El Mercurio vs. la Asamblea Constituyente
Se ha dicho que “El Mercurio miente” o que, por lo menos, presenta permanentemente la información sesgada desde su particular visión ideológica.
Es por ello que, en Fundamental, consideramos que era necesario investigar en qué términos se refería el diario El Mercurio a la Asamblea Constituyente, principalmente por el impacto que éste tiene en la élite y por su capacidad de agendamiento noticioso. Se recolectaron, a través del buscador de bases de datos Lexis Nexis de la Universidad de Lancaster, la totalidad de notas, entrevistas y editoriales que El Mercurio publicó desde el 1 de enero 2012 hasta el 2 de diciembre del 2013 con las palabras “asamblea constituyente”. Hicimos lo propio con los cables de prensa de UPI, para tener un patrón de comparación. Ambas bases de datos fueron estudiadas con el programa de análisis de lingüística de corpus AntConc, para entender cómo estos medios de comunicación calificaron a la “Asamblea Constituyente”.
Lo que se aprecia nítidamente es que El Mercurio intenta instalar una retórica del riesgo (peligro, arriesgar, vértigo, esconde, etc.) y de irresponsabilidad institucional (descabellada, devaneos, fanatismo, populista, etc.). Utilizando sistemáticamente falacias discursivas para justificar su posición ideológica y así deslegitimar una posible Asamblea Constituyente.
Este aumento en la cobertura se explicaría porque varios de los candidatos presidenciales 2013 (Enríquez-Ominami, Miranda, Claude e incluso Parisi) estaban por un cambio constitucional a través de una Asamblea Constituyente. Por su parte, la ex presidenta Bachelet también se comprometió con una nueva Constitución, pero, al no definir el método para redactarla, se generó un debate respecto de cuál es el mecanismo más idóneo para llevarla a cabo. En forma paralela, iniciativas como Marca tu Voto han contribuido a que, en un ambiente electoral, se hable sobre el tema al llamar a realizar una acción sobre el voto que generó discusiones y también miedos que resultaron ser injustificados.
Si bien ahora sabemos que El Mercurio habla menos sobre la Asamblea Constituyente que una agencia como UPI, todavía faltan antecedentes para determinar si existe o no un sesgo ideológico por parte del diario. Es por ello que realizamos un análisis de colocaciones donde se muestran cuáles son las cuatro palabras que vienen antes y después de “asamblea constituyente” cada vez que ésta es mencionada en El Mercurio. Esto nos permitió identificar claramente dos tipos de palabras: el primero agrupa conceptos que describen acciones como: promover, realizar, proponer, impulsar o convocar; mientras el segundo grupo son conceptos que describen y califican la asamblea constituyente: venezolano, peligro, irresponsable, fanatismo, extraviado, devaneo, descabellado, arriesgar, esconde, vértigo, radicalizado o populista.
Ahora bien, El Mercurio relaciona la Asamblea Constituyente principalmente a conceptos negativos para transmitir que es un peligro para la sociedad y la estabilidad del país; así como un fruto de la irracionalidad. Pero esto no es todo, al realizar un análisis de las Key Words (herramienta que resalta aquellas palabras que desde un punto de vista estadístico están significativamente más presentes en una base de datos que en la otra) y comparar a UPI con El Mercurio, encontramos que la agencia de noticias usa los conceptos: ciudadanía, iniciativa, marca, voto, AC, nueva, constitución y participación. Dichos conceptos, que El Mercurio decide omitir al referirse a la Asamblea Constituyente, aluden tanto al carácter ciudadano de la iniciativa, como a la importancia que ha tenido Marca Tu Voto para contribuir a que se hable de Asamblea Constituyente, pero aún más importante: dan cuenta que la Asamblea Constituyente es un medio para una Nueva Constitución, lo que es sistemáticamente omitido por El Mercurio.
Al analizar todos estos antecedentes, lo que se aprecia nítidamente es que El Mercurio intenta instalar una retórica del riesgo (peligro, arriesgar, vértigo, esconde, etc.) y de irresponsabilidad institucional (descabellada, devaneos, fanatismo, populista, etc.). Utilizando sistemáticamente falacias discursivas para justificar su posición ideológica y así deslegitimar una posible Asamblea Constituyente. En una próxima columna se analizarán dichas falacias más en detalle, pero sólo para ejemplificar: permanentemente se hace referencia exclusivamente a los procesos constituyentes de Venezuela y Bolivia, pero nunca han explicitado que hay países como Suiza y Colombia (entre muchos otros), que también han usado dicho mecanismo para escribir sus actuales constituciones. Así, también, han intentado instalar que la Asamblea Constituyente es una imposición de una minoría radicalizada frente a una mayoría dispersa. De acuerdo a la última encuesta CEP, sería el 45% de la ciudadanía la que está a favor. Es más, un 44% de quienes se declaran de Derecha y Centro-Derecha, adhieren a esa “minoría radicalizada”.
Un cambio de la Constitución, así como también la discusión de las políticas públicas en general, requieren que los medios de comunicación cumplan el rol de informar lo más objetivamente posible a la opinión pública para que ésta, de manera autónoma, pueda formarse su propio juicio y actuar en conciencia. Pero en el caso en que los medios de comunicación quieran presentar un punto de vista (y bienvenido que así sea de la forma más transparente posible), su rol debiera ser al menos entregar argumentos que contribuyan a un debate de verdad. Cuando de manera deliberada se sesga la información que entregan para influir en las percepciones de la ciudadanía, recurriendo a miedos, falacias y mentiras en vez de argumentos sólidos, estamos frente a una democracia tutelada por poderes fácticos (una pequeña minoría, por definición), cuyo objetivo es imponer una agenda determinada y no que sea la ciudadanía la que debata y decida en torno a ella.
*Para descargar el estudio completo visita www.fundamental.cl
FUENTE: EL MOSTRADOR
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