viernes, 27 de mayo de 2011

CARTA ABIERTA A PAULINA RUBILAR: Mujer Estudiante Agredida Por la Fuerza Policial




Paulina, ahora te tocó a ti y es lamentable.

 

Algunos se han hecho a la idea de que eso es natural y, prácticamente, elemento común de la coexistencia social. Cuando digo “eso” me refiero al cobarde atentado contra tu integridad física, emocional y social, por parte de la policía.

 

Creo que podríamos estar de acuerdo en que es cobarde que una persona armada use un arma de fuego contra otra desarmada. Y también cuando una persona con adiestramiento policial (es decir con entrenamiento físico en el ejercicio de la violencia) arremeta sobre otra que no lo tiene. También podemos coincidir en que es cobarde que varios individuos persigan y agredan a uno sólo. Y, por último, ni que decir de la cobardía subyacente al acto de agresión de un hombre (o varios) contra una mujer.

 

Digo “creo” para ver si a estas alturas uno puede tener la coincidencia con otros respecto a estas premisas, por que a veces se podría pensar que esto no es así, por lo menos para una parte de la opinión pública y los medios denominados oficiales. Entonces se duda y uno se pregunta si no será lo que dicen ellos y eso de la libertad de expresión es una rayadura.

 

Por que, Paulina, de pronto se puede recordar que esa indigna agresión que tu sufriste la han sufrido muchos otros, en otras circunstancias y tiempos y parece que todo fuera tan natural.

 

Así se vienen a la memoria otros casos en donde la gente que había tenido la hidalguía de protestar han tenido peor fortuna. Sólo por nombrar algunos se puede recordar cómo cerca de las 8 de la mañana del día 2 de julio de 1986 luego de ser golpeados por participar en una manifestación fueron rociados con bencina y quemados vivos Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri, luego trasportados en un vehículo policial y lanzados a una zanja para su muerte, Carmen Gloria pudo resistir pero Rodrigo no pudo y murió en esa infernal tortura.

 

O también recordar se Daniel Menco, quien a sus 23 años recibió un impacto de bala (no de goma como se supo en la investigación donde que Carabineros de Chile ocultó antecedentes,  lo mismo que en tu caso) mientras se manifestaba por el déficit del fondo solidario.

 

Caso similar pasó con la muerte de Rodrigo Cisterna, trabajador forestal muerto de al menos 25 balas de una ráfaga que soltaran, nuevamente, las fuerzas policiales durante una manifestación de trabajadores en Laraquete. Los casos de Carmen Gloria, Rodrigo Rojas, Daniel Menco y Rodrigo Cisterna tuvieron larguísimos procesos judiciales y sentencias ridículas. Creo que Cisterna, a día de hoy, ni siquiera lo segundo. Y Alex Lemún y Matías Catrileo y etc, etc.

 

Me imagino que, como es tan común la idea,  en algún momento escucharás “eso te pasó por estar protestando”, como si la protesta fuera tuya, como si protestar fuera una entretención, como si la protesta fuera el patíbulo mismo, y, mejor no decir, como si fuera delito, porque a esta altura ya lo es. Como si la protesta fuera para los protestantes. Como si de protestas ajenas no vivieran unos más tranquil@s unos y otros. Como si las protestas de antaño  por el trabajo digno no hayan desembocado en leyes laborales para que nadie se cague la vida sirviendo más de 12 horas a un patrón desquiciado por el dinero fácil, como si las protestas de ayer por educación inclusiva no hayan situado hoy a hombres y mujeres por igual en los pupitres escolares y no condenando a nuestra hermanas mujeres a hacerse cargo del fogón y el zurcido, como si las protestas por la libertad de prensa y expresión que otros dieron antes que nosotros no le permitieran hoy al casi inerte ciudadano abrir la página de la revista de farándula favorita o cautivarse con el festival del poto y la teta de la parrilla televisiva nacional. Porque a la hora del agarre todos se quedan calleuque y se hacen los lesos y es probable que no se acordarán cuando validaron que te dispararan en el ojo al momento que sus hijos y nietos reciban algo más que una mugre de educación.

 

Y resulta que todos los impactados honorables llaman al presidente del comité de disciplina de apellido Hinzpeter a declarar por el accionar de Carabineros. Como si no supieran que las leyes que ellos mismos hicieron les permiten hacer y deshacer. Ahora se sorprenden. Y eso porque lamentablemente te escurrió la sangre, que si no eras terrorista, tu ya sabes como funcionan estas cosas. Y se hacen todos los que no saben.

 

De seguro tampoco saben cómo está la educación, son tan despistados. No deben saber cómo la dictadura descuartizó el currículum y la educación igualitaria, cómo don Ricardo Lagos profundiza ese modelo de municipalización que hoy tiene a la educación pública en desnutrición. Cómo Jorge Arrate (si, ése mismo) inicia el proceso de subvención compartida, asalto a mano armada a las familias chilenas y olla de oro sin fondo para los sostenedores.

 

Nada deben saber de Juan Pablo Arellano (con 4 cargos en su época incluyendo el de ministro) o JJ Bruner que dan vida el monstruo informe de la Jornada Escolar Completa. O de la Mariana Aylwin que inicia el proceso de evaluación docente,  una suerte de inquisición pedagógica, también inventora del Crédito con Aval del Estado, una joya.

 

Ay Paulina, como si la culpa de protestar fuera tuya. Bitar, dos veces ministro, termina de privatizar la educación, Martín Zilic y sus tristes pantomimas en la Revolución Pingüina, Yasna Provoste nunca supo donde quedaron los 262 mil millones de pesos chilenos para las subvenciones. Y la Sra. Mónica Jiménez, dueña de colegios, apertura al lucro, Ley General de Educación y el jarro con agua.

 

Y Lavín, Decano en plena dictadura, nombrado por el milico Cléricus, en esa universidad donde hoy te hirieron como si nada. El zorro con cara de oveja especialista en educaciones privadas (Universidad del Desarrollo) y en privatizar la educación. No se acuerdan, Paulina, te lo digo yo que me tocó ver con estos ojitos en el congreso cómo los senadores de todos los traslúcidos matices aprobaban la Reforma Laviniana. El que no me crea que le pregunte a Pepe Auth, por ejemplo, y a otros de la concerta, poto y calzón con la otra derecha a la hora del negociado y la votación. Y después hacen como se sorprenden.

 

Yo creo que se sorprendieron de veras con eso de “me esperaba que me dispararan, tan bien que lo negaran” rayado poderoso y obstinado que aparecía más abajo de tu ojito parchado, con la cama de hospital como realista fondo.

 

Tal vez intuyen que ese cartel tampoco era tan tuyo, ni esa protesta ni esa agresión. Por que también es nuestra. Aunque se hacen los giles, sospechan que hay vida inteligente más allá de sus narices y sus bolsillos. Nos tienen miedo po que no tenemos miedo, decía la Liliana Felipe. Así, que se olviden no más, que nosotros no.

 

Eso te quería decir Paulina. Espero que te mejores pronto, saludos a los que te rodean toda gente buena.

 

Nosotros, mientras te recuperas, vamos estar en la otra protesta y en al que viene y en la que sigue. Sacando nuestros propios carteles, desmintiendo.

 

Cristian Condemarzo



 

Concepción, ferviente mayo de 2011.

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