La otra cara del abogado que se hizo famoso con la mesa 3V
Brunet: el twittero incontinente que salvó a Sabat de la derrota
Rockero, irreverente, pero
sobre todo especialista en controversias electorales. Hasta antes que
apareciera en pantalla como el abogado RN que resguarda los votos del
alcalde de Ñuñoa, ya era conocido en Twitter por defender al gobierno, a
tal punto que algunos han creído que no existe y es un robot programado
para ensalzar al oficialismo.
El domingo 28 de octubre por
la noche, Pedro Sabat, alcalde de Ñuñoa, reconocía su derrota en las
elecciones frente a Maya Fernández Allende. Por eso, el lunes por la
mañana los ánimos en RN estaban por el suelo.
La información del Servel hasta ese momento, era que la candidata
socialista había ganado por 90 votos. Ñuñoa se convertía en uno de los
casos más ilustrativos de la derrota de la coalición de gobierno que
obtuvo 615 mil votos menos. Sabat particularmente había obtenido 23 mil
sufragios menos.
Un equipo de RN encabezado por el abogado Marcelo Brunet se reunió
con parte de la directiva del partido para estudiar los casos que podían
reclamarse. “Nos llamó la atención la mesa 3V del Estadio Nacional, que
históricamente había tenido una votación favorable a Pedro Sabat de
manera muy amplia. En esta ocasión los apoderados decían que la
diferencia era de 33 votos a favor de Pedro Sabat”, afirma Brunet.
Pero esa mesa no había sido contada porque tenía inconsistencias.
Había 94 votos dentro de la urna, 94 firmas y 94 colillas. “Pero en la
sumatoria material que se hace, el resultado era 75 y eso le generó duda
al colegio escrutador”, precisa Brunet. Algo similar ocurría en la mesa
75.
Avanzada la semana, la diferencia según los datos oficiales ya no era
de 90 votos, sino de 18. Aunque forma parte de un equipo que se encargó
de revisar las posibles reclamaciones, Brunet habla empoderado: “Las
decisiones las tomo yo”, dice, y con esa potestad se pasó trabajando el
fin de semana largo del 1 de noviembre hasta que el escrito de
reclamación al Tribunal Electoral estuvo listo.
Paralelamente, el Partido Socialista había logrado que se le sumaran
dos votos más —que estaban objetados— a Maya Fernández. “Pero no
impugnaron las mesas pudiendo hacerlo. Yo me preocupé de llamar al
Tribunal para verificar si había algún escrito y no había ninguno”,
afirma Brunet, por si quedara alguna duda de que él sí “hizo la pega”
Pasado gremialista
No es primera vez que Brunet es parte de un equipo que se enfrenta
por los votos. En 2000 estuvo en la reclamación que enfrentó a los
entonces candidatos a alcalde por Estación Central. Cristián Pareto (DC)
y Gustavo Hasbún, que finalmente fue favorable al entonces militante
UDI.
Con todo Brunet sigue siendo un renegado. El fin de semana sus más de 20 mil seguidores en twitter leyeron como pateaba el tablero al confesar que no le gustaban Los Prisioneros, y en su reemplazo nombró tres bandas “infinitamente mejores”: Emociones Clandestinas, Electrodomésticos y Aparato Raro.
El 2004 Brunet estuvo con los gremialistas que defendían la elección
de su candidato en Talcahuano, Erick Vergara, frente a Leocán Portus
(DC) que finalmente fue declarado ganador, aunque murió meses después.
En junio de este año, el hombre que salvó de la derrota a Sabat no
pudo hacer lo mismo con los candidatos de oposición a la lista de Raúl
De la Puente en la Anef, aunque consiguió que se repitiera parcialmente
la votación.
Todo ese pasado ligado a la justicia electoral, pero sobre todo el
presente, hacen que el abogado ya tenga casi listo su bufete Brunet y
Asociados. “El casting está hecho, pero no puedo revelar los nombres
todavía”, dice.
Hijo de un abogado y de una secretaria, Marcelo Alejandro Brunet
Bruce (39), entró en 1992 a estudiar Derecho a la Universidad Católica,
en la generación, entre otros, del diputado Nicolás Monckeberg y
Sebastián Donoso ex abogado de la Segpres encargado de Asuntos
Indígenas.
Militó en la UDI durante más de 12 años, desde los 19. “Trabajé en la
fundación Jaime Guzmán y para mí todas las respuestas estaban en la
lógica del gremialismo. Coincidió con lo que era yo en ese momento, más
conservador, y cartucho”, afirma.
Pero durante mucho tiempo el carnet estuvo guardado y Brunet se alejó
del partido. Paralelamente se convirtió a la religión luterana igual
que su esposa.
Incontinencia twittera
El viernes 6 de noviembre en la sede atestada del Tribunal Electoral
Regional, Marcelo Brunet, como una de las partes involucradas en el
conteo de votos que se hizo ese día, debía verificar el acta de la mesa
3v que acababa de ser contada. Con su teléfono en la mano parece
distraído mientras le muestran el documento. “Marcelo, después twitteai”, le dice otro integrante del equipo RN y Brunet vuelve a concentrarse.
Antes de que su melena engelada apareciera hasta el cansancio en
televisión, a la hora de hablar de la controversia en Ñuñoa, este
abogado era conocido en la red social, donde constantemente se enfrasca
en disputas en las cuales, por cierto, defiende siempre al gobierno.
Tanto que más de alguien ha creído que es una cuenta inventada, un boot que postea a favor del oficialismo.
De junio de 2009 a la fecha, Brunet ha twiteado 164.757 mensajes y de
esta incontinencia en la red ha sacado, al menos, algo en limpio. Fue
por twitter donde “empezamos a generar ciertas complicidades” —dice— con
Cecilia Pérez. La ex intendenta y hoy vocera del Gobierno, lo invitó a
unirse a RN en 2010.
El multicolumnista
Desde entonces afirma que RN es su casa y que tal como su mentora en
la colectividad “estoy más cerca del oficialismo, creo que gran parte de
lo que es el partido hoy día, con matices, es gracias a Carlos
Larraín”, confiesa Brunet, mientras se le escapan algunos tics, que
teniendo en cuenta a la principal figura del oficialismo, se pueden
interpretar como un buen augurio de su futuro en política.
Brunet tiene claro que su reciente exposición pública le va a servir.
“No quiero adelantar candidaturas, pero sí es muy posible que pronto
tenga una participación política más activa”, adelanta.
En tanto es uno más en la saturada plaza de columnistas y como tal tiene su análisis de lo que ha pasado en Ñuñoa:
“Estos temas tienen bastante poca prensa, bastante poca pantalla pero
este juicio sí lo tuvo por una serie de consideraciones, porque
estaba la figura de Pedro Sabat de por medio y Maya Fernández que por
sus características personales también es una figura. La comuna de Ñuñoa
es emblemática porque es una comuna de clase media, muy barómetro de lo
que ocurre en la realidad nacional. Además, la diferencia de votos tan
estrecha, son muchos los factores que transforman esto en un pugilato
sabroso para los medios”, desmenuza.
Brunet escribe en el blog de La Tercera, de Cooperativa y de Radio
Agricultura. Paralelamente participa como panelista en Palabras Sacan
Palabras de Radio Futuro.
Y esta radio es la que más sintoniza con su personalidad. Brunet se
declara rockero, fanático de Morrisey, The Cure y AC/DC. Tiene una
guitarra eléctrica Epiphone roja con la que practica lo que sabe desde
los 14 años.
El profesor comunista
En esa época era uno de los pocos alumnos de derecha en el Instituto
Luis Campino, donde un profesor comunista lo hostigaba por “ser fascista
y avalar las violaciones a los Derechos Humanos y yo partidario de
Pinochet no he sido nunca. Eso me obligó a leer a Hayek y a Chesterton
entre otros, para entender algunas cosas. Si no fuera por él tal vez
sería un abogado más”, dice.
Pero no, Marcelo Brunet es un irreverente. En una columna criticó que
Gladys Marín estaba sobrevalorada “porque la consecuencia no es el
único valor que importa en democracia”, enfatiza. Y le costó que alguien
le deseara que su esposa e hija fueran detenidas desaparecidas, para
que supiera lo que se siente.
Con todo Brunet sigue siendo un renegado. El fin de semana sus más de
20 mil seguidores en Twitter leyeron como pateaba el tablero al
confesar que no le gustaban Los Prisioneros, y en su reemplazo nombró
tres bandas “infinitamente mejores”: Emociones Clandestinas,
Electrodomésticos y Aparato Raro.
“El debate es fundamental en democracia no tan solo por la libertad
de expresión, sino porque es la única forma que las sociedades tienen de
contrastar puntos de vista que definan las decisiones que se tomarán
respecto de un tema. Ahí sí puedo considerar lo que en Twitter se
denomina ‘influencia’, la capacidad de colocar ideas para la discusión y
tengo asumido que mis ideas son impopulares, concluye.
La fama cibernética le trajo problemas cuando en la red social se
publicó que tenía un litigio con su empleada doméstica a quien le
adeudaba $384.000 en 2009. “Fue muy desagradable porque se filtraron los
nombres de mi mujer y de la persona con la que yo tenía el litigio”,
cuenta.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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