Gerentes e idiotas: la realidad chilena del "pituto" a propósito de la frase del ministro de Educación Nicolás Eyzaguirre
02/02/2014 |
Por: Nicolás Borcoski
Discurso de Nicolás Eyzaguirre en que cuestionó la capacidad de sus antiguos compañeros del Verbo Divino y que ahora son gerentes empresariales, puso el debate a la mesa, ¿qué es lo que más importa, las competencias personales o la cuna y colegio donde estudió? ¿Amistocracia o meritocracia?
"Fui a un colegio cuico. Fui al Verbo Divino, y les puedo decir que muchos alumnos de mi clase eran completamente idiotas; hoy día son gerentes de empresa. Lógico, si tenían redes. En esta sociedad no hay meritocracia de ninguna especie", fueron las palabras dichas por el ex ministro de hacienda Nicolás Eyzaguirre durante la conferencia "26 años del PPD, raíces históricas, aportes y desafíos actuales".
Las palabras del ex secretario de Estado se filtraron a la prensa gracias a los mismos asistentes del encuentro, al cual los medios no tuvieron acceso. Aún así se conocieron sus acusaciones sobre sus antiguos compañeros y que no son las capacidades o competencias personales las que les han favorecido, más bien fueron las redes de contactos, los famosos "pitutos" los que les han permitido los logros que han alcanzado.
Sus palabras, aunque honestas, no fueron recibidas con los brazos abiertos. Andrés Montero, un ex alumno y presidente del Centro de Alumnos publicó una carta en que calificó los dichos de Eyzaguirre como "es una ofensa gratuita, plagada de odio y de resentimiento".
"En Santiago hay unas 120 empresas de head hunting que evalúan en forma profunda las competencias de los candidatos que pretenden aspirar a un cargo de gerente. Ser ex alumno del Verbo Divino o del Instituto Nacional como único antecedente no es ni remotamente suficiente para lograr un cargo. Después del colegio o liceo viene la universidad, los idiomas y la trayectoria laboral, tras lo cual se completa un proceso complejo y de alta meritocracia", argumentó.
Sin embargo, el abogado y cientista político Cristóbal Bellolio, dio un espaldarazo a Eyzaguirre y apoyó su tesis, siendo él mismo un ex alumno del "Verbo", del cual llegó a ser presidente del Centro de Alumnos.
"No puedo dejar de llamar la atención sobre el fondo del asunto. Eyzaguirre se expresa torpemente, pero tiene un punto válido: en Chile no existe auténtica meritocracia y los niños que asisten a colegios de la élite prácticamente tienen la vida asegurada por las redes de contactos que desde entonces cultivan. De esto hay evidencia indesmentible en nuestro país", expresó.
De todas formas, Eyzaguirre tuvo que publicar una disculpa pública: "Quiero aclarar que nada de lo que dije puede interpretarse como una descalificación de la calidad de mi colegio. Por el contrario. A la conocida evidencia sobre el superior rendimiento de los colegios particulares pagados, donde el Verbo Divino destaca, la composición socioeconómica del alumnado de este colegio y otros similares, hace que sus alumnos traigan redes y contactos desde sus hogares que solo acrecientan al compartir con sus pares. Quedan así con una ventaja significativa en el mercado laboral respecto del resto de los chilenos. Yo mismo fui beneficiario de aquello. Pero esta es una característica de la organización de la sociedad, la que obviamente no es responsabilidad del colegio".
Más allá de las relaciones que el ex ministro pueda tener con sus ex compañeros o con la misma casa de estudios, los dichos de Eyzaguirre dejan al descubierto un tema que es conocido por muchos y trae el debate a la mesa: ¿qué es más importante, la meritocracia o la amistocracia?
Meritocracia v/s Amistocracia
En más de alguna ocasión hemos escuchado como gente llega a ocupar puestos sin poseer el nivel de capacidades que se podría esperar. Es una historia casi "típica criolla". La explicación "En la sociedad chilena ambas cosas funcionan con distintos niveles de efectividad con distintos niveles de asertividad", explica el sociólogo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Juan Cristián Jiménez.
Además, el profesional revela que existe un tercer elemento que se debe tomar en cuenta: la estructura familiar, la misma que promueve que una visión del éxito que sólo es alcanzable con la ayuda externa y que además se añade como un punto adición de discriminación.
"Estamos acostumbrado desde el Siglo XIX a componer las reglas del juego, desde el punto de vista del éxito, a través de la conducta familiar, eso significa un clasismo un estructura arraigada en la familia. Muchas veces el amiguismo sirve para poder introducir estos efectos y estas posibilidades o, como se le dice sociológicamente, de modalidad facial", ilustró.
Es decir, además de las redes que se forman dentro de una institución, el apellido o "cuna" tiene un valor especial al momento de la selección de quien puede ser un futuro gerente. Aunque las competencias no dejan de ser importantes, no son las competencias las que salen victoriosas.
"Por supuesto que gana la cuna, la familia, de donde viene. Hace rato ha estado escribiendo el embajador de Inglaterra y él siempre que lo entrevistan dice lo mismo: ‘a mí nunca me habían preguntado de donde venía o donde estudiaba', cosa que en Chile es una predisposición para iniciar una conversación", opinó el sociólogo.
Esta no es una realidad exclusiva para Chile, también ocurre en el resto del mundo, pero no alcanza el nivel de lo que ocurre en nuestro país.
Usted está "sobrecalificado"
"El sistema no es meritocrático, sino que funciona en base a las redes personales, familiares y más bien a los condicionamientos previos. Más allá del mérito propio. Es efectivo cuando se señala que sobre los méritos están las redes, eso es verdad en el caso chileno, la meritocracia no funciona como debiera", dice el abogado Marcelo Drago.
Drago es un abogado titulado en la Universidad Católica, luego se perfeccionó en una de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos; Harvard. Con un Master en Public Administration (MPA) volvió a Chile, esperando ser recibido con los brazos abiertos, la realidad fue otra, sus títulos sirvieron "mucho menos del o que yo esperaría", nos confesó.
Drago explica que en el extranjero las competencias son "mucho más valorado. Yo trabajo mucho con organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial y en esos ámbitos es mucho más valorado y una persona que viene de Harvard tienen muchos más meritos para un cargo de apoyo en organismos internacional, se valora muchísimo más de lo que se hace en Chile".
Volviendo al tema de las redes que inician en los colegios, Drago ha vivido ese tipo de influencias de primera mano "He visto el proceso de reclutamiento de ejecutivos para empresas, el head hunter lo primero que pregunta es en qué colegio estudió. Incluso están los listados de colegios predeterminados".
"Esos colegios no son más de siete y es un círculo súper cerrado y eso lo hacen los head hunter. Entonces, cuando su primera pregunta es en qué colegio estudió la persona claramente no está buscando a nadie que tenga méritos de alguna naturaleza, como liderazgo u otros aspectos técnicos, sino que está buscando a alguien que pertenezca a alguna comunidad. Eso no tiene nada de meritocrático muy por el contrario", acusó.
"Uno se encuentra con ejecutivos que son brillantes, pero también con otros que son bastantes mediocres y uno no se explica porqué son ejecutivos de ese nivel, y la explicación va por ese lado, porque son amigos de, porque vienen de una cuna determinada", dijo Drago a Cambio21.
Las palabras del ex secretario de Estado se filtraron a la prensa gracias a los mismos asistentes del encuentro, al cual los medios no tuvieron acceso. Aún así se conocieron sus acusaciones sobre sus antiguos compañeros y que no son las capacidades o competencias personales las que les han favorecido, más bien fueron las redes de contactos, los famosos "pitutos" los que les han permitido los logros que han alcanzado.
Sus palabras, aunque honestas, no fueron recibidas con los brazos abiertos. Andrés Montero, un ex alumno y presidente del Centro de Alumnos publicó una carta en que calificó los dichos de Eyzaguirre como "es una ofensa gratuita, plagada de odio y de resentimiento".
"En Santiago hay unas 120 empresas de head hunting que evalúan en forma profunda las competencias de los candidatos que pretenden aspirar a un cargo de gerente. Ser ex alumno del Verbo Divino o del Instituto Nacional como único antecedente no es ni remotamente suficiente para lograr un cargo. Después del colegio o liceo viene la universidad, los idiomas y la trayectoria laboral, tras lo cual se completa un proceso complejo y de alta meritocracia", argumentó.
Sin embargo, el abogado y cientista político Cristóbal Bellolio, dio un espaldarazo a Eyzaguirre y apoyó su tesis, siendo él mismo un ex alumno del "Verbo", del cual llegó a ser presidente del Centro de Alumnos.
"No puedo dejar de llamar la atención sobre el fondo del asunto. Eyzaguirre se expresa torpemente, pero tiene un punto válido: en Chile no existe auténtica meritocracia y los niños que asisten a colegios de la élite prácticamente tienen la vida asegurada por las redes de contactos que desde entonces cultivan. De esto hay evidencia indesmentible en nuestro país", expresó.
De todas formas, Eyzaguirre tuvo que publicar una disculpa pública: "Quiero aclarar que nada de lo que dije puede interpretarse como una descalificación de la calidad de mi colegio. Por el contrario. A la conocida evidencia sobre el superior rendimiento de los colegios particulares pagados, donde el Verbo Divino destaca, la composición socioeconómica del alumnado de este colegio y otros similares, hace que sus alumnos traigan redes y contactos desde sus hogares que solo acrecientan al compartir con sus pares. Quedan así con una ventaja significativa en el mercado laboral respecto del resto de los chilenos. Yo mismo fui beneficiario de aquello. Pero esta es una característica de la organización de la sociedad, la que obviamente no es responsabilidad del colegio".
Más allá de las relaciones que el ex ministro pueda tener con sus ex compañeros o con la misma casa de estudios, los dichos de Eyzaguirre dejan al descubierto un tema que es conocido por muchos y trae el debate a la mesa: ¿qué es más importante, la meritocracia o la amistocracia?
Meritocracia v/s Amistocracia
En más de alguna ocasión hemos escuchado como gente llega a ocupar puestos sin poseer el nivel de capacidades que se podría esperar. Es una historia casi "típica criolla". La explicación "En la sociedad chilena ambas cosas funcionan con distintos niveles de efectividad con distintos niveles de asertividad", explica el sociólogo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Juan Cristián Jiménez.
Además, el profesional revela que existe un tercer elemento que se debe tomar en cuenta: la estructura familiar, la misma que promueve que una visión del éxito que sólo es alcanzable con la ayuda externa y que además se añade como un punto adición de discriminación.
"Estamos acostumbrado desde el Siglo XIX a componer las reglas del juego, desde el punto de vista del éxito, a través de la conducta familiar, eso significa un clasismo un estructura arraigada en la familia. Muchas veces el amiguismo sirve para poder introducir estos efectos y estas posibilidades o, como se le dice sociológicamente, de modalidad facial", ilustró.
Es decir, además de las redes que se forman dentro de una institución, el apellido o "cuna" tiene un valor especial al momento de la selección de quien puede ser un futuro gerente. Aunque las competencias no dejan de ser importantes, no son las competencias las que salen victoriosas.
"Por supuesto que gana la cuna, la familia, de donde viene. Hace rato ha estado escribiendo el embajador de Inglaterra y él siempre que lo entrevistan dice lo mismo: ‘a mí nunca me habían preguntado de donde venía o donde estudiaba', cosa que en Chile es una predisposición para iniciar una conversación", opinó el sociólogo.
Esta no es una realidad exclusiva para Chile, también ocurre en el resto del mundo, pero no alcanza el nivel de lo que ocurre en nuestro país.
Usted está "sobrecalificado"
"El sistema no es meritocrático, sino que funciona en base a las redes personales, familiares y más bien a los condicionamientos previos. Más allá del mérito propio. Es efectivo cuando se señala que sobre los méritos están las redes, eso es verdad en el caso chileno, la meritocracia no funciona como debiera", dice el abogado Marcelo Drago.
Drago es un abogado titulado en la Universidad Católica, luego se perfeccionó en una de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos; Harvard. Con un Master en Public Administration (MPA) volvió a Chile, esperando ser recibido con los brazos abiertos, la realidad fue otra, sus títulos sirvieron "mucho menos del o que yo esperaría", nos confesó.
Drago explica que en el extranjero las competencias son "mucho más valorado. Yo trabajo mucho con organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial y en esos ámbitos es mucho más valorado y una persona que viene de Harvard tienen muchos más meritos para un cargo de apoyo en organismos internacional, se valora muchísimo más de lo que se hace en Chile".
Volviendo al tema de las redes que inician en los colegios, Drago ha vivido ese tipo de influencias de primera mano "He visto el proceso de reclutamiento de ejecutivos para empresas, el head hunter lo primero que pregunta es en qué colegio estudió. Incluso están los listados de colegios predeterminados".
"Esos colegios no son más de siete y es un círculo súper cerrado y eso lo hacen los head hunter. Entonces, cuando su primera pregunta es en qué colegio estudió la persona claramente no está buscando a nadie que tenga méritos de alguna naturaleza, como liderazgo u otros aspectos técnicos, sino que está buscando a alguien que pertenezca a alguna comunidad. Eso no tiene nada de meritocrático muy por el contrario", acusó.
"Uno se encuentra con ejecutivos que son brillantes, pero también con otros que son bastantes mediocres y uno no se explica porqué son ejecutivos de ese nivel, y la explicación va por ese lado, porque son amigos de, porque vienen de una cuna determinada", dijo Drago a Cambio21.
¡Pedro Machuca!: Ficción o realidad
En 2004 el cineasta nacional Andrés Wood estrenó una de sus más conocidas películas: "Machuca". La historia de un niño de clase baja, Pedro Machuca, quien en 1973 llega a estudiar a un colegio "cuico", gracias a un beneficio del gobierno de Allende. El joven ve de primera mano como las diferencias sociales afectan la vida de él y de quien se convertirá en su amigo.
La película está basada en la historia real del profesor Amante Eledín Parraguez, el verdadero Machuca. Él mismo cuenta que antes de llegar al Saint George, vivía a las orillas del Río Mapocho en un campamento.
El profesor comparte la idea de que Chile aún vive bajo la amistocracia, en desmedro de los méritos, es "algo que se ha instalado en el modo de ser. Yo me doy cuenta de eso", dice. Incluso él confiesa que ser un ex alumno de tal prestigioso colegio le ha sido beneficioso. "Indudablemente que influye es parte del currículo. Si uno tiene que es ex alumno del Saint George tiene un puntaje extra, un plus" dijo en entrevista con Cambio21.
"A veces ha sido favorable y en otras algunos aspectos me han perjudicado, por ejemplo mi relación con Machuca, porque es al revés. Si tu eres Machuca tienes otro background, pero a mí me ha sido favorable y desfavorable en algunos aspectos", explica, agregando que "Ser ex alumno del Saint George me ha ayudado porque es un colegio de elite y de prestigio entonces, ‘si estuve ahí es una persona capacitada'", ejemplificó Parraguez.
"Vengo de una familia humilde, entonces eso también influye de alguna manera en tu vida, porque esto de los apellidos y de dónde provienes es una sociedad clasista. De alguna manera yo lo he podido sobrellevar, porque a pesar de eso tengo estudios superiores y estar en un colegio de elite me ha ayudado a tener otras posibilidades, pero siempre lo otro es parte de tu sangre, entonces en un momento te puede jugar en contra".
Actualmente, el "verdadero Machuca" es profesor universitario de Pedagogía en dos universidades, titulado de la Universidad de Chile y postgrado en la Universidad de Portland y ha escrito cinco libros. Su caso es un ejemplo de que a pesar de los amiguismos, las redes y los pitutos, los méritos propios sí pueden ser reconocidos.
FUENTE: CAMBIO 21
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