores del Ejecutivo.
Habitualmente la Junta del PDC funciona al 40-50% de su número total de miembros, que supera los novecientos. Que el sábado al ex Congreso hubiesen llegado más de ochocientos de ellos simboliza lo importante que era el evento para el PDC; que los discursos más encendidos y que provocaron mayores aplausos fueran precisamente los de Gutenberg Martínez e Ignacio Walker, cuya alianza se impuso con bastante facilidad ante “los chascones” –obtuvieron 12 de los 18 cargos en disputa para conformar el Consejo Nacional–, y que contrasta con el tibio saludo de la asamblea a la ministra Rincón; que uno de los miembros de la junta, el ex alcalde de Rancagua, Carlos Arellano, al ser saludado por la Presidenta cuando ésta se marchaba del recinto y en un contexto muy respetuoso, le señalara “que el PDC está enojado con su gobierno, porque nosotros, Presidenta, dejamos los pies en la calle por su triunfo y ahora somos maltratados por sus compañeros parlamentarios en la región. No es justo”; que el mismo Arellano, junto a otros reconocidos chascones, como Gonzalo Duarte, se hubiesen alineado esta vez con el dúo Walker-Martínez, es sinónimo de lo profundo que es el malestar de la mayoría del PDC con este gobierno y merece la atención de los principales actores del Ejecutivo.
Los medios resaltan la imposición de una línea dura y crítica de las reformas en la falange –“Alianza Gute-Walker confirma triunfo de línea crítica de las reformas” (El Mostrador), “DC reclama nuevo trato a sus socios de la Nueva Mayoría (La Tercera)”–, lo que puede ser cierto, pero no da cuenta con exactitud de la incomodidad que se vive en la DC.
Y es que en el profundo iceberg que es el PDC, sólo alcanzamos a ver su punta (el triunfo de los críticos de las reformas), y no podemos mirar lo que hay bajo la línea de flotación del bloque de hielo y de la que sacaron provecho ambos líderes que conocen el partido de memoria: el profundo malestar del grueso de los militantes que ejercen liderazgos con la actual administración. Para un colectivo que en 25 años de democracia ha tenido dos Presidentes, la mayor cantidad de ministros, parlamentarios y alcaldes de la coalición, así como responsabilidades de tercer y cuarto nivel en el Estado, debe resultar complejo acostumbrarse a jugar sólo papeles de reparto. Es más, como el PDC es la agrupación política de la NM con menos renovación generacional, les resulta, también, difícil aceptar la crítica permanente que se filtra desde el gobierno a “los viejos cuadros de la Concertación”. Un buen gabinete debería saber leer lo que hay más abajo del mero titular del triunfo de la línea antirreformas.
Y es que en el profundo iceberg que es el PDC, sólo alcanzamos a ver su punta (el triunfo de los críticos de las reformas), y no podemos mirar lo que hay bajo la línea de flotación del bloque de hielo y de la que sacaron provecho ambos líderes que conocen el partido de memoria: el profundo malestar del grueso de los militantes que ejercen liderazgos con la actual administración.
El éxito de la alianza Walker-Martínez cerró una semana negra de La Moneda y se agrega a los problemas que enfrenta la segunda fase de la reforma tributaria, y ni hablar de lo que ocurre con la educativa y de “la pelea de barrio” (Auth) que mantiene el PS con la DC por el binominal. Se comienza a configurar la percepción de que este gobierno tiene serias dificultades para manejar a su coalición, si es que a estas alturas ella todavía existe para lo que fue fundada: llevar adelante reformas sustanciales comprometidas ante los ciudadanos.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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