A 15 años del “catártico” arresto de Augusto Pinochet en Londres
La detención durante 16 meses del general chileno en la capital británica fue celebrada por muchos detractores en Chile y Europa. Pero no sólo se vio como un paso concreto en la transición democrática, sino que también como un precedente histórico en el derecho internacional.
Quince años se cumplen este miércoles de uno de los episodios que más atención mundial concitó durante el proceso de transición chilena: la detención en Londres del dictador chileno Augusto Pinochet, que se extendió desde octubre de 1998 y hasta marzo de 2000 luego que fuera liberado por el ministro inglés Jack Straw.
Carlos Reyes, ex presidente del grupo Chile Democrático y la cara más visible de las manifestaciones favorables al arresto del general en la capital británica en 1998 recuerda el episodio como el momento más “catártico” después de luchar durante décadas contra la dictadura (1973-1990).
El arresto -que se extendió por 16 meses- fue “catártico pues nos permitió ser escuchados”, dice Reyes.
jurisdicción universal
Pero el hecho no sólo fue celebrado por quines sufrieron o condenaron las violaciones de derechos humanos durante la dictadura en Chile y el mundo, sino que creó un precedente histórico para el derecho internacional.
La detención dio “vida” al principio de jurisdicción universal en los casos de crímenes contra la humanidad, algo excepcional hace 15 años, de acuerdo con el asesor legal de la organización Amnistía Internacional (AI), Hugo Relva.
Según Relva, el caso “despertó a la jurisdicción universal de su largo letargo, insuflándole vida. La aplicación del principio de jurisdicción universal, considerado entonces excepcional o raro, es hoy en día frecuente”.
“Hay decenas de casos basados en ese principio en muchos países (...) La jurisdicción universal llegó para quedarse”, afirmó.
UN ASOMBRADO PINOCHET
La noche del 16 de octubre de 1998, Pinochet estaba ingresado en una clínica privada en Londres, donde había sido operado de una hernia discal, cuando recibió la visita de agentes de la Policía Metropolitana de Londres para comunicarle la orden de detención.
Asombrado por un arresto que no llegaba a entender, el general conocería en carne propia la privación de la libertad, aunque en condiciones privilegiadas.
Baltasar Garzón
El entonces juez de la Audiencia Nacional española, Baltasar Garzón, sorprendía a partidarios y detractores del general al cursar una orden de extradición para interrogarle por el asesinato de ciudadanos españoles durante la dictadura chilena y por delitos de genocidio y torturas.
A partir de entonces se iniciaba un proceso judicial plagado de recursos, que puso a prueba la independencia de la Justicia británica y la gestión del entonces ministro de Interior Jack Straw, responsable en marzo de 2000 de autorizar la libertad de Pinochet.
El arresto fue celebrado con gran algarabía por los refugiados chilenos en Londres, donde organizaron manifestaciones a favor de la entrega del ex dictador a España y verían en Baltasar Garzón al héroe de una justicia por la que venían luchando durante años.
Persecución selectiva
Para Carlos Reyes, y caso “creó un espacio político para empezar a hablar de una transición democrática que aún después de 15 años no se logra. Chile aún vive bajo la Constitución política de una dictadura”.
Pero Reyes considera que el precedente creado a partir de la detención de Pinochet ha sido utilizado para una persecución selectiva de responsables de violaciones de los derechos humanos.
“La detención creó un precedente histórico en el derecho internacional, con el problema de que este derecho se está utilizando para perseguir a criminales de naciones africanas sin tomar en consideración que políticos en el poder de naciones de la OTAN han cometido crímenes contra la humanidad”, afirmó Reyes, en alusión a los procesos del Tribunal Penal Internacional de La Haya.
apoyo de thatcher
La petición de Garzón contra Pinochet desencadenó una batalla legal en los tribunales y en la Cámara de los Lores, que por entonces era la máxima instancia judicial británica.
Mientras el proceso judicial mantenía su curso, la ex Primera Ministra conservadora Margaret Thatcher visitaba al general para darle su apoyo y agradecerle su respaldo en la guerra de las islas Malvinas contra Argentina de 1982.
Las polémicas razones de salud
En medio de la riña legal, la defensa argumentó que Pinochet no tenía buena salud para ser procesado y en enero de 2000 cuatro médicos y un neuropsicólogo examinaron al ex dictador, con la conclusión de que no estaba en condiciones de ser juzgado.
En base a los informes médicos, Jack Straw decidió denegar la extradición el 2 de marzo de 2000 por temas de salud, poniendo punto final al proceso y facilitando la salida de Pinochet del Reino Unido.
Al día siguiente, al llegar a Chile, el ex dictador -considerado último responsable del asesinato de 3.000 personas y de las torturas a otras 28.000- fue visto bajar del avión sin especial dificultades y caminando sonriente junto a los militares que le estaban esperando.
FUENTE: LA NACION
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