¿Qué retiene a un parlamentario en su puesto por más de 23 años?
Por Javier Insulza M
Una persona que ingresa a la juventud política de un partido, obtiene un cupo parlamentario y sale elegido a los 28 años como diputado, permanece tres períodos en el cargo (12 años), postula al Senado a los 40 y se mantiene en ese puesto por dos ciclos (16 años), que es lo que propone la ley. Pasaría a estar jubilado del parlamento a los 56 años. Y eso que va a haber estado en el Congreso por la no despreciable cantidad de 28 años, tiempo más que suficiente para optar por dedicarse a otra actividad y dar paso a nuevas generaciones
Una persona que ingresa a la juventud política de un partido, obtiene un cupo parlamentario y sale elegido a los 28 años como diputado, permanece tres períodos en el cargo (12 años), postula al Senado a los 40 y se mantiene en ese puesto por dos ciclos (16 años), que es lo que propone la ley. Pasaría a estar jubilado del parlamento a los 56 años. Y eso que va a haber estado en el Congreso por la no despreciable cantidad de 28 años, tiempo más que suficiente para optar por dedicarse a otra actividad y dar paso a nuevas generaciones
Según la Constitución, alguien puede ser diputado
en Chile desde los 21 años y el que quiera llegar al Senado lo podría
hacer a contar de los 35. Sin embargo, a diferencia de otros poderes del
Estado, no existe límite de edad para jubilarse. Es por ello que, si lo
hubiese querido, el actual senador DC Mariano Ruiz Esquide, que anunció
que dejará el parlamento al finalizar su período el próximo 11 de
marzo, a los 84 años, podría incluso postular una vez más y haber
alcanzado la edad de 92 años en el cargo, llegando a la cifra de 32 años
en el Congreso.
Si de edad hablamos, otros poderes del Estado, como
el Judicial, sí imponen límites de edad para el retiro de quienes
ejercen esos cargos, no sólo en la Corte Suprema, sino también en las
fiscalías regionales y sus adjuntos, siendo esta los 75 años, edad más
que suficiente si se considera que, a la fecha, a la jubilación se
postula con 65 años, en el caso de los hombres y 60 para las mujeres. Lo
mismo ocurre con el contralor general de la República.
Más aún, se puede comparar con otros espacios del
servicio público como, por ejemplo, las Fuerzas Armadas y de Orden. En
el caso de Carabineros de Chile, los funcionarios tienen una carrera de
30 años que pueden extender por un breve período extra. Eso significa
que quienes comenzaron con menos de 30 años estarán retirados, con toda
seguridad, antes de cumplir las 60 primaveras.
Se acercan los límites
Lo cierto es que los límites para permanecer como
parlamentario se están acercando. En diciembre pasado la Cámara de
Diputados aprobó en general, por 79 votos a favor, nueve en contra y
siete abstenciones, el proyecto de ley que limita la reelección de
parlamentarios, consejeros regionales y concejales. En el caso de los
diputados se limita a tres períodos y en el de los senadores a dos.
Ese proyecto, que descansa en el Senado, adolece de una grave falla, según reconocieron a Cambio21
algunos de los diputados que aprobaron la propuesta: no cuenta con
retroactividad, es decir, los parlamentarios que llevan 24 años en sus
cargos de diputados podrían incluso estar aún 28 años más en el Congreso
(doce en la Cámara y dieciséis en el Senado). Para solucionarlo,
algunos honorables presentaron una indicación para mantener "a firme",
el carácter retroactivo de la norma aprobada.
Pero veamos un ejemplo de cómo funcionarían las elecciones si el proyecto prosperara.
Una persona que ingresa a la juventud política de
un partido, obtiene un cupo parlamentario y sale elegido a los 28 años
como diputado, permanece tres períodos en el cargo (12 años), postula al
Senado a los 40 y se mantiene en dicho puesto por dos etapas (16 años),
que es lo que propone la ley. Pasaría a estar jubilado del parlamento a
los 56 años, y eso que va a haber estado en el Congreso por la no
despreciable cantidad de 28 años, tiempo más que suficiente para optar a
dedicarse a otra actividad y dar paso a nuevas generaciones.
Lo anterior no considera que hay algunos alcaldes
que después de varios períodos en el cargo han optado por pasar a ser
legisladores. Así, siguiendo el ejemplo, si a los 28 años que se podría
alcanzar en el parlamento se le suman dos períodos de concejales, dos de
consejero regional y dos de alcalde -que es lo que plantea el proyecto
de reforma a la ley orgánica para esos cargos-, estaríamos hablando de
otros 24 años más que, sumados con los recién mencionados, dan que una
persona que se considere “servidor público”, comience a los 21 años y
ocupe todos los puestos, terminaría de ejercer su carrera política a los
73 años y habiendo dedicado 52 años a cargos de elección popular.
¿Por qué no se van?
Más allá de ejercicios numéricos sobre la carrera
política, los mismos parlamentarios reconocen que se ha generado un
“cuello de botella” en el Congreso y que algunos buscan terminar con las
leyes recién mencionadas. Sin embargo, en el régimen actual la duda de
cuándo poner fin a sus carreras parlamentarias es para ser contestada
por los congresistas.
Cambio21 fue
en busca de aquellos que llevan en el parlamento 24 años y que, pese a
los cuestionamientos que hay por las solicitudes de renovación de la
política, han pensado en repostularse en las elecciones de noviembre
próximo.
El senador DC por la circunscripción Costa la
región del Biobío, Hosaín Sabag, quien ha sido parlamentario desde 1990,
(8 años como diputado por dos períodos y 2 veces senador por un total
de 16 años más) plantea que desde el comienzo ha manifestado que tres
periodos de diputado o senador son suficientes para dar paso a otros
liderazgos en un mismo distrito o circunscripción y asegura que lo está
cumpliendo.
“Al lado, en la otra circunscripción, todos los
nombres son de Santiago y yo voy (a postular ahí ahora) por ser de la
región. Es otra circunscripción y, por ser consecuente, abandono mi zona
y me traslado. Soy un regionalista y no me gusta que vengan candidatos
de Santiago”, dice Sabag ante la consulta de Cambio21.
Su camarada de partido y de la región, el diputado
José Miguel Ortiz, dice que nunca ha sido cuestionado por el tiempo de
permanencia. “Me siento orgulloso de hacer la pega con récord mundial de
asistencia, desde el 28 de julio de 1992. No sólo voy a sentarme y por
eso la gente me ha pedido que siga, porque cumplo con mi tarea
legislativa y estoy con las personas del distrito”, responde.
El diputado RN René Manuel García coincide con
Ortiz en que los argumentos se los da la gente: “Fue una sorpresa, pero
la gente me lo ha pedido y siempre he sido disciplinado”, dice a Cambio21.
García, quien cumple 24 años en la Cámara el
próximo 11 de marzo de 2014 y buscará un séptimo período, agrega que “si
uno lo hace mal, no lo eligen. Soy una persona de 62 años y con mucho
entusiasmo, por tanto, no veo por qué debiese dar un paso al lado”.
No muy diferente es la postura del senador RN
Carlos Kuschel, quien acaba de cumplir 60 años y orgullosamente reconoce
que lleva casi 30 en cargos de servidor público pues, a los 24 que
lleva en el Congreso por elección popular, se le deben sumar otros cinco
en los que ocupó la alcaldía de Puerto Montt por designación de
Pinochet en el final del régimen dictatorial.
Al ser contactado por Cambio21, da
el mismo argumento de sus pares: “Me han dicho que vuelva a postular,
que es relevante que siga haciendo el trabajo que he realizado”.
¿Y dónde queda la renovación de la política?
Todos estos parlamentarios parecen convencidos de
quedarse “ad eternum” y ello hace más válida la consulta sobre la
postura que ellos tienen sobre la necesidad de renovar la política y, en
particular, sobre el proyecto de ley que busca poner límites de tiempo.
Para el Senador Sabag, la propuesta de los límites
a la elección parlamentaria es muy antigua en todas partes del mundo,
pero nunca ha habido una solución clara al respecto. “En Estados Unidos,
que es la cuna de la democracia, no hay límites en este aspecto” y
agrega que hay factores que las leyes por sí solas no podrán solucionar.
“Advierto que la experiencia es muy valiosa y hay
que tenerla presente, sin perjuicio de la necesaria renovación, pero
esta debe darse por antecedentes y méritos”, dice. Acota que está de
acuerdo con el proyecto de ley que hace poco aprobó la Cámara y, por lo
mismo, lo apoyará “para evitar reelecciones indefinidas en la misma
cicunscripción o en el mismo distrito”, dice.
El diputado José Miguel Ortiz, en tanto, dice ser
un convencido de que deben plantearse máximos de períodos parlamentarios
y cuenta que él siempre ha apoyado las iniciativas legales que se han
dado en esa línea. Sin embargo, aclara que este no es un tema
generacional.
“Algunos quieren ser parlamentarios detrás de un
escritorio, pero deben tener capacidad de servicio público y saber
legislar en temas profundos”, dice, y agrega haber votado a favor del
proyecto que pone límites a la reelección en el parlamento. Sin embargo,
piensa que es un error que se haga retroactivo, como han pedido algunos
de sus colegas.
Por su parte, el diputado René Manuel García aclara
que, si bien él ha votado siempre el máximo de tres periodos para los
diputados, “la política se renueva sola, pues todos los periodos llegan
40 diputados nuevos y de los antiguos sólo quedamos ocho. En
consecuencia, casi el 100% se ha renovado”. Añade que “la renovación en
la política debe ser por capacidades”.
En tanto, para el Senador Kuschel es la gente la
que debe cambiar a los parlamentarios, pero apunta a razones del
centralismo existente en Chile, que “es muy grande. Creo que se requiere
que los parlamentarios sean elegidos un máximo de tres veces como
diputados y dos en el caso de los senadores”.
El legislador reconoce que aún no se ha interiorizado en el proyecto de ley que limita la reelección parlamentaria.
¿Y la edad?
Más allá del número de períodos a los que se podrá o
no postular, a la fecha ningún proyecto pone límite de edad al
ejercicio de la función parlamentaria.
Para el senador Sabag, eso sería razonable, sobre
todo si está limitado en otros poderes del Estado. “El problema es que
aquí es la soberanía popular y no son nombramientos a dedo. Va gente
joven y la gente sigue eligiendo al mayor”, explica. Agrega que “habría
que reprochar a los electores”.
“Pienso que el límite de edad debe ser a los 75
años, como ocurre con el Contralor y en el Poder Judicial”, dice el
diputado José Miguel Ortiz quien, al igual que Sabag, recuerda que “el
Congreso se elige por el voto popular y no son parlamentarios
designados, por lo que la gente debe ser sabia y tener representantes
con cualidades especiales”.
El RN René Manuel García defiende con fuerza el
límite de 75 años, “no por lucidez, sino porque físicamente es natural
que uno pierda agilidad y no tenga la capacidad”.
Pero su defensa a la limitación de edad no es
impedimento para, al igual que sus pares democratacristianos, recordar
la sabiduría de los votantes. “La reelección de los senadores demuestra
que la gente es más sabia que quienes quieren entrar al Congreso
desprestigiando a los que están adentro”, concluye García.
El senador Kuschel tiene una posición distinta. Él
piensa que el nivel de sobrevida de la gente hace que incluso pensemos
en retrasar la edad de jubilación. “Estamos viviendo más y mejor”,
dice.
Por lo mismo, acota, no se atreve a poner límites de edad: “En
política depende. En el caso legislativo, por ejemplo en las comisiones
de Relaciones Exteriores y Hacienda, de las que soy parte, se valoriza
enormemente la experiencia y esta va con la edad”.
FUENTE: CAMBIO 21
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