jueves, 7 de febrero de 2013

Tema sería una cuña que divide al bacheletismo

Inquietud en la Concertación ante arremetida de ME-O por asamblea constituyente

Con los partidos del conglomerado divididos internamente por el tema, y ante una Bachelet que no incorpore la demanda por una Carta Fundamental legítima, de la que ya pedía en los 80 el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, se teme que el candidato del PRO coseche votos en los jóvenes y en la izquierda. El asunto incluso cruza al mismo PS, donde se aprobó un mandato en el último congreso de la colectividad a favor de avanzar en esa dirección.
Mientras la ex Presidenta Michelle Bachelet veranea en el Lago Caburgua, a unos metros de Sebastián Piñera, en el mundo político opositor ya se comienzan a oír los aprontes para su proclamación como la abanderada del sector. En este contexto también está más presente que nunca el debate acerca del contenido programático de su eventual campaña y la necesidad de avanzar, en un próximo período presidencial, de una democracia representativa a una participativa. Así, la idea de una asamblea constituyente es cada vez más apreciada por quienes tienen la convicción de que es imprescindible adaptar la Constitución a los nuevos tiempos y dejar de modificarla con pequeños cambios que algunos califican de “cosméticos”. En este contexto, también están los que ven con preocupación que Marco Enríquez-Ominami “naturalmente intente usar este elemento como diferenciador de la candidatura de la Concertación, justamente porque es ahí donde no hay consenso”, sobre esta materia.
Resulta que tanto en el Partido Socialista como en el PPD se han tomado acuerdos oficiales respecto de avanzar hacia una asamblea constituyente. Sin embargo, en la tienda encabezada por Osvaldo Andrade no hay unanimidad respecto de que sea imperioso este mecanismo para cambiar la Constitución. Por lo pronto, el primero en abrir la polémica al respecto en la oposición fue el presidente de la Cámara Alta y hombre fuerte de la tienda, senador Camilo Escalona. En una entrevista publicada en La Tercera el 1 de septiembre del año pasado, afirmó que “yo no quisiera que el tema de la asamblea constituyente fuera una especie de droga que nos haga olvidar los problemas políticos, que son los decisivos. O sea, que nos pongamos a fumar opio en un escenario ficticio, inexistente, de una crisis institucional que no existe, de una asamblea constituyente que no se va a constituir nunca” y más adelante añade que “si no hay una crisis institucional, y existe un fenómeno crónico de desencanto, de distanciamiento, cuando nos ponemos a fumar opio, con propuestas inalcanzables, más se acentúa ese fenómeno crónico”.
Y, para ser justos, en la Democracia Cristiana tampoco hay una sola opinión sobre el tema. De hecho, quienes con más fuerza lo han impulsado desde la Concertación son el timonel del Partido Radical, senador José Antonio Gómez, y el PPD. Esta falta de acuerdo es lo que preocupa a un sector de la oposición que ve como ME-O pretende capitalizarlo, atrayendo al votante de izquierda con el discurso de que “lo principal es mejorar la democracia, que es mi gran diferencia con todos los candidatos. Yo creo en la educación laica, gratuita y de calidad; creo en la asamblea constituyente”, como señala en la entrevista que publicó El Mercurio el sábado 2 de febrero.
De ahí que en el progresismo opositor, asumiendo que Bachelet será su abanderada presidencial, refuercen la necesidad de tomar el concepto de la asamblea constituyente como parte de la oferta que la candidatura le haga a la ciudadanía frente a las próximas presidenciales. Incuso aunque desde el socialismo reconocen que en Chile “no existe una cultura, una historia, de asamblea constituyente”, también tienen la convicción de que “hay modelos que se han aplicado en otros países y que podrían calzar para el nuestro”. Y admiten que hay diferencias no sólo al interior del PS respecto de la necesidad de la implementación de este mecanismo en Chile, sino también al interior de la Concertación —tal como lo plantean en la DC—, y que eso se debería a que “algunos objetan la forma, porque en Chile no existe la institucionalidad legal para eso”. Para un alto dirigente del partido “este es un debate que se tiene que abrir, de cara al país, ahora que le está yendo bien y no hay que esperar a que ocurra una crisis, como en España, para hacerlo”. En la tienda están concientes de que este es un tema debatible, pero también lo están de que resulta atractivo para un grupo de votantes jóvenes, cercanos a la izquierda, que se considere seriamente la fórmula para cambiar la Constitución y terminar definitivamente con los enclaves autoritarios que persisten, a pesar de las modificaciones que se le han realizado.

Fórmula institucional

Es allí donde comienza a preocupar la figura de ME-O. Porque en la oposición hay quienes creen que el aspirante del PRO a La Moneda, ex PS, podría conquistar con esta propuesta a un segmento joven que hasta ahora no se siente convocado a votar. Cuyo efecto es incalculable, explica un parlamentario, dada la alta abstención que se produjo en las municipales.
El diputado Fuad Chaín evoca que ya el ex Presidente Eduardo Frei Montalva aludió a este concepto durante su discurso en el Teatro Caupolicán, en agosto de 1980, unos pocos días antes del plebiscito con que el Régimen Militar validó la actual Carta Magna, por lo que no le encuentra lógica a que haya sectores de la oposición que no la validen ni menos a que se opongan en la DC, “siempre que el proceso se haga dentro de la institucionalidad”.
Mientras que el vicepresidente de la colectividad, diputado Alfonso De Urresti, recuerda que “existe un mandato del último Congreso que establece avanzar hacia una asamblea constituyente e implementarla de la mejor manera que sea posible, con el fin de tener una Constitución que emane de las fuerzas democráticas”. Ello, porque si bien se le han hecho modificaciones a la Carta Fundamental “su núcleo central claramente sigue igual”. Y en términos muy similares a los planteados por el también ex PS, Carlos Ominami, en su columna de El Mercurio el pasado 4 de febrero, en que le daba sustento orgánico a los dichos de su hijo respecto de la asamblea constituyente un par de días antes, De Urresti afirma que “si estamos todos de acuerdo en cambiar la Constitución, quienes se oponen a eso sería bueno que plantearan una alternativa viable”.
En la Democracia Cristiana admiten que el tema no es menor. Incluso ven que la estrategia de ME-O apunta hacia un segmento que podría sentirse atraído por un programa que contemple cambiar la Constitución. Ello, justamente aprovechando que en la Concertación no existe consenso. Y el vicepresidente de la tienda, diputado Fuad Chaín coincide con su par del PS en cuanto a que, en el marco del debate de fondo, nunca ha quedado clara la forma para llegar a la asamblea constituyente. El parlamentario está convencido de que si se llegara a una fórmula dentro de la institucionalidad se obtendría el consenso. Incluso —tal como lo recuerda Ominami en su columna, cuando afirma que la idea de la asamblea constituyente está en la declaración de principios de la Alianza Democrática, organización que sirve de base a la Concertación—, Chaín evoca que ya el ex Presidente Eduardo Frei Montalva aludió a este concepto durante su discurso en el Teatro Caupolicán, en agosto de 1980, unos pocos días antes del plebiscito con que el Régimen Militar validó la actual Carta Magna, por lo que no le encuentra lógica a que haya sectores de la oposición que no la validen ni menos a que se opongan en la DC, “siempre que el proceso se haga dentro de la institucionalidad”.
En esa ocasión, en el marco de la alternativa que la oposición le ofrecía a la dictadura para que Chile pudiera volver a la democracia “debidamente renovada” —en el segundo punto— el ex mandatario sostenía que “constituido este gobierno de transición se elija por votación popular una asamblea constituyente u otro organismo auténticamente representativo de todas las corrientes de opinión nacional, como fue en 1925, que tendrá a su cargo la elaboración de un proyecto de Constitución. Este proyecto se someterá a plebiscito, bajo un sistema que dé absolutas garantías, y con opciones claramente definidas y plena libertad de expresión”.
Mientras tanto, en el PPD hay quienes están convencidos de que si no se elabora una propuesta desde la oposición, que además se contemple en su programa, ME-O podría “atraer votos a su caudal. Sobre todo ahora que ha dado señales de que va a llegar a la primera vuelta, eso sería un problema”, admite un parlamentario de la tienda.

FUENTE: EL MOSTRADOR

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