Paro portuario: ¿negociar o dialogar?
La envergadura del fallo estratégico de las empresas portuarias queda patente en su declaración que pretende sonar patriótica, cuando no es más que una defensa cerrada de la porfía de no conceder nada mientras se pueda: se declaran disponibles al diálogo, no a negociar. La diferencia es dramática: el diálogo es sólo intercambiar ideas y opiniones, sin dar nada a cambio ni asumir compromisos; es sólo decir y escuchar. Negociar, en cambio, exige ceder, hacer concesiones, comprometerse. Las empresas portuarias, en su declaración, lo piden todo y a cambio no ofrecen nada.
La envergadura del fallo estratégico de las empresas portuarias queda patente en su declaración que pretende sonar patriótica, cuando no es más que una defensa cerrada de la porfía de no conceder nada mientras se pueda: se declaran disponibles al diálogo, no a negociar. La diferencia es dramática: el diálogo es sólo intercambiar ideas y opiniones, sin dar nada a cambio ni asumir compromisos; es sólo decir y escuchar. Negociar, en cambio, exige ceder, hacer concesiones, comprometerse. Las empresas portuarias, en su declaración, lo piden todo y a cambio no ofrecen nada.
Eso de dialogar ya se intentó cuando los trabajadores portuarios depusieron el paro de abril del año pasado. En esa ocasión, se formó una mesa de diálogo (el instrumento privilegiado de los gremios empresariales los últimos 33 años para conversar mucho y no otorgar nada), que esa vez, pese a tener como garantes a la mismísima ministra del trabajo, la señora Matthei y a su subsecretario el señor Baranda, no llegó a nada. Ese fracaso es causa directa del paro de estas semanas.
El intento de las empresas portuarias de impedir cualquier solución al conflicto antes de que se deponga el paro no puede sino fracasar. No importa si se suspende este paro. Puede volver a empezar en marzo, en abril o cuando sea. Lo que queda es hacer algo que los empresarios chilenos no han aprendido a hacer estos últimos 33 años de eterna transición: negociar con sus trabajadores. No sólo dialogar sino de verdad asumir que hay que hacer concesiones, que ya no basta con promesas, que hay que repartir la torta. Mientras más tarden en aprenderlo, más daño provocarán al país. Así de simple. Van a tener que aprender a negociar y rápido. Una nueva ley laboral puede colocar a las empresas en una posición en la que negociar sea necesario y que todos los involucrados lo entiendan así. Pero, para eso, el próximo gobierno tiene la palabra. Mientras tanto, el paro viene a ser el recurso más eficaz para que te tomen en cuenta.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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