Pese a las fuertes críticas que se han levantado en su contra por las  millonarias utilidades que obtuvieron el primer semestre, las  aseguradoras privadas jamás han enfrentado reformas legislativas  profundas. Ni siquiera durante la discusión del Plan Auge, que  inicialmente sí introducía un mecanismo que cambiaba el paradigma  actual: el Fondo de Compensación de Riesgo, en cuyo rechazo contribuyó  el actual ministro de Justicia, Teodoro Ribera. Para mantener el sistema  ha sido clave la “puerta giratoria” para entrar y salir desde el  sistema público al privado. Y viceversa.
El año 2004, en plena discusión por el Plan Auge, un punto importante  quedó fuera del proyecto que sería uno de los más emblemáticos de la  administración de Ricardo Lagos: la aplicación del Fondo de Compensación  de Riesgo, un factor del programa que buscaba ser un pozo único con  aportes de quienes estaban tanto en los sistemas privado como público de  salud. En resumen, un impuesto a las cotizaciones del sector que  lograba destinar recursos privados para fines públicos.
Algunos medios de prensa titularon que se trataba de una estocada al  corazón de la reforma, sin embargo, Andrés Tagle, experto electoral de  la UDI –y actualmente uno de los 9 integrantes del directorio de  Codelco– señalaba que el plan estatal sería un éxito “porque puede  operar perfectamente sin ese fondo de compensación”.
Aunque el pozo no era el pilar de financiamiento del proyecto,  apuntaba al fondo del cambio del sistema de salud en Chile. “Buscaba  generar mayor equidad y mayor confianza en los usuarios del sistema. En  el fondo este sistema te ayudaba a compartir ciertos riesgos con actores  de distintas cargas sanitarias evidentes”, recuerda el entonces  ministro de Salud, Pedro García.
Dentro del debate el actual ministro de Justicia, Teodoro Ribera,  colaboró elaborando un informe en derecho que apuntaba a eliminar el  fondo en su idea original.  El argumento del abogado constitucionalista  era demoledor y señalaba que “la forma de regulación es  inconstitucional, afecta a la libertad de elección de las personas, el  patrimonio de las personas y, además, constituye un impuesto”.
Para defender su posición, Ribera decía que “libertad y solidaridad  no son temas contrapuestos, pero hay que considerar que la Constitución  no es un tema que a uno le guste o no le guste. La Constitución es un  Estado de Derecho, y por tanto, hay que buscar formas para consagrar esa  solidaridad básica sin pasar a llevar este estado de derecho”.
Sobre la discusión en torno al AUGE, Hernán Sandoval –conocido como  el padre de la reforma– recuerda que la derecha más los designados “se  colgaron de una triquiñuela. En la última comisión de salud del Senado  el proyecto se había aprobado, pero esa misma tarde se juntó la bancada  de senadores de la UDI y RN y al día siguiente llama (la entonces  senadora) Evelyn Matthei al ministro de Salud Pedro García y le cuenta  que la bancada había decidido eliminar el fondo solidario que ella misma  había aprobado como miembro de la Comisión de Salud. Con Alberto Espina  pasó lo mismo”, cuenta Sandoval.
“Aquí hay una protección del sistema de salud privado que es  irracional. Existe una protección política para las Isapres, no está  fuera de ninguna discusión y es impresentable que existan conflictos de  intereses en esta materia”, afirma el diputado Enrique Accorsi y  recuerda que en el debate de 2005, en la balanza de las negociaciones  pesó el blindaje a las instituciones de salud. “La derecha nos dijo que  estaban disponibles para aprobar el AUGE, pero sin que se tocara la Ley  de Isapres y el Fondo de compensación”, afirma el parlamentario que  también reconoce la ayuda de su propio bloque en el tema: “Mucha gente  ligada a la Democracia Cristiana también votó en contra de la  coalición”.
Accorsi asegura que es este mismo blindaje el que ha impedido  legislar correctamente. “La ley de Isapres tiene puros parches y no  hemos sido capaces de legislar en temas de fondo desde 1980”.
Según los detractores de las redes que se han levantado en torno a la industria, los personajes que la defienden se repiten.
El diputado y miembro de la Comisión de Salud Gabriel Silber (DC), reconoce que los conflictos de interés son transversales y que la puerta giratoria ha “operado en ambos sectores”. En su opinión estas situaciones “dañan el sistema por la capacidad de lobby que pueden desplegar algunos actores más fuertes en la medida que dichas entidades pongan personalidades que puedan ejercer acciones de lobby hacia parlamentarios y autoridades”.
El actual ministro de Justicia también se situó en un escenario  favorable a las Isapres en mayo de 2010, cuando en representación del  gobierno defendió la constitucionalidad de la tabla de riesgo de las  instituciones privadas de salud ante el Tribunal Constitucional. En ese  momento el jurista sostuvo que “derogar la tabla de factores sería  perjudicial porque se entraría en inseguridad jurídica, ya que las  opciones de las isapres serían dos: aplicar tarifa plana para todos los  afiliados o responder por planes de salud individuales”. De esta forma  respaldaba, de manera indirecta, el artículo que permitía elevar los  costos de los planes según edad y sexo.
Isapre boys
La designación de  Luis Romero como superintendente de Isapres en  julio de 2010 provocó fuertes críticas, ya que su anterior cargo como  subgerente general de la Isapre Colmena, que tiene el 16,7% de la  participación del mercado de cotizantes, fue visto como un obstáculo  para su nueva labor regulatoria.
El senador Jorge Pizarro explica que “la desconfianza que genera en  el sector es muy grande, ya que es juez y parte. Romero viene saliendo  como gerente general de una de las Isapres más importantes del país y la  tendencia de seguir operando con el switch empresa-Isapre versus el  switch de defensa de los usuarios es perjudicial”.
Para el diputado Marco Antonio Nuñez (PPD) esto “es uno de los más  escandalosos conflictos de interés en vista del excesivo aumento de  utilidades del último semestre por parte de las Isapres. Es como poner  al gato cuidando la carnicería.  La fiscalización de las Isapres se ha  reducido a cero en este gobierno lo que explica en gran parte las  utilidades”.
Nuñez explica que esto se demuestra porque entre 2005 y marzo de 2010  “las utilidades de las Isapres disminuyeron sobre 62,5%. En cambio  desde marzo a diciembre de 2010 aumentan 100% y lo que va del año suben  70%”.
Al respecto, Romero dice que quienes formulan críticas en su contra  “olvidan que el cargo de Superintendente es seleccionado a través del  Sistema de Alta  Dirección  Pública, lo que significa que me sometí a  las reglas de este proceso, que contempla una exhaustiva revisión de  todos los antecedentes personales y profesionales de los candidatos. El   haber sido ejecutivo de una Isapre no constituyó un impedimento para  participar y finalmente ser designado en el cargo”.
Romero no es el único alto funcionario gubernamental que se ha  desempeñado en importantes cargos  en un sector cuyas utilidades  crecieron 70%, sólo el primer semestre de este año. El subsecretario de  Minería, Pablo Wagner (UDI), fue gerente de planificación y desarrollo  del holding de Banmédica, conocido en el sector como “el bastión de la  UDI”.
De hecho sus socios controladores son gremialistas: el empresario  inmobiliario Eduardo Fernández León, Carlos “Choclo” Délano –uno de los  amigos más cercanos del Presidente Sebastián Piñera– y Carlos Eugenio  Lavín, del grupo Penta. Ambos son fundadores de la Universidad del  Desarrollo.
Pero la puerta giratoria también ha operado a la inversa: importantes  funcionarios públicos, incluido un ex ministro de Salud y ex directores  de Fonasa de la  Concertación, han aterrizado en altos cargos en el  mundo de las Isapres.
De regulador a regulado
En abril pasado el ex ministro de Salud y ex director de Fonasa,  Álvaro Erazo, fue reclutado por el holding Cruz Blanca Salud como  miembro del directorio.
Su llegada coincidió con la contratación hace seis meses por parte de  la  Asociación de Isapres, liderada por Rafael Caviedes, de la  consultora Imaginacción, ligada al ex ministro Enrique Correa. La cuenta  es llevada por una de las socias de la consultora, Carmen Celedón.
El holding Cruz Blanca, que este año anotó las mayores utilidades el  primer semestre con $10.030 millones, cuenta con otro ex director de  Fonasa: el actual gerente general de Integramédica –prestadora que forma  parte del grupo– César Oyarzo.
Entre 1994 y 2002 Integramédica contó en su directorio con el primer  superintendente de Isapres del país, Héctor Sánchez, que actualmente es  director ejecutivo del Instituto Salud y Futuro, de la Universidad  Andrés Bello.
Además, la Asociación de Isapres nombró al ex ministro de Hacienda  del gobierno de Eduardo Frei, Eduardo Aninat, como su presidente en  diciembre de 2006. Cargo que mantuvo hasta junio de 2010. Luego fue  reemplazado por Hernán Doren, más cercano al oficialismo, y que fue  director de la Isapre Consalud y presidió varias entidades vinculadas a  la Cámara de la Construcción.
El diputado y miembro de la Comisión de Salud Gabriel Silber (DC),  reconoce que los conflictos de interés son transversales y que la puerta  giratoria ha “operado en ambos sectores”. En su opinión estas  situaciones “dañan el sistema por la capacidad de lobby que pueden  desplegar algunos actores más fuertes en la medida que dichas entidades  pongan personalidades que puedan ejercer acciones de lobby hacia  parlamentarios y autoridades”. Para solucionarlo, el parlamentario  recalca que “se debiera regular y transparentar de una buena vez el tema  del lobby. Y cuando hablamos de sectores regulados como las Isapres  debiese existir una prohibición legal en los plazos temporales en los  que un funcionario público no pueda tener un cargo en el sector privado  que anteriormente fiscalizó y reguló”.
En tanto, el director ejecutivo de la Asociación de Isapres, Rafael  Caviedes, defiende a quienes pasan del sector privado al público o  viceversa, a pesar de las críticas que apuntan a conflictos de interés.  “Esto no sucede sólo en el sector salud sino que en todos los sistemas  económicos”, dice y se pone como ejemplo: “Yo he trabajado casi 35 años  en el sector salud. Si dejara de trabajar en Isapre creo tener derecho y  experiencia para trabajar en el sector salud porque es donde me he  desarrollado toda la vida. Lo importante es que no exista vinculación  directa de intereses”.
-¿Aunque el conflicto sea más simple y en un sector como éste se vea feo?
-Lo importante es que se vea legal… y mientras no se cambie la ley creo que es absolutamente lícito. Eduardo Aninat, por ejemplo, ya llevaba 10 años que había dejado de ser ministro (cuando aceptó el cargo de presidente de las Isapres)… ¿Si no puede trabajar en esto dónde puede trabajar? ¿Tiene que irse a su casa a tejer? Entonces hay que poner sus cosas en contexto y si hay dudas se debe modificar la legislación correspondiente y establecer un periodo de carencia.
-Lo importante es que se vea legal… y mientras no se cambie la ley creo que es absolutamente lícito. Eduardo Aninat, por ejemplo, ya llevaba 10 años que había dejado de ser ministro (cuando aceptó el cargo de presidente de las Isapres)… ¿Si no puede trabajar en esto dónde puede trabajar? ¿Tiene que irse a su casa a tejer? Entonces hay que poner sus cosas en contexto y si hay dudas se debe modificar la legislación correspondiente y establecer un periodo de carencia.
FUENTE: EL MOSTRADOR 

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