lunes, 25 de marzo de 2013

Impactante estudio revela que la desigualdad en Chile comienza en la sala cuna: un niño del quintil más pobre sacará 110 puntos menos en la PSU que uno del más rico

Para Benito Baranda, presidente de la Fundación América Solidaria, "debemos evitar que nuestros jardines se transformen en guarderías, donde los niños van para que las madres puedan trabajar, pero no se desarrollan, como si lo hacen los niños de otros estratos sociales".
Según la última Encuesta Longitudinal de la Primera Infancia: Resultados 2012 realizada por el Centro de Microdatos de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile por encargo del Ministerio del Trabajo, la desigualdad social vendría estigmatizada desde la más tierna infancia, ya que entre otras cosas reveló que a los 36 meses de vida, un niño del quintil más pobre obtendría 110 puntos menos en la PSU que uno del quintil más rico.

Esto se debería a que "existe una brecha socioeconómica en aspectos de desarrollo cognitivo y que esta brecha se incrementa en general en los primeros cinco años de vida", según el trabajo descrito.

David Bravo, director del Centro de Microdatos, explicó que dicha brecha en el desarrollo sicomotor de los niños comienza a observarse desde los 36 meses y no sólo se mantiene sino que aumenta a los 76 meses y cuestionó: "La pregunta es ¿qué magnitud tiene esta brecha? Si la comparáramos, por ejemplo, con la PSU, que es una medida que toda la gente conoce, esta desviación significaría ya desde esta edad hay una diferencia de cerca de 110 puntos entre los más ricos y los más pobres".

Esta encuesta se aplicó durante el 2010 a 15 mil niños.

Entre otras cosas se evidenció que los niños que van a una sala cuna desde más temprana edad obtienen una ventaja con relación a sus pares, lo que a futuro se traduce en mejores perspectivas de empleo y una buena jubilación. Bravo señaló que una buena solución sería implementar una completa ley de salas cunas, que otorgue a los menores educación de calidad.

Finalmente, Bravo dijo a radio Biobío que "necesitamos darles a los niños una educación de calidad desde antes de los 5 años, por lo tanto si en una sala cuna se da una experiencia óptima, eso va a tender a mejorar la distribución de los ingresos en el futuro".

La segregación es la culpable

Respecto a este tema, Benito Baranda, sicólogo, activista social y filántropo chileno, conocido por su rol en el Hogar de Cristo y actualmente presidente de la Fundación América Solidaria, dijo a Cambio21 que "los resultados que obtuvo Microdatos de la U. de Chile vienen a constatar lo que dice la neurociencia desde la década de los años 50, y es que la estimulación en los primeros 18 meses de vida es fundamental para el futuro desarrollo de las personas" y ejemplificó que "el lenguaje es algo primordial en ese período".

Baranda también relató que "de esto se viene hablando desde hace tiempo, incluso en el gobierno anterior se formó la comisión de primera infancia, sumado a todas las reformas que se hicieron a salas cunas y jardines infantiles".

Además de esto, el activista social señaló que "lo primordial es que la educación que se entregue en la primera infancia sea de calidad, por lo que se tienen que buscar los mecanismos idóneos para que el aprendizaje se consolide en esa etapa" y añadió que "debemos evitar que nuestros jardines se transformen en guarderías, donde los niños van para que las madres puedan trabajar, pero no se desarrollan, como si lo hacen los niños de otros estratos sociales".

También explicó que uno de los factores que influye de sobremanera en esto es que "si sigue habiendo una alta concentración de personas en situación de pobreza, donde existen guetos, las dificultades para esos niños seguirán existiendo, ya que sus posibilidades de integración social, de formar vínculos de aprendizaje con niños de otros estratos sociales no se va a lograr, lo que a la larga mermará su educación".

Baranda recalcó el efecto de la política habitacional chilena en el desarrollo cognitivo de los niños: "Chile es uno de los países con mayor segregación residencial, lo que empobrece el aprendizaje de nuestros niños", ya que "a diferencia de lo que pasaba con las "poblaciones callampas", que en su mayoría estaban integradas en barrios de clase media y alta, desde el punto de vista psicosocial el daño es muy grande".

"Ejemplo de esto, es lo que ocurre en Lampa, Batuco o en la población Oscar Bonilla en Antofagasta", argumentó y agregó que lo que sucede es que "utilizando una política estatal, tratando de resolver el problema habitacional de los campamentos, hemos causando un daño mucho mayor, creando guetos, en los que la gente lo pasa muy mal".

Respecto a la participación del Estado, Baranda recordó que "en el gobierno anterior se implementó el Programa Chile Crece Contigo y la reforma de las salas cunas" y añadió que "el Estado a través de la Fundación Integra y la Junji ha intensificado con fuerza el rol de variadas fundaciones y corporaciones, con el fin de acelerar el aumento de cobertura de las salas cunas". Pese a esto, reconoció que el Estado "debe fiscalizar la calidad de lo que se está entregando".

La gran brecha del sistema educacional

Verónica Monroy, asistente social, magíster en ética social y desarrollo humano y directora social nacional del Hogar de Cristo, también se refirió a este tema y dijo a Cambio21 que "dada la experiencia que hemos vivido en el Hogar, claramente podemos constatar lo que establecen los resultados de la encuesta de Microdatos, respecto a la desigualdad".

Monroy explicó que esto se debería a que "la apuesta que hemos hecho como país para tener oferta de educación pre-escolar, tanto en salas cunas como en jardines infantiles, tiene la finalidad de equilibrar las brechas de desigualdad, ya que cuando uno trabaja con sectores vulnerables, sin ser técnico se da cuenta de la magnitud de estas diferencias".

Para la experta en ética social, estos niveles de desigualdad en el desarrollo cognitivo entre niños pequeños de distintos estratos sociales, "existe vulnerabilidad tanto en las condiciones habitacionales, como en el entorno, sumado al estrés de las familias" y agregó que "lamentablemente, nuestro sistema educacional incrementa estas diferencias, en vez de achicarlas".

Además de esto, Monroy destacó que "estos resultados los sabemos desde mucho antes, por la encuesta Casen, que sumado a estos nueva información, nos dice que el 60% de los niños del primer quintil no están accediendo a educación pre-escolar".

Basada en esto, vaticinó que "el escenario que se configura es preocupante, y por esa razón como Hogar de Cristo, tenemos una oferta nacional de educación pre-escolar que alcanza a los 5 mil niños, entre jardines infantiles y salas cunas".

También reconoció que "las políticas públicas relacionadas con esta materia, han ido en la dirección correcta en los últimos 10 años", ya que "hemos tenido un avance como país y es imposible no reconocerlo, el tema es ¿cómo hacemos para mejorar la cobertura de educación pre-escolar en el primer quintil? y ¿cómo logramos que en la educación básica se continúe con esta política de mermar esta brecha de desigualdad?".

Finalmente, Monroy recalcó que "tenemos que empezar a medir la pobreza con una mirada multidimensional y no sólo en términos monetarios, pese a que la distribución de ingresos en Chile es de las peores del mundo, pero a esto se suman otras inequidades, como en el tema educativo y habitacional, que debiese ser uno de los principales desafíos país".

FUENTE: CAMBIO 21

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