Camilo Escalona y la vuelta a Chile de Michelle Bachelet: “En la derecha se extiende la idea de no pelear la presidencia”
Por Óscar Reyes P.
A juicio del senador, el gobierno intentará atrapar a la ex mandataria “en el laberinto de los quórum constitucionales, ante el hecho evidente y comprobado por múltiples mediciones de opinión de que no la pueden derrotar”. Y añade a Cambio21, respecto de su reelección senatorial que "no juego a ser electo por simpatía"
A juicio del senador, el gobierno intentará atrapar a la ex mandataria “en el laberinto de los quórum constitucionales, ante el hecho evidente y comprobado por múltiples mediciones de opinión de que no la pueden derrotar”. Y añade a Cambio21, respecto de su reelección senatorial que "no juego a ser electo por simpatía"
A
sólo horas de haber dejado la presidencia del Senado, Camilo Escalona
Medina, socialista de toda la vida, orgulloso hijo de un panadero,
sonríe cuando se le menciona como integrante del círculo más próximo de
la ex presidenta Michelle Bachelet y depositario de varias certezas
respecto de lo que hará la ex mandataria -y cuándo- ahora que ya anunció
que regresará al país tras terminar su mandato a la cabeza de la
ONU-Mujeres.
Fiel al estilo de quienes efectivamente están cercanos a la ex jefa
de Estado, no confirma ni desmiente nada, no da plazos ni itinerarios,
pero habla con soltura y con certezas. Incluso inició una campaña -"Yo
apoyo a Bachelet"- que le ha permitido constatar el enorme respaldo que
ella tiene en nuestro país. "He podido apreciar que en el mundo popular
es incontrarrestable. La gente no solamente espera, sino que además está
convencida de que regresará para tomar el liderazgo. El mundo de las
familias más humildes en nuestra sociedad no lo ve de otra manera",
enfatiza en entrevista con Cambio21.
-¿Por qué usted ha dicho, a propósito de liderazgos políticos, que Bachelet no tiene contrapeso en Chile?
-Y creo que no tiene, porque el Presidente de la República tiene una responsabilidad institucional que naturalmente no se puede subvalorar, pero en el corazón de nuestra sociedad no hay parangón con Bachelet, no lo veo. Además que hay un problema de estilo que la distingue de otros aspirantes a la presidencia, que es la sencillez y la humildad. Y frente a ese estilo la catarata de autoelogios que prácticamente a diario uno recibe del actual equipo gobernante es un contraste definitivo. El gobierno actual vive para rendirse auto alabanzas y, por el contrario, el liderazgo de Bachelet está puesto al servicio de escuchar y recoger las intuiciones y las demandas de las mayorías nacionales que aspiran a ser representadas en el gobierno. O sea, nuestra tarea es representar. El gobierno actual se representa a sí mismo, no a la sociedad y esa es una diferencia insalvable.
-Esta sería la primera vez después de más de 80 años que
un(a) presidente(a) podría ser reelecto (a), desde Arturo Alessandri
Palma, en los años 30. ¿Es un hecho político mayor?
-Sí, pues, hace muchos años que eso no pasa. Yo creo que este hecho político mayor está asociado a las características del liderazgo que mencione, ya que Bachelet representa a más de la mitad de nuestra sociedad: a la mujer, que fuera permanente y sistemáticamente desconocida en nuestra sociedad elitista. No es casual, creo yo, que Arturo Alessandri fuera elegido dos veces presidente, cuando en las elecciones presidenciales la mujer no tenía derecho a voto. Históricamente esta es la primera vez que sucedería con el padrón del conjunto de la sociedad que hay una figura que podría ser electa en dos oportunidades. Yo pienso que Bachelet, independiente del retroceso que se registra en los estudios del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en que del puesto número 37 en 2006 Chile cayó al 66 en igualdad de género, o sea todo lo contrario de lo que se dijo en La Moneda el otro día, este gobierno significó un clarísimo retroceso para la equidad de género. Como la ex presidenta puso en marcha este proceso, yo creo que tiene un liderazgo incuestionable.
-¿Cómo cree que enfrentará la derecha esto que usted califica como un liderazgo incuestionable de Bachelet?
-Yo me atrevo a decir que en la derecha se extiende la idea de no pelear la presidencia. No solamente Longueira dijo que había que llevar dos candidatos, también lo ha dicho la senadora Lily Pérez. Se extiende la creencia ya dicha hace unas semanas por Patricio Melero, presidente de la UDI, que la tarea esencial es impedir que obtengamos quienes hoy estamos en la oposición los cuatro séptimos constitucionales para las reformas, sobre todo laborales, que están pendientes. Claro, ellos piensan que con dos candidatos que cubran uno muy a la derecha y otro hacia el centro, podrían generar una lista parlamentaria que nos impida los doblajes en una cantidad suficiente de distritos como para alcanzar esos cuatro séptimos. Yo pienso que el movimiento estratégico que se ha generado la derecha es "capturar al rey", en este caso la candidatura de Bachelet, en el laberinto de los quórum constitucionales, ante el hecho evidente y comprobado por múltiples mediciones de opinión de que no la pueden derrotar. Si no la pueden derrotar, hay que impedirle gobernar. Yo creo que hacia allá se está girando la estrategia de la derecha.
-¿Usted cree que pueden llegar con dos candidaturas a noviembre?
-Yo creo que se han ido sumando voces en esa dirección.
-Al otro lado, en la oposición, el eslogan es más que obvio: un parlamento para Bachelet.
-Un parlamento para las reformas que Bachelet tiene que implementar. No hay otra posibilidad.
-De acuerdo a ese mismo criterio, la sociedad está muy
insatisfecha, porque parece percibir que está bien la situación
macroeconómica, pero no en la microeconómica. Hay quienes dicen que si
Bachelet no lleva a cabo procesos rápidos, de cambio en las isapres, en
la educación, en la salud y en otros ámbitos, la gente se va a sentir
frustrada. ¿Usted cree que eso pueda suceder?
-Yo lo matizo. Creo que hay que poner en marcha los procesos de cambio. Por ejemplo, existe la idea de que el mismo día que Bachelet asuma tiene que tener proyectos de ley en Valparaíso. Es decir, el país tiene que asumir que llega un gobierno con voluntad de reformas. No puede esperar para iniciar el diálogo social, eso tiene que hacerse durante la campaña. Que las medidas de gobierno se dibujen y se perfilen durante la campaña, para que desde el primer día de gobierno tenga capacidad de actuar, de manera que cuando los proyectos en Valparaíso sean entorpecidos o se pierda la velocidad en el proceso y tengamos momentos de lentitud o inacción, la voluntad que se presente desde el primer día permita compensar esa lentitud.
-¿Por qué tanto apuro?
-Si se esperan dos, tres, cuatro o cinco meses para enfrentar el tema de las reformas tributarias, de la educación, de la salud, la reforma laboral, si se va el tiempo entre los dedos, naturalmente que nos arriesgamos a la decepción inmediata. Por eso que tiene que haber acción desde el primer día y, por lo tanto, para la consulta social, es decir el diálogo, tiene que usarse la campaña, no después, cuando ya se esté La Moneda. Cuando se esté La Moneda no habrá tiempo, se tiene que actuar antes.
-¿Usted cree que con Bachelet candidata van a haber mayores
exigencias a los partidos, que haya unidad de criterios? ¿Usted cree que
ella tomará acciones, por ejemplo, para las listas parlamentarias?
-Yo pienso que los partidos deben autoconvocarse a una nueva disciplina, porque la dispersión es fatal. Pero también puede llegar a serlo una discusión eterna en el tiempo que impida que el gobierno lleve adelante sus iniciativas, o sea, parlamentarios que estén permanentemente cuestionando la acción y, por lo tanto, entraben el desarrollo del programa comprometido. Eso sería fatal. Yo creo que tanto como el contenido de las iniciativas, es fundamental el dinamismo para llevarlas adelante. Un dinamismo que exprese una voluntad reformadora. Por el contrario, si no hay dinamismo y se cae en la rutina y la inercia, el costo en la adhesión popular puede ser enorme.
"Yo no juego a ser electo por simpatía"
-En el plano personal, ¿qué fue lo más destacado en estos doce meses como presidente del Senado?
-incluir en la agenda el tema de la desigualdad. Con el libro que le solicitamos a la biblioteca, con el foro que hicimos aquí en la región Metropolitana, con foros que se hicieron en el país, ahora en Chile se reconoce que si no se enfrenta al tema de la desigualdad vamos por mal camino. Y en eso yo siento haber contribuido.
-¿Se siente padre de esa criatura?
-No, el padre esa criatura son las estructuras socioeconómicas que generaron la desigualdad. Pero en el debate, creo que fue fundamental el aporte que hicimos este año desde la presidencia del Senado.
-¿Qué le pasa cuando piensa en la historia reciente, donde
Salvador Allende y Camilo Escalona, dos socialistas, hayan sido
presidentes del Senado?
-Es una coincidencia que confirma cuan profundamente caló en las prácticas políticas chilenas la exclusión de la dictadura. Si fue más fácil que llegara una socialista a ser presidenta de la República que presidente del Senado. Eso permite dimensionar la profundidad de la exclusión. Yo creo que también con mi propia presencia se logró superar una de las barreras de exclusión que se habían levantado. Hay un mito menos.
-Y en lo personal, usted ha mencionado muchas veces que es el hijo de un panadero que llegó a ser presidente del Senado.
-A mí me enorgullece mi condición de ser hijo de un panadero y de haber llegado acá y haber desempeñado esta responsabilidad con rectitud, como me enseñaron mis padres; no jugar a la trampa reglamentaria, a la maña, sino que actuar como corresponde, sin dobleces ni cinismos. Con rectitud.
-¿Cómo ve la campaña para la primaria senatorial, difícil?
-Difícil, como siempre. Yo no juego a ser electo por simpatía o por la cantidad de besos que pueda dar en actos públicos, sino que me guió por mis convicciones, por disposiciones, y espero que éstas sean respetadas y apoyadas. No he tenido ninguna elección fácil. No lo fue el 89, no lo fue el 93, fui derrotado el 97. Fue difícil volver al Congreso el 2001. La parlamentaria del 2005 fue muy reñida. He tenido además elecciones internas dentro del Partido Socialista sumamente complejas, arduas y ásperas. A mí no me ha caído ningún regalo de manera providencial.
-¿Tiene algún "plan B" por si acaso esta vez no lo eligen?
-No. Si pierdo, simplemente me corresponde respetar el mandato popular, pero estoy convencido de que una vez más voy a superar la prueba.
FUENTE:CAMBIO 21
No hay comentarios:
Publicar un comentario