Tema sería una cuña que divide al bacheletismo
Inquietud en la Concertación ante arremetida de ME-O por asamblea constituyente
Con los partidos del
conglomerado divididos internamente por el tema, y ante una Bachelet que
no incorpore la demanda por una Carta Fundamental legítima, de la que
ya pedía en los 80 el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, se teme que
el candidato del PRO coseche votos en los jóvenes y en la izquierda. El
asunto incluso cruza al mismo PS, donde se aprobó un mandato en el
último congreso de la colectividad a favor de avanzar en esa dirección.
Mientras la ex Presidenta
Michelle Bachelet veranea en el Lago Caburgua, a unos metros de
Sebastián Piñera, en el mundo político opositor ya se comienzan a oír
los aprontes para su proclamación como la abanderada del sector. En este
contexto también está más presente que nunca el debate acerca del
contenido programático de su eventual campaña y la necesidad de avanzar,
en un próximo período presidencial, de una democracia representativa a
una participativa. Así, la idea de una asamblea constituyente es cada
vez más apreciada por quienes tienen la convicción de que es
imprescindible adaptar la Constitución a los nuevos tiempos y dejar de
modificarla con pequeños cambios que algunos califican de “cosméticos”.
En este contexto, también están los que ven con preocupación que Marco
Enríquez-Ominami “naturalmente intente usar este elemento como
diferenciador de la candidatura de la Concertación, justamente porque es
ahí donde no hay consenso”, sobre esta materia.
Resulta que tanto en el Partido Socialista como en el PPD se han
tomado acuerdos oficiales respecto de avanzar hacia una asamblea
constituyente. Sin embargo, en la tienda encabezada por Osvaldo Andrade
no hay unanimidad respecto de que sea imperioso este mecanismo para
cambiar la Constitución. Por lo pronto, el primero en abrir la polémica
al respecto en la oposición fue el presidente de la Cámara Alta y hombre
fuerte de la tienda, senador Camilo Escalona. En una entrevista
publicada en La Tercera el 1 de septiembre del año pasado,
afirmó que “yo no quisiera que el tema de la asamblea constituyente
fuera una especie de droga que nos haga olvidar los problemas políticos,
que son los decisivos. O sea, que nos pongamos a fumar opio en un
escenario ficticio, inexistente, de una crisis institucional que no
existe, de una asamblea constituyente que no se va a constituir nunca” y
más adelante añade que “si no hay una crisis institucional, y existe un
fenómeno crónico de desencanto, de distanciamiento, cuando nos ponemos a
fumar opio, con propuestas inalcanzables, más se acentúa ese fenómeno
crónico”.
Y, para ser justos, en la Democracia Cristiana tampoco hay una sola
opinión sobre el tema. De hecho, quienes con más fuerza lo han impulsado
desde la Concertación son el timonel del Partido Radical, senador José
Antonio Gómez, y el PPD. Esta falta de acuerdo es lo que preocupa a un
sector de la oposición que ve como ME-O pretende capitalizarlo,
atrayendo al votante de izquierda con el discurso de que “lo principal
es mejorar la democracia, que es mi gran diferencia con todos los
candidatos. Yo creo en la educación laica, gratuita y de calidad; creo
en la asamblea constituyente”, como señala en la entrevista que publicó El Mercurio el sábado 2 de febrero.
De ahí que en el progresismo opositor, asumiendo que Bachelet será su
abanderada presidencial, refuercen la necesidad de tomar el concepto de
la asamblea constituyente como parte de la oferta que la candidatura le
haga a la ciudadanía frente a las próximas presidenciales. Incuso
aunque desde el socialismo reconocen que en Chile “no existe una
cultura, una historia, de asamblea constituyente”, también tienen la
convicción de que “hay modelos que se han aplicado en otros países y que
podrían calzar para el nuestro”. Y admiten que hay diferencias no sólo
al interior del PS respecto de la necesidad de la implementación de este
mecanismo en Chile, sino también al interior de la Concertación —tal
como lo plantean en la DC—, y que eso se debería a que “algunos objetan
la forma, porque en Chile no existe la institucionalidad legal para
eso”. Para un alto dirigente del partido “este es un debate que se tiene
que abrir, de cara al país, ahora que le está yendo bien y no hay que
esperar a que ocurra una crisis, como en España, para hacerlo”. En la
tienda están concientes de que este es un tema debatible, pero también
lo están de que resulta atractivo para un grupo de votantes jóvenes,
cercanos a la izquierda, que se considere seriamente la fórmula para
cambiar la Constitución y terminar definitivamente con los enclaves
autoritarios que persisten, a pesar de las modificaciones que se le han
realizado.
Fórmula institucional
Es allí donde comienza a preocupar la figura de ME-O. Porque en la
oposición hay quienes creen que el aspirante del PRO a La Moneda, ex PS,
podría conquistar con esta propuesta a un segmento joven que hasta
ahora no se siente convocado a votar. Cuyo efecto es incalculable,
explica un parlamentario, dada la alta abstención que se produjo en las
municipales.
El diputado Fuad Chaín evoca que ya el ex Presidente Eduardo Frei Montalva aludió a este concepto durante su discurso en el Teatro Caupolicán, en agosto de 1980, unos pocos días antes del plebiscito con que el Régimen Militar validó la actual Carta Magna, por lo que no le encuentra lógica a que haya sectores de la oposición que no la validen ni menos a que se opongan en la DC, “siempre que el proceso se haga dentro de la institucionalidad”.
Mientras que el vicepresidente de la colectividad, diputado Alfonso
De Urresti, recuerda que “existe un mandato del último Congreso que
establece avanzar hacia una asamblea constituyente e implementarla de la
mejor manera que sea posible, con el fin de tener una Constitución que
emane de las fuerzas democráticas”. Ello, porque si bien se le han hecho
modificaciones a la Carta Fundamental “su núcleo central claramente
sigue igual”. Y en términos muy similares a los planteados por el
también ex PS, Carlos Ominami, en su columna de El Mercurio el pasado 4 de febrero,
en que le daba sustento orgánico a los dichos de su hijo respecto de la
asamblea constituyente un par de días antes, De Urresti afirma que “si
estamos todos de acuerdo en cambiar la Constitución, quienes se oponen a
eso sería bueno que plantearan una alternativa viable”.
En la Democracia Cristiana admiten que el tema no es menor. Incluso
ven que la estrategia de ME-O apunta hacia un segmento que podría
sentirse atraído por un programa que contemple cambiar la Constitución.
Ello, justamente aprovechando que en la Concertación no existe consenso.
Y el vicepresidente de la tienda, diputado Fuad Chaín coincide con su
par del PS en cuanto a que, en el marco del debate de fondo, nunca ha
quedado clara la forma para llegar a la asamblea constituyente. El
parlamentario está convencido de que si se llegara a una fórmula dentro
de la institucionalidad se obtendría el consenso. Incluso —tal como lo
recuerda Ominami en su columna, cuando afirma que la idea de la asamblea
constituyente está en la declaración de principios de la Alianza
Democrática, organización que sirve de base a la Concertación—, Chaín
evoca que ya el ex Presidente Eduardo Frei Montalva aludió a este
concepto durante su discurso en el Teatro Caupolicán, en agosto de 1980,
unos pocos días antes del plebiscito con que el Régimen Militar validó
la actual Carta Magna, por lo que no le encuentra lógica a que haya
sectores de la oposición que no la validen ni menos a que se opongan en
la DC, “siempre que el proceso se haga dentro de la institucionalidad”.
En esa ocasión, en el marco de la alternativa que la oposición le
ofrecía a la dictadura para que Chile pudiera volver a la democracia
“debidamente renovada” —en el segundo punto— el ex mandatario sostenía
que “constituido este gobierno de transición se elija por votación
popular una asamblea constituyente u otro organismo auténticamente
representativo de todas las corrientes de opinión nacional, como fue en
1925, que tendrá a su cargo la elaboración de un proyecto de
Constitución. Este proyecto se someterá a plebiscito, bajo un sistema
que dé absolutas garantías, y con opciones claramente definidas y plena
libertad de expresión”.
Mientras tanto, en el PPD hay quienes están convencidos de que si no
se elabora una propuesta desde la oposición, que además se contemple en
su programa, ME-O podría “atraer votos a su caudal. Sobre todo ahora que
ha dado señales de que va a llegar a la primera vuelta, eso sería un
problema”, admite un parlamentario de la tienda.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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