Pascual Martínez: “En septiembre de 1973 cenamos con Neruda, se le veía rozagante, en muy buenas condiciones”
Publicado el 12 Febrero 2014
Escrito por Mario Casasus
México DF.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Pascual Martínez, diplomático y académico mexicano, describe sus encuentros con el poeta Pablo Neruda: “Antes de ingresar a la clínica no se le notaba la enfermedad, cuando cenamos con Neruda se le veía rozagante, era muy conversador, comió, tomó y compartió con nosotros en muy buenas condiciones”. El entonces Agregado Cultural de México en Chile recuerda: “Habíamos cenado en la residencia de la Embajada, para solicitarle que nos hiciera la presentación de la invitación que estábamos preparando para la exposición de pintura mexicana, con obras de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros”. En mayo de 1973: “Comenzamos a trabajar en la revisión del convenio con el Museo de Bellas Artes del Parque Forestal, para definir los espacios, pedimos todo el edificio de Bellas Artes para hacer la gran presentación”.
Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Pascual Martínez Duarte es coautor del libro: Los diplomáticos mexicanos y la Guerra Fría. Memoria e historia 1947-1989 (Universidad de Michoacán/SRE, 2009). Entre 1972 y 1973 fue la persona de confianza de Gonzalo Martínez Corbalá, el Agregado Cultural conoció -antes que nadie- los planes para rescatar a Neruda de Santiago: “Por teléfono recibí estas instrucciones del Embajador: ‘El Señor invita a comer a nuestro amigo con el que cenamos en días pasados’; contesté: ‘muy bien’. El Embajador preguntó: -‘¿Entendiste?’, respondí: ‘Sí’, y colgamos. A los cinco minutos volvió a llamar el Embajador: ‘Olvidé algunas cosas personales en el buró, recógelos; con relación a lo anterior, ¿si me entendiste?’; ‘Sí, perfectamente’, contesté. Desde la primera llamada cuando el Embajador mencionó: ‘El Señor’, entendí que se trataba del Presidente de México, sólo a él se le podría llamar ‘Señor’, y la palabra ‘comer’ implicaba la Residencia Oficial de Los Pinos en la Ciudad de México. Sabíamos que los teléfonos estaban intervenidos, por eso utilizó la clave: ‘con el que cenamos días anteriores’, era el poeta Pablo Neruda”. Es la primera vez que Pascual Martínez concede una entrevista sobre el rescate del poeta chileno.
MC.- Don Pascual, ¿cuándo le informaron los planes del presidente Luis Echeverría para invitar a Neruda?
PM.- El primer avión con el personal de las dos misiones diplomáticas, que en septiembre de 1973, estaban en Santiago de Chile, además del Embajador Martínez Corbalá y su familia, los mexicanos que vivían en santiago registrados en el consulado y la familia de del Presidente Allende, salió la noche del 15 de septiembre, el presidente Luis Echeverría recibió a los pasajeros que viajaban en ese vuelo después del desfile militar por la fiesta de la Independencia de México. La noche del 16 de septiembre el presidente Echeverría se reunió con el Secretario de Relaciones Exteriores, Emilio Rabasa, y con el Embajador Martínez Corbalá; por teléfono recibí estas instrucciones del Embajador: “El Señor invita a comer a nuestro amigo con el que cenamos en días pasados”; contesté: “muy bien”. El Embajador preguntó: -“¿Entendiste?”, respondí: “Sí”, y colgamos. A los cinco minutos volvió a llamar el Embajador: “Olvidé algunas cosas personales en el buró, recógelos; con relación a lo anterior, ¿si me entendiste?”; “Sí, perfectamente”, contesté. Desde la primera llamada cuando el Embajador mencionó: “El Señor”, entendí que se trataba del Presidente de México, sólo a él se le podría llamar “Señor”, y la palabra “comer” implicaba la Residencia Oficial de Los Pinos en la Ciudad de México. Sabíamos que los teléfonos estaban intervenidos, por eso utilizó la clave: “con el que cenamos días anteriores”, era el poeta Pablo Neruda. El Embajador Martínez Corbalá invitó a cenar a don Pablo, y amablemente me incluyó en dicha reunión; habíamos cenado en la residencia de la Embajada, para solicitarle que nos hiciera la presentación de la invitación que estábamos preparando para la exposición de pintura mexicana, con obras de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
Habíamos preparado un programa cultural para conmemorar la Independencia de México y Chile, del 16 de septiembre al 18 de septiembre. También habría una exposición de artesanías, tuvimos que adaptar el Museo de Bellas Artes, porque algunas partes del edificio estaban en desuso, lo rehabilitamos con presupuesto de la embajada. Tendríamos un festival de cine, una exposición de libros mexicanos y una serie de conferencias, el programa estaba organizado.
MC.- ¿Dónde comenzó su búsqueda para invitar al poeta Pablo Neruda a México?
PM.- El 17 de septiembre comencé a buscar a Neruda, fui muy temprano a La Chascona pero me di cuenta que la casa había sido saqueada, dejaron correr el agua al interior de la casa, destruyeron ventanas y muebles. El 18 de septiembre llegó el Embajador Martínez Corbalá a la Cancillería, esto lo puedo confirmar con la bitácora de los vuelos: “El Télex número 379. Avión DC9 Matrícula XASO aterrizó en Pudahuel hoy 17 de septiembre a las 22:00 horas. Firma el Consejero González Taush”. El Embajador regresó de México a Santiago el 17 de septiembre, pero por precaución ante el toque de queda, la tripulación del DC9 Matrícula XASO se quedó a dormir en el Aeropuerto de Pudahuel, hizo presencia en la Cancillería el 18 de septiembre, como a las 7 de la mañana. Nosotros no habíamos dormido por el exceso de trabajo en la elaboración de las solicitudes de salvoconducto, que permitían el traslado de los asilados de la Embajada al aeropuerto, por la presión que ejercían los militares, por las demandas de los asilados, por la falta de alimentos. Además que nos solicitaban información de que sería de ellos en México.
MC.- El biógrafo David Schidlowsky publicó una nota del Embajador Martínez Corbalá para Neruda, invitándolo a venir a México, con fecha: 20 de septiembre de septiembre de 1973. ¿Usted conserva copia de la nota?
PM.- Desconozco lo que usted comenta. El Embajador Martínez Corbalá me dio, el 18 de septiembre, una carta del presidente Luis Echeverría para Neruda, era un sobre de dimensiones aproximadas de 10 x 8 centímetros, el sobre estaba abierto, la carta no estaba escrita en papel membretado de la Presidencia de México, pero sí estaba escrita con puño y letra del presidente Echeverría, haciéndole la invitación a Neruda para viajar como Huésped de Honor y Distinguido del gobierno de México.
MC.- ¿Regresó a la Clínica Santa María después de entregarle la carta del presidente Echeverría a Neruda?
PM.- Sí volví, ya que después de hablar con don Pablo, le pregunté si recibiría al Embajador para ultimar detalles de su viaje. Me trasladé a la residencia de la Embajada, le expliqué al Embajador que después de visitar varios lugares, fue el personal de la casa de Neruda, que trabajaba en Isla Negra quienes me habían informado que Neruda, estaba en Santiago, en la Clínica de Santa María, después le informé al Embajador que yo había hablado con el poeta y lo estaba esperando en la Clínica, para ultimar detalles de su viaje. Volví al día siguiente, porque la señora Matilde Urrutia estaba buscando un medicamento, yo me ofrecí a conseguirlo, al día siguiente al entregarle la medicina a la señora Urrutia me preguntó: “¿cómo le hizo para conseguir el medicamento en una noche si yo llevo buscándolo durante un mes y usted me lo trae ahora?, usted es un ángel”; le respondí: “es que usted no se acercó antes a la Embajada”. Gracias a un contacto que tenía en México, un amigo compró el medicamento, lo llevó al Aeropuerto Benito Juárez, el avión que realizaba vuelos de Vancouver a Santiago, hacía escala en Ciudad de México, ahí permanecía 2 horas y llegaba la mañana siguiente al Aeropuerto de Pudahuel, en menos de 24 horas Neruda tenía el medicamento que necesitaba.
MC.- ¿Qué semblante tenía Neruda en la Clínica Santa María?
PM.- Nosotros habíamos convivido con Neruda dos o tres semanas antes, pero en la clínica no tenía el ánimo para conversar ni el léxico de poeta que lo caracterizaba.
MC.- ¿Matilde Urrutia habló del pronóstico que le dieron los médicos?
PM.- No. Estaba preocupada, en el momento que el doctor le pedía un medicamento para atacar el cáncer, la señora Matilde Urrutia dijo: “si no tengo los medicamentos, qué más puedo hacer”. Neruda sufrió un triple golpe: la muerte del Presidente Salvador Allende que era su amigo, el golpe de Estado y su propia enfermedad, Neruda no pudo sortear los tres golpes.
MC.- ¿Quién recibió las pertenencias de Neruda para el viaje a México?
PM.- Tengo que revisar mis notas para saber si fue el 19 o 20 de septiembre cuando se las entregaron al Embajador en la Clínica Santa María, después recibí las pertenencias de manos del Embajador, yo las llevé a la residencia diplomática y las protegí en la caja fuerte, era una maleta grande, un sombrero y sus manuscritos.
MC.- ¿Acompañó al Embajador durante el funeral de Neruda?
PM.- No. El Embajador Martínez Corbalá fue por mí amablemente para que lo acompañara al sepelio de Neruda, pero mi deber era seguir trabajando por los asilados políticos para conseguir los salvoconductos; también me estaba hablando el señor Fernando Gamboa porque teníamos la necesidad de proteger los cuadros que estaban en el Museo de Bellas Artes, no los podríamos traer a la Embajada y los primeros aviones no tenían capacidad para subir los cuadros embalados.
MC.- ¿Cuántos cuadros estaban colgados en el Museo de Bellas Artes?
PM.- En mi lista de registro tengo 164, entre pinturas y dibujos.
MC.- ¿Todo estaba listo para la inauguración?
PM.- Sí, desde mayo teníamos la autorización, comenzamos a trabajar en la revisión del convenio con el Museo de Bellas Artes del Parque Forestal, para definir los espacios, pedimos todo el edificio de Bellas Artes para hacer la gran presentación.
MC.- Regresando al funeral de Neruda, ¿escuchó la noticia de que algunos amigos de Neruda le pidieron a Matilde Urrutia que las exequias de Neruda se realizaran en México?
PM.- Esa versión no la tengo en función directa. Lo digo con modestia: me afectó mucho la muerte de Neruda, pero en ese momento había que trabajar para salvar las vidas de las personas que estaban asiladas en la Embajada, teníamos que darles de comer a pesar de la escasez de alimentos, establecimos un orden, un reglamento interno de buena convivencia, la Cancillería parecía una cárcel, tomé la decisión de permanecer las 24 horas todos los días, vivíamos encerrados, había que escuchar a los asilados, saber la problemática de cada uno para atenderlos. Sabíamos perfectamente que había muerto el gran poeta Pablo Neruda, pero teníamos que seguir adelante. Además establecí comunicación con las organizaciones religiosas que apoyaron a los asilados.
MC.- ¿Cómo describiría a Neruda cuando lo conoció?
PM.- Antes de ingresar a la Clínica Santa María no se le notaba la enfermedad, cuando cenamos con Neruda se le veía rozagante, era muy conversador, comió, tomó y compartió con nosotros en muy buenas condiciones.
MC.-Durante la cena, ¿conversaron sobre la Fundación Cantalao?
PM.- Neruda habló de la idea en términos muy generales, mencionó que había la necesidad de contar con un espacio para los poetas, a otras personas sí les compartió los detalles de su Fundación.
MC.- ¿Qué piensa sobre la denuncia del presunto asesinato de Neruda?
PM.- Descarto esa teoría, no me cuadra la denuncia del chofer de Neruda.
MC.- Al negarle los medicamentos a Neruda, ¿no lo considera una negligencia de la Clínica Santa María?
PM.- Había una fuerte escasez de medicamentos, si a usted le recetaban un tratamiento especializado solamente lo podías conseguir en ciertas farmacias. Pero estamos analizando la muerte de Neruda 40 años después, es otro mundo. En este momento no sé el nombre de la medicina que le hacía falta, pero recuerdo que Neruda tenía un suero intravenoso.
MC.- Regresó a Santiago para la ceremonia de reapertura de las relaciones diplomáticas entre México y Chile (1990), además usted nació en Michoacán, la pregunta inevitable sería, ¿conoció la Quinta Michoacán?
PM.- ¡Sí!, cuando fui a Temuco en 1972, me quedé en un hotel del centro, me despertaron las campanas de la Catedral, descubrí que la plaza de Temuco tiene un trazo muy parecido a la plaza de Pátzcuaro Michoacán, vi el caminar de la gente de Temuco y pensé: “estoy en mi tierra natal, Pátzcuaro Michoacán”. Al ver la lucha que tienen los pueblos originarios de Michoacán, los purépechas contra los españoles, pienso que Neruda se identificó en la lucha de los mapuches contra los españoles, veo una serie de afinidades entre Temuco y Michoacán, por eso creo que cuando Neruda tiene la posibilidad de construir una casa la bautiza: “Michoacán”. Mario, recuerde que Neruda fue cónsul de Chile en México y que la Universidad de Michoacán (UMSNH) le otorgó el Doctorado Honoris Causa, el poeta hizo su primera residencia en Santiago con Delia del Carril, pero nunca le dejó la casa, cuando terminó el matrimonio La Hormiguita siguió viviendo en la Quinta Michoacán, pero ella no era la dueña.
MC.- Encontré el acta de matrimonio de Neruda y Delia del Carril en el pueblito de Tetecala (02/07/1943), pero nunca tramitaron su divorcio en México…
PM.- En este México mágico usted se puede casar dos o tres veces en diferentes poblados (risas), una vez que tiene dinero puede conseguir un divorcio “pirata” en cualquier registro civil.
MC.- Finalmente, el poeta Rafael Vargas está realizando los trámites para llevar a Chile la Colección Carrillo Gil en 2014, ¿qué consejo le daría?
PM.- Los mexicanos somos muy patriotas, no sé si el patriotismo ha sido para bien o para mal, la Colección Carrillo Gil está considerada Patrimonio Nacional, por lo tanto para salir del país se necesita un Acuerdo Presidencial, además de los seguros para cada cuadro, el actual Embajador tendría que hacer el trámite ante la Cancillería, o podría hacer la gestión ante el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), pero yo aconsejaría que primero se haga el trámite ante la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), porque tiene un representante en Chile.
N. del E.- El texto póstumo: “Tres hombres” fue publicado en la primera plana del periódico mexicano Excélsior (30/09/1973).
Tres hombres
Estos tres grandes figurativos trazaron en muro o en tela la figura de una patria, estos tres grandes creadores la recrearon, estos reveladores la revelaron México les debe figura, creación y revelación.
Y México no es tierra de así no más, ni de baile especulativo o virreinal: es trágica grandeza, épica serenata, cadencia del corazón más volcánico de nuestro continente. Estos hombres cumplieron el mandamiento de dioses enterrados y de héroes descalzos: su pintura es esencial, geografía, movimiento, talento y gloria de una nación formidable.
Todos ellos pudieron ensimismarse en su excelencia y destreza (como Diego en el brillo cubista); pero los tres prefirieron encarar con todos sus poderes la verdad perecible estableciéndola en su patria como constructores responsables, ligados al destino y a la larga lucha de un pueblo.
Me tocó convivir con ellos y participar de la vida y de la luz de México deslumbrante.
Si me asombraron con su fuerza y su ternura en su patria, aquí verán en la mía el fervor de los chilenos. El fuego de esta pintura que no puede apagarse, vive también a nuestra circunstancia: necesitamos su telúrica potencia para revelar los poderes de nuestros pueblos.
Y para afirmar la fe y la conciencia del alto destino de nuestra América unida en sus raíces por la tierra, la sangre y la defensa de nuestras esencias
Estos tres maestros mexicanos nos indican con la responsabilidad de su grandeza la afirmación de una nacionalidad y nos enseñan la confianza y la esperanza a través de su pintura atormentada, pero victoriosa.
FUENTE: EL CLARIN
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