Movimiento apunta a renovación de la derecha y electorado de centro liberal
La sombra de Evópoli se cruza en los planes personalistas de Piñera 2017
Si bien el movimiento no se creó específicamente para atravesarse en los proyectos de Piñera, sí es cierto que su apuesta es la “renovación” y la “autonomía”, sobre todo “de cualquier tipo de personalismos”, recalcan. Al que le quede el poncho que se lo ponga, dice un antiguo refrán.
Ingresaron a la vida pública al alero del gobierno de Sebastián Piñera, pero casi cuatro años después se consolidan con una fuerza autónoma, con una hoja de ruta clara que apunta a un proyecto político de envergadura: ser una alternativa, la tercera corriente de mayor peso en la derecha. El punto es que esos planes entran en colisión directa con el lugar del electorado al que ha aspirado siempre el piñerismo. Claramente una sombra en el horizonte de los ya desplegados planes que apuntan a instalar a Piñera como la carta para el 2017, dado su actual rol de figura mejor evaluada de la derecha.
Es sabido en la derecha que el Presidente se ha visto a sí mismo, a su entorno y sus ideas como una suerte de “tercera vía” de su sector, la opción a la UDI y RN, apuntando con eso a un mundo de centro liberal. También es conocido que su gran proyecto político se llama Sebastián Piñera y que hace rato está en los planes mantenerse como el único líder en medio de una Alianza que está herida, pasando un mal momento, tras un magro resultado parlamentario y presidencial.
No es gratuito que ya se esté definiendo una suerte de Fundación Piñera, que pretende confesadamente ser centro de estudios políticos, que capacite a alcaldes y concejales jóvenes por una parte, pero que también elabore informes y asesore a los parlamentarios de la derecha. Pero para nadie es misterio que lo que se busca realmente es una instancia que se aboque a defender la “obra” y “los “números” del actual gobierno, así como la figura del Presidente. Algo que, en la propia Moneda reconocen, tiene bastante nerviosos a varios en la UDI y RN, pues miran con sospechas los alcances reales políticos de la iniciativa.
Hace un año que el ex ministro y hoy diputado electo Felipe Kast fundó Evopoli, luego se sumó Luciano Cruz-Coke, y anoche, en el Teatro Mori, anunciaron el ingreso de 100 nuevos consejeros, varios de ellos colaboradores y ex miembros de la administración Piñera: el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Pedro Pablo Errázuriz; el presidente del Consejo Nacional de la Cultura, Roberto Ampuero; el subsecretario de Vivienda, Francisco Irarrázabal, y también dirigentes sociales. En la lista también está el ex asesor de La Moneda, Hernán Larraín Matte, que hace un tiempo creó Horizontal y que optó por una alianza estratégica con Evópoli, más otros ex colaboradores del gobierno, como el ex ministro y ex jefe programático de Matthei, Felipe Morandé y la ex ministra del Trabajo, Camila Merino.
Con este panorama, en la derecha reconocen que es imposible que no se genere una tensión política entre el piñerismo y Evópoli, porque este último quiere ser “la” opción que en su momento, en los 90 y durante la década del 2000, simbolizó Piñera en el seno de la Alianza.
Desde que se creó Evópoli ha estado en la mira de Piñera. “La conformación del movimiento no fue impulsada ni promovida por el gobierno”, reconocen algunos en Evópoli, otros recuerdan que hace un año La Moneda puso todas las trabas que pudo para impedir que Cruz-Coke y el entonces ministro Harald Beyer asistieran al lanzamiento de este proyecto colectivo y hay quienes añaden que el Mandatario siempre ha tratado de “controlar” de cierta forma a los gestores del movimiento, retenerlos al alero de su administración, alineados, como con Kast, a quien le ofreció varias alternativas para evitar que se fuera del gobierno.
“Evópoli es un proyecto alternativo que terminará convocando a gente de RN, a esa generación nueva de la derecha que se siente sin espacio en los partidos”, agregan desde el propio movimiento.
Para esta generación, la derecha formal está en proceso de reconstrucción, está obligada a rearmarse –sentencian– y, en esa perspectiva, el proyecto de Evópoli está definido a 15 años plazo, confiesan.
Con el acto de ayer marcan un hito, pasan del manifiesto a la declaración de principios, la antesala a la definición de estatutos –dijeron en Evópoli–, programada para realizarse en enero. Todo con miras a la votación que llevarán a cabo en marzo para resolver cuándo y cómo dan el paso a transformarse en partido político, la meta más próxima. Luego, añaden, vienen las municipales, donde deberán consolidar representación electoral luego del triunfo de Kast en las parlamentarias de noviembre.
“Queremos ser una fuerza social y liberal, un complemento a lo que existe, somos una visión de cómo hacer política, el objetivo es darle una identidad a la derecha”, afirman en Evópoli. Para ello, la estrategia es tener como temas centrales de su trabajo las reformas sociales y llevarlas adelante con acuerdos transversales.
Con esto, la apuesta es a “ampliar el sector, podemos darle más ancho de banda, pero eso significa sí o sí que surjan nuevas personas, nuevos actores y nuevos liderazgos”.
Una piedra en el camino
En Evópoli aclaran una y otra vez que el movimiento “no es contra Piñera”, que los nerviosismos del Mandatario con ellos en el origen del movimiento tenían más su razón de ser en que vislumbraba que este proyecto podía generar tensiones adicionales en la Alianza, complicando más su administración.
Pero aunque Evópoli no se creó específicamente para atravesarse en los proyectos de Piñera, sí es cierto que la apuesta de este movimiento es a la “renovación” y la “autonomía”, sobre todo “de cualquier tipo de personalismos”, recalcan. Al que le quede el poncho que se lo ponga, dice un antiguo refrán.
Además, desde que se creó Evópoli ha estado en la mira de Piñera. “La conformación del movimiento no fue impulsada ni promovida por el gobierno”, reconocen algunos en Evópoli, otros recuerdan que hace un año La Moneda puso todas las trabas que pudo para impedir que Cruz-Coke y el entonces ministro Harald Beyer asistieran al lanzamiento de este proyecto colectivo y hay quienes añaden que el Mandatario siempre ha tratado de “controlar” de cierta forma a los gestores del movimiento, retenerlos al alero de su administración, alineados, como con Kast, a quien le ofreció varias alternativas para evitar que se fuera del gobierno.
Ahora, con todos estos elementos sobre la mesa, en La Moneda reconocen a Evópoli con un proyecto con objetivos políticos claros, saben que tiene un objetivo político, uno que de una forma u otra forma puede chocar con los del piñerismo.
Eso, si levantan candidato presidencial propio o, en su defecto, se pliegan a otras opciones que se levanten en la derecha, que no sea la reelección de Piñera el 2017. Como el propio Kast en el primero caso, o Andrés Velasco en el segundo. “Esta plataforma política libremente va a poder presentarse con candidato propio o plegarse a otra opción que tenga el sector, que no necesariamente sea Piñera”, reafirman desde este grupo.
En todo caso son tajantes en considerar un error del sector instalar desde ya el tema presidencial. “Es una aberración en estos momentos” y advierten que cuando “recién se ha perdido una elección, se ha perdido el próximo gobierno y se esté pensando en el 2017, es precisamente lo que molesta a la gente de la política”. Equivocación que atribuyen de príncipe a paje en la derecha, incluido el propio piñerismo, porque “genera anticuerpos”.
En Evópoli dicen que tienen la puerta abierta a todas las alternativas: “Una candidatura propia a las primarias de la derecha con miras al 2017, puede ser una idea, pero hay que pasar por todas las etapas previas para llegar a ese punto, la hoja de ruta que está definida, ahora no es el momento de eso”, agregaron.
Con el nivel de desencanto interno que hay en la derecha, las pugnas internas en la UDI, las críticas desde RN a la responsabilidad de La Moneda en el mal desempeño electoral de la Alianza en las parlamentarias y presidenciales, hay terreno fértil para que nuevas plataformas siembren y traten de cosechar.
Sobre todo, cuando ya comienzan a surgir voces desde RN, especialmente que advierten que no están dispuestos para Piñera 2017.
Uno ya fue el senador electo de RN Manuel José Ossandón, a quien se sumó el edil de Ñuñoa, Pedro Sabat: “Yo tampoco voy a votar nunca por él, voté por él una vez y me arrepiento profundamente, porque las cosas que él hizo no están dentro de lo que era el programa de la derecha (…) hay que decir la verdad, apoyo a este gobierno hasta su último día, porque me siento responsable, pero de ahí que me pidan a que vote por el de nuevo….”.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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