Giro biblíco de la campaña de Matthei se convierte en dolor de cabeza para su trabajo electoral
08/12/2013 |
Por María Cristina Prudant
Enfocar una campaña política hacia lo religioso no ayuda a ganar elecciones y en nuestro país los hechos hablan por sí solos. De hecho, basarse en las escrituras para legislar puede ser un dolor de cabeza. Una muestra: ¿cómo resultarían las políticas públicas si cada una de ellas debiera ser revisada por un teólogo? Al menos la mitad de los chilenos creen en Dios, pero esto no va de la mano de los temas valóricos.
La candidata presidencial de la derecha, Evelyn Matthei, ha recurrido a la religión para tratar de conseguir los votos que necesita para derrotar a Michelle Bachelet en segunda vuelta. Su meta: conquistar el voto de las iglesias protestantes. Por eso, en la celebración del Centenario de la Catedral Evangélica alzó la voz para comprometerse a que en su futuro Gobierno no se hará nada que vaya en contra de lo que dice la Biblia.
Dijo que va a gobernar con ese texto en la mano, lo que no deja de ser contradictorio luego que sacara de la primera línea de su comando a Joaquín Lavín (Opus Dei) y en su lugar se rodeara de un grupo de gente más joven y supuestamente liberal. Eso sí, hay otras versiones que apuntan a que el giro "bíblico" de su campaña lo impulsó su propio ex generalísimo.
"Me comprometo a que en nuestro futuro Gobierno no se hará nada que vaya en contra de lo que la Biblia señala: el matrimonio es entre un hombre y una mujer y la vida se cuida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. No al aborto, no a la eutanasia". (Evelyn Matthei candidata de La Alianza)
En cualquier caso, la candidata sigue su línea y en compañía de sus voceros y jefes programáticos se reunió con el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, para expresarle su compromiso con los temas valóricos.
Analistas afirman que esta estrategia no entrega réditos electorales. Y bien lo sabe Claudio Orrego (DC), quien en la primaria presidencial de la Nueva Mayoría usó el slogan: "Creo en Dios y qué" y salió tercero, después de Michelle Bachelet y Andrés Velasco, con el 8,85% de los votos.
Sin ir más lejos, a los chilenos parece no importarles la religión del presidente o presidenta de Chile. De acuerdo con los últimos resultados electorales (desde que llegó la democracia) entre los mandatarios que han gobernado el país Patricio Aylwin, Eduardo Frei y Sebastián Piñera son católicos y Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, agnósticos (no creen ni niegan la existencia de Dios).
Para algunos analistas, es sorprendente que alguien pueda invocar su creencia religiosa como perfil distintivo en una contienda electoral que tiene como propósito dirimir sobre quién debe dirigir el país y añaden que enfocar una campaña política en juicios católicos o evangélicos no ayuda para ganar elecciones.
Menos en un país donde el Estado está separado de la iglesia desde 1925.
"Nada que ver con la religión"
Algunos sondeos de opinión pública y que se ven refrendados año a año sostienen que los chilenos creen en Dios, pero no en las instituciones religiosas. También han dejado claro que la política no tiene nada que ver con la religión, lo que importa es que el presidente sepa manejar el país. Y que primero están los intereses del pueblo, por sobre las creencias.
Matthei advirtió que "si el día de mañana tenemos un país absolutamente laico, no lloren, cuando no han tratado de parar este movimiento, cuando podían hacerlo durante su voto". Esto, porque la derecha ha tratado de sembrar el terror en la población por la inclusión del Partido Comunista en la Nueva Mayoría.
Frente a estas palabras, Bachelet remarcó que "la libertad de conciencia existe y seguirá existiendo" en el país.
"El Estado, desde 1925, está separado de la iglesia. Este Estado laico es justamente el que garantiza a todas las iglesias que puedan llevar adelante el ejercicio de su espiritualidad y su religión". (Michelle Bachelet, candidata de la Nueva Mayoría).
El rector de la UDP, Carlos Peña, en su columna semanal puntualizó que "ni Matthei es una fundamentalista dispuesta a consultar la Biblia a la hora de gobernar, ni Bachelet alguien en quien anide una semilla totalitaria que la llevará a sacrificar todo a una sola idea".
El académico enumeró algunas de las cosas que la Biblia prohíbe y que son parte de nuestra cotidianeidad, como tener relaciones sexuales, decir garabatos, trabajar un sábado o incluso hacerse piercing en el cuerpo. Todas ellas se castigan con la muerte. Qué decir de temas como el lucro o la formulación de políticas pública. O la definición sobre el rol de la mujer...
Dice Peña: "Es verdad, como observó Lucía Santa Cruz, que todas las ideas poseen consecuencias y que si se deja florecer a las que son erróneas, las consecuencias son de lamentar. Pero no es el caso ni de Bachelet ni de Matthei, cuyas frases no son ideas. Son simples ocurrencias proclamadas en el inevitable afán electoral de estar bien con Dios y con el diablo".
Temas valóricos
A juicio del ex candidato presidencial Ricardo Israel y basándose en las elecciones, a los chilenos les importa "cada vez menos" la condición religiosa de sus candidatos. "No hay duda que eso es parte de la evolución de la sociedad chilena. Y eso comenzó en una sociedad mucho más católica o de mayor influencia con la elección de agnósticos, masones y radicales en un periodo del siglo pasado. Por lo tanto, hoy es un tema de debate debido a que estamos evolucionando. Es positivo y nos acerca más a la modernidad", dijo a Cambio21.
Según explicó, en el país no existe un voto evangélico propiamente tal, pues, "por sus propias características no es una organización vertical y estructurada, como lo puede ser el Vaticano; no hay un equivalente, una línea sigue a pastores determinados"
También destacó que existe similitud en las posturas de la Iglesia Católica y la evangélica en cuanto a temas valóricos, pero "esto pasó desapercibido, porque existe un acostumbramiento a la iglesia católica"
Chilenos tienden a buscar un Estado más laico
El sociólogo Alberto Mayol cree que, a pesar de que a los chilenos "les guste tener monumentos y feriados religiosos, no hay una orientación de parte de la ciudadanía a desear un Estado religioso, lo consideran bastante lejano. No nos olvidemos que nuestra institucionalidad republicana, que se ha debilitado mucho, fue un activo que la gente igual respetaba mucho en Chile. Por lo tanto, no es algo que prenda mucho ir y decir: queremos una religión de Estado, ni mucho menos".
"Creo que en Chile hay una combinación de factores. La moral cristiana es muy presente y es muy importante, pero al mismo tiempo hay una tendencia siempre a considerar que, en el fondo, hay que buscar un Estado más laico", precisó.
Le parece lícito que Matthei en su proyecto pretenda establecer un Estado religioso, aunque, del mismo modo,"me parece ridículo desde el punto de vista teórico. Proponer un Estado no moderno es parte de las posibilidades de un político; lo que es inadecuado es que sea un discurso esporádico y carente de profundidad, o sea, ella no está haciendo una propuesta clara al respecto".
Mayol añadió que "empezó dos semanas antes de la elección con un esfuerzo, a través de redes sociales, de hablarles a los católicos que se estaba tratando de imponer un Estado laico, cosa que ya existía. Eso es lo que intentó establecer, tratando de buscar el voto duro de los católicos, y después salió con esto buscando el voto más duro de los evangélicos".
En su opinión, es "una táctica de poca estatura política, porque ella podría decir: bueno, efectivamente yo soy una persona ultraconservadora y creo que el país merece ser religioso. Eso, como propuesta, es legítimo. Me parece completamente ridículo, yo jamás lo aceptaría, pero evidentemente si la mayor parte de la población quiere un Estado religioso habría que hacerlo, pero en una propuesta, algo con contenido. Así como está hecho es para fines específicos y tratando de conquistar bolsones de votos que andan por ahí supuestamente dispersos".
Según explicó el sociólogo, es "un acto un poco aberrante en ese sentido. Además, me parece un acto poco inteligente, porque es bastante sabido, desde hace muchos años, que distintos pastores evangélicos supuestamente venden la cartera completa del mundo evangélico a distintos políticos y, la verdad, nunca ha ocurrido que los votos evangélicos sean muy distintos del resto de la población. Entonces, me parece absurdo desde el punto de vista táctico, porque perfectamente alguno de ellos podría decir que va a entregarte los votos y eso no es cierto".
Por último, Mayol apuntó a que "en realidad no hay ninguno que tenga un control demasiado importante del conjunto de votos, así es que hay un error de táctica básico, porque además está yendo a buscar votos donde no hay y se enfrasca en una polémica bastante absurda, que no tiene mucho asidero".
Un alcalde y su religión
Antonio Garrido (RN), ex alcalde de Independencia, siempre ha sido reconocido como un activista evangélico. Durante su gestión y por principios religiosos, en su comuna colgaron grandes letreros que decían: "Dios es más grande que tus problemas".
El edil repartía dinero a los pobres, sobre todo en época de campaña. Y dio mucho que hablar por sus dichos, ya que nunca tuvo filtro al momento de lanzar sus críticas. En una ocasión calificó de "canallas" y "vacas" a quienes criticaban a la ex presidenta Bachelet, aunque también dijo que "me gustaría que ella conociera la palabra de Dios y que fuera feliz".
Polémico fue el impasse que tuvo con la periodista de Canal 13 Carolina Urrejola, a quien calificó de "atea", de no estar "ni ahí con Dios" y además le lanzó amenazas de corte religioso, como que "se la va a llevar el cuco". Todo esto, en respuesta a la pregunta de la profesional respecto de la molestia de los vecinos de Independencia por la instalación de carteles religiosos en la comuna y a la consulta de su opinión sobre las veces que le dijeron "que es canuto".
El ex edil retrucó con un "qué orgullo más grande que me digan canuto", y contraatacó a Urrejola preguntándole si ella "tiene alguna duda que Dios es más grande que tu problema".
Cuántos son
Al comparar los censos de los años 2002 y 2012, la población evangélica pasó del 15,14% al 16,62%, mientras que los católicos bajaron del 69,96% al 67,37%. Otro dato que destaca es que hubo una parte de la población declaró no seguir ninguna de estas religiones, pasando del 8,30% al 11,58%. (Censo 2012 Chile)
FUENTE: CAMBIO 21
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