miércoles, 19 de agosto de 2015

Exclusivo: "Fernando Torres Silva me torturó", el testimonio de un sobreviviente del fiscal favorito de Pinochet

19/08/2015 |
Por Equipo Cambio21
Con la condena a 10 años de prisión contra el exauditor general del Ejército, comienzan a aflorar una vez más los pecados que pesan sobre él. Vasili Carrillo, fue uno de los fundadores del FPMR y víctima directa del funcionario del régimen dictatorial. Lo reconoce como una de las personas que estuvieron en las sesiones de tortura que lo tuvieron al borde de la muerte.
Un duro pasar vive el exauditor general del Ejército y sindicado como el hombre favorito de Augusto Pinochet. Fernando Torres Silva fue condenado a 10 años de prisión por el crimen del químico y agente de la DINA, Eugenio Berríos. En su función como miembro del régimen, tuvo la misión de perseguir a los miembros del Frente Patriotico Manuel Rodríguez. La paradoja es que es ahora él quien vive la privación de su libertad, mientras que sus perseguidos lo miran desde fuera.

En entrevista con Cambio21, un exmiembro del Frente, Enrique Villanueva sindicó a Torres Silva como uno de los agentes de la dictadura que dictó cátedras sobre la tortura y que incluso fue él quien se encargó personalmente de algunos de sus miembros.

Vasili Guillermo Carrillo Nova fue uno de los fundadores del grupo. Luego del golpe militar, el miembro de las Juventudes Comunistas se va al exilio luego de haber sido detenido por cuatro días. Volvió en 1985 y detenido en noviembre del año siguiente. La Policía de Investigaciones lo ingresó al Cuartel General, donde fue torturado. En entrevista con nuestro medio, el actual concejal por Lota recuerda el momento y acusa al fiscal Torres Silva de ser uno de los autores de su suplicio.

¿Qué sentimientos afloran con la condena del exfiscal Torres Silva?
Es una paradoja. Lo conocí estando preso, en los momentos que él era un hombre con mucho poder, pero al mismo tiempo siempre tuve la sensación de que era un hombre con una tremenda cobardía. Tuvimos la oportunidad con el resto de los compañeros de enfrentarlo en los interrogatorios, en condiciones desiguales. Estando encadenados.

En el año 99 me lo encontré, cuando Pinochet estaba en Londres. Lo miré y le dije: "lo que es la vida, tu jefe preso en Londres y nosotros caminando libres". Hoy esa paradoja tiene especial significado. Está condenado a 10 años y probablemente la sociedad chilena le gustaría ver cumpliendo sus penas en cárceles comunes, como la penitenciaria, Colina...

Si bien es cierto no hemos avanzado lo que quisiéramos, por lo menos hoy podemos ver esta situación y creo que va poniendo las cosas en su lugar: los criminales en la cárcel, y quienes lucharon por recobrar la democracia, la libertad y la justicia, vivimos en libertad

¿Cómo lo enfrentó en los interrogatorios?
Cuando mataron a los compañeros en Corpus Cristi, en calle Albania. Me tocó al otro día o después, me llevaron a un interrogatorio con él y le dije: "te informo que estás condenado a muerte por la dirección nacional del frente, por los crímenes que acabas de cometer contra 12 compañeros nuestros", respondió con cobardía, le tiritaba la barbilla, no hallaba qué hacer.

Él nos interrogaba con miembros de la CNI, armados, con un respaldo fuerte, incluso colocaba la pistola temerariamente sobre la mesa cuando interrogaba. Los que lo enfrentábamos, lo hacíamos con la dignidad, con el coraje que significaba estar preso.

"Me llevaron a un interrogatorio con él y le dije: "te informó que estás condenado a muerte por la dirección nacional del frente, por los crímenes que acabas de cometer"

Usted dice que se lo topó en la calle, e imagino que él lo reconoció ¿Cuándo lo enfrentó le respondió algo?
Lo recuerdo bien, porque yo estaba en medio de la campaña presidencial de Gladys Marín y Pinochet preso en Londres. Yo esperaba el ascensor en un edificio en Avenida El Bosque, donde luego supe que él tenía su oficina, en Providencia.

Cuando se abren las puertas, él venía bajando y nos vimos cara a cara y él me reconoció a mí. No me dijo nada. Él tuvo un especial ensañamiento cuando estuve preso. Me tuvo más de 30 días incomunicado. Durante los cinco años de cárcel estuve aislado. Cuando salí en libertad, cuando el ministro en visita me otorgó la libertad bajo vigilancia en 1991, él presentó un recurso para que me volvieran a encarcelar. Él me conoce muy bien.

Cuando nos enfrentábamos en los interrogatorios con él, siempre tuvo una actitud de cobardía.

Una pregunta que puede ser dura, ¿él lo torturó?
Lo que comentábamos siempre con los compañeros que estuvimos presos, es que no podíamos verlo, porque en medio de las torturas estuvimos vendados, pero sí reconocimos la voz. Él participaba. De hecho, cuando me entregaron a la Fiscalía, el primer interrogatorio, lo hizo en la oficina de quien era director de la Policía de Investigaciones, el general Paredes. Por lo tanto, no tengo duda que él participó siempre en la sesión de tortura. Por lo menos yo reconocí su voz.

En una oportunidad, no sé qué información tenía él desde Inteligencia, por los negativos resultados de los interrogatorios, en una oportunidad, muy molesto, con la brigada de asalto de Investigaciones, él decía que lo que correspondía era pasarnos a la CNI.

El destino pudo ser distinto si hubiera ocurrido.
No sé qué tanto. Indudablemente, el currículo de la CNI en términos de la tortura, de hacer desaparecer marcaba un poco la diferencia. Estuve cuatro días detenido en la Brigada de Asalto y me significó que me dejaran hospitalizado, por cómo me dejaron. En los primeros interrogatorios que me hizo posteriormente, con  él como fiscal, me los hizo en el hospital de la excárcel pública.

¿Está más tranquilo pensando que Torres Silva está preso? ¿Confía en la justicia?
No sé si más tranquilo. Siento que todavía queda mucho por hacer en justicia. Hay mucha impunidad. Tienes que entender que hay cientos de familias que todavía no saben dónde están sus familiares, detenidos desaparecidos. Presos políticos tuvieron que iniciar una huelga de hambre de 50 días para exigir justicia en el plano de la reparación, entendiendo que hay presos que tienen 60, 70 años, que no tienen derecho a la salud, con una pensión miserable, en comparación con la que reciben los criminales.

Todavía pesa, no solo sobre mí, sino que de la sociedad chilena, una necesidad aún de justicia, de verdad y que no haya tanta impunidad. También pesa sobre la sociedad chilena la justicia en relación a los responsables civiles de la dictadura, que en mucha ocasiones son los que rajan vestiduras en temas de derechos humanos. Hoy tenemos un diputado procesado por la muerte de compañeros del MIR en Neltume y cuantos otros personajes que son parte del poder legislativo que fueron parte de la dictadura y que nadie les cree cuando dicen que no sabían lo que pasaba.

Me quedo con la sensación que tiene Verónica De Negri, madre de Rodrigo Rojas, de que en este país hay mucha impunidad.



FUENTE: CAMBIO 21

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