Crisis de Partidos y la decadencia de sus juventudes
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Víctor Díaz*
Mucho se ha hablado de la crisis de la política y los partidos, pero es preciso tomarse un tiempo para analizar esta crisis desde el funcionamiento propio de los partidos y la falta de nuevos liderazgos.
Algunos recurren a la teoría de las élites para explicar este problema. Sosteniendo que la crisis viene desde las élites de los partidos que han agotado sus ideas y desviado su proyecto original. Lo cierto es que estas élites estuvieron marcadas por el acontecimiento político más importante del último tiempo en Chile y que fue la recuperación de la democracia. Este proceso implicó el choque de dos proyectos liderados por una generación específica. Los que habían luchado por la democracia y los que cumplieron con la misión de darle conducción política al proyecto post dictadura militar. En ambas coaliciones esta generación ha monopolizado hasta hoy la conducción del sistema político y sus partidos.
Esto significó, sobre todo en los partidos de centro izquierda, que las generaciones que venían más abajo, es decir, los que hoy están entre los 30 y 45 años, tuvieran que resignarse a esperar que los más viejos dejaran en algún momento la actividad, cosa que no ha pasado, o que optaran por buscar “padrinos” que les permitieran escalar dentro de la coalición, lo que significó que esos “nuevos cuadros” adoptaran las “malas prácticas” de los más viejos.
Todo lo anterior, implica que no existan procesos de discusión política o formulación de ideas, ni mucho menos elaboración de programas para afrontar futuros gobiernos, sino que, simplemente, la preparación constante para competir en la siguiente elección, provocando el alejamiento de los partidos con la ciudadanía y la reacción siempre tardía de los políticos en las crisis que estallan en uno u otro lugar del sistema. Ello lleva a buscar soluciones rápidas para mantener y legitimar un modelo económico de desarrollo predominante, que no debía sufrir grandes procesos de transformación, para no afectar la “gobernabilidad” que tanto había costado conseguir y así consolidar la “democracia” y la “paz”.
Este fenómeno fue eliminando y alejando paulatinamente a los jóvenes de los partidos, ya que, al momento de entrar a las juventudes políticas no encontraban espacios suficientes para desarrollarse, por lo cual estaban obligados a optar por la sumisión o por la renuncia. Esto implica que hoy muchos de los jóvenes que hacen política estén fuera de los partidos, ya que estos legitiman un modelo que critican y del cual no se sienten parte.
Una muestra de esto es el movimiento estudiantil actual, liderado por numerosos movimientos autónomos que cuentan con líderes forjados al calor de las asambleas universitarias y secundarias con un notorio discurso anti partido.
Hoy las juventudes políticas están en una situación decadente, muy lejos de tener aquella participación importante e histórica que tenían en los años 60 y 70, cuando era un factor esencial y principal del funcionamiento de los partidos que permitía la actualización de las ideas, el debate permanente y afloramiento de numerosos liderazgos.
Frente a esta situación, algunos jóvenes adoptan la tesis de Gabriel Salazar, que incentiva el alejamiento de estas viejas estructuras partidarias y el fortalecimiento del movimiento social; ello obligaría los partidos a sumergirse en ellos y quedarían eliminados en el largo plazo. Cuestión que merece muchas dudas y que nunca ha sido aplicable en ningún sistema político del mundo.
Otros están intentando crear movimientos por fuera de los partidos que les permitan tener independencia y que en el futuro se transformen en partidos alejados de los vicios actuales de la política.
Finalmente, hay algunos jóvenes, muy pocos, que se mantienen dentro de los partidos e intentan luchar contra esta máscara y opresión de los más viejos pero sin un norte y un proyecto claro, manteniéndose en estas estructuras por un cariño especial o cultura política transmitida por la familia.
Pero, ¿Cuál es la mejor estrategia para cambiar el sistema político y económico dentro de la vía democrática e institucional?
Personalmente me quedo con la de cambiar los partidos por dentro, pero esto requiere de la disposición y preparación de una nueva generación que encuentre acuerdos en torno a esta necesidad de transformación y que se tome en serio la tarea, dándose el tiempo necesario para formarse y prepararse políticamente, alterando los tiempos de las grandes estructuras y asumiendo desde abajo un rol de liderazgo distinto que vaya presionando para desplazarla. Cualquier estrategia es compleja pero, de realizarse correctamente, tendrá efectos y resultados en un futuro no muy lejano. En ese caso, podremos sumar no solamente jóvenes, sino también muchos “viejos” que mantienen el alma joven y que están aburridos de esos otros “viejos” acomodados y opresores.
* Es estudiante de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado y ex presidente del Centro de Alumnos del Instituto Nacional. Comentarios en twitter a @vdiazescobar
Fotografía:http://notio.com.ar FUENTE:POLITIKA
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