martes, 29 de noviembre de 2011

Publicado el 29 Noviembre, 2011 a las 2:14 pm

Crónica de una exiliada cultural: El mundo más allá de las carreteras concesionadas


exiliadacultural 1024x768 Crónica de una exiliada cultural: El mundo más allá de las carreteras concesionadas
En la soledad del destierro tienes tiempo para pensar “boludeses”. La comparación de alguna forma te ayuda a ver y te permite responderte esos recurrentes cuestionamientos:
Quién soy, de dónde vengo, dónde estoy y qué día es hoy. Una a una iré intentando responder a estas preguntas. He aquí la primera entrega de esta intrascendente y muy personal bitácora del exilio.
 Alguna vez pensé que vivía en un escenario armado, como en The Truman Show. Que la cordillera era un cartón pintado y que del otro lado estaba el switch. Cuando por fin llegué a Argentina, seguí pensando lo mismo… después de todo el camino fue largo y perfectamente podrían haber cambiado la escenografía mientras dormía, dar vuelta un par de calles, marearme un poco, desorientarme y chao. Por suerte encontré otras diferencias de orden político-culturales, que diluyeron esa sensación.
321189 266998613347907 100001133102793 740875 1721941065 n Crónica de una exiliada cultural: El mundo más allá de las carreteras concesionadas Increiblemente, más allá de las carreteras concesionadas, sigue un camino que se ensancha ofreciendo libertades. Tomas (o tomás) ese camino por distintos motivos y el motivo le dará el rotulo a tu exilio. 211 mil chilenos y 218 mil hijos de chilenos nacidos en el extranjero, residen en Argentina, país que concentra el mayor número de inmigrantes chilenos en el mundo, según la Dirección para la Comunidad de Chilenos en el Exterior (Dicoex).
Basándose en datos del año 2004, la misma institución asegura que la mayoría emigró por razones económicas, en segundo lugar por motivos familiares, sólo un 8,5% lo hizo por motivos políticos y un 0,7% para estudiar. Ese porcentaje parece haber aumentado desde esa fecha hasta hoy, siendo muchísimos los jóvenes chilenos que protestan en las ciudades trasandinas auto denominándose exiliados culturales o exiliados por la educación. El grupo de facebook Movimiento Estudiantil de Chilenos en Argentina registra más de 800 miembros y en la ciudad de Córdoba este año se conformó una Asociación de Estudiantes Chilenos.
La mayoría de chilenos estudia algo relacionado con arte, aunque la práctica se ha extendido a otras áreas como la salud y las ciencias sociales. En Chile en tanto se lo que se ha expandido es el mito. La historia de que “el amigo del amigo estudia gratis en Argentina,y que allá la educación es mejor”. Dato que ha servido de argumento en la lucha estudiantil y que posiciona al modelo educativo Argentino como un referente para las demandas del movimiento.
Pero hay mucho más sobre el auto exilio, historias intimas de luchas y aprendizajes, que alguna vez vi en el cine o la televisión, pero que recién ahora a mil kilómetros de distancia de mi ciudad de origen, puedo entender.
La soledad, la distancia, las dificultades y las comparaciones te obligan a escucharte a ti mismo haciendo reflotar esos nunca bien ponderados cuestionamientos: Quién soy, de dónde vengo, dónde estoy y qué día es hoy. Ni existencialismo, ni apagón de tele, estas son las preguntas esenciales y he aquí mi arriesgado intento por responderlas una a una.

1.- Quién soy ( y quiénes somos)

Hace poco descubrí que soy parte de los exiliados culturales. Lo descubrí viendo el documental Vos sos cuático, nombre que expresa la fusión de modismos chilenos y argentinos. El filme, se da a la tarea de dibujar el difuso perfil de los chilenos radicados en Buenos Aires. Me parece que de alguna forma los exiliados por la educación, también somos exiliados políticos, porque es el modelo político el que mercantiliza la educación y nos impide estudiar en nuestro país.
Y sobre el exilio político habla la película francesa “La culpa es de Fidel”, que caracteriza -aunque de forma breve y sin proponérselo- a los chilenos autoexiliados en Francia a principios de los 70, su forma de organizarse y de hacer política. Cuenta la historia de una niña cuyos padres cambian de vida para apoyar el socialismo. Ver a otros exiliados, mirando a Chile desde lejos, me hizo pensar en mi, en nosotros, en quienes y cómo somos.
169869 163330737048029 100001133102793 319148 105236 o 300x225 Crónica de una exiliada cultural: El mundo más allá de las carreteras concesionadas Somos menos lanzados que los Che, más borrachos y compartimos menos en grupo. Somos tremendamente desconfiados, incluso -dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- que el 87% de los chilenos desconfía de la gente (¡¡¡¿¿¿Qué onda???!!!). Trabajamos como esclavos y estamos endeudados.
Decimos “tú”, “po”, “ya”, “cachay”, “caleta”,”tomar once”, “la cagó”, “la raja”, “barsa”, “curao”, “chucha” y terminamos muchas palabras en i (“¿teni?”, “¿queri?”) Cuando te vienes, todos te dicen que más te vale “no volver hablando che, como los futbolistas”, cuando estás aquí es más complejo de lo que parece. A algunos se les pega inmediatamente el acento y su excesiva permeabilidad da risa. Los que se resisten y siguen hablando chileno siempre llaman la atención pero nadie los entiende bien y la comunicación con el otro termina girando siempre en torno a la nacionalidad, los chilenismos y anécdotas menores. Como contaba el actor chileno radicado en argentina Patricio Contreras, corres el riesgo de convertirte en “chileno profesional” una profesión agotadora.
No tenemos plata. Si bien entre los estudiantes chilenos también hay fachos (que viven en contradicción defendiendo el modelo neoliberal y aprovechándose de un estado benefactor) la mayoría es -al menos- crítico del sistema conservador y de ultra derecha que se impone en Chile desde los años 80. Porque los exiliados chilenos en Argentina no somos de familias ricas, si tuviéramos mucho dinero nos hubiésemos podido quedar en Chile o nos habríamos ido a otro continente.
Vivimos en la contradicción. Los exiliados políticos en Argentina quisieramos estar marchando con nuestra gente y queremos hacer algo desde afuera. Vivimos la alegría del privilegio de poder estudiar gratis, y la pena del deseo de que otros chilenos puedan hacer lo mismo, sin tener que abandonar su hogar. Me dicen que soy valiente por haberme venido sola y yo me siento cobarde por abandonar una lucha en la que creo.
Estamos aquí y estamos allá. Revisamos las noticias en los medios alternativos, nos pegamos en facebook, preguntando y conversando; manteniendo esos lazos que no queremos perder; queriendo ser parte de lo que está pasando. Los chilenos desterrados estamos cruzando los dedos, las manos y todo el cuerpo para que algún día Chile tenga educación pública y gratuita.
Los auto exiliados político-educacional-culturales adolecemos de cierta nostalgia, que no nos permite distanciarnos completamente de nuestro país de origen. Personalmente, aunque a veces pienso en radicarme acá, también fantaseo con compartir lo que he aprendido, con aportar en algo a los procesos que allá se viven, con tirar un salvavidas a un país que a veces parece hundido en capitalismo más crudo.

De dónde vengo:

375988 266998940014541 100001133102793 740876 1806795442 n Crónica de una exiliada cultural: El mundo más allá de las carreteras concesionadas Cuando miras desde afuera, cuando hablas con otros que no conocen Chile, te das a la tarea de describir algo que siempre ha estado oculto detrás del discurso oficial, algo intangible detrás de una bandera y un himno. ¿Qué es Chile, además de una larga y angosta faja de tierra? (Y ¿Hasta cuando van a repetir esa frase cliché los libros de historia?)
Alguien por acá me contó que una vez cuando muy pequeño se había sacado una mala nota en una prueba porque no había reconocido a Chile en el mapa. ¿Esa línea es Chile? Se había preguntado. Y sí… capaz que si yo no hubiese nacido en allí (encima en un puntito aun más invisible al final de esa línea) ni siquiera hubiese sabido que existía.
Pues bien, en ese pasillo a punto de caerse al océano, la naturaleza es diversa, imponente, peligrosa y sublime. Una gran montaña nevada, un mar bravísimo, un río correntoso o un árido desierto, están a dos pasos de las ciudades, pero muy pocos chilenos tienen la oportunidad de conocerlos (gracias a las políticas medioambientales cada día serán menos). Porque ese mismo Chile que se muestra exitoso económicamente y se jacta de ser el primer país sudamericano en ser miembro pleno de la OCDE (Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico), posee el coeficiente Gini más alto de esta organización, o sea es por lejos el más desigual. Por eso mientras algunos se van a su isla sureña en helicóptero, nadan con los delfines en una playa virgen en el norte o suben a las más bellas cumbres de Los Andes; otros no saldrán de su barrio ni siquiera en vacaciones y no verán de Chile más que basurales y canchas polvorientas.
Chile es un país tremendamente injusto y aunque éramos conscientes de los abusos, por mucho tiempo los chilenos nos resignamos. A diferencia de los argentinos que, al menos de lejos, me parecían feroces para defender sus derechos, con cortes de rutas y masivas manifestaciones; nosotros no protestábamos y preferíamos masticar la rabia eternamente, aunque se transformara en migrañas o colon irritable.
farmacia 300x224 Crónica de una exiliada cultural: El mundo más allá de las carreteras concesionadas Porque eso es lo otro, Chile es un país hipocondríaco. Una farmacia estilo supermercado, abierta hasta las 24 horas, en cada cuadra, de cada ciudad del país, no es algo normal. Que los remedios se publiciten como paquetes de arroz, con ofertas de dos por uno, o que toda la gente se sepa los nombres de los más rebuscados medicamentos… estimados chilenos, eso no es algo normal.
Tampoco es normal que la gente nazca y muera endeudada. Que te cobren por todo, absolutamente todo. Que hasta el baño público sea concesionado a un privado. Que las tarjetas de crédito se les encajen sin cuestionamientos a cualquier ser vivo que se pare en dos patas.
Que existan:
-Tres farmacias que controlen todo el mercado farmacéutico,
-Tres cadenas que controlen todo el mercado de retails,
-Tres grandes tiendas que controlen todo el mercado de la “moda”,
-Dos grandes conglomerados que posean todos los medios gráficos.
- Que una sola familia (Luksic) sea dueña del Banco de Chile, Madeco, la CCU (Bilz y Pap, Kem, Cachantun, jugos Watt’s, cerveza Cristal, Escudo, Lemon Stone, vinos Santa Helena, Gato, pisco Mistral, Campanario, Control… sólo por nombrar algunos) Lucchetti, Compañía Sudamericana de Vapores, Copec y Canal 13, entre otros. Y que encima, todos ellos estén vinculados al poder político… no es normal. Pero así es el Chile de donde vengo y ahora lo veo con más claridad.
312727 265706173477151 100001133102793 736942 1344957082 n Crónica de una exiliada cultural: El mundo más allá de las carreteras concesionadas El Chile de dónde vengo, también es consciente, es luchador. Está despertando, no es tonto. Y si bien está evidentemente enviciado por las tecnologías, ha sabido aprovecharla para comunicarse, sorteando las barreras que por mucho tiempo plantearon los medios de información tradicionales.
Con recurrentes terremotos y catástrofes han pulido a los chilenos. Y no bajo esa consigna de “Levántate Chile” que disfrazaba un levántate esclavo que debes seguir produciendo para el capital”. Las catástrofes han evidenciado al sistema, sus vacíos, sus vicios, su ineficiencia y su absurdo. Los chilenos hemos sido zamarreados por la tierra para atender con todos los sentidos la injusticia, por eso Chile está sincronizado con la indignación mundial. Argentina en cambio, a pesar de que existen disidentes, está como en un llano. Medio conforme, medio contento, medio dormido.


Escrito por Sofía Fernández Mora

Extraido de El Cadaver Exquisito

FUENTE:METIENDO RUIDO

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