En medio de la mediática batalla protagonizada por el sheriff de Palacio y Sabas Chahuán, las duras críticas a la labor de los fiscales que ha levantado el ministro del Interior, mueven el foco de las críticas en otra dirección. Y es que el desempeño del secretario de Estado en la lucha contra la delincuencia, caballito de batalla de la actual administración, no ha tenido el éxito esperado: según la encuesta Adimark, 80% de la ciudadanía rechaza la forma en que el Gobierno ha manejado la delincuencia, quedando detrás del rechazo al manejo en el conflicto estudiantil.
Ni miles de estudiantes movilizados, ni los rostros de Camila Vallejo y Giorgio Jackson acaparando la atención de los medios nacionales e internacionales lograron destronar en las encuestas de los últimos meses al rey de los reclamos de los chilenos: el manejo por parte del gobierno en torno a la delincuencia.
Según la última encuesta Adimark, 80% de la ciudadanía desaprueba este ítem, versus 71% que rechaza cómo el gobierno ha manejado el tema educacional. Un golpe bajo para la administración de Sebastián Piñera que tenía entre sus proyectos estrella justamente “ganar la batalla” y “terminar con el recreo” para los delincuentes. Objetivo que está lejos de lograrse: hace unas semanas un Informe del Ministerio del Interior reveló que los delitos aumentaron 10,1% en el país durante el tercer trimestre de 2011.
El mayor herido a raíz de estos negros resultados es el sheriff del gobierno de Piñera, el ministro del Interior y hombre del círculo de confianza del mandatario, Rodrigo Hinzpeter, que en medio del fracaso de las políticas de prevención y tratamiento de delitos encontró un inesperado aliado para desviar las culpas: el Ministerio Público, liderado por Sabas Chahuán, con quien ha mantenido un tenso y mediático gallito.
“El trasfondo de por qué pasa esto hoy es porque en el Gobierno están con el agua hasta el cuello y la forma más sencilla es transferir la culpa de ellos a otros. Independientemente de que efectivamente el sistema no funciona bien”, aseguran funcionarios ligados al sector.
Traspasando el bulto o la debilidad de Chahuán
Según diversas fuentes del sector, lo más probable es que la batalla entre Interior y el Ministerio Público no corresponda a una estrategia especialmente elaborada. Más bien “en el Gobierno se dieron cuenta de que el tema de la delincuencia, área a la que habían apostado fuertemente, en realidad estaban más al debe, y empezaron a ver a quién endosárselo. Primero se puso en entredicho a los jueces de garantía, pero pelearse con el poder judicial tiene mayores costos”.
Desde Interior rechazan que los dardos contra Chahuán respondan a una estrategia para desviar las críticas y aseguran que esta polémica “no tiene que ver con esquivar el bulto ni escoger contrincantes políticamente débiles. El ministro cree que es lo que hay que hacer y el contrincante es el que hay”, dicen.
Efectivamente el 21 de octubre pasado Hinzpeter y el vocero Andrés Chadwick criticaron el desempeño de los jueces de garantía por la impunidad de los detenidos por las acciones de violencia en medio de las movilizaciones sociales. Esta pasada de cuenta al Poder Judicial se vio reafirmada el mismo día por el ministro de Justicia, Teodoro Ribera, que mandó un mensaje que hizo “arder Troya” y que se interpretó como que a la hora de nombrar a un juez para la Corte de Apelaciones o la Suprema pesarían sus dictámenes en estas materias.
“La voz de respuesta de Juica y el pleno sonó muy fuerte, y si la situación seguía escalando sólo complicaba al Gobierno. Por eso se produce un giro hacia el Ministerio Público, donde Chahuán tiene menos piso y fuerza, principalmente en el manejo político”, explican fuentes ligadas a la génesis de la Reforma Judicial.
Las mismas fuentes explican que “el posicionamiento institucional del actual Fiscal Nacional ha sido más débil por cómo ha centrado su discurso, enfocando la agenda en temas de fortalecimiento, lo que es complicado ya que se ha basado en resaltar un colapso interno lo que ha generado una visión externa de que la situación está muy mal, lo que claramente no lo favorece”.
El duro revés que enfrentó en el Parlamento, donde Chahuán desplegó un transversal lobby para que se aprobaran los recursos necesarios para solventar el Plan de Fortalecimiento del Ministerio Público y donde finalmente sólo se aumentó en 0,04% el Presupuesto para 2012, dejó muy debilitado su liderazgo. Por otro lado, según un experto en el área “hasta donde entiendo la agresividad con que se instaló el tema cayó muy mal en el gobierno y también en otros espacios políticos”.
Además también le ha jugado en contra no contar con redes políticas de apoyo, pese a que en su designación en diciembre de 2007 -dura ocho años en su cargo-, contó con el respaldo del senador Alberto Espina (RN), que “convenció a la gente de su sector para que saliera”. Pese a ello por estos días el parlamentario no ha dicho “esta boca es mía” sobre la batalla con Interior.
Otras fuentes señalan que en ese minuto “la clase política buscaba a alguien sin compromisos ni cercanías políticas claras, lo que es razonable, que fuera más dócil y no tuviera mucha agenda. El fiscal anterior logró posicionar el Ministerio Público como una institución de espacio autónomo y propio y nadie quiere que surjan nuevos poderes. Aquí se vio una oportunidad de no generar una Fiscalía que se pudiera meter en cosas delicadas para la política. La percepción actual es que la Fiscalía Nacional ha perdido perfil público”.
Continúa la guerra
Otro hito que marcó la guerra institucional fue el 16 de noviembre, cuando el fiscal Francisco Bravo dejó libre a una mujer que había sido arrestada con 800 gramos de cocaína, lo que valió fuertes críticas por parte de Hinzpeter, y obligó a Bravo detenerla otra vez. Al día siguiente, la imagen del ministro del Interior junto al presidente de la Asociación Nacional de Fiscales (ANF), Pedro Orthusteguy, con el que mantuvo una cita en La Moneda le echó bencina al fuego. Más aún después de que Hinzpeter emplazara a Chahuán a “definir su política de persecución criminal”.
“Hinzpeter se bypaseó a Sabag en la reunión con Orthusteguy y lo dejo muy débil”, señala un destacado académico. Y agrega que “esta fórmula le ha funcionado, ya que la opinión pública descomprimió la fuerte presión sobre el ministro por los déficit en el control de la delincuencia”.
A diferencia de Chahuán, Hinzpeter ha tenido el respaldo de la UDI y RN, e incluso del propio Presidente Piñera, que dio un público espaldarazo a las críticas al Ministerio Público al señalar que jueces y fiscales “tienen que pensar que si no cumplen adecuadamente con su responsabilidad y un delincuente que debió haber quedado preso recupera su libertad y vuelve a cometer un delito, no están cumpliendo con su deber”. Recalcando además que el secretario de Estado “hace muy bien y cumple con su deber cuando se preocupa de cada uno de los eslabones”.
Luego de esto, las críticas cruzadas a través de la prensa han estado a la orden del día. El último impasse lo protagonizó el ministro durante el lanzamiento del Sistema Táctico de Análisis Delictual (STAD), donde estuvo acompañado por William Bratton, uno de los mentores de la política de Tolerancia Cero en Nueva York. Allí criticó duramente el hecho de que más de 80% de las causas de robo o hurto sean archivadas antes de que intervenga un juez de garantía. Y aseguró que “me critican y me piden que deje de hablar de los fiscales, pero yo lo haré una y mil veces porque es mi deber como ministro del Interior”.
De esta forma Hinzpeter repasó a Chahuán, justo cuando parecía que al asunto se le pondrían paños fríos tras la reunión que, según reconoció el Fiscal Nacional, sostuvo con el ministro vocero Andrés Chadwick, donde aseguró que concluyeron que no era bueno continuar con la disputa.
Desde Interior rechazan que los dardos contra Chahuán respondan a una estrategia para desviar las críticas y aseguran que esta polémica “no tiene que ver con esquivar el bulto ni escoger contrincantes políticamente débiles. El ministro cree que es lo que hay que hacer y el contrincante es el que hay”, dicen.
Además, explican “no es su ánimo polemizar pero sí buscar cómo mejorar estructuras. Hinzpeter ha puesto la cara por el tema de la delincuencia y admite que parte importante de la responsabilidad es del gobierno. Pero hay muchos responsables mientras los fiscales no hacen su trabajo, jueces no condenan, las cárceles no rehabilitan. La impresión que hay es que hay un sólo responsable y todos los demás miran al suelo”.
En tanto desde el Ministerio Público no hubo respuesta frente al tema.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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