No cree en tesis de Santa Cruz de que se cambiará el modelo
Roberto Ossandón y el eventual gobierno socialista de Bachelet: “En la práctica los programas no se aplican”
El presidente del Instituto Libertad (RN) señala que “si uno analiza el programa de Aylwin, con respecto al cambio en la democracia, uno decía 'bueno, aquí sencillamente entra el socialismo'”. Y dice que eso no ocurrió. También fustiga duramente a Piñera por el mal resultado del sector: “Él tiene la gran responsabilidad de todo lo bien o mal que nos vaya”.
-¿Cuál es su mirada respecto de la polémica que suscitó la historiadora Lucía Santa Cruz al advertir que el programa de Michelle Bachelet constituye el primer escalón hacia una sociedad socialista?
-Me parece que podría llegar a ser un primer escalón, pero no hay que olvidar la experiencia chilena que nos dice que una cosa son los programas de gobierno y otra cosa es lo que se ejecuta o se aplica de ese programa. Hacer propuestas demagógicas en un programa no cuesta nada, sobre todo cuando se está tratando de ganar el voto fácil, pero una cosa muy distinta es cuando se tiene el gobierno y hay que ser responsable con el país. Y, en general, lo que ha sucedido es que estos programas sencillamente no se aplican o se aplican en una parte muy mínima. Y si uno analiza el programa de (Patricio) Aylwin, con respecto al cambio en la democracia, uno decía ‘bueno, aquí sencillamente entra el socialismo’ y entra una vía totalmente distinta en Chile en que se cambian todas las bases de la economía social de mercado; la institucionalidad que había dado la Constitución; la reestructuración institucional, como la de las AFP, etcétera; resulta que lo que se hace, en definitiva, es un perfeccionamiento y una adecuación a las nuevas realidades, sin perder la base de lo que se había construido en el país.
-¿Entonces a qué atribuye esta reacción de preocupación de Santa Cruz y no sólo de ella, sino también de altos dirigentes de su sector que han coincidido con ella?
-Lo que sucede es que, de alguna manera, está en manos de la Presidenta Bachelet, si sale electa con las mayorías que hay actualmente en el Congreso, la posibilidad real de que se puedan aplicar esas medidas o ideas socialistas que están en el programa. Cuestión que antes era más difícil porque había más equilibrio en el Parlamento.
-La oposición ya consiguió en el Congreso las mayorías suficientes para eliminar, por ejemplo, las leyes orgánicas que son los ejes del modelo.
-Las leyes de quórums no son el problema. Aquí, sin ninguna necesidad de tocar ninguna ley de quórum se pueden hacer todo tipo de modificaciones legales que terminen llevando al país hacia un Estado socialista. Las leyes de quórums son sólo una parte del problema. Lo más importante está en las leyes normales. Una reforma tributaria mal elaborada, una reforma de salud mal elaborada, una reforma que cambie todo el sistema de ahorro voluntario de las AFP, una serie de políticas estatistas que podrían hacerse pueden llevar, claramente, a un socialismo exacerbado, sin necesidad de tocar ninguna norma constitucional de quórum calificado. Eso sí que es un llamado de atención que, evidentemente, hace Lucía Santa Cruz.
-¿Y usted comparte con ella que es necesario hacer ese llamado de atención?
-No está de más que una pensadora como Lucía Santa Cruz ponga el tema sobre la mesa y que llame a reflexionar a muchas personas que, apoyando a Michelle Bachelet, podrían ser moderadoras dentro del debate y de la implantación de un régimen o de ideas socialistas que están bastante pasadas de moda.
“Con este resultado electoral y si es probable que pase que el Presidente de nuestro sector le va a entregar la banda presidencial a una persona de izquierda y, luego, también le entregó el Parlamento al conglomerado opositor sin contrapesos por el lado nuestro, eso tiene una responsabilidad enorme de este gobierno. Y si estas personas que, el día de mañana, van a ser oficialistas toman malas decisiones, va a ser el legado de nuestro gobierno más que del gobierno que sigue…”, dice de Piñera.
-¿Entonces también comparte con Santa Cruz su convicción de que el programa de Bachelet elimina los contrapesos al poder de las mayorías?
-Hay una cierta ambición respecto a eso y las elimina, más allá del programa propiamente tal, el resultado de las elecciones. Y eso es bastante grave. Porque los gobiernos han tenido la gracia de poder echarle la culpa al vecino de no aplicar determinadas normas que saben que son demagógicas y que no las habrían impulsado de ninguna manera. Cuando no se tiene, en el fondo, la opción de echarle la culpa al vecino, como puede pasar en esta ocasión, pueden pasar normas que realmente sean muy poco beneficiosas para el Estado. Es un poco lo que sucedió con el gobierno de (Eduardo) Frei Montalva. Él ganó con tanta mayoría, que manejó el Parlamento absolutamente; por lo tanto, no tenía ninguna excusa que darles a sus propios partidarios para no aprobar leyes que él estaba seguro que no eran buenas. Y eso ha operado en Chile los últimos 25 años de forma muy equilibrada. Porque, en definitiva, cuando no se quiere aprobar una ley, siempre se le echa la culpa al vecino.
-O sea, la oposición… ¿de eso hablamos cuando decimos “vecino”, no?
-Exactamente. Por ejemplo, un caso concreto que habla mal de todos los parlamentarios, salvo algunas excepciones, es la reforma al sistema binominal, todos y de todos los sectores han dicho que hay que reformarlo y estaban los votos, pero nunca la aprobaban porque a un lado le convenía y al otro también. Y, por lo tanto, como eran los parlamentarios a los que más les convenía, nunca lo aprobaban, pero tenían la excusa para echarle la culpa al del frente. ¿Por qué? Porque las fuerzas estaban equilibradas. El problema que hay ahora es que no están equilibradas las fuerzas en el Congreso y al no estar equilibradas, si doña Michelle Bachelet es la próxima Presidenta y no actúa con mucha cordura, con mucha responsabilidad y se deja llevar por algunos personajes demagogos de su sector, puede llegar a cometer un error para el Estado, implantando políticas que pueden ser muy perjudiciales. Yo espero que eso no suceda, porque creo que el país está bastante más maduro que antes, hay cosas que no va a aceptar y que, en definitiva, algo que pueda servir para ganar algunos votos fáciles, en la práctica no se lleve a cabo, porque Michelle Bachelet es una persona inteligente y tendrá ministros que supongo que son inteligentes y que saben lo que pasó en el extranjero. Tenemos cómo compararnos con otros países y realmente sería una locura echar a perder todo lo que se ha hecho con tanto esfuerzo durante no sólo el gobierno militar, sino durante los 20 años de la Concertación, que se hicieron aportes muy importantes, y lo mismo el gobierno de Sebastián Piñera.
El rol de Allamand y Ossandón
-Usted decía que esta advertencia de Santa Cruz debería hacer reflexionar a quienes acompañen a Bachelet en un próximo gobierno. Cuando habla de los que podrían moderar ese eventual gobierno, ¿en quiénes está pensando?
-Estoy pensando, de partida, en la Democracia Cristiana.
-¿Debería cumplir qué rol?
-La Democracia Cristiana debería ser una gran moderadora del discurso socializante del próximo gobierno. Y debiera ser el moderador y un articulador de acuerdos con el sector que va a ser oposición, de manera de ir construyendo entre ambos el país en forma ordenada y moderada.
-En ese mismo contexto y a propósito de la búsqueda de acuerdos, en la Nueva Mayoría vieron con muy buenos ojos los triunfos de Andrés Allamand en Santiago Poniente y de Manuel José Ossandón en Santiago Oriente, y lo que perciben es que son dos figuras con las que eventualmente se podrían alcanzar acuerdos. ¿Usted comparte ese análisis, ve ese mismo escenario?
-Yo lo veo eso absolutamente claro. Porque Andrés Allamand fue uno de los grandes gestores de los acuerdos. No sólo en la etapa del gobierno democrático de Aylwin, que fue fundamental todo lo que él trabajó para que se llegara a acuerdo en materias fundamentales como la tributaria, laboral, etcétera, sino que, previo a eso, Allamand fue un actor fundamental en los acuerdos que logró el gobierno militar saliente con el gobierno entrante y también fue un gran gestor en todas las reformas constitucionales que le dieron estabilidad al país. Por lo tanto, yo sé que el espíritu de él, como un hombre democrático, es seguir con el proceso de los acuerdos. Y así es como se va construyendo un Estado.
-¿Y Manuel José Ossandón?
-En el caso de Manuel José Ossandón, tiene la gracia, además de que siempre ha actuado con acuerdos en todos los concejos que él ha estado –sobre todo en los más importantes, como el de la Municipalidad de Puente Alto–, siempre ha privilegiado los acuerdos, pero tiene un adicional: que es un conocedor de los problemas reales de las personas y que no se va a dejar llevar por una demagogia barata. Va a contribuir a que se llegue a acuerdos muy buenos y productivos para todos, especialmente para las personas más necesitadas. A él, en materias sociales, nadie le vende nada. Sabe perfectamente cuál es la realidad y cuáles son las políticas que influyen para que les vaya bien a las personas. Por lo tanto, si la Nueva Mayoría capta eso, Manuel José Ossandón va a ayudar, junto a Allamand, a que se tomen buenas medidas.
-¿Efectivamente, entonces, la Nueva Mayoría podría contar con dos aliados?
-En la medida que sean cosas razonables, obviamente. Pero no sólo ellos. Yo creo que todos los parlamentarios de la Alianza también van a estar de acuerdo en llegar a acuerdos, valga la redundancia. Porque así es como se practicó la democracia de los acuerdos a principio de los años 90 y que tuvo un gran resultado para el país.
-¿Y cuál es su análisis del resultado de la primera vuelta presidencial y parlamentaria para la Alianza? ¿Qué es lo que viene para su sector a partir de este resultado?
-Yo creo que el resultado fue extraordinariamente malo, negativo. Esa es la impresión que tengo. Espero que ese resultado no implique un retroceso respecto de todas las materias legislativas y lo que viene para adelante. Y creo que de eso hay una responsabilidad muy importante en el gobierno saliente. Ahí vamos a ver realmente cuál es la profundidad del legado del Presidente Piñera.
-¿Cómo así?
-Con este resultado electoral y si es probable que pase que el Presidente de nuestro sector le va a entregar la banda presidencial a una persona de izquierda y, luego, también le entregó el Parlamento al conglomerado opositor sin contrapesos por el lado nuestro, eso tiene una responsabilidad enorme de este gobierno. Y si estas personas que, el día de mañana, van a ser oficialistas toman malas decisiones, va a ser el legado de nuestro gobierno más que del gobierno que sigue, porque nuestro gobierno es el que le dio las armas para hacer todas esas modificaciones. Y ahí está el real legado para el país futuro, del Presidente Piñera.
-Usted habla del gobierno, pero ¿qué responsabilidad le asigna al Presidente Piñera, como principal responsable de esta administración, en este escenario que cree que podría darse?
-El Presidente de la República es el jefe de Estado y es el jefe del sector. Y, por lo tanto, él tiene la gran responsabilidad de todo lo bien o mal que nos vaya. El resto son actores menores frente a la figura presidencial que existe en Chile. Y, sobre todo, conociendo cómo gobierna y opera este Presidente de la República, que es absolutamente personalista. Y eso es algo que puede ser muy beneficioso o muy perjudicial, pero esa es la forma como opera él.
-En ese contexto, ¿Piñera también sería el responsable de la derrota de Evelyn Matthei?
-Evidentemente no es el único responsable, pero obviamente es un responsable muy importante y, sobre todo, cuando todos sabemos que él fue el fue el gran impulsor de esta candidatura.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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