DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DEL MOVIMIENTO REENCUENTRO COMUNISTA UNIDAD
Enviado el domingo, 30 de octubre a las 14:07:47 por editor
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A Luis Emilio Recabarren, fundador del movimiento político obrero chileno Nosotros, el Movimiento de Reencuentro Comunista Unidad, fundado el 4 de septiembre de 2011 en Concepción, somos una organización política constituida por personas que levantan las banderas de la emancipación de la clase trabajadora. Redacción concluida por mandato de la Conferencia a la Dirección La mayoría provenimos de partidos y organizaciones históricas que se han alejado de su identificación con los principios y fundamentos revolucionarios. Otros, que no provenimos de organización política alguna, no hemos encontrado un referente que nos represente. Hemos convergido para constituir esta organización sobre la base de principios revolucionarios. Nos reconocemos en la tradición iniciada por el marxista ruso Lenin y continuada en Chile por Luis Emilio Recabarren, fundador del movimiento obrero chileno. En ellos reconocemos, en particular, la adecuación práctica a sus propios tiempos y contextos de los fundamentos teóricos de Karl Marx y Frederic Engels. A partir de los postulados de Marx y Engels, comprendemos que el desarrollo de la humanidad está determinado por la lucha de clases y que el estado actual, el estadio capitalista de la historia, será superado por la emancipación de los trabajadores y las trabajadoras en su lucha por su propia supervivencia, construyendo el Socialismo, es decir, aboliendo la propiedad privada sobre los medios de producción y terminando con la explotación de unos seres humanos por otros. El actual carácter del capitalismo mundial Los grandes problemas de la humanidad no se resolverán bajo el sistema de la propiedad privada de los medios de producción, por tanto, es actual y necesaria la revolución social. La cuestión del mercado está al centro de la crisis actual del modo de producción. En realidad, el problema no es del mercado en sí, sino el de la contradicción que crece entre, por un lado, el intento de compensar la caída tendencial de la tasa de beneficio con un aumento de la masa global de plusvalía, por lo tanto, con el desarrollo ilimitado de las capacidades de producción; y, por otra parte, la expansión mucho más lenta de los mercados, esto es, de la capacidad de “absorción” de dichas mercancías producidas, en condiciones de rentabilidad del capital invertido. Es decir, se produce más de lo que el mercado necesita, con consecuencias nefastas para las clases explotadas del mundo, que ven sacrificadas sus condiciones de vida. Hoy, en el marco del mercado mundial constituido, no es tanto el mercado que crea la producción, sino la producción que crea su propio mercado. Son las condiciones mismas de esta producción las que favorecen una acumulación de capitales que, de esta manera, acrecientan las masas de capitales especulativos. Es el paraíso de los especuladores de las finanzas y del retail que, a costa de los acreedores, generan sus ganancias fraudulentas, como lo demuestra el caso de la multitienda La Polar. Los gobiernos, las instituciones internacionales y sus partidos, intentan hacer creer a los trabajadores, a los pueblos, que no hay alternativa. Las leyes de la economía de mercado obligarían –según ellos- a reestructurar y destrozar las capacidades de producción, agobiando a las masas obreras y campesinas en el mundo entero, con privaciones y sufrimientos cada vez más grandes. Los hechos plantean las cosas tal como son, los fenómenos de “sobreproducción” o de “sobrecapacidad de producción” que, según la tesis oficial, no dejaría otra alternativa más que esta política, sólo existen en relación a la ley de la ganancia. Sobreproducción o sobrecapacidad de producción no surgen en relación a las necesidades de la humanidad. La destrucción de las fuerzas productivas, el cierre de fábricas y las quiebras, corresponden a la necesidad inevitable –según la burguesía- de rentabilizar su capital. Es, pues, la esencia misma de una economía fundada sobre el provecho de la propiedad de los grandes medios de producción, la que provoca como resultado gigantescas destrucciones. La lógica de producción capitalista está en crisis, y ésta azota al mundo y especialmente a Europa, hundiendo a Grecia, España, Francia y otros países, e incluso alcanzando a la mayor potencia occidental, Estados Unidos de Norteamérica. El sistema capitalista no ha cesado de intentar superar esta contradicción por medios artificiales como la economía de armamentos y de guerra; la desreglamentación monetaria o financiera a través de la generalización del crédito, privado y público; entre otras medidas. Artificios que inflan los capitales en circulación nutriendo con ello las burbujas especulativas que estallan destruyendo los puestos de trabajo por millones, arruinando a las familias de trabajadores y trabajadoras, y de los sectores populares, e incluso a naciones enteras. Es la bancarrota del sistema de la propiedad privada de los medios de producción. Ello pone a la orden del día la socialización de los medios de producción para el servicio de las necesidades humanas, es decir, el Socialismo. Para nosotros, la revolución de Octubre de 1917 abrió una nueva era. Inició uno de los procesos de progreso económico, social y político más ambiciosos de la historia; sobre todo, abrió camino a la organización de las masas oprimidas y a la certeza de que un nuevo régimen social no era solamente necesario, sino que también posible de construir. Fue también una de las causas principales de la derrota del fascismo, del hundimiento del sistema colonial y de los retrocesos que tuvieron que aceptar los dirigentes de los países capitalistas. Forzó a las clases dirigentes de los países capitalistas, ante el miedo de ver estallar la revolución en su propio país, a conceder a los trabajadores numerosas reivindicaciones que de otro modo no habrían concedido. Octubre de 1917 ha hecho posible la perpetuación del marxismo, de la revolución social y de sus logros, encarnadas en la propiedad social de los medios de producción que existen en el mundo. La caída de la URSS fue la más formidable ofensiva de desmantelamiento de los derechos adquiridos y de las conquistas de la democracia obrera en el seno del régimen capitalista a escala mundial. Pero, al mismo tiempo, comprobó la impotencia histórica del régimen capitalista ante su propia crisis, pues –lejos de ser superada por “la apertura de nuevos mercados” en la URSS y en el Este de Europa- disparó más brutal y rápidamente que nunca una fase de putrefacción generalizada. La dominación económica y política del gran capital en Chile En Chile, el sector clave de la economía sigue siendo el orientado a la exportación. La minería y las forestales representan los sectores estratégicos y las piedras angulares de los ingresos del país; éstas entregan las materias primas que los países desarrollados necesitan para la producción mundial. Nuestra matriz productiva está dada para entregar las riquezas del territorio a bajo costo a los intereses extranjeros y luego adquirir esas mismas materias ya manufacturadas. El origen del subdesarrollo en Chile, está ligado a la conformación del modo de producción capitalista y a la expansión mundial del mismo, pasando por su etapa histórica de carácter predominantemente comercial, primero, y mayoritariamente financiera después. Los elementos que suponen la esencia última de la condición crónica y estructural de subdesarrollo que presenta la economía chilena son, un alto grado de concentración y centralización del capital; un fuerte nivel de dependencia y subordinación externa, y una elevada oligarquización que se traduce en la aguda concentración del ingreso y, por ende, la pobreza e insatisfacción de las necesidades básicas de una parte importante de la población. Durante los últimos 38 años, este proceso crónico y estructural se ha profundizado. El cobre, las minas, obras públicas, agua, gas, minas, bancos, comercio, tierras, mar, fondos de pensión, educación, salud, y todo aquello que pueda dejar alguna ganancia, ha sido saqueado a través de procesos de privatización. El panorama a consecuencia de ello es desolador, El número de pobres creció. El 80% de los hogares gastan más de lo que ganan y la situación es particularmente dramática en el quintil más pobre, donde se gasta un 75% más de los ingresos, versus el quintil más rico que es el único que gana más de lo que consume. Gran parte de ello se debe a los bajos niveles salariales que exhibe nuestro país (con una mediana salarial de $236 mil pesos, CASEN 2009). Los ingresos de trabajadores y capas medias disminuyeron en casi un tercio; los desempleados aumentan, en tanto miles de jóvenes carecen de empleo y de la oportunidad de asistir a la escuela. Al mismo tiempo, las bases naturales, económicas, jurídicas y culturales sobre las que se sustentan las posibilidades de desarrollo nacional, continúan destruyéndose. Las recuperaciones económicas anunciadas por los gobiernos de turno no detienen el crecimiento de la pobreza y el desempleo, mientras tanto los más ricos ven crecer sus fortunas y su impunidad. Para acrecentar sus ganancias, los empresarios prosiguen una feroz batalla para reducir el salario real, e incrementar los ritmos y la jornada de trabajo, precarizando la mano de obra. A favor de esto, se suma la inexistencia de plena libertad sindical, lo que constituye una agresión sin precedentes a los trabajadores. En esta cruzada antinacional participan todos los poderes formales, el ejecutivo, el legislativo y el judicial; además de los informales, pues, por ejemplo, las jerarquías eclesiásticas y los medios de comunicación masiva están a su completa disposición. Mientras tanto, el desastre nacional sigue avanzando, y los principales grupos de poder, apoyados por la Alianza y la Concertación, libran una guerra sin cuartel por el botín que representan el erario público y lo que nos queda como nación. Nuestra propuesta para una alternativa revolucionaria Nuestro objetivo es el Socialismo, esto es, el control de la producción por quienes producen. Para avanzar a ello, creemos que es necesaria una verdadera Democracia. Bogamos por una democracia en la que sean las mayorías las que gobiernen y en la que su voluntad se acate en políticas gubernamentales para el bienestar de estas mayorías; una democracia en la que se redistribuya el ingreso y se impida su concentración. Un régimen que haga realidad el que la democracia debe ser considerada no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. La democracia expresada en la soberanía del pueblo a partir de un nuevo sistema de representación popular, en el que los representantes y gobernantes funcionen bajo control del pueblo, y sujetos siempre a la rendición de cuentas y a la revocación de mandato; en un sistema que reduzca los órganos policiales, militares y judiciales, y en el que se reconozca a la comunidad y a los poderes locales como los ejes del ejercicio democrático y de la distribución del poder político hacia la base de la sociedad. La violación de las libertades democráticas y el saqueo sistemático de nuestro pueblo, es lo que distingue a un régimen antinacional; es la forma de dominación de los grupos asociados al imperio yanqui y a las trasnacionales. Estos grupos junto a sus socios extranjeros, constituyen el enemigo principal del pueblo de Chile, de sus comunidades y pueblos originarios. Desalojarlos de la conducción de la economía y del Estado es la única posibilidad que tenemosde revertir el desastre, de recuperar nuestras riquezas, de restituir la legalidad constitucional y de solucionar las necesidades de trabajadores y trabajadoras del campo y la ciudad, de los pueblos y nacionalidades indígenas, de los pequeños y medianos empresarios, de las mujeres, de la juventud. La lucha por un nuevo gobierno presupone el impulso decidido a la organización y movilización de todo el pueblo, de todas las organizaciones por más modestas que estas sean, alrededor de una Asamblea Constituyente Soberana; es decir, hacia una nueva representación nacional popular que sea la expresión de la nueva mayoría que desplace a los servidores del imperialismo y de los grupos financieros. A partir de ese proceso es como verdaderamente se construirá el poder social y popular que reemplace al viejo y anacrónico régimen político de las elites enfeudadas y del imperialismo. A partir de estos procesos será posible resolver verdadera y favorablemente las reivindicaciones del pueblo. Reconstrucción de la soberanía y de la dignidad de Chile El Capitalismo, sus empresas, sus estados y gobiernos, son responsables de la pobreza, la explotación, la discriminación, la inseguridad y la destrucción de la naturaleza. Aun cuando concebimos nuestras luchas inmediatas como un proceso dirigido a la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados, sin opresores ni oprimidos; en su búsqueda, caminamos a la edificación de una nación digna, justa y en paz, donde cada individuo pueda vivir una vida más plena, desarrollando su personalidad y sus capacidades; es decir, es una lucha que recorre el camino de la justicia social, la soberanía nacional y la democracia, para llegar al Socialismo. Pugnamos por recuperar la Soberanía y la Dignidad Nacional, en solidaridad con los pueblos hermanos, siempre en perspectiva del derrumbe de las fronteras. Se impone recuperar para el país todo lo que se ha trasladado al ámbito de la explotación privada. Son necesarias las nacionalizaciones para recuperar este patrimonio, porque es la base de un desarrollo con independencia, soberanía popular y justicia social. La recuperación irrestricta de la riqueza minera, la industria de telecomunicaciones, el sistema carretero, la minería, entre otras, y la nacionalización de todas las ramas estratégicas y prioritarias de la actividad económica, a las que se debe incorporar, entre otras, la informática. Los derechos a la soberanía del pueblo chileno, y a la propiedad y usufructo sobre sus recursos naturales y energéticos, incluidos el espacio radioeléctrico, el agua, los bosques y las tierras. Nos oponemos a la exclusiva propiedad capitalista de las semillas y nos preocupa su manipulación genética, en la medida que vulnere el derecho del pueblo a la alimentación. Estamos por adoptar medidas que garanticen que las empresas y ramas de la economía nacionalizadas estén al servicio del desarrollo nacional, entre estas medidas consideramos fundamental la participación de los trabajadores y las trabajadoras en la gestión de las empresas. Consideramos necesaria la reforma del sistema tributario, gravando las grandes utilidades a favor del gasto social. Educación y Salud al servicio del pueblo Es necesaria la Educación pública en todos los niveles y que ésta esté abierta al acceso de todos los chilenos y las chilenas que la demanden. El proceso educativo debe transmitir, ante todo y en todos los niveles, los valores de libertad, justicia social y solidaridad, bajo el diseño de nuevos programas educativos que tengan la perspectiva del servicio al país y a su desarrollo, sobre la base de un proyecto social cuyo principal objetivo sea la independencia nacional y la soberanía popular, la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura, y la lucha contra la discriminación de todo tipo, ayudando a cada individuo a desarrollar de manera plena sus posibilidades personales. Es decir, un proyecto educativo acorde a las necesidades del país, coherente con un proyecto de desarrollo para los intereses generales del pueblo chileno y que respete las particularidades territoriales y culturales de la patria. De la misma manera, se requiere una Salud pública, gratuita y digna para toda la población. Por ello, demandamos la ampliación de su cobertura a todas las enfermedades y los servicios que ella implica, garantizados por el Estado y bajo su control. En estas áreas fundamentales, deben destinarse los fondos públicos sólo a la Educación y a la Salud de carácter públicas, impidiendo su destino a cualquiera forma de interés privado. Los derechos humanos y sociales, fundamentales en la creación de la nueva sociedad La vigencia jurídica y real de todos los derechos sociales, debe ser consagrada en la nueva Constitución como el derecho al trabajo digno y al descanso, a la alimentación, a la salud, a la educación, a la cultura, a la recreación sana, al deporte, a la vivienda digna y decorosa, y al respeto general de los derechos humanos. En tanto no conquisten los trabajadores el poder total, esta Constitución deberá consagrar la plena libertad sindical y de negociación colectiva. En lo inmediato, recuperar el poder adquisitivo mediante un aumento masivo y de emergencia a los salarios y pensiones; por un plan inmediato y masivo de trabajo y de viviendas; control social sobre los libros empresariales y los bancos; contra la corrupción y la delincuencia; por la protección a los emigrados, trabajos dignos para la juventud; por la indemnización justa a las familias de los trabajadores muertos en accidentes laborales; por el establecimiento de la escala móvil de salarios y un estricto control de los precios y productos de primera necesidad, protección a la salud y el aumento de la seguridad en el trabajo y en todos los espacios de vida humana y natural. Por la eliminación de las AFP y por pensiones dignas con carácter solidario. Nos manifestamos, además, por la derogación de la Ley Antiterrorista, la libertad para todos los presos políticos y a favor de una real libertad de prensa y de opinión; por el derecho a la tierra y a la libertad de los pueblos originarios; por reconocimiento y respeto de las minorías sexuales. Trabajo justo y reorientación económica Es necesario el cambio de la matriz productiva, es decir, pasar de ser un país exportador de materias primas a un país productor de manufacturas que cubran las necesidades del pueblo, impulsado directamente por el Estado y bajo su propiedad. Nuestra actual división del trabajo está determinada por el sistema de “subcontrato”, el que representa no sólo una optimización de la ganancia por parte de las grandes industrias, sino que es también la principal forma de control de los trabajadores, en tanto está diseñado para no permitir su organización, porque, por un lado, divide la fuerza laboral en un sin fin de pequeñas y medianas empresas, no permitiendo concentrar masas obreras; y, por otro, porque genera contradicciones superficiales entre los trabajadores contratados por la empresa mandante, mejor remunerados, que luchan por mantener su ventaja, y aquellos subcontratados que, siendo la mayoría, están en condiciones de abandono de sus derechos y recibiendo salarios de miseria por el mismo trabajo que sus pares. Ante ello, nos manifestamos por la abolición del sistema de subcontrato –a igual trabajo, igual salario- y por la reducción de la jornada laboral. Naturalmente, nos oponemos a cualquier proyecto de “flexibilidad laboral”, pues ésta atenta contra los derechos adquiridos en décadas de lucha por los trabajadores. La lucha por nuestra independencia Rechazamos toda forma de penetración o de dominación imperialista que pretenda limitar el libre ejercicio de nuestra soberanía nacional y dignidad popular. Condenamos toda actitud de servilismo y de entrega de quienes pactan convenios lesivos a los intereses nacionales. Repudiamos los tratados de libre comercio, las deudas externas disfrazadas o no de deudas internas, la subordinación militar a los Estados Unidos y a cualquier Estado extranjero u organismo, incluida la ONU. Refrendamos el derecho a la autodeterminación económica, política y cultural de los pueblos. Condenamos la carrera armamentista y las guerras de agresión de las potencias hegemónicas. Perseguimos la instauración de la paz basada en la justicia y la dignidad. Apoyamos a países, fuerzas y movimientos que luchan por la libertad, la justicia, la democracia y la soberanía de sus naciones. La defensa del medio ambiente y la tecnología La crisis ambiental no tiene solución si no se resuelve la crisis social, pues el colapso ambiental responde a la manera en que la producción y el consumo están organizados por el Capitalismo mundial. Los mecanismos de los mercados han sido diseñados para que las transnacionales sigan ganando dinero y realizando especulaciones financieras en medio del caos y la destrucción, de ahí la perversa necesidad que tienen de mantener en pie e incluso incrementar los peligrosos niveles de contaminación actuales. El desarrollo y empleo de la tecnología está guiado por los intereses de la lógica capitalista. En ella, las fuerzas productivas se transforman en fuerzas destructivas, de recursos para la vida en recursos para la muerte. Por ello, la ciencia y la técnica deben perder su carácter privado, convertirse en patrimonio de la humanidad para aprovechar las oportunidades y minimizar los riesgos y los peligros de su desarrollo y el uso incontrolado de materiales nucleares, químicos, genéticos, tecnologías reproductivas, nanotecnologías y armas biológicas. El acceso y el dominio de la ciencia y la técnica son primordiales para romper con la subordinación al imperialismo y a todas las visiones y prácticas que reproducen los procesos de enajenación y deshumanización. Los derechos de la mujer La desigualdad entre los sexos es la opresión más generalizada en la historia. Por su condición, las mujeres han resentido con más crudeza los efectos de la crisis económica. La plena equidad en los derechos y oportunidades para todas las mujeres, y la absoluta garantía para que ellas sean las que decidan sobre sus cuerpos, sus vidas, sus destinos, frente al Estado y ante los hombres. Estamos porque se legisle y se forjen programas de acción para garantizar la igualdad plena de hombres y mujeres, y el derecho pleno a disponer de su cuerpo y sexualidad, como el derecho al aborto, garantizando servicios de salud y de educación adecuados para ello. Por legislar a favor de programas que impulsen la educación, la formación y la integración profesional de las mujeres y las jóvenes; por una legislación que garantice una remuneración igual por trabajo de igual valor; por una participación plena y en términos de igualdad de la mujer en las actividades sociales y políticas mediante la adopción de medidas que garanticen la representación de la mujer en todos los ámbitos de toma de decisiones. El Movimiento de Reencuentro Comunista Unidad se integra al mundo social y al mundo obrero en particular, procurando su organización, su educación y su desarrollo. No descansaremos en levantar sus reivindicaciones, adaptando nuestros esfuerzos a la promoción de la lucha por los objetivos propios de todos los sectores explotados. La unidad de trabajadores y trabajadoras a partir de sus reivindicaciones, es el centro de nuestro quehacer. Los comunistas reclaman Unidad. Expresan así la necesidad de organizar sus fuerzas en la perspectiva de su tarea histórica, el Socialismo. Sólo el trabajo organizado y mancomunado de los comunistas les permitirá abrirse paso en el cumplimiento de su propósito. En este sentido, buscamos el acercamiento y la coordinación con los grupos comunistas organizados, así como con los militantes de la senda de Lenin y Recabarren que hoy están fuera de toda estructura partidaria. Hacemos un llamado a los y las comunistas a encontrarnos en esta búsqueda. Los trabajadores y las trabajadoras necesitan constituir un partido que luche por sus intereses. Esta tarea es para nosotros un deber estratégico en la marcha por la emancipación de los oprimidos y, como tal, buscaremos y desarrollaremos las vías y horizontes necesarios que permitan constituir tal organización. Sabemos que en la construcción de esa obra no estamos solos, sino que hay muchos más que consideran necesaria crearla. La historia ha demostrado que las corrientes y sensibilidades de la clase trabajadora son múltiples y diversas, y que la superación del estadio capitalista necesita de la más amplia unidad de la clase obrera, en conjunto con todo el pueblo explotado. Así lo han demostrado las revoluciones triunfantes. En definitiva, afirmamos una política a partir de la unidad y de las reivindicaciones propias de trabajadores y excluidos, en la perspectiva de que será justamente en esta lucha por alcanzarlas que la clase explotada adquiera la conciencia para luchar por el poder y el Socialismo. Principios aprobados en Conferencia del 3 y 4 de septiembre. Redacción concluida por mandato de la Conferencia a la Dirección, el 18 de octubre de 2011 |
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