viernes, 1 de marzo de 2013

Sebastián Dávalos niega haberse beneficiado en la Direcom

Hijo de Bachelet dice estar preocupado que a su madre la vean como una salvadora

Le gustaría un segundo gobierno que “tenga la base más amplia posible, que tuviese voz la mayor cantidad de partidos, movimientos, ONGs y que se crease un mecanismo de participación ciudadana mucho más elaborado de lo que existe hoy. Que la gente no sólo se manifieste a través de las protestas, sino que hubiese una instancia para que participen en la elaboración de nuevas ideas y del programa. Me interesa un bloque amplio, que garantice gobernabilidad al país y que lo represente”.
Sebastián Dávalos, hijo de la ex mandataria Michelle Bachelet, asegura tener sentimientos encontrados frente al regreso de su madre al país ante una posible aceptación para ser presidenciable de la Concertación, ya que le preocupa que la gente la vea como una salvadora “cuando es una persona común y corriente”. Además, niega haberse beneficiado cuando trabajaba en la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, tras los cuestionamientos hechos por su aparición en un automóvil de 27 millones de pesos e integrar seis sociedades junto a su esposa.
En entrevista a la revista Qué Pasa, el hijo de la directora de ONU Mujeres señala respecto a la última intervención de su madre, que hablaría en marzo sobre su futuro político y una eventual aceptación a una nueva candidatura presidencial, que conociéndola terminará su mandato y “después de eso, no sé qué hará”.
Sin embargo, asegura que en caso de aceptar ser candidata le gustaría que un segundo gobierno de su madre “tenga la base más amplia posible, que tuviese voz la mayor cantidad de partidos, movimientos, ONGs y que se crease un mecanismo de participación ciudadana mucho más elaborado de lo que existe hoy. Que la gente no sólo se manifieste a través de las protestas, sino que hubiese una instancia para que participen en la elaboración de nuevas ideas y del programa. Me interesa un bloque amplio, que garantice gobernabilidad al país y que lo represente”.
Además, dice tener sentimientos encontrados el cariño que aún tiene la gente de Bachelet, señalando que “por una parte, me llena de orgullo, y por otro lado, me preocupa que la gente la vea como una salvadora cuando es una persona común y corriente. Es una persona que está dedicada al servicio público, siempre lo ha estado, que le gusta mucho trabajar con la gente y que le gusta ver los resultados”.
Y explica que su temor se basa en que en términos políticos las respuestas de un gobierno no funcionan sólo con lo que haga un presidente, sino que “funcionan también con lo que dice el Parlamento. Entonces, por mucha intención que ella tenga de hacer cosas, el Parlamento puede decir otra cosa. Y eso me da la impresión que en este país la gente no lo tiene claro”.
“Nunca fui beneficiado en nada”
Dávalos también se refiere a  que ser hijo de una ex Presidente le ha perjudicado más que beneficiado, “primero, porque nadie cree que uno trabaje como lo hacen todas las personas. En la  General de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería había gente a la que se les acercaban otras personas y lo primero que le preguntaban: ‘Oye, tú conoces al hijo de la Bachelet’. Sí, les decían. Y la segunda pregunta era: ‘Y trabaja o no hace nada?’”.
Dávalos explica que “todos creen que por ser hijo de la ex Presidenta uno es flojo y que está echado para atrás. Segundo, yo pasé harta trinchera, mucho más de lo que la gente cree”.
“A algunos directores de la Direcon de esa época parece que les preocupaba que otros creyesen que se me estaba beneficiando en algo. Nunca fui beneficiado en nada, a diferencia de lo que la gente piensa. Y en el sector privado pasa lo mismo. Hay gente que no quiere que a uno lo mezclen con empresas, porque sienten que puede ser considerado como lobby o algo por el estilo. Para uno es súper complicado estar acá. Yo lo dije hace años atrás, a uno lo van a cuestionar siempre: si trabajas en el sector público eres un apitutado y si trabajas en el sector privado tiene que haber tráfico de influencias”, sostuvo.
Además, sostiene que es un error pensar que por ser hijo de Bachelet algunos clientes se acercarían a realizar negocios por sus contactos, mencionando que “el que crea eso quiere decir que él haría algo por el estilo. Yo no me voy a aprovechar del sistema, nunca lo he hecho”.
El polémico Lexus
Sobre la polémica originada en diciembre pasado, cuando llegó en un automóvil Lexus, valorado en 27 millones de pesos, al condominio de la ex mandataria, Dávalos sostiene llamarle la atención que ese hecho “llame la atención (…) creo que da lo mismo en el auto que hubiese llegado esa tarde, igual hubiera generado comentarios. Si hubiese llegado en citroneta, quizás hubieran dicho: ‘Oye, que le va mal al hijo de Bachelet’. Lo del Lexus para mí es una anécdota. Me cuesta entender que le hayan dado toda la valoración que le dieron”.
Y añade que el vehículo no es de su propiedad, sino que de la empresa en la que trabaja. “Yo no lo pagué”, afirma.
El hijo de la ex Presidenta precisa que el automóvil es parte de otros tres Lexus de la sociedad en la que participa con su esposa Natalia (Caval Limitada) y son para uso de los directores y gerentes.
Respecto a la otra arista de los cuestionamientos hechos a su persona, el de las seis sociedades a su nombre junto a su esposa, Dávalos explica que cinco de ellas están inactivas, “o habiendo hecho inicio de actividades, nunca han facturado”.
Asimismo, sobre un eventual conflicto de interés relacionado con la sociedad Asia Pacific Brokers (APB), fundada cuando trabajaba en la Direcon, y la información que manejaba por estar a cargo de la relación con Asia, el hijo de la ex mandataria precisa llamarle la atención tales sospechas y cuestionamientos.
“Yo nunca vi el tema de China y, según recuerdo, alguien habló que tenía negocios con empresarios chinos… Segundo, lo que nosotros veíamos eran los temas legales, las condiciones del acuerdo, que posteriormente al ser aprobadas por el Parlamento, se hacían públicas. Es decir, su yo hubiese querido tener algún tipo de ‘información privilegiada’, hubiese sido durante el periodo de la negociación y, aún así, esa información no se habría podido utilizar hasta que el acuerdo estuviese vigente. No tengo ningún conflicto de interés por nada, porque yo trabajaba con gobiernos, no con el sector privado”, explica.

FUENTE: EL MOSTRADOR

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