miércoles, 10 de diciembre de 2014

Libertad, democracia y derechos, son conceptos cuyas esencias se han transformado a conveniencia del poder con el paso de los años, y su resemantización urge en estos tiempos.
El tema de los derechos humanos ha estado históricamente sometido a la manipulación de las grandes potencias, que lo utilizan para atacar a los países que no se someten a sus intereses.
Fue un arma utilizada contra la Unión Soviética y el bloque de países socialistas como parte del conflicto este-oeste, principalmente en los años 70 y 80. Hoy se utiliza contra Rusia, China y los países de Oriente Medio a los cuales Washington intenta someter.
Las guerras genocidas por el dominio geopolítico y de los recursos naturales que encabezan las grandes potencias, violan el principal derecho humano: el derecho a la vida. No obstante, esto no ocupa a la opinión pública mundial ni se sanciona en los organismos internacionales; del mismo modo en que nada ocurrió tras los escándalos por las cárceles secretas de la CIA o sobre el campo de concentración moderno en que se ha convertido la Base Naval de Guantánamo.
La mirada, sin embargo, sí ha estado clavada sobre Cuba.
Con el fin de la Guerra Fría, la excusa de combatir la expansión del comunismo fue ineficaz para justificar las continuas agresiones de los gobiernos de Estados Unidos contra nuestro país, que se remontan al triunfo de la Revolución, en enero de 1959. La estrategia se centró, desde entonces, en disfrazar su política subversiva como una cruzada por los derechos humanos en la Isla.
Para lograr ese cometido, reforzaron la campaña mediática de desprestigio contra Cuba y ejercieron presión para provocar una condena internacional en materia de derechos humanos.
Los ataques cayeron sobre la mayor isla de las Antillas, que al propio tiempo construía y construye una de las mayores obras en el empoderamiento del ser humano, justamente asentada en el respeto a sus derechos. Cuba no conoce un desa­parecido, un torturado; su geografía es en la que la mujer ha alcanzado su plena emancipación; donde el empleo es un derecho; la participación popular en las decisiones de dirección del país una realidad; la tranquilidad ciudadana una virtud para nacionales y visitantes, y la que ha sido considerada por la ONU como el país más seguro de la región.
Sin embargo, la hostilidad por parte de las administraciones estadounidenses, se mantuvieron en la antigua Comisión de Derechos Humanos de la ONU. A pesar de ello, la verdad se impuso y en el 2007 Cuba fue electa como miembro pleno del nuevo Consejo de Derechos Humanos, creado por mandato de la ONU para sustituir a la antigua Comisión, y en el cual Estados Unidos no obtuvo un puesto.
Fue el reconocimiento del Tercer Mundo, de los que somos la mayoría, al valor de nuestra resistencia y solidaridad, al haber continuado la batalla por la justicia social a pesar de los cambios geopolíticos que sufrió el mundo en la década de los 90. Honrando ese compromiso, nuestro país cumplió dos mandatos consecutivos (máximo establecido) en el nuevo Consejo de Derechos Humanos y fue electo una vez más como miembro pleno en el 2013.
La labor solidaria de nuestros hombres y mujeres en numerosos rincones del mundo en materia de salud, educación y en el apoyo al desarrollo de los pueblos ha sido reconocida por muchas naciones. Prueba irrebatible de ese reconocimiento internacional a la labor social de Cuba durante el último medio siglo dentro y fuera de sus fronteras, es también el rechazo unánime al genocida bloqueo económico, comercial y financiero que por más de cinco décadas le ha impuesto Estados Unidos y que es la principal violación a los derechos humanos de los cubanos.
Cuba y su Revolución no solo han erradicado el analfabetismo y establecido un sistema educacional universal y gratuito cuya calidad ha sido reconocida por organismos internacionales como la UNESCO, sino que ha contribuido, con método autóctono, a que más de ocho millones de personas en todo el orbe aprendan a leer y escribir.
En materia de salud, el sistema cubano —además de mostrar indicadores semejantes a los de naciones desarrolladas, con independencia de las carencias materiales que enfrenta el país—, es también reconocido por la Organización Mundial de la Salud por la labor que han desempeñado sus profesionales en otras tierras. En poco más de medio siglo 137 000 colaboradores han ejercido su humanitaria tarea en zonas remotas y condiciones difíciles.
Más allá de que la Constitución de la República establece los derechos, deberes y garantías fundamentales de los ciudadanos, cada vez más nuestras leyes y proyectos gubernamentales van encaminados a proteger a las minorías, respetar la diversidad sexual, racial, religiosa y de género.
Cuba no es lugar para la trata de personas y sus instituciones son referentes en la protección a la niñez, de cuyos instrumentos internacionales es signataria, así como de otros tantos en materia de derechos humanos.
Como cualquier otro país, existen cosas por mejorar, pero es tarea del pueblo cubano escoger el camino para continuar alcanzando nuevos derechos sociales, sin que en ello medien las imposiciones sobre lo que desde el exterior consideren que es mejor para quienes habitamos en esta tierra.
La actualización del modelo económico cubano, respetando las conquistas sociales de la Revolución, es la principal demostración de que nuestro país no ha abandonado sus principios humanistas y solidarios en la tarea de garantizar la construcción de un socialismo próspero y sostenible. Cuba tiene el derecho de escoger su destino y le sobran razones para caminar con la cabeza en alto este 10 de diciembre, día internacional de los derechos Humanos. una de ellas es la expresada por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz:
“¿Y cómo se hizo esa revolución? ¿Cuál fue la conducta del Ejército Rebelde durante la guerra? Cientos de heridos fueron abandonados por el enemigo en el campo de batalla, nuestros médicos los recogieron, los curaron y los devolvieron. Miles de prisioneros fueron capturados en los campos de batalla, jamás se golpeó a un prisionero, jamás se asesinó a un prisionero. Nunca un ejército en el mundo, nunca una revolución en el mundo se llevó a cabo tan ejemplarmente, tan caballerosamente, como se llevó a cabo la Revolución Cubana”.

FUENTE: GRANMA

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