Por qué el problema de Gobierno es de comunicación
El acuerdo electoral de nombre Nueva Mayoría, no ha logrado trascender el objetivo iniciático de volver a recuperar la presidencia. Pues no se ha encarnado en una mayoría político-social que permita obtener la fuerza necesaria para sustentar las reformas más y menos profundas que se han trazado. Reformas que la derecha conservadora combate con oscuras artes y una batería de medios de comunicación.
Se debe ser más luminoso, se debe actuar con prontitud.Hoy como nunca antes, junto con tener la presidencia del país, se tiene mayoría en ambas cámaras, pero se sabía de antemano que para los cambios más profundos los quórums no darían y que comenzarían los consensos hacia la derecha y nos encontraríamos con la muralla de un Tribunal Constitucional, el que para colmo de males es presidido por un ex funcionario de Pinochet, a quien Piñera se encargó de dejar como obsequio.
El que Tironi y Correa, con razón o no para su tiempo, hayan recomendado que la mejor política de comunicaciones para el gobierno, era no tener una política de comunicaciones hoy es el pasado y el diagnóstico nos dice que debemos tomar cartas en el asunto.
Ya lo hemos señalado durante estas semanas y lo seguiremos sosteniendo, creemos que el problema es de comunicación y para ello queremos hacer algunas precisiones.
Debemos entender en primer orden que para que exista comunicación, debe existir un emisor y un receptor, donde éste último tiene que tener la capacidad de poder responder, convirtiéndose así en un nuevo emisor y el emisor primario luego en receptor. Debe existir un feedback.
De lo contrario lo que tenemos, solo es un modelo de información, estilo “aguja hipodérmica” donde una persona o grupo de personas en una posición de poder, inyectan información a la población, la que debe ser procesada o supuestamente entendida por el receptor.
Cuando el origen de esta comunicación está sesgada, es poco clara o confusa, la posibilidad de que el mensaje no sea entendido por el receptor aumenta y a su vez crece la posibilidad de que el mensaje en tránsito hacia el receptor final -la población- pueda ser tergiversado, usado en nuestra contra o en favor de contrapoderes económicos y políticos asociados a grupos mediales con intereses particulares.
Todos sabemos quienes son esos actores y promotores del status quo. Todos en la Nueva Mayoría saben que se han equivocado desde lo comunicacional cuando asumió el gobierno (en cuanto a la Reforma Tributaria, la de Educación, el plan de Descontaminación…) pero nadie aquí ha querido hacerse cargo de lo que venimos diciendo hace tiempo.
Sin medios de comunicación al servicio de la población, veremos si el conglomerado político de la Nueva Mayoría, se seguirá abrazando con la DC ( de los Walker / Gutemberg ), más carcomida que un Vaticano en cisma , o se abre a la izquierda, a las calles: toda la transformación política y social que se pretenda desde el Nivel Central, todas las reformas planeadas, las promesas hechas al electorado, se verán dilatadas en el tiempo, serán desdibujadas y seremos llevados por la presión de los medios del 1%, y sus efectos en la opinión de las personas, a consensos que nos
terminarán alejando de los objetivos políticos de fondo en las reformas. Hacemos este llamado de atención.
terminarán alejando de los objetivos políticos de fondo en las reformas. Hacemos este llamado de atención.
Estimados, si el presidente Correa para llevar adelante su proceso transformador necesitó crear un diario de nombre El Ciudadano; si la presidenta Cristina Kirchner para poder hacer frente a la dictadura medial del grupo Clarín, hizo una Nueva Ley de Medios, no debemos seguir siendo tan ineptos y seguir dejando en manos de la derecha conservadora, la hegemonización del relato y las comunicaciones.
El que Tironi y Correa, con razón o no para su tiempo, hayan recomendado que la mejor política de comunicaciones para el gobierno, era no tener una política de comunicaciones hoy es el pasado y el diagnóstico nos dice que debemos tomar cartas en el asunto.
Quiero citar al académico Manuel Castells y su texto Comunicación y Poder, donde entiende al poder como una relación, más que un lugar, haciéndonos caer en cuenta que en la sociedad de redes que transitamos, nuestra legitimidad se dará por el tipo de relación que desarrollemos.
Pongamos atención a lo que nos dice: “El significado se construye en la sociedad a través del proceso de la acción comunicativa. La racionalización cognitiva proporciona la base para las acciones de los actores. Así la capacidad de la sociedad civil para proporcionar contenido a la acción estatal a través de la esfera pública- una red para comunicar información y puntos de vista-, es lo que garantiza la democracia y en última instancia, crea las condiciones para el ejercicio legítimo del poder: el poder como representación de los valores e intereses de los ciudadanos expresados mediante su debate en la esfera pública. Así la estabilidad institucional se basa en la capacidad para articular diferentes intereses y valores en el proceso democrático mediante redes de comunicación”.
Y hoy qué hay para recoger la voluntad popular, para plasmar los diálogos fraternos y visiones de mundo nacientes desde las personas, desde las comunas, las regiones y sus anhelos. ¿Un puerta cerrada? La opinión pública que hoy se construye sobre Internet, los acuerdos de asambleas, las demandas de la clase trabajadora, siguen siendo desoídas.
Y la pregunta que nace, es si el Estado no se hace cargo, ¿tendremos los ciudadanos la capacidad de aterrizar a diario nuestras demandas a las plazas públicas, al territorio, a la Nación y las naciones, si como plurinacionales avanzáramos?
Hoy estimados, como se dijo al comienzo, el éxito de las reformas pasa por que su respaldo se amplíe desde las calles, y para ello debemos empezar a comunicarnos de una manera más ciudadana.
Bruno Sommer
FUENTE; El Ciudadano
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