viernes, 19 de julio de 2013

Más del 50% de los días de reposo solicitados por esta patología son rechazados

El calvario de los chilenos que padecen depresión a la hora de tramitar sus licencias en las Isapres

La renuncia a la candidatura presidencial de Pablo Longueira alegando un severo cuadro depresivo, ha generado un respaldo transversal. Pero no todos los chilenos diagnosticados con cuadros similares consiguen la misma comprensión. Al contrario: deben enfrentar un largo periplo antes de, si lo consiguen, obtener los días de reposo necesario para recuperarse. Preocupante realidad que, según el director de Siquiatría del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Luis Risco, “es lo que le pasa a un chileno normal y no a una persona como Longueira, al que no se le objeta ese derecho”.
                                                                                                                                    
                   
                                                                                
Entre uno y dos meses, como mínimo, debería permanecer fuera de toda actividad el ex senador Pablo Longueira a raíz del cuadro depresivo severo que lo habría obligado a bajar su candidatura presidencial.
Expertos coinciden incluso en que, al tratarse de una condición diagnosticada, debe tratarse con medicamentos y sicoterapia, lo que implica que su descanso podría extenderse incluso a un plazo superior a los seis meses. Longueira, quien ha despertado una transversal simpatía desde todos los sectores, dispondrá del tiempo necesario para recuperarse.
Pero el común de los chilenos no puede contar la misma historia. Esto, según explica el director de Siquiatría del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Luis Risco, porque “las personas con depresión son estigmatizadas y a muchas se les objeta su licencia médica por parte de las Isapres o sus empleadores, porque creen que finge. Eso le pasa a un chileno normal y no a una persona como Pablo Longueira, al que no se le objeta ese derecho”.
Según Risco el rechazo que sufren los pacientes va desde una negativa a la licencia completa hasta la objeción del número de días solicitados, acortándolos. Lo que, asegura, “tiene consecuencias médicas. Es lo mismo que si una persona tiene hepatitis y no hace el reposo necesario, se va a complicar. Con esta enfermedad se requiere reposo, no son vacaciones, es un tiempo necesario para dar lugar a procesos reparatorios”.
En Chile, según cifras de la Superintendencia de Salud, del total de licencias tramitadas en 2012, casi un 60 % se concentra en tres grupos de enfermedades, entre las que se cuenta, ocupando el segundo lugar, el relacionado con trastornos mentales y del comportamiento con un 18,2 % del total.
A su vez, de las licencias por enfermedades psiquiátricas un 53,8 % son producto de  episodios depresivos. Mientras que un 21,8% son por otros trastornos de ansiedad y un 16,8 % por reacción al estrés grave y trastornos de adaptación.
De un total de 200.574 de licencias tramitadas el año pasado por trastornos mentales y del comportamiento, 72.810 fueron rechazadas por las Isapres. Es decir, 36 por ciento. Pero, tal como explica Risco, esto no implica que las 127.764 licencias que sí fueron aceptadas por las aseguradoras de salud fueran aprobadas en su totalidad: de los 3.041.962 días de licencia solicitados, finalmente se otorgaron 1.420.495. Es decir, 54 % fueron rechazadas.
“A una paciente mía le dijeron que mis licencias son cuestionables y, por lo tanto, le pusieron en duda su derecho a tener convalecencia. Ella tenía depresión bipolar y necesitaba el reposo como el que ahora tendrá el señor Longueira. Pero se lo negaron, así que tuvo que acortarlo, y claro, costó mucho más que se mejorara”, señala el siquiatra.
En opinión de Risco, estas cifras “están afirmando que la mitad de los días que los médicos opinan que los pacientes deben reposar, las Isapres opinan que no deben hacerlo. Con todo un sistema montado para que así sea”.

100 % de licencias rechazadas

Para el siquiatra la situación que atraviesa Longueira es una forma de visibilizar el problema. “Me parece extraordinario que en el país pase esto, porque pone sobre el tapete un tema que está pasando absolutamente encubierto y que es de tremenda importancia: el derecho al reposo médico de las personas con depresión”.
Su experiencia como siquiatra al respecto es decidora: pese a que ve pacientes de alta complejidad —con depresiones refractarias, depresiones bipolares o con otra enfermedad asociada— “a todos, al 100 %, las Isapres les objetan la licencia que se les entregó”. Por eso, asegura, “yo siempre instruyo a mis pacientes de que se las van a rechazar”.
-¿Y cuál es el argumento que entregan en las Isapres para rechazarlas?
-Hostilizan a las personas. A una paciente mía le dijeron que mis licencias son cuestionables y, por lo tanto, le pusieron en duda su derecho a tener convalecencia. Ella tenía depresión bipolar, y necesitaba el reposo como el que ahora tendrá el señor Longueira. Pero se lo negaron, así que tuvo que acortarlo, y claro, costó mucho más que se mejorara.
-¿Cuál es el trámite que enfrentan regularmente sus pacientes luego de que les entrega la licencia?
-Hay un primer cedazo: la Isapre. Ellos tienen médicos contralores que evalúan la licencia que da el médico a cargo. Pero están necesariamente ligados a la Isapre que les paga y si autorizan muchas licencias dejan de mandarles pacientes. Entonces normalmente fallan mucho más a favor de que no haya licencia y tengan el reposo apropiado. Y es que si esto lo objetase otro médico con un criterio distinto podría ser razonable, pero lo objeta alguien que lo hace como una regla.
El segundo cedazo es el Compin (Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez). En la práctica las Isapres objetan todas las licencias y quienes hacen el reclamo a la Compin optan a que los obliguen a pagar. Pero no todos reclaman.
Durante mucho tiempo, el Compin falló a favor de los usuarios, pero hubo un cambio en la política con el nuevo gobierno, porque ahora falla menos casos a favor. Y se han escudado diciendo que los médicos son una especie de delincuentes que venden licencias. Es cierto que hay un porcentaje que pueden hacer negocio con esto, pero es mínimo. De esta forma se ha demonizado a los médicos y se ha intentado reducir las licencias para aumentar el beneficio a las Isapres, a costa del reposo y convalecencia de los pacientes.
El Mostrador solicitó cifras del Compin al Ministerio de Salud (Minsal), pero solamente entregaron las relativas a Fonasa. En ese caso el porcentaje de rechazo de licencias médicas psiquiátricas efectivamente ha subido: de 12,9 % en 2010 a 23 % en 2013 (hasta mayo).
El siquiatra prosigue con el periplo: “Cuando el Compin falla en contra del paciente, ya sea en forma total o parcial, puede acudir a la Superintendencia de Seguridad Social, pero también es difícil que fallen a favor. Todo esto no lo va a tener que pasar el señor Longueira”.
-¿Desde cuándo ve problemas con el rechazo de licencias por depresión por parte de las Isapres?
-Siempre ha sido así, desde que partieron montaron un sistema para objetar las licencias. A todos los médicos les aplican la tabla de que son delincuentes. Y en ese sentido tratan a los pacientes.
-¿Cuánto tiempo puede demorarse una persona diagnosticada entonces en enfrentar toda esta odisea?
-Estos ires y venires son eternos. Incluso hay algunos colegas que los evalúan y que los tratan de manera grosera como si fueran ladrones, con lo que agravan la situación. Entonces pueden pasar de semanas a meses en todo el proceso. Algunos abandonan la pelea y trabajan aún enfermos y otros que dan la pelea viven meses antes que les paguen.
-Tomando en cuenta que, según la Encuesta Nacional de Salud de 2009, la proporción de chilenos (17,2 %), que presenta síntomas depresivos casi duplica la de Estados Unidos (9,5 %) ¿cómo se evalúa este entramado a la hora de conseguir que se apruebe una licencia?
-El resultado final es que aumentan los ingresos de las Isapres y se reduce el reposo de los pacientes con derecho a tenerlo.
-¿Usted evalúa como un abuso esta situación?
-Esto no puede llamarse de otra manera. Me produce mucha curiosidad que los médicos no se hayan definido al respecto, que el Colegio Médico no tenga una voz clara en cuánto a que los médicos no son delincuentes y no pueden ser tratados así. Eso hace que las personas pierdan derechos, como su derecho al reposo.
-Además del asunto de las licencias, las personas enfrentan otro tema engorroso: el pago del tratamiento.
-Es otra cosa poco habilosa. Las aseguradoras de Estados Unidos hace como ocho años demostraron que las poblaciones que recibían buenos tratamientos de salud mental gastaban menos en procedimientos y consultas de otras especialidades.
-Pero aquí esa línea no se sigue…
-No. La mayoría de los planes ofrecen asistencia cerrada sólo con centros donde la Isapre es el dueño, que no era el espíritu de la ley cuando partió, sino que debían dar seguridad para la libre elección y
con esto se terminó, la persona no puede ir donde quiera sino donde la Isapre le dice que tiene que ir. O le ofrecen un copago bajo y de pocas entrevistas al año. Es difícil hacer un tratamiento psiquiátrico con cuatro entrevistas por año. No sirve.
-¿Y qué tiene que hacer esa persona?
-Bueno, arreglárselas como pueda.
¿Y en Fonasa?
-También hay problemas, mucho menos a la hora de aprobar licencias, pero no da abasto. Para conseguir horas hay que esperar meses de meses.
-¿Cómo evalúa el tema de las Garantías Explícitas en Salud (GES) que desde 2006 incluye la depresión?
-Me parece una estupenda iniciativa porque le ofrece tratamiento a grandes masas de personas que antes no tenían acceso a tratamientos de este tipo. El problema es que los servicios están bastante sobrepasados en el ámbito público y bastante presionados en el ámbito privado por las Isapres
 
FUENTE: EL MOSTRADOR

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