miércoles, 23 de diciembre de 2015

Nueva Ley de Partidos

¿La tumba de la casta política nacional?

La norma presentada por el gobierno establece altas barreras de entrada para la formación de nuevos partidos, pero no obliga a los actuales a reinscribir militantes; además permite que los partidos actuales puedan arrendar con fines comerciales sus inmuebles o transar en bolsa, por ejemplo.
JOSÉ ROBREDO H. 
HOY 12:12 


congreso
Entre gallos y medianoche, a espaldas de la ciudadanía y con muy poca vergüenza, la cámara de Diputados despachó el pasado lunes la nueva ley de partidos políticos en su primer trámite legislativo, y queda encaminada a ser aprobada por el Senado en el transcurso de las próximas semanas.
Este proyecto de ley es la respuesta del gobierno, tibia y ajustada a la escasa voluntad de cambiar de forma verdadera el modelo heredado de la dictadura, a la profunda crisis institucional que se desarrolla en Chile a partir de la serie de casos de corrupción develados en estos últimos dos años.
El escenario es complejo para quienes hoy, como una casta, buscan sostenerse en el poder. La ciudadanía se encuentra totalmente alejada de los grupos políticos tradicionales, hecho palpable en las diferentes encuestas de opinión publicadas en las últimas semanas.

“Es un proyecto de ley que está un poco bajo respecto de lo que pensábamos en la Comisión Engel"
Claudio Fuentes, Académico UDP

En medio del debate en la sala de la Cámara, el diputado Gabriel Boric, expresó respecto de este proyecto que “no puede leerse fuera del contexto político, con la colonización de los empresarios a la política. Campañas que se han transformado en show de marketing antes de un debate de futuro”.
Mientras que el cientista político y académico de la UDP Claudio Fuentes señala a El Ciudadano que la nueva ley de partidos “contiene avances parciales respecto de transparencia, democracia y un nuevo estándar de partidos políticos. Pero en el Senado necesita una revisión respecto de asuntos centrales como son la democracia interna de los partidos o las sanciones que se establecen son débiles para acciones que cometan los partidos”.
Esta posición es retrucada por el sociólogo Alberto Mayol, al ser consultado por este medio, que esta ley es una herramienta de defensa de los dos bloques políticos que controlan las cuotas de poder, y recalca que “no cabe duda que no hay nada peor en el proceso de descomposición de la oligarquía que aferrarse a legislaciones que les permitan mantener las prevendas, lo que es completamentre absurdo e inútil. A la larga les va a significar un costo altísimo”.
Desde el partido Poder Ciudadano, que por estas fechas se encuentra en pleno proceso de inscripción, señalan, a través de su coordinador político, Jorge Ramírez, que “están dando manotazos de ahogado, donde la ciudadanía nos les cree. Entonces buscan a través de estos subterfugios mantener el poder. Hoy hay intentos de construir alternativas a través de los movimientos sociales y los espacios territoriales donde se desarrolla este proceso que debe terminar con este ciclo político nefasto para el país”.
BARRERAS DE ENTRADA
Un punto que deja en evidencia la “defensa del botín” que hacen los partidos tradicionales son las barreras de entrada y de permanencia de los nuevos partidos. Mientras que hoy para inscribir se requiere de un 0,25% del padrón regional, la nueva ley la eleva al 0,5%; al mismo tiempo, para que un partido nuevo pueda retener su legalidad hoy los partidos deben sacar el 5% de la elección parlamentaria, mientras que con la nueva ley se mantiene el porcentaje pero agregando que deben ser elegidos 4 parlamentarios. Un imposible considerando las actuales condiciones.
Para Ramírez, de Poder Ciudadano, con esta norma “lo que hace la casta política en el parlamento es poner trabas para disputar realmente el poder. Se busca intentar evitar el ingreso de nuevos actores”.

“El problema es peor que subir las barreras de entrada. Para el desarrollo de una ley de partidos debes definir el modelo político a construir"
Alberto Mayol, Sociólogo

En la misma línea se expresaba el diputado Boric quien dijo en el Congreso que “los partidos se han defendido como gato a espaldas de fuerzas que quieren disputarles el poder”.
El académico Claudio Fuentes coincide en que las barreras de entradas son altas, pero debieran generarse escenarios entre éstas y las condiciones reales de competencia: “Son fuertes las barreras de entradas y las causales de muerte de un partido. Lo que hay que hacer es bajarlas para que exista competencia y premiar a los que triunfan. Lamentablemente se privilegió a los partidos existentes por sobre a los partidos nuevos”.
Un punto para sumar al análisis es el que aporta el sociólogo Alberto Mayol, quién expresa que en este proyecto no existe un diseño de modelo político para desarrollar en el país: “El problema es peor que subir las barreras de entrada. Para el desarrollo de una ley de partidos debes definir el modelo político a construir; la anterior ley de partido estaba basada en la construcción de una democracia protegida, que puede no gustarte pero que tiene fundamento. Entonces cuando tú ves una ley de partidos que no tiene claro un diseño de modelo político es bien discutible que sea un avance”.
¿Y LAS PROPUESTAS DE ENGEL?
Esta nueva ley de partidos es parte del paquete de conclusiones entregadas por la Comisión Anticorrupción, más conocida como Comisión Engel, que poco a poco fue olvidada por el gobierno, los partidos y sus parlamentarios.
Claudio Fuentes, miembro de la Comisión, señala, con cierto tono de decepción, que “es un proyecto de ley que está un poco bajo respecto de lo que pensábamos en la Comisión Engel”.

“Lo que hace la casta política en el parlamento es poner trabas para disputar realmente el poder"
Jorge Ramírez, Coordinador Político Poder Ciudadano

Mientras que Jorge Ramírez es enfático en señalar que “nosotros lo dijimos desde el primer día: si las propuestas que emanaran de la comisión fueran votadas por la casta política y corrupta no pasaría nada, ya que cualquier cambio democrático les afecta a ellos. Lo que realiza la casta política es un acto delictual”.
En este mismo sentido, Mayol expresaba  que “la señal es muy mala por las condiciones en que está la élite política. Finalmente, es un paso para quienes instan a la participación desde lo social hacia lo político; pero es un efecto perverso frente a lo que planteaba la ley”.
Con esto queda preguntarse si los dos bloques políticos tradicionales son conscientes de las consecuencias de estos actos de supervivencia. Quizás se dé el escenario que Boric planteaba en la sala “los partidos políticos tradicionales están cavando su propia tumba. Me inunda la energía y la convicción de colaborar en su entierro”.
José Robredo H.El Ciudadano

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