Los cambios que trae la nueva Ficha Social para subsidios del Estado
Tras más de 30 años se rediseñó la herramienta clave para la ayuda fiscal. Se vuelven a considerar bienes patrimoniales en el puntaje, se incorporan gastos de salud y habrá una ficha aparte para adultos mayores. Hoy, hay 3,9 millones de fichas y se ha reencuestado al 22% de ese total.
por Pamela Jimeno Ocares - 25/11/2012 - 03:15
MAS de tres décadas lleva Chile usando métodos de focalización del
gasto público para los sectores de menores ingresos. En este período, el
peso del gasto social ha tenido un aumento progresivo, pasando de
representar menos del 50% del Presupuesto de la Nación en 1990, a
niveles del 68% en el erario 2013 que hoy debate el Congreso. Dentro de
ese gasto social, sólo en subsidios para el primer quintil de ingresos, o
20% más pobre, se destinan al año US$ 1.650 millones. Y si se trata del
total de esos subsidios y beneficios con cargo al Fisco, sube a US$
4.600 millones.
Para acceder a las ayudas estatales el requisito obligatorio es tener
inscrita en la municipalidad en que se vive una Ficha de Protección
Social (FPS) o también llamada ex Ficha CAS. Este instrumento, muy
valorado por las distintas autoridades del área en sus más de 30 años de
vigencia, en especial por su ayuda para focalizar el gasto social, hoy
experimenta una reforma sustantiva que implica reencuestar a toda la
población que tenga FPS y que espera mantener la ayuda del Estado.
Esta decisión apunta a recoger mejor la información de los hogares
que piden ayuda al Estado y hacer más eficiente la focalización y
entrega de beneficios -en especial monetarios-, pues la ficha actual
tiene vacíos que facilitan la entrega de datos erróneos, confusos e
incluso falsos por parte de quienes buscan prestaciones. La FPS vigente
asigna una serie de puntajes a variables que surgen de las respuestas de
las personas y que se aplican, posteriormente, a los subsidios
estatales. Entre estos últimos, los más relevantes son los de vivienda,
consumo de agua potable, educación y previsión.
La aplicación de la nueva Ficha Social (FS) -nombre preliminar, pues
el definitivo está en estudio- comenzó en diciembre de 2011 y el
gobierno espera concluir el proceso el primer trimestre de 2013,
adelanta a La Tercera el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín.
Hoy existen 3,9 millones de FPS, equivalente a 11 millones de
personas y a casi el 80% de los hogares del país. El 84% vive en zonas
urbanas. Del universo actual ya se ha reencuestado a 860.000 fichas y de
ellas, 553.000 están plenamente revisadas y su contenido verificado con
el resto de las entidades del Estado que poseen información relacionada
directa o indirectamente. Las oficinas comunales trabajan a un ritmo
promedio de 10.000 fichas al día.
Si bien son más de 10 los cambios que impulsó el gobierno, cuatro son
las principales modificaciones que, según Lavín, lo transformarán en un
instrumento más sofisticado (aunque de fácil comprensión) y certero
sobre los hogares que buscan ayuda estatal. El ministro estima que
cuando la nueva ficha esté a pleno régimen, “la información que emane
dará origen a una nueva estratificación de los beneficios y subsidios
del Estado por capas sociales”.
1) Temas patrimoniales
Una de las características de la ex Ficha CAS (vigente hasta 2007) es
que construía el perfil de los hogares basándose principalmente en los
bienes que tenían las personas, desde la vivienda hasta un televisor,
radio o incluso muebles. La pertenencia de una casa y de su equipamiento
era lo que determinaba el puntaje relevante a la hora de calificar o no
para un subsidio. Ese sistema, que se centraba en tener o no bienes,
incentivaba la práctica de esconder electrodomésticos y pertenencias
cuando los asistentes sociales visitaban el lugar para verificar los
datos dados a la municipalidad.
Desde 2007, con la FPS eso cambió y el foco del cuestionario y la
asignación de puntaje se vinculó principalmente a los ingresos del
hogar, sus características (si es formal o no, asalariado o por cuenta
propia, quién lo provee, entre otros), y en menor medida a variables
como la educación (analfabetismo, años de escolaridad) y discapacidades.
Pero Lavín explica que con el terremoto de 2010, la pérdida
patrimonial que generó a muchas familias, especialmente de zonas rurales
o alejadas, y también a aquellas que empleaban sus bienes para generar
ingresos -algo habitual en zonas costeras destruidas por el tsunami-,
puso en evidencia que el patrimonio era importante en materia de
ingresos. Muchos hogares afectados se empobrecieron y pidieron ayuda al
Estado sin éxito, pues no tenían FPS o porque, si bien en el pasado
habían pedido una, al tener ingresos estimados como suficientes -por la
relación entre los puntajes asignados a los beneficios estatales- no
calificaban para recibir ayuda, explica Lavín.
Así, se decidió que la nueva Ficha Social debía volver a considerar
el patrimonio, pero sólo referido a la vivienda, terrenos y vehículos.
Para evitar que las personas oculten información, entreguen datos
erróneos o difíciles de verificar, se estableció que en la etapa de
preencuesta (es decir, antes de responder la nueva ficha) las personas
cumplan dos nuevos requisitos. Uno, tener una declaración jurada simple
de residentes (necesaria para pedir el Registro de Residentes) y un
Formulario de Registro de Residentes (necesario para solicitar la FS en
el municipio). Así, al ser reencuestados se les piden esos documentos
que acreditan lo que reportan.
Esto también permitirá abordar de mejor manera a quienes viven en
campamentos, pues, por la estructura de la FPS, alguien que vive ahí,
pero tiene ingresos considerados suficientes, puede no acceder a
subsidios, afirma Lavín.
2) Gastos en salud
La actual FPS recoge cierta información de los gastos en que incurren
los hogares, pero en la nueva Ficha Social se introduce un módulo
especial en el tema. Esto implica preguntar en específico y asignar un
puntaje determinado a los gastos en servicios básicos, alimentación,
transporte, estudios, contra lo cual se pedirán respaldos como las
boletas de facturación y otros documentos legales que acrediten esas
obligaciones, explica Max Franco, jefe de la Unidad de Focalización y
Ficha de Protección Social del MDS.
Sin embargo, el cambio más relevante en este ítem es la incorporación
del gasto en enfermedades y tratamientos, también contra boletas,
certificados o documentos que certifiquen la dolencia y el costo. Para
eso se levantará información sobre enfermedades catastróficas o de
fuerte impacto en el presupuesto familiar, como cáncer, sida y diabetes.
“Este tema fue uno de los más demandados por la gente en la etapa de
prediseño de la nueva ficha, y creemos que será un aporte valioso para
medir y asignar mejor la ayuda del Estado. Se reconoce que el deterioro
en la salud de un miembro de la familia, en especial en las capas pobres
y de ingresos medios, es una fuente relevante de empobrecimiento”,
acota Lavín.
3) Diferencias regionales
Otro de los temas reclamados por la población fue que la FPS no
distingue respecto de los ingresos y el costo de la vida según el lugar
geográfico en que viven. “Es un aspecto clave para los hogares de
regiones y de zonas extremas de difícil acceso. La ficha actual no
distingue el impacto que tiene en el ingreso vivir, por ejemplo, en
lugares donde ciertos alimentos son más caros o escasos, los servicios
más costosos, o el medio de transporte más engorroso, lo que altera o
distorsiona de manera importante el presupuesto familiar y hace
necesario cierto tipo de subsidios”, añade Franco.
Por eso, en la FS se suman preguntas y puntajes específicos que
reconocen la relación entre poder adquisitivo y costo de la vida,
distinguiendo, además, las características de la zona que habita la
familia.
4) Ficha del adulto mayor
Las condiciones laborales, sanitarias e incluso educacionales de los
adultos mayores también pueden determinar la situación del hogar y por
eso se crea una Ficha Social para ese público, con puntajes especiales
que también se aplicarán cuando se trate de un integrante del hogar y no
del titular de la ficha, aclara Franco.
Pero en la FS general también se incorporarán puntajes sectoriales o
secundarios para una mejor focalización de carencias específicas, como
vivienda, salud y educación, los que serán construidos con los
ministerios respectivos.
El conjunto de cambios a la ficha significó que el cuestionario
vigente de 63 preguntas se ampliara a uno de 114. Pero, además, que el
costo por ficha pasara del promedio actual de $ 6.000, a uno
estratificado. En zona urbana ahora vale $ 4.750 y en rural o de difícil
acceso, $ 7.000.
La implementación de la nueva ficha en 2011-2013 implica un gasto de US$ 40 millones, la mitad sólo para levantar las encuestas.
FUENTE: LA TERCERA
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