domingo, 2 de noviembre de 2014

Octavo mes de Gobierno. Antes que el orden en la Nueva Mayoría una buena dosis de realismo

02/11/2014 |
Por Guillermo Arellano
La Moneda llamó al orden en las huestes, lo que supone trabajar con lo que hay, no con lo que no hay. Y esto es ahondar en los matices en todos los proyectos y no prender el motor de la retroexcavadora, que la verdad sea dicha, no cuenta con la mayoría.
El mes número ocho del Gobierno de Michelle Bachelet se caracterizó por dos fuertes episodios que de buena manera definen lo que ha sido la gestión de la Nueva Mayoría en el mando: las declaraciones del embajador de Chile en Uruguay, Eduardo Contreras (PC), y el rechazo de la indicación que sanciona el lucro con cárcel, en el marco de la reforma educacional que presentó el Ejecutivo.

En el primer caso, el representante diplomático se refirió al rol que tuvo la Democracia Cristiana en el golpe de Estado de 1973 y, además, responsabilizó a la "derecha empresarial" de los atentados con bombas que se han sucedido en el país en los últimos meses, lo que acarreó duras críticas tanto de la DC como de la oposición que exigieron por separado la salida del abogado.

¿Qué dejó al descubierto este lío? Que el bando más izquierdista del oficialismo no le gusta y no quiere tener a la falange en el bloque. No por nada los restantes partidos se cuadraron con Contreras y aislaron a la flecha roja. Sólo la presidenta del Senado, Isabel Allende (PS), rechazó el actuar del militante comunista.

Pero es recíproca la distancia. Gutenberg Martínez, ex timonel y ex diputado decé, apenas dos días después del triunfo de Bachelet en segunda vuelta (diciembre de 2013) cuestionó el ingreso del PC en el Gobierno mientras no aclarasen su postura en cuanto a violaciones a los derechos humanos en Cuba, Corea del Norte y Venezuela.

Anexamente, Ignacio Walker, mandamás de la tienda de Alameda 1460, se oponía a definir a la Nueva Mayoría como "coalición política" y logró que se rotulara al nuevo arcoíris como un mero "acuerdo programático" sin renovación explícita a contar de marzo de 2018.

Ahí partieron las tensiones y lo demás fue el recrudecimiento de las mismas. De hecho, el propio Walker notifico que en todos los proyectos de ley del Gobierno la DC iba a manifestar "matices" en las discusiones y tramitaciones en el Congreso.

La declaración de principios trajo como consecuencia polémicos encontrones con el jefe del PPD Jaime Quintana, que había instalado la tesis de la "retroexcavadora" a la hora de defender las reformas, y con el senador PS Fulvio Rossi, con el que intercambiaron inéditos calificativos en plena sesión de la comisión de Educación.

Pues bien, fue este ítem el que nuevamente puso a la falange en contra de sus socios, a raíz de su rechazo a la cárcel como sanción al lucro en la educación, aunque en esta oportunidad contó con la colaboración de algunos legisladores radicales y del PPD que rechazaron y se abstuvieron de votar la iniciativa, lo que generó la ira de la diputada PC Karol Cariola, que publicó en Twitter a los que no apoyaron la indicación.

La negativa de la falange se tradujo en que La Moneda retiró el precepto en su ingreso al Senado, lo que por nada del mundo pone en duda el fin del lucro, la selección y el copago, pero donde los famosos matices podrían alterar de alguna forma el texto original.

En concreto, la DC y el PC siguen en lo suyo, que es no quererse, con la diferencia de que los decé -con justa razón- piden un buen trato de los comunistas, entidad que se vio beneficiada con los pactos de omisión que hicieron posible su retorno al Parlamento, sumado a su plena integración al Gobierno de la NM en cuanto a cargos de confianza presidencial y al voto de confianza para un embajador que una situación normal tendría que haber renunciado sin chistar.

¿Qué sería la Nueva Mayoría sin la DC? Un conjunto de partidos y movimientos que anhelan representar un bloque de izquierda y progresista evocando a la Unidad Popular, pero que no tendría ninguna posibilidad de aprobar las reformas políticas y sociales que entren al Senado y la Cámara a contar de ahora.

La falange tiene 22 diputados y 7 senadores, lo que añadido a la UDI y RN y algún descuelgue de los independientes hace imposible superar los altos quórums que existen en temas como la nueva Constitución, el nuevo sistema electoral, las reformas laborales e incluso el Acuerdo de Vida en Pareja.

Ante esta realidad indesmentible, La Moneda llamó al orden en las huestes, lo que supone trabajar con lo que hay, no con lo que no hay. Y esto es ahondar en los matices en todos los proyectos y no prender el motor de la retroexcavadora, que la verdad sea dicha, no cuenta con la mayoría.

Pensando en que la meta es lograr la continuidad en el próximo período presidencial, tal como lo dijo el senador Quintana, la gente evaluará al sector de acuerdo al cumplimiento del programa, situación que obliga a avanzar en lo que se piensa igual antes de chocar con el muro de lo desigual que acarrea no estar en sintonía.

Los partidos saben lo que hacer. El problema es que no lo quieren hacer e insisten en pasar máquinas con supremacías donde no las hay, sobre todo en el propio oficialismo, donde las visiones ideológicas entrecortan cualquier espacio de humo blanco.

Si la Nueva Mayoría logra superar este obstáculo, lo demás vendrá solo. De lo contrario, la derecha, que por ahora sin discurso se ampara en la figura del ex presidente Sebastián Piñera, hallará la forma de enganchar el desagrado de un electorado que de la misma forma que liquidó a la Alianza en 2013 podría pasar cuentas a la centroizquierda en tres años más.

Que no digan que no se los advertimos.


FUENTE: CAMBIO 21

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