Reportaje
Sebastián Piñera, Carlos Larraín y la crisis de Renovación Nacional. ¿Padrinos mágicos o padrinos trágicos?
26/01/2014 |
Por Luis Casanova R.
Tanto dentro como fuera de RN se asume que el conflicto que protagonizan los liberales y conservadores, en realidad, es la pelea entre los dos máximos financistas del partido: Piñera y Larraín. Mientras al actual mandatario lo acusan de estar detrás del desangramiento de la colectividad que lo vio nacer, el senador es cuestionado por aplicar un estilo que tendría “cooptado” al partido.
El origen del histórico conflicto que enfrenta a Sebastián Piñera con Carlos Larraín data de la elección de directiva de Renovación Nacional de 2006, cuando las ejercía de encargado de finanzas de la tienda de Antonio Varas 454 y tuvo la idea de levantar una lista y presentar su figura al ruedo.
Larraín venía ser concejal independiente de Las Condes -desde 1996- y de enfrentar el primer round con los máximos jerarcas de los partidos de la Alianza.
Todo comenzó cuando en 1999 asumió el interinato de la citada alcaldía (debido a la candidatura presidencial de Joaquín Lavín) y después, en vez de ratificarlo como representante de la derecha en los comicios municipales de 2000, optaron por designar al UDI Francisco de la Maza.
No contento con ello, se presentó por fuera y obtuvo cerca del 18% de los votos, merced a una campaña que hizo hincapié en el orden de los gastos locales y en la priorización de las áreas sociales y urbanísticas.
Luego se mantuvo de concejal con primera mayoría por casi tres períodos (en 2011 es designado senador en la región de Los Ríos en reemplazo de Andrés Allamand, que juró como ministro de Defensa), aunque ya en ese entonces era dueño de una tendencia que pasó por encima de la eterna división que existe en RN entre conservadores y liberales: el "larrainismo".
Un señero militante de la entidad comentó para esta crónica que cuando el abogado era vicepresidente de la entidad (en las gestiones de Piñera -2001 a 2004- y Sergio Diez -2004 a 2006-), "el que extendía los cheques no era Piñera. Faltaba algo en alguna provincia, era don Carlos el que tiraba el salvavidas; llegaba un candidato sin plata para propaganda y ahí don Carlos solucionaba el entuerto".
"Por eso cuando decidió ser candidato en 2006 -dijo la misma fuente-, no le costó nada ganar la elección. Los conquistó por el bolsillo".
Y no falta a la verdad el dirigente, porque el candidato natural del "piñerismo" era el senador Alberto Espina (ex timonel en 1999), pero que ante la falta de apoyo que juntó el sector, optó por retirar su nombre de la pizarra. De última hora se puso en carrera al alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat, y completaba la nómina el hoy renunciado Carlos Cantero.
¿Resultado? Paliza a favor de Larraín y un legado que se fortaleció con el financiamiento y ayuda económica en emblemáticas campañas, como la de Francisco Chahuán en la Quinta Costa (2009), con la que se cobró revancha de Lavín, y las de otros emblemáticos legisladores electos y en ejercicio, lo que habla del fenómeno de la "cooptación" que tendría "dañado y contenido" a RN, alegan sus detractores.
A tanto llega la molestia, que incluso en la redacción del voto político del último Consejo Nacional hubo problemas, dado que Larraín quería escribir en solitario el documento. Sólo los más cercanos de la mesa lograron convencerlo de que debía estar acompañado en la recopilación del texto final, cuyo punto más relevante era la petición hacia Piñera para que retorne al partido.
También quedó en acta el intento personal de llevar la salida del trío Rubilar-Godoy-Browne a los tribunales de justicia y ante el Tricel, lo que quedó solamente como un "téngase presente" de "molestia" de parte de la militancia, como lo recalcó el vicepresidente Cristián Monckeberg.
Amor y odio
Pero no todo fue guerra entre los exclusivos "padrinos financieros" que tiene Renovación Nacional. Si bien Piñera acusó recibo con la llegada de Larraín al poder interno, había una cosa que los unía en la coyuntura política: la lucha contra la hegemonía de la UDI y la opción concreta de acceder a La Moneda, empresa que compartieron en 2005 cuando el consejo general de RN descartó sumarse a Lavín y determinó proclamar a Piñera, que acababa de ser bajado por el gremialismo en la senatorial por Valparaíso.
Aún se recuerdan las mediáticas humoradas en las que Larraín -ya en la testera del partido- alababa a Piñera, "por qué él tiene los votos y yo no". En ese momento comenzaba el gobierno de Michelle Bachelet y la lengua afilada del ex edil ganaba fama y puntos de rating, lo que se sumó a un manejo político (junto al UDI Hernán Larraín) que sirvió de plataforma para el triunfo del ex accionista mayoritario de Colo-Colo ante el concertacionista Eduardo Frei.
Lo que vino a continuación queda en la nebulosa sobre si fue la venganza de Piñera contra Carlos Larraín o la planificación para la repostulación del inversionista en 2017, o por qué no, ambas cosas a la vez.
Tome nota: sobrepuso las decisiones técnicas de las políticas con la designación de un gabinete de "gerentes"; le dio prioridad a la UDI por sobre RN en la distribución de los cargos públicos; desde el propio Ejecutivo se orquestó una campaña para quitarle el poder a Larraín o al menos cuestionarle su liderazgo (declaración "Aquí estamos") y criticó a los "conservadores" que apoyaron y defendieron la dictadura en el apodado "septiembre negro" que se vivió a 40 años del régimen militar.
Y el tiro de gracia: se generó un tenso clima de autocrítica y mea culpa post derrota presidencial de Evelyn Matthei que redundó en la renuncia de la facción "liberal" que comandan Daniel Platovsky (amigo personal de Piñera), los senadores Antonio Horvath y Lily Pérez, los diputados Karla Rubilar, Joaquín Godoy y Pedro Browne y la ex embajadora Carmen Ibáñez, madre de Godoy.
En calidad de dudosos y esperando marzo quedaron los también diputados Nicolás Monckeberg y Marcela Sabat, además de todos los secretarios de Estado y autoridades de Palacio que no asistieron el pasado consejo nacional de la colectividad y que mantienen su militancia en RN en punto suspensivo, a saber, Rodrigo Hinzpeter, Cecilia Pérez, Bruno Baranda, Rodrigo Ubilla, entre otros.
Lo que faltaba
Para muchos, el que Piñera haya deslizado invitaciones a la fundación que está formando para después de que entregue la banda tricolor -en una sesión oficial del pleno de ministros-, era el "gesto" que faltaba para unir todos los cabos sueltos respecto al movimiento de tierras que sacude a RN y que hizo pasar a un segundo plano los liderazgos de Allamand, Ossandón (dijo que "Amplitud debiera llamarse "servitud" porque está al "servicio de Piñera"), Cristián Monckeberg (candidato a timonel del partido) y Alberto Espina (aspirante a la presidencia para 2017).
Por otro lado, el diario La Tercera informó sobre el carácter de "millonario financista" que tendría uno de los amigos del mandatario en la constitución del movimiento de los liberales de "Amplitud": Jorge Errázuriz.
Vinculado a la Bolsa de Comercio, Celfin Capital, el CEP, el club de golf Los Leones, el fundo Bela Vita, BTG Pactual, la onerosa campaña de primarias del ex ministro Andrés Velasco y el círculo de amigos-empresarios de Piñera, el panelista de TV se define como "liberal-liberal" y "liberal de tomo y lomo".
Dato curioso: en la época de Pinochet trabajó en el Banco Central y con el fundador de la UDI Miguel Kast en lo que hoy se conoce como ministerio de Desarrollo Social, pero que en los 80 se llamaba Odeplán.
Nada mal para un "cómplice pasivo" que anticipó su voto por Piñera en 2017 y que es un férreo detractor de Larraín y del mundo conservador en el que mueven sus pares.
Muere la diversidad
Pablo Lira, analista e investigador del Instituto Libertad, señaló en diálogo con Cambio21 que "lo que sucumbe en la crisis que vive un sector de la derecha es la tesis respecto a que no hay diversidad al interior de RN".
"La disputa entre liberales y conservadores, en realidad, es de los piñeristas versus RN. No concuerdo mucho con la excusa que dice que se van los liberales y sólo se están quedando los conservadores. La diversidad es como la gracia y el matiz que tiene Renovación Nacional dentro del sector, que junta las dos vertientes conservadora y liberal dentro de una misma colectividad y que no es tan alineada como la UDI", comentó.
"No sé si sea clave que Piñera vuelva a RN -agregó-. Lo que pasa es que las señales apuntan a todo lo contrario. Sería ideal que retornara al partido que colaboró en su triunfo de hace cuatro años atrás, como se acordó en el voto político del pasado consejo nacional y que reiteró el senador Espina en la prensa. Pero le escuchaba decir a la senadora Pérez que lo que ellos pretenden es defender con Amplitud el legado de Piñera. O sea, con ese nivel de argumentación...".
A Lira le parece "extraño" que "nunca los parlamentarios de la Concertación se hayan ido de sus partidos para defender el legado de Bachelet. Todo lo contrario, los reforzaron, le cambiaron el nombre de su coalición y aumentaron el conglomerado con el PC y otras fuerzas más pequeñas, lo que le permitirá retomar el poder en marzo".
"También es raro -concluyó- que el discurso de Amplitud sea aumentar la coalición, dado que sus personajes llaman a la desafiliación de los partidos. De hecho, el gran damnificado con la aparición de este referente es Evópoli, que aparecía como una fuerza para captar nuevos electores de centro-derecha, aún con un perfil bastante elitista, pero que a partir de ahora queda casado con Amplitud y más si al final de todo esto es Piñera el que aparece liderando el proceso".
Pantanal
El experto electoral René Jofré expresó para este medio que "toda candidatura que piense en el 2017 debe tener un ámbito de viabilidad. Yo creo que el presidente se dio cuenta que eso no lo tiene en los partidos que lo han ´respaldado´ antes. Se sabe que no tiene la simpatía muy extendida ahí".
En su opinión, "una tesis muy plausible sería que agrupe a los suyos y concurra a la opinión pública a buscar los respaldos más que a las colectividades. Es más, en el ambiente que tiene RN hoy día no le convendría volver. Se ve difícil que haya pronto un ambiente de tranquilidad en esos lados".
"Lo que le queda a Piñera como alternativa -si quiere posicionarse para tres años más-, es jugar fuera del campo político y usando su fundación o partido piñerista para hacer vocerías durante el gobierno de Bachelet. El riesgo es el de siempre: que quiera estar en todas y que atosigue a la gente", advierte Jofré.
"Lo que pasa es que no le queda mucho escenario en el que pueda jugar, porque si se mete en la arena política puede caerse en un pantano", remató.
"Paradoja"
A juicio del analista Ernesto Águila, existe una "situación paradojal" al interior de la Alianza, porque "quien condujo a la peor derrota de la derecha desde 1989 a la fecha fue la UDI, que impuso a Matthei como candidata. Sin perjuicio de esto, lograron replegarse, ordenar filas y hacer un proceso de evaluación de la derrota puertas adentro".
A la inversa, el que no tuvo la principal responsabilidad, porque no eligió al candidato, fue RN, y resulta que es el partido que finalmente entró en crisis".
El profesional expuso en este espacio que los problemas de RN tienen tres aristas: "el futuro presidencial de Piñera, la relación entre conservadores y liberales y la conducta obcecada y poco delicada de Carlos Larraín en la conducción del partido".
"Todo esto terminó con su división, la formación de un partido más liberal en el sector y más o menos piñerista y un RN circunscrito a una derecha de viejo cuño conservador y con muy pocos elementos de apertura, pero con el potente liderazgo de Allamand, que cuando salió declarando inicialmente la responsabilidad de Piñera en el resultado de la elección no sopesó bien la crisis que se venía", afirmó.
Por consecuencia, Águila anticipó que "vamos a tener un partido donde Cristián Monckeberg aparece como una carta fuerte de unidad y consenso que tratará de impedir que se vayan todos los liberales, pero en el que los verdaderos factores de poder van a ser Allamand y Ossandón".
"Acá tampoco se puede descartar que se desate entre ellos tempranamente una disputa por la candidatura de RN para la presidencial de 2017, lo que también sería una contradicción", sentenció el columnista.
FUENTE: CAMBIO 21
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