lunes, 26 de noviembre de 2012

Ex presidente Ricardo Lagos cuenta detalles sobre la detención de Pinochet en Londres: "Reaccioné con alegría. Se lo tenía merecido"

En un libro que fue lanzado en Guadalajar, México, en el que cuenta en primera persona anécdotas que van desde días previos al golpe de Estado en septiembre de 1973 hasta décadas posteriores al plebiscito que derrocó al dictador Augusto Pinochet, comparte la escalofriante lógica que aplicaron las fuerzas armadas los días en los que murió el presidente Salvador Allende.
El arresto del ex dictador Augusto Pinochet en 1998 cuando se encontraba en Londres "fue una buena forma de cerrar el siglo XX", dijo en una conferencia el ex Presidente Ricardo Lagos.

"Es una buena forma de terminar el siglo XX porque en el siglo XX hubo tantos dramas, tantas agresiones a los derechos humanos; el nazismo, el fascismo", dijo Lagos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (oeste), al presentar su libro "Así lo vivimos", editorial Taurus.

Lagos dijo que se enteró de la captura de Pinochet por una llamada del entonces canciller José Miguel Insulza.

"Me enteré un día viernes, me acuerdo, había dejado el ministerio (de Obras Públicas) y me estaba preparando para la campaña para la presidencia. Al día siguiente iba a tener una visita ilustre e íbamos a dar una conferencia de prensa con la Yoko Ono", viuda de John Lennon.

"Me llama José Miguel Insulza y me dice, acaban de detener a Pinochet. No lo podía creer, primero reaccioné con alegría, se lo tenía merecido", pero después llegó una sensación de frustración porque tendría que haber sido capturado en Chile, antes que en Londres, a donde fue por razones médicas.

Sin embargo, lo importante es que la detención conseguida por el juez español Baltazar Garzón derivó en que "a nivel planetario y a nivel moral hemos concluido que tenemos derecho a emitir juicios. Entonces cuando (la opositora demócrata Aung San) Suu Kyi en Birmania está presa, todos consideramos que tenemos derecho a levantar la voz y a sancionar a Birmania", dijo.

En la conferencia que consistió en una charla con el periodista español Juan Cruz, Lagos sostuvo que siempre tuvo claro que Allende no se dejaría capturar, dijo que en Chile todavía "queda" algo de Pinochet.

"Cuando hay situaciones difíciles de enfrentamiento en la sociedad chilena que apuntan al pasado emergen los malos dioses, emergen aquellos que todavía no se atreven a pedir perdón por lo que ocurrió y me temo que es un tema de generaciones que tienen que pasar".

Pero descartó que la dictadura tenga posibilidades de regresar a Chile. "Me defino como un hombre optimista, diría que no (volverá) porque nos atrevimos a mirar al pasado (...) entramos al tema duro de la prisión política y la tortura y 35.000 chilenos declararon y 29.000 fueron reconocidos como tales".

Sus relatos

En el libro, en el que cuenta en primera persona anécdotas que van desde días previos al golpe de Estado en septiembre de 1973 hasta décadas posteriores al plebiscito que derrocó al dictador Augusto Pinochet, comparte la escalofriante lógica que aplicaron las fuerzas armadas los días en los que murió el presidente Salvador Allende.

Unos seis meses después del golpe le preguntó en Buenos Aires a Carlos Prats, quien fue comandante en jefe del Ejército hasta poco antes del golpe, la razón de la "brutalidad de su ejército".

Prats le respondió: "Muy simple estamos preparados y adoctrinados para establecer cuando hay un levantamiento social la paz social, y si usted quiere que la tranquilidad se restablezca en 15 días, tiene 10 muertos, en una semana, tiene 100 muertos, en 48 horas, tiene mil muertos", y la decisión, añadió, Lagos "fue 24 horas".

El libro se publicó a principios de año en inglés, y para la versión en español se agregaron las actuales protestas de estudiantes chilenos.

Como parte del programa de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se extiende hasta el 2 de diciembre, Lagos dará una conferencia magistral este lunes en la Universidad estatal.
Este año la FIL tiene como país invitado a Chile, que envió a México una delegación de 350 personas, entre autores y profesionales de la industria editorial.

FUENTE: CAMBIO 21

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