Movilización de este sábado
La marcha que desactivó Bachelet
La llamada “Marcha de todas las marchas” comenzó a planificarse en diciembre, pero sólo en las últimas semanas alcanzó revuelo público. Bastó que la Presidenta Bachelet señalara que se trataba de una movilización para apoyar el programa para que las organizaciones más grandes –y más desconfiadas respecto a la Nueva Mayoría–, dieran un paso al costado y se restaran de participar. En todo caso, los convocantes aseguran que están lejos de apoyar al gobierno.
El 12 de marzo la Presidenta Michelle Bachelet fue consultada sobre la primera marcha que enfrentaría su gobierno, y su respuesta sorprendió a más de uno: “Me imagino que la idea es apoyar nuestras reformas”. Así se refirió la Mandataria a la cita, la “Marcha de todas las marchas”, que se proyectaba como el primer gallito entre Bachelet y la calle; una escena hito que sería señal de que desde el principio el nuevo gobierno estaría presionado por el movimiento social.
Sin embargo, a un día del llamado, la situación es muy distinta.
A pesar de que los organizadores aclararon que ellos “no apoyaban ningún programa”, se instaló la idea de que se trataba de una movilización blanda, que no buscaba hacerle daño al Ejecutivo y que tampoco contaría con la presencia de los representantes más significativos del movimiento social; por lo menos, en buena parte de las organizaciones estudiantiles.
Durante su asamblea nacional, la Confech decidió no convocar a la movilización. Entre los organizadores tampoco aparecen otras organizaciones de conocido arrastre popular. No está la CUT, no está el Colegio de Profesores y tampoco se menciona a la ACES. Nada han dicho al respecto los trabajadores portuarios y menos los movimientos territoriales que han hecho ruido en el último tiempo, Aysén, Freirina, Calama y otros. Si no son los que marchan siempre, ¿quiénes convocan?
Según su página web, 35 organizaciones llaman a marchar mañana por la Alameda. Entre las más vistosas, se cuenta al Movimiento de Liberación Homosexual, Movilh; la Central Autónoma de Trabajadores, CAT; el Consejo de Todas las Tierras y Patagonia Sin Represas.
Según comenta Daniela López, parte de Miles –que apuesta por legalizar el aborto–, la idea nació en diciembre pasado en conversaciones entre su organización con el Movilh y Movimental, que se la juegan para que se legalice el consumo de marihuana. De a poco, fueron difundiendo la iniciativa por redes sociales, y en respuesta, otras agrupaciones se hicieron parte. López dice que se hace necesario movilizarse para que no se ignore a la ciudadanía en la toma de decisiones.
“Lo que acá dice la ciudadanía es que se avance a una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente, porque no queremos que los Escalona y los Walker terminen decidiendo. Entendíamos que era un programa presidencial muy ambiguo (el de Bachelet), y había que instalar que no nos dijeran ‘ustedes instalaron las demandas en la mesa, y ahora nosotros resolvemos’. Nosotros esperamos que cuando se legisle sobre el aborto, se tome en cuenta a las organizaciones y no se termine negociando entre cuatro paredes con el empresariado y la iglesia”, dice la dirigenta y ex presidenta de los estudiantes de la Universidad Central.
Bachelet mueve un alfil
A pesar de las intenciones de los organizadores, el sociólogo de la Universidad de Chile Alberto Mayol plantea que la jugada de Bachelet fue efectiva, y que con sus palabras logró apagar la mecha del primer llamado a marcha. “La frase de Bachelet sobre la marcha, en relación a que era para apoyar su programa, es muy astuta, porque la deja sin peso, porque en general las marchas son para criticar a la autoridad. Los movimientos sociales operan como un movimiento de malestar y contradicción. La convocatoria aparece caduca cuando se dice que esta no es una marcha contra el gobierno, sino que es a favor de ciertas posturas programáticas. Las marchas existen porque existe un objetivo común y un principio de organización basado en un conflicto”, dice Mayol.
El sociólogo, que saltó a la palestra luego de que planteara que las movilizaciones del 2011 daban cuenta de “la caída del modelo”, es enfático en señalar que Bachelet logró ganar esta pasada, pase lo que pase mañana: “Todo este episodio ha sido un triunfo para el gobierno, porque si la marcha es grande, Bachelet logra instalar que la marcha no está contra el gobierno y logra además construir un imaginario diciendo que la calle y el gobierno no son enemigos. Y si la convocatoria es poca, logra decir que el gobierno puede controlar la calle y se valida el discurso que la Nueva Mayoría le vendió al empresariado, sobre que pueden garantizar la gobernabilidad”.
Cuando la Confech definió no sumarse a la convocatoria, este fue un factor que pesó en la decisión, según comenta una dirigenta de los universitarios: “Creemos correcta la posición Confech en el contexto de que la Nueva Mayoría intenta desvirtuar el contenido de esta movilización. Las movilizaciones no son para apoyar el programa de Nueva Mayoría, sino para marcar las diferencias entre movimiento social y nuevo gobierno”.
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago, Takuri Tapia, va más allá y hace una crítica al objetivo de la movilización: “Cada uno puede buscar las finalidades de esta marcha, nosotros hemos visto que hay distintas organizaciones, pero con carencia de un contenido de lo que realmente busca. Hoy como Confech hemos dicho que es necesario conversar con los actores de la educación, con los sectores de trabajadores y pobladores, pero primero que todo ver puntos en común para generar movilización efectiva por nuestras demandas y propuestas, cuestión que no hemos visto o al menos no se aprecia en el caso de esta movilización”.
El miedo a la poca convocatoria
Marco Moreno, analista político de la Universidad Central, cree que en la medida de que se han ido descolgando actores importantes como la Confech, la CUT y la ANEF, por una “evaluación estratégica de que no va a tener masividad y y eso puede erosionar la legitimidad de esos actores, la marcha tendería a quedar bastante desperfilada en cuanto a los que convocan y al resultado”.
Moreno también repara en la asertividad de convocar a una movilización recién entrada la nueva administración: “No hay una correlación directa entre el llamado y la percepción que la ciudadanía tiene respecto a esta primera instalación del gobierno. Creo que la gente no va a mirar con buenos ojos una marcha a 11 días de comenzado el gobierno. En ese sentido los ciudadanos están a la expectativa y no evaluarían bien los efectos que una marcha podría tener. Y esa puede ser un arma de doble filo y por eso actores relevantes se descolgaron oficialmente de la convocatoria”.
De hecho, hasta ahora la asistencia de las figuras emblemáticas del movimiento de 2011 no es del todo cierta. Mientras en el equipo de Camila Vallejo confirman que la diputada no asistirá a la convocatoria; Gabriel Boric va en viaje a Magallanes y en horas de la tarde decidirá con su equipo si se suma. Giorgio Jackson tiene previsto asistir.
Otro de los puntos que comentan algunos dirigentes de la Confech es que la primera marcha debe ser una demostración importante de gente en la calle; y muchos temen que este no sea el caso. “Si sale poca gente a la calle es comenzar no con la mejor de las cartas”, señala un dirigente.
En la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) la excusa formal es que la fecha del congreso refundacional de los secundarios es el sábado 22; un día que habían escogido mucho antes de que se enteraran de la convocatoria. Sin embargo, los estudiantes comentan internamente que uno de los hechos que les genera suspicacia es que la organización esté ligada al PRO y se transforme en una instancia partidista más que del movimiento social.
A pesar de todo, Daniela López subraya que la movilización no va en apoyo de Bachelet, y que tampoco hay un solo actor político tras ella. Agrega que sólo buscan resaltar las demandas ciudadanas, a pesar de que la jugada del gobierno haya girado el timón en otro sentido: “Encontré oportunista y soberbio lo de Bachelet. Acá las cosas tienen que estar claras, más aún cuando los gobiernos de ellos no pudieron avanzar en ninguna de estas temáticas. Las demandas no son de ningún oficialismo, sea cual sea su color. Son de la ciudadanía en su conjunto. Y el deber de todo gobierno es legislar lo que las mayorías piden”.
FUENTE: EL MOSTRDOR
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