El Frente Amplio y de cómo superar el neoliberalismo desde un mirada territorial y prefigurativa
Publicado el 24 Mayo 2017
ESCRITO POR CLAUDIO PULGAR PINAUD

Necesitamos multiplicar las organizaciones y redes comunitarias en los territorios, implantar procesos productivos autónomos y cooperativos, así como socializar y comunalizar otros, multiplicar las resistencias a los extractivismos de todo tipo, tanto urbanos como de los recursos y bienes comunes. Podemos comenzar por implementar prácticas cotidianas de micropolítica, desde nuestros espacios más íntimos, hasta el trabajo colectivo. Para así retomar y reproducir valores de fraternidad, compañerismo, ética a toda prueba y transparencia en nuestros procesos, que deben ser la base mínima para construir este proceso colectivo de transformaciones desde nuestras diversidades.
Vale la pena preguntarse entonces si acaso estamos preparados y ver cuales son los flancos abiertos en el Frente Amplio, como lo hace Nicolás Romero. Para responder a estas interrogantes, precisamente debemos abordar algunos temas centrales, partiendo por la democratización radical al interior del FA como primera etapa; así como definir una política de vínculos claros y orgánicos con los diversos movimientos sociales; y finalmente el contenido colaborativo y emancipador del programa. Podemos vislumbrar las respuestas desde la siguiente proposición: levantar estos procesos a través de la construcción de políticas prefigurativas. Qué significa esto, según Hernán Ouviña, serían las “prácticas territoriales que plasman de manera embrionaria los gérmenes de la sociedad futura por la cual luchamos, en la medida en que ensayan aquí y ahora una transformación integral de la vida”.
Para esto se requiere organización territorial, ser protagonistas de las luchas sociales y políticas, así como trabajo intelectual y teórico, pero no de vanguardias iluminadas y conductoras, sino que de retaguardias que acompañan y sistematizan esos procesos de creación de poder popular. Lo esencial es poner en práctica, aquí y ahora, las ideas de sociedad que soñamos, y no necesariamente esperar a “ser gobierno”, para aplicar el “programa”, sino que comenzar desde ya a producir colectivamente y “comunalmente” ese programa. Se necesitan entonces políticas prefigurativas, que nazcan y se desarrollen en los territorios, que vayan desde pequeñas escalas y se puedan federar y asociar a mayores escalas, todo esto en paralelo a los procesos de “asalto institucional electorales”, que pueden ser una oportunidad para difundir y multiplicar nuestras ideas, pero pueden ser una trampa sino avanzamos en la construcción social previa de esas prácticas concretas y ancladas en las bases sociales. Como declara pertinentemente el alcalde del Frente Amplio en Valparaíso, Jorge Sharp: "el excesivo vértigo electoral que estamos viviendo puede hacernos perder lo esencial y lo fundamental del Frente Amplio. Tiene que ser capaz de constituirse en una fuerza política social y ciudadana de carácter permanente en la política chilena, que sea capaz de impulsar un nuevo modelo de sociedad... Nosotros hablamos de un nuevo modelo de sociedad post neoliberal”.
Pero ese modelo de sociedad post neoliberal tiene múltiples formas de construirse. Como diversas son las posibilidades desde las diferentes escalas espaciales y temporales de como abordemos la estrategia de superación del neoliberalismo a la chilena. En este sentido poner en el centro el trabajo territorial, y la disputa por el territorio y su producción colectiva, como se entiende por ejemplo desde el sentido revolucionario de derecho a la ciudad, es el camino que proponemos, y que tiene por ventaja que ya se lleva construyendo desde hace décadas en múltiples territorios, se trata entonces de federar y tejer vínculos entre lo existente, así como abrir y fundar nuevas iniciativas.
Otra oportunidad actual es el proceso programático participativo y la creación de los comunales del Frente Amplio en Chile y en el extranjero. Éste puede ser un tremendo ejercicio de “ofensiva intelectual desde abajo”, como bien definió el concejal de Peñalolén del Frente Amplio e Igualdad-MPL, Lautaro Guanca. El proceso programático podemos entenderlo como una especie de ensayo general del proceso constituyente y social que pretendemos construir mañana, aunque el proceso programático puede ser insuficiente si sólo se queda en este corto período electoral de 2017, y no se plantea como un proceso permanente de discusión, construcción social y autocrítica, de largo aliento para poner en ejercicio espacios de democracia radical.
No hay modelos ni recetas para avanzar, cada historia y contexto son diferentes, pero a lo que podemos echar mano es a la historia y a las experiencias de otros que nos antecedieron, así como las políticas prefigurativas que se construyen actualmente en diversos lugares del mundo y de Chile, que podrían inspirarnos. Proponemos un sucinta recopilación no exhaustiva y heteróclita de algunas experiencias que podrían interpelarnos, en el entendido de que podemos sumar cientos o miles de otras para enriquecer nuestro proceso. Experiencias que en su momento transformaron el curso de la historia, más allá incluso de sus territorios y temporalidades. Todas podrían criticarse por diversos aspectos, sin duda uno central ha sido su continuidad en el tiempo. Si las observamos a partir de las escalas, entendemos que el factor de anclaje al territorio es clave. Siguiendo las palabras de la diputada del partido pirata de Islandia, Birgitta Jónsdóttir, podríamos decir como ella: “no tengo todas las soluciones, pero creo que si recabamos las ideas que se están poniendo a funcionar en muchos sitios del mundo, podemos crear muchos modelos distintos para sociedades distintas”.
Comencemos por algunas experiencias históricas a la escala grandes ciudades, que pueden darnos ideas para implementar este proceso de cómo superar el neoliberalismo desde un mirada territorial y prefigurativa:


Sigamos con algunas experiencias históricas a escalas más locales, como los barrios:


Hay además experiencias contemporáneas y que han sido capaces de resistir al neoliberalismo global en las últimas décadas, a escalas de ciudades o regiones:






Otras experiencias contemporáneas y que han sido capaces de resistir al neoliberalismo global, a escalas de barrios o territorios locales:


Y citemos para cerrar algunas experiencias productivas, relacionadas a la gestión de los medios de producción a través de cooperativas u otras formas de democratización de la economía. Casos conocidos podemos encontrar en la red de fábricas recuperadas en el mundo, como en Argentina luego de la crisis de 2001 o en Europa luego de la crisis de 2008. Uno de los más conocidos es la fábrica de cerámicas Zanón en Neuquén, llamada FASINPAT o fabrica sin patrones. Otros casos recientes son los de las fábricas Vio.Me en Grecia, Fralib en Francia, o Kazova Tekstil en Turquía. Un caso interesante es el de la red de cooperativas agrupadas en la cooperativa integral catalana, que se autodefine como “una propuesta constructiva de desobediencia y de autogestión generalizada para reconstruir la sociedad desde abajo (en todos los ámbitos y de manera integral) y recuperar las relaciones humanas afectivas, de proximidad y basadas en la confianza”. Otras son las cooperativas de Modragón en el país Vasco, con una idea de “empresa basada en la cultura cooperativista en la que el capital es un instrumento subordinado al trabajo”.
La propuesta, entonces, es que a partir de la consolidación de los comunales del Frente Amplio se levanten procesos de organización que sobrepasen lo meramente electoral, que se entrelacen con las luchas previas y futuras de los territorios, y que por sobre todo sean capaces de construir políticas prefigurativas, que pongan desde ya el programa post neoliberal del FA en acción desde espacios de resistencias e iniciativas. Que los comunales del FA logren constituirse en espacios físicos concretos, constituyendo centros sociales o escuelas, como fueron las escuelas que levantó la Federación Obrera de Chile (FOCH) por todo Chile a principios del siglo XX, con escuelas para obreros y asalariados, así como las escuelas racionalistas federadas para niños, inspiradas en la pedagogía libertaria del español Francisco Ferrer Guardia. Este proceso fue una de las bases de la experiencia del movimiento constituyente entre 1918 y 1925, y que culminó en la asamblea constituyente de asalariados y intelectuales de 1924.
Que desde los comunales del FA se federen o se inicien cooperativas de producción y trabajo, comités de viviendas cooperativas, proyectos de educación popular, espacios de ayuda mutua, en definitiva organización comunitaria y territorial que este disponible a asumir el desafío complejo y con protagonismo colectivo que implica superar el neoliberalismo. Esto incluye un reto para los actuales municipios con Alcaldes y concejales del Frente Amplio: en Arica, Bulnes, San Fabián, y sobre todo Valparaíso, por su simbolismo y peso específico. En esas comunas debiera existir una movilización importante de los comunales del Frente Amplio, apoyando esos procesos, y sobretodo levantando proyectos concretos a diversas escalas, capaces de converger, con los apoyos concretos de sus gobiernos locales, y mañana quizás con apoyo de otros espacios estatales.
Tomando estas experiencias y otras no necesitamos enterrar la etiqueta de izquierdas, como una estrategia comunicacional, sino que podemos construir a partir de las izquierdas históricas algo más amplio, mestizo, híbrido y con rasgos de sincretismo político, que incluya la necesaria visión crítica del crecimiento por el crecimiento y descolonice la noción de desarrollo basado en el extractivismo y la destrucción del medio ambiente, que sea capaz además de despatriarcalizar nuestras prácticas políticas. El desafío para el Frente Amplio es construir nuestra vía chilena para superar el neoliberalismo, que no necesita de etiquetas ni recetas, sino que tenemos que construirla en concreto y a largo plazo, pero que se podría resumir en las palabras de Rosa Luxemburgo con un horizonte “donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”. Y por qué no, que se plantee progresivamente superar el capitalismo, con una planificación ecológica descentralizada por el buen vivir, con una clara perspectiva feminista, basada en el pensamiento y prácticas decoloniales.
Explícitamente no hemos citado experiencias a la escala de Estados-nación, primero para provocar y avanzar hacia políticas de descentralización concretas y federalistas, y por ende cambiar nuestras ópticas hacia escalas más locales, y segundo para entender que el camino de “asalto de a las instituciones” desde la escala nacional, sino conlleva el trabajo de construcción de poder desde los territorios o de políticas prefigurativas locales planteado hasta aquí, puede hacerse insostenible con el ataque inevitable de los grupos fácticos, como ya hemos observado a lo largo de la historia. Ejemplo latente lo tenemos en algunos países latinoamericanos que han construido sus propios procesos para tratar de superar el neoliberalismo en las últimas décadas, con importantes e innegables avances sociales y democráticos, vinculados a procesos constituyentes, y al mismo tiempo con problemas, contradicciones y puntos críticos, aún cuando tengamos que sopesarlos y estudiarlos cada uno en detalle en sus contextos históricos largos y geopolíticos actuales. Un ejemplo poco conocido a nivel local, son “las comunas” en Venezuela, pero ha sido completamente invisibilizado y omitido debido a la crisis política a nivel del Estado-nación.
Las nuevas fuerzas como el Frente Amplio en Chile, Podemos en España o la Francia Insumisa, no pueden caer en la misma derrota histórica del socialismo-socialdemocracia-social liberalismo o del eurocomunismo, que vemos hoy reflejada en las crisis terminales de los diferentes progresismos neoliberales, tanto en Chile como en el mundo. El fracaso de Syriza, el partido griego que se declaraba antineoliberal, pero que una vez que ganó las elecciones y tuvo el poder ejecutivo y legislativo, no pudo contrarrestar la política de austeridad neoliberal impuesta por la Troica (compuesta por Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional) tiene que servir como lección a todas las demás fuerzas antineoliberales, paro no cometer los mismos errores si llegan a ser gobierno. Porque no se trata de seguir administrando el neoliberalismo, sino de superarlo, y para eso se necesitan a las mayorías organizadas y protagonistas.
Si queremos recuperar los derechos sociales que fueron expropiados por el neoliberalismo, y construir otros nuevos, como los derechos de la naturaleza, sabemos que no basta con demandar, pedir o sólo reivindicarlos. Hay que conquistarlos y sobretodo ejercerlos, y eso podemos comenzar a hacerlo desde ya con la óptica de las políticas prefigurativas que se levanten desde cada movimiento social, desde cada centro social, desde cada comunal del Frente Amplio, desde cada una de las nuevas cooperativas de producción que nazcan, desde cada espacio de educación popular, desde cada sindicato, desde cada centro o federación de estudiantes, desde cada universidad, desde cada espacio de trabajo colectivo, desde cada municipio, desde cada gobierno regional y hasta desde cada espacio institucional ganado. Todo esto no se contradice con la conquista de espacios institucionales, como la presidencia de la República, pero no basta con eso, la tarea que tenemos es mucho más grande que meramente electoral, es una tarea societal. Porque como decía una canción: esta vez no se trata cambiar una presidenta, sino que serán los pueblos que construyan un Chile bien diferente.
Por Claudio Pulgar Pinaud
FUENTE: EL CLARIN
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