domingo, 20 de septiembre de 2015

Explica que este hecho parece "una trágica oportunidad"

Peña asegura que el terremoto puede ser el comienzo del renacer de Bachelet y le permita demostrar que la política puede gestionar el riesgo

por  20 septiembre 2015
Peña asegura que el terremoto puede ser el comienzo del renacer de Bachelet y le permita demostrar que la política puede gestionar el riesgo
"El 27-F -que en el Gobierno se recuerda con escalofríos- fue un acontecimiento natural, sin ninguna duda; pero sin ninguna duda también fue un evento político. La derecha quiso una y otra vez servirse de él para deteriorar la figura de la Presidenta", sostiene el rector de la UDP.
El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, asegura que el terremoto del pasado miércoles es la oportunidad para que la Presidenta Michelle Bachelet demuestre que la política puede gestionar "lo que amenaza por excelencia el bienestar de los seres humanos, y cuya presencia muda es el origen de todas sus neurosis: la imprevisible naturaleza que premia, pero que con mayor frecuencia castiga".
Así lo explica en su habitual columna en El Mercurio, donde señala que movimiento telúrico "no fue político, sino natural: un terremoto, el segundo o el tercero que padece un gobierno de la Presidenta Bachelet".
En ese sentido, el académico se pregunta que un terremoto no es un evento independiente de la voluntad humana y por eso de la política, precisando que "uno de los prejuicios más extendidos es la distinción entre naturaleza y cultura. Mientras la naturaleza (el orbitar de los astros) transcurriría con independencia de la voluntad humana, la fisonomía de la cultura (la política o el arte) se modelaría al compás del discernimiento humano".
Explica que la distinción que hace referencia a que los seres humanos no serían responsables de lo que ocurre en la naturaleza y esta no tendría incidencia alguna en lo que ocurre en la esfera de la cultura, es falsa, ya que la mejor prueba son los terremotos.
"El 27-F -que en el Gobierno se recuerda con escalofríos- fue un acontecimiento natural, sin ninguna duda; pero sin ninguna duda también fue un evento político. La derecha quiso una y otra vez servirse de él para deteriorar la figura de la Presidenta Bachelet. La agilidad de la Presidenta para atender los efectos del sismo, su lucidez para predecir el maremoto, su tranquilidad para gestionar la tragedia, fueron llamadas a capítulo una y otra vez, sometidas a escrutinio y a reflexión judicial", sostiene.
Peña afirma que la política está relacionada con la naturaleza, mencionando que "gestionar el riesgo -manejar los efectos imprevisibles de la naturaleza, la infinita cadena causal de los acontecimientos- es una de las tareas fundamentales de la política. La política existe para que los seres humanos se construyan un mundo aparte de la naturaleza, un ámbito suficiente capaz de escapar de las cadenas de la simple causalidad natural. La voluntad de los seres humanos que la política es capaz de ligar, tiene por objeto escapar de la condena de la mera causalidad, del simple acontecer, de la mera ocurrencia que los castiga".
Y añade que en este aspecto, Bachelet tiene una "segunda, y trágica, oportunidad. El conjunto de reformas que ha llevado adelante -mejor: que ha intentado llevar adelante- se han movido sobre la ilusión de que la voluntad lo es todo, de que ella es capaz de poner las condiciones y de prefigurar el diseño final. Es lo que alguna literatura llama constructivismo: la creencia en que es posible deliberarlo todo, desde las condiciones que son el punto de inicio de la política, hasta las circunstancias que son su destino final".
El rector de la UDP argumenta que el terremoto "enseña que no, que la política a veces no tiene tanto que ver con lo que se quiere hacer de la sociedad, sino más bien con lo que se puede hacer de ella cuando la naturaleza se pronuncia. Como quien dice (y parafraseando a Sartre): no importa tanto lo que la naturaleza ha hecho de la sociedad, lo que importa es lo que ella hace con lo que la naturaleza ha hecho de ella. Es lo mismo que, con su característica exageración retórica (y brillante en cualquier caso), a comienzos del siglo veinte dijo Ortega y Gasset: Chile, como Sísifo, parece condenado a ver caer cien veces lo que con su esfuerzo cien veces levantó".
"Si el 27-F fue para la Presidenta Bachelet una pesadilla, el terremoto de esta semana parece una trágica oportunidad: ella tiene ahora la ocasión de demostrar que la política puede gestionar lo que amenaza por excelencia el bienestar de los seres humanos, y cuya presencia muda es el origen de todas sus neurosis: la imprevisible naturaleza que premia, pero que con mayor frecuencia castiga", arguye.
En ese sentido afirma que esta situación que enfrenta la mandataria "sea el comienzo de un renacer de la Presidenta si es que, evitando la tentación propagandística, es capaz de retomar la senda sencilla de la más básica pulsión de la política: gestionar el riesgo".

FUENTE: EL MOSTRADOR

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