viernes, 26 de septiembre de 2014

Extractos del libro que lleva al diván a Piñera y la derecha política

Por qué el mejor gobierno de la historia se fue al tacho de la basura

El ex diputado UDI y columnista de El Mostrador, Gonzalo Arenas, presentó anoche su escrito “Virar derecha”, inspirado en la búsqueda de las causas de la derrota de la derecha en las elecciones presidenciales y parlamentarias pasadas. Allí argumenta descarnadamente ante la paradoja de un gobierno aparentemente exitoso enfrentado al desastre electoral más significativo que haya sufrido el sector desde 1964.
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Fue como un balde de agua fría, una ducha helada la que sufrió el sector político que dio sustento al gobierno del Presidente Piñera. “¿Qué ocurrió? ¿Cómo un gobierno con una gestión exitosa pudo al mismo tiempo sufrir el fracaso político más atronador de los últimos veinticinco años?”, se pregunta en la página 17. A continuación, algunos de los mejores extractos del texto del ex diputado UDI Gonzalo Arenas Hödar.

1. Sobre el gobierno de Sebastián Piñera

a) (Sobre la derrota electoral de 2013)
“No es responsabilidad ni del presidente Sebastián Piñera, quien debe ser reconocido con justa razón como uno de los presidentes con más capacidad intelectual y de trabajo para asumir esa labor. Tampoco es responsabilidad de sus ministros o de los partidos políticos que lo apoyaron. Eso sería relativamente fácil de solucionar. Lo que le ocurrió a la centroderecha el 2013 obedece a causas mucho más profundas, relacionadas con su propio ADN y con un proceso de pacto del sector que aún no ha finalizado” (p. 19).
b)”… después de veinte años desde el regreso de la democracia en Chile, nadie fue más eficiente para desacreditar el modelo de desarrollo basado en la libre iniciativa privada que ¡la propia centroderecha! Lo que la izquierda no logró en veinte años de gobierno, la centroderecha lo hizo en solo cuatro; esto es, desacreditar la iniciativa privada y aumentar el respaldo al poder estatal” (p. 19).
c) “El periodo del presidente Sebastián Piñera (2010-2014), a pesar de las apariencias, fue casi una copia fiel del anterior gobierno de derecha de Jorge Alessandri (1958-1964) y ambos, a su vez, hijos de la historia del sector” (p. 21).
d) “… las reuniones del comité político que se reunía en La Moneda, eran famosas por no servir de nada y ser un continuo autoescucharse de algunos senadores y dirigentes políticos, mientras los ministros trataban de poner cara de interesados en la larga lista de quejas. Un asistente me confesaba desilusionado que no iría más al comité, por considerarlo una pérdida de tiempo” (p.46).
“Este temor a la democracia se mezcla con las dos características antes  señaladas, pues la visión de fronda implica reconocerse como un estamento superior al resto de la población y, por lo tanto, más capacitados para gobernar, lo que, unido a una visión paternalista, construye la convicción de que los sectores populares en realidad no saben qué es lo más conveniente para ellos y, por lo tanto, se perjudican no confiando en la élite para el control de los asuntos públicos”.
e) “El presidente demostraba casi el mismo olfato político que otro distinguido ministro político que por esos días, ante la huelga de hambre de comuneros mapuches en el sur –que ya superaba los sesenta días de duración–, me decía que no había que preocuparse, que el tema debía quedar “encapsulado en la región”. El gran error de la Concertación –afirmaba con seguridad– fue traer el problema a La Moneda: hay que dejarlo así… (como diputado por La Araucanía, de más está decir que me agarraba la cabeza a dos manos. ¡En qué país vive este señor!, pensaba angustiado)” (p. 47).
f) (Conflicto estudiantil, en sus inicios)
“… en algún momento se estuvo muy cerca de terminar el conflicto con un costo aproximado de 12 millones de dólares. Pero el gobierno consideró que no correspondía utilizar el pase escolar si no había clases y se negó en forma rotunda… Así fue como 600 pesos por beca de alimentación y unos viajes extra en micro, terminaron generando la mayor movilización social conocida en Chile desde 1990 y los costos de la solución se incrementaron de 12 millones de dólares a más de 3.000 millones de dólares. Pocos gobiernos logran convertir el uso de un pase escolar en el mayor desastre político de la centroderecha en democracia. En eso, y debemos ser justos, el gobierno destacó con luces propias” (p. 46).
g) “¿Cómo respondió el gobierno de Sebastián Piñera al inmenso desafío político que surgía a partir de las movilizaciones estudiantiles del 2011? Con las herramientas y mentalidad propias de la centroderecha gerencial y que algunos autores llaman la estrategia de la lista de lavandería” (p. 155).
h) “¿Cuál fue el resultado político de la lista de lavandería del gobierno y el legado del ‘buen gobierno para todos los chilenos’? Ya algo hemos adelantado:
(i) Se deslegitimó en sus bases morales el modelo de mercado.
(ii) No se logró generar ningún fortalecimiento de los partidos políticos de la centroderecha.
(iii) El gobierno y los partidos de la centroderecha fueron incapaces de ampliar su base electoral y entregar el mando a un Presidente de la misma coalición.
Es decir, se dejaron muchas obras, pero ningún legado…” (p. 156)
i) (Sobre la actuación de Piñera en los 40 años del golpe. Según sus declaraciones públicas, entrevistas y su discurso. Los que se analizan)
“Hasta ahí un discurso y declaraciones, que se pueden calificar de brillantes y que deberían ser la forma de abordar este periodo de la historia por parte de la centroderecha. Más de alguno dirá que así lo ha hecho el sector. Pero la realidad es que la centroderecha está muy lejos de sentirlo como un relato propio y muchos de sus dirigentes aún evalúan el periodo como un hecho inevitable y las violaciones a los derechos humanos como el costo necesario que había que pagar por el progreso económico que el país alcanzó.
El presidente Sebastián Piñera tuvo la oportunidad de dejar este legado para la centroderecha, pero nuevamente el gobierno no supo utilizar el lenguaje, la emoción, el mensaje político, los símbolos y todo lo que construye la realidad política de un país. Así, fue ampliamente derrotado por la Concertación, la que con su habilidad de siempre lograba que los cuarenta años del golpe se convirtieran en un ‘septiembre negro’ para la centroderecha, que terminó debilitando aún más sus opciones en la elección presidencial de 2013″ (p. 177).

2. Sobre la derecha chilena

a) (Característica de la derecha histórica)
Portada Libro Gonzalo Arenas(1)“Este temor a la democracia se mezcla con las dos características antes  señaladas, pues la visión de fronda implica reconocerse como un estamento superior al resto de la población y, por lo tanto, más capacitados para gobernar, lo que, unido a una visión paternalista, construye la convicción de que los sectores populares en realidad no saben qué es lo más conveniente para ellos y, por lo tanto, se perjudican no confiando en la élite para el control de los asuntos públicos” (p.58).
b) “…cuando algunos dirigentes de centroderecha hablan de recuperar el legado de esa derecha histórica, democrática y republicana, lo que están demostrando, en realidad, es la profunda ignorancia de la historia política del sector” (p. 59).
c) “Decir que la derecha lamentó la pérdida de la democracia y que a regañadientes y con el alma partida por el dolor, aceptó el golpe de Estado de 1973, sacrificando sus ‘convicciones’ democráticas de toda una vida en pos del futuro de Chile, sería un bonito discurso, pero nada más alejado de la realidad” (p. 123).
d) (Sobre violaciones DD.HH.)
“La gran mayoría guardó silencio y, si bien unos pocos hablaron, en las circunstancias vividas al menos una parte significativa debió haber gritado” (p. 145).

3. Sobre la Concertación y la Nueva Mayoría

a) “Mientras la legitimidad democrática coincidió con la legitimidad moral, la centroizquierda chilena no se cuestionó mayormente las bases de la democracia que había surgido después de 1990. Pero ahora era ‘la derecha de la dictadura’ la que gobernaba. Se despertaban todos los fantasmas de la izquierda chilena. Esos fantasmas que se niegan a reconocer el fracaso de todas las ‘revoluciones’ que prometían el cielo en la tierra” (p. 67).
b) “Esa izquierda liberal y racional perdía su convicción, su confianza dejaba que los fantasmas de siempre –poder popular, avanzar sin transar, la violencia revolucionaria y tantas otras consignas– comenzaran a salir de entre las grietas de la izquierda moderna y renovada que entraba en pánico” (p. 68).
b) “Un buen ejemplo de este populismo o neopopulismo constitucional lo constituye el profesor Fernando Atria” (p. 75).
c) “¿Quiere un ejemplo concreto del mundo feliz?, ¿quiere leer un texto de cabecera de las afiebradas plumas de Tlön en nuestro país? Le recomiendo No al lucro, de Alberto Mayol, que debe estar cerca de obtener algún premio literario por ser la obra con más adjetivos y juicios de valor que me ha tocado leer” (p. 90).
d) (Después de transcribir unas citas del libro de Mayol).
“¿Usted dirá que no se entiende mucho con las citas antes transcritas? Efectivamente, pero le pasará lo mismo si lee el libro completo. Como decía el farolero al Principito en la historia de Saint-Exupéry: ‘No hay nada que entender… la consigna es la consigna’” (p. 91).
e) “… a partir del 2001 se ha argumentado y enjuiciado a la actual democracia nacida de la Constitución de 1980, en comparación con ese periodo republicano ‘luminoso’ que en realidad nunca existió” (p.95).

4. Sobre los desafíos futuros de la derecha

a) “… aparece como un tema relevante la actitud de la derecha política con el golpe de Estado de 1973 y los diecisiete años de gobierno militar. Ha existido una estrategia permanente del sector que consiste en evitar hablar del tema y argumentar que es pasado y que la gente está preocupada del futuro.
El gobierno militar es una realidad que siempre estará presente en la derecha a menos que se le asuma de frente y en profundidad. Lo anterior quedó demostrado en el llamado ‘septiembre negro’ de 2013″ (p. 171).
b) “Hemos calificado a la derecha que actúa desde 1920 a 1966 como una derecha conservadora, cuyo parto tomó dieciocho años, de 1920 a 1938.
En su reemplazo, el protagonismo del sector lo asumió una derecha que hemos denominado nacionalista, la que se mantuvo en ese rol desde 1966 hasta 1973. Esta derecha nacionalista, se había gestado previamente, en el lapso que va de 1946 a 1952…
La derecha liberal de la que hablamos a partir de 1989 es distinta. Es, si se permite decirlo, una derecha que lucha por ser real y consecuentemente liberal, como nunca ha existido en la historia de Chile, pero que se encuentra, no obstante, atrapada en un proceso de parto inconcluso, pues las características de cómo fue concebida no se condicen con su propia genética.
Esta tensión no resuelta se pude apreciar en varios episodios de la política reciente; por ejemplo, el surgimiento de movimientos políticos (como Evópoli y Amplitud) independientes de los partidos políticos de la centroderecha. En forma más descarnada, vemos nítidamente esta tensión en la polémica generada por el concepto de ‘nueva derecha’ acuñado por el ex Ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter” (p. 166).
c) “La actual cultura política de la derecha chilena no está acorde con la sociedad que ella mima impulsó desde los años ochenta… Así, la cultura política de la derecha aún conserva importantes cuotas de clasismo, temor, mesianismo, paternalismo y, a partir de 1990, de soberbia tecnocrática; todos elementos que hacen imposible un apoyo ciudadano mayoritario y estable a un proyecto político de centroderecha. Esta cultura política es la que ha impedido históricamente que la derecha chilena esté a la altura de las ideas y principios que dice defender” (p. 178).
 
 
FUENTE: EL MOSTRADOR

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