Sergio Bitar recuerda al fallecido doctor Arturo Jirón que estuvo preso con él en Isla Dawson: "Era como una roca, nos protegía física y sicológicamente"
04/11/2014 |
Por Verónica Romero
El 30 de octubre falleció Arturo Jirón Vargas, médico, amigo y exministro de Salvador Allende. Cirujano que estuvo siempre comprometido con la salud pública y que supo mantener la calma en medio del caos político que se vivió en Chile con el golpe militar. Encontró la manera de ayudar a sus compañeros que compartieron la detención en Isla Dawson y después desde el exilio en Venezuela.
Arturo Jirón Vargas falleció a los 76 años el 30 de octubre pasado en el Hospital San Juan de Dios. El médico fue ministro de Salud en el gobierno de Salvador Allende desde noviembre de 1972 hasta agosto de 1973, pero se mantuvo como médico personal del Presidente socialista. Estaba en La Moneda el 11 de septiembre cuando se produjo el golpe militar y fue uno de los que desde el comienzo defendió la tesis de que el mandatario se suicidó.
Mientras el cirujano se mantuvo como preso en la Escuela Militar y luego en Isla Dawson, junto a otros personeros de la política de la época, sufrió una perforación de úlcera duodenal lo que obligó a los militares a trasladarlo a la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea. De allí pasó a un arresto domiciliario hasta que logró exiliarse en Venezuela.
Entre los detenidos que compartieron con Jirón en la isla Dawson estaban Sergio Bitar, Orlando Letelier, Edgardo Enríquez Frödden, Alfredo Joignant, Hugo Miranda, el doctor Patricio Guijón, Sergio Vuskovic, Osvaldo Puccio (padre e hijo) y los hermanos José y Jaime Tohá, entre muchos otros.
En 1989, Arturo Jirón regresó a Chile y continuó con el ejercicio de su profesión y como docente de la Universidad de Chile, donde obtuvo su título en 1952. En 2008 fue galardonado con la "Condecoración de Honor de la Orden Médica Chilena".
Sobre la persona del doctor Arturo Jirón Vargas, conversó con Cambio21el exministro Sergio Bitar, con quien mantuvo
amistad desde el gobierno del Presidente Allende y con quien compartió su detención en Isla Dawson.
¿De qué manera describiría al doctor Jirón y qué destacaría de él?
Fue de esos amigos que son como una perla, que uno se alegra en su vida de haberlos tenido cerca en todos los sentidos, primero como un hombre íntegro, honesto, coherente, que mantuvo una visión desde los tiempos de ministro de Salud del Presidente Allende, una misma línea política. Amplio y comprometido hasta los últimos días de su vida con el progresismo y la medicina. Segundo, un hombre de gran fibra moral, que sus amigos lo pudimos medir en los momentos más críticos como fue el golpe militar el 73 y la prisión subsecuente. Su capacidad de enfrentar la muerte del Presidente estando junto a él hasta el último minuto y luego la prisión en Dawson y en otros campos de concentración, demostró una capacidad de proteger a sus compañeros, sicológicamente y físicamente durante la prisión, lo mismo transformándose en el médico de los carceleros que lo respetaban y lo consultaban, hasta ahora que dedicó su vida como médico a la salud pública, aportando a los hospitales públicos y a la atención primaria sin cesar.
Fue un gran cirujano, maestro de cirujanos, sus alumnos lo despidieron y lo cuidaron hasta el último momento en el Hospital San Juan de Dios. Fue un hombre que en el exilio tuvo la capacidad de colaborar en la política y también de ser un gran amigo de sus pacientes, que llegaban tan dañados por el golpe, que era capaz de cuidarlos a costa de él mismo. Quiero destacarlo como un gran compañero de Dawson.
¿Cómo diría usted que fue la relación que el doctor tuvo con Allende?
Era médico del Presidente Allende desde antes. No olvidemos que el doctor Jirón es hijo de médico, que también estuvo en política, y es padre de cirujano. El Presidente Allende le tenía gran confianza y cariño. Fue uno de los pocos que duró todo el periodo del Presidente a pesar de las acusaciones constitucionales, de manera que le tenía respecto intelectual, político y médico. Tuvieron muy buena relación y una gran lealtad, ya que estos son los médicos que están hasta el último momento dentro de La Moneda mientras la bombardeaban. Ahí salvó su vida de milagro porque alguien dijo que había médicos en el suelo y un militar los sacó de ahí, sino no habría pasado el 73.
¿Cómo fue el tiempo que compartieron en Isla Dawson?
Él era como una roca, yo diría que estaba entre los más firmes, porque además de que te protegía sicológicamente y te ayudaba y explicaba, normalmente cuando uno está en esas circunstancias tiene enfermedades sicosomáticas y él cuidaba todos esos aspectos, pero también cuando había de verdad un problema de salud para todos los presos políticos, era una garantía tenerlo cerca. Siempre sabio, capaz de resolver los problemas, al punto que al final era llamado por los militares para que pudiera atender a los propios jóvenes conscriptos, oficiales y suboficiales.
Él y José Tohá tuvieron una actitud que al final los debilitaba porque sentían como una responsabilidad ante todos los que estaban presos, casi por lo que había sucedido, lo que les ponía una carga que los agrandaba, pero los debilitaba físicamente. Recuerdo cuando en Dawson cuidaba a los demás, pero en los últimos minutos, cuando se nos trajo a Santiago y se nos hizo caminar kilómetros con nuestras pertenencias al hombro con un clima inclemente, cruzando hasta un río y él con una úlcera sangrante, estuvo a punto de tener problemas mayores, pero nunca lo dijo.Él fue mi amigo y médico hasta ahora, no había nada que yo hiciera que no le consultara a él. Era un médico que sabía combinar su gran calidad como cirujano y como ser humano.
¿Cuál fue el aporte que el doctor Jirón hizo desde el exilio?
Primero fue bien impresionante que se pusiera a estudiar de nuevo medicina para dar su examen en Venezuela, que lo pasó con facilidad. Luego empezó a trabajar en los hospitales y también tenía su consulta privada, muy austera, a la cual acudían muchos chilenos exiliados y crecientemente venezolanos. Comenzó a hacer investigación sobre transplantes y tuvo avances importantes en ello, por lo que era muy valorado en ese país por su conocimiento.
En el plano político teníamos el grupo que se llamaba el Grupo de Caracas, que de un comienzo lo formamos con personas de todos los partidos para ir siguiendo la situación chilena y mantener contacto con nuestros partidos, alentando el entendimiento entre las distintas fuerzas políticas y sacamos un documento que se llamó "La Declaración de Caracas" que era muy central, muy serio sobre el futuro del país, sin agredir, y que hicimos llegar a Chile por distintos canales a todos los regimientos que provocó una respuesta militar tratando de descalificarnos. Él participó en todas esas conversaciones y orientaba con su criterio muy amplio que muchas veces son escasos de tener visión larga.
¿Qué diría usted que pierde Chile con su muerte?
Chile pierde y gana el ejemplo de una vida dedicada a la salud pública, uno de los rasgos más importantes en el momento de hoy. Hay muchas personas que pueden aportar en los distintos ámbitos como él lo hizo, pero como testimonio de una formación médica de esos tiempos en que lo importante era la salud del pueblo de Chile, de las personas más modestas, por encima de su interés personal, creo que es un legado muy importante que tenemos que retomar, por ello es necesario reformar la salud pública como estamos haciendo con la educación.
FUENTE: CAMBIO 21
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