domingo, 3 de abril de 2016

La campaña del senador Sanders:¿lecciones para la izquierda en Chile?

 Publicado el 03 Abril 2016
 ESCRITO POR FELIPE CABELLO
Sin lugar a dudas las campañas para la presidencia de EE. UU. del senador Sr. Sanders y del magnate inmobiliario Sr. Trump han quebrado los ciclos anodinos y sosegados de casi 50 años de elecciones presidenciales en los EE.UU.


En estos ciclos de alternancia, sin drásticos cambios en las políticas económicas y diplomáticas del país, el partido demócrata y el partido republicano se reemplazaron en el poder, sin que existiera un reto a las dirigencias de los partidos respecto de los candidatos a votar. Este cuidadosamente coreografiado, e indudablemente restringido ejercicio democrático, pareciera haber sufrido un traspiés digno de comentar, ya que las candidaturas Sanders y Trump representan una trascendente oposición desde las bases a las dirigencias políticas de ambos partidos, y a su destreza para controlar el proceso eleccionario y para pronosticar con cierta holgura sus resultados. La campaña del senador Sanders que fuera saludada al comienzo con un gran escepticismo dentro del partido demócrata y el público en general, ha logrado despertar un gran interés en la política y atraer bajo su alero a importantes sectores de la población, incluyendo a una proporción substancial de jóvenes y de mujeres y ha puesto en varias oportunidades en dudas a lo que se creía seria la coronación indiscutida como candidato de la Sra. H. Clinton. El programa y el discurso político del senador Sanders ha estado dirigido a demostrar el papel negativo del dinero en la política y a atacar incesantemente al capital financiero de Wall Street y a demostrar palmariamente la influencia negativa de este en diversas actividades económicas, que van desde la manufactura industrial, el comercio, la banca, la educación y la salud.
El senador Sanders culpa sin ambages de la desigualdad económica creciente, de la pobreza en aumento entre la población blanca y en las minorías afro americanas e hispánicas y de una arruinada infraestructura industrial del país, a Wall Street y al sistema político. En el cual la influencia del dinero del primero dirige a este último a implementar políticas que van en desmedro de las mayorías y el futuro de la nación. En el discurso del senador la palabra socialismo ha perdido parcialmente en E.E.U.U su carácter maldito y ha vuelto a significar para grupos importantes de la población que el trabajo, la educación, la seguridad social y la salud vuelvan a ser un derecho humano y bienes accesibles para la persona común. La implementación de un salario mínimo que asegure que las familias se mantengan fuera de los niveles de pobreza, la eliminación de las trabas para votar en las elecciones y para la formación de sindicatos, como así mismo la regularización de la situación de los inmigrantes ilegales, son otros de los postulados novedosos de su candidatura. El senador ha sido capaz de introducir al debate el concepto de que el sistema político de EE.UU. está totalmente amañado para favorecer a la gente con dinero y a su progenie, y que este amañamiento conspira contra el llamado “sueño americano” de estabilidad y progreso económico de la mayoría y además, contra “la vida, la libertad y el camino a la felicidad”, principios establecidos en la Declaración de la Independencia del país como derechos inalienables.
 El senador y sus partidarios han sido atacados por la Sra. Clinton y los diarios dependientes del capital financiero (NY Times, Wall Street J., Washington Post) por ser según ellos un candidato de un solo tema, el de la desigualdad económica y sus implicaciones. Sin embargo no es menos cierto que esta desigualdad, como también sucede en Chile, afecta negativamente la vida de millones en los ámbitos de la vivienda, la salud, la seguridad social, el trabajo y la educación. Si bien es cierto que la campaña Sanders ha sido capaz de penetrar el velo ideológico que disimulaba el papel del dinero en la política, ella ha tenido menos éxito en otros aspectos como ser,  en explicar por ejemplo sus soluciones para el racismo omnipresente en la sociedad y el sistema político, que paradojalmente se ha agudizado en la administración Obama, un presidente afro americano. Esto se demuestra en sus limitaciones en atraer el voto afro americano e hispánico lo cual le ha costado parcialmente la perdida de importantes elecciones primarias y el ir detrás de la Sra. Clinton en la cuenta de delegados. La atracción de estos grupos por la Sra. Clinton demuestra el poder de las creencias infundadas y de la tradición, ya que ella se presenta como la heredera política de su marido, a pesar de que en los dos gobiernos de Clinton se pasaron una serie de leyes que afectaron negativamente el bienestar económico de las poblaciones afro americanas e hispánicas, se liberalizaron las regulaciones bancarias que terminaran con el colapso económico del 2008 que afectara mayoritariamente a estos dos grupos,  se aprobaran tratados de libre comercio como el NAFTA que aumentaran la cesantía entre ellos y se implementaran reformas judiciales racistas que resultaron en la encarcelación masiva de estas minorías.
Al igual que en Chile, los estudiantes agobiados por prestamos usurarios, han acudido al llamado de renovación económica del senador Sanders y se han constituido en un importante grupo que trabaja y que sostiene su candidatura presidencial. Trabajadores que se han visto negativamente afectados, al igual que en Chile, por sucesivos tratados de libre comercio que benefician solamente al gran capital, incluyendo últimamente el Tratado Trans Pacifico (TTP), también son parte importante de su base de apoyo. Esto, interesantemente ha obligado a la Sra. Clinton a renunciar su apoyo a este tratado a pesar de ser este apuntalado por su partido el demócrata y el presidente Obama, e incluso la ha obligado a abjurar retrospectivamente del NAFTA, que ella y su marido apoyaran sin ninguna reserva. De esta manera el senador Sanders ha logrado retratar y confirmar la noción en mucha gente, de que la Sra. Clinton es una oportunista mendaz y sin principios, que habla de representar a la gente común cuando recibe a manos llenas el dinero de Wall Street y el gran capital, retratando esto también a mi juicio la situación en que se encuentran muchos políticos llamados de izquierda en Chile. Pero tal vez el ejemplo más importante de la campaña Sanders para la izquierda chilena es que un político honesto, cuya fogueada carrera política comenzara a los 20 años de edad o antes bajo el garrote de la policía de Chicago por combatir el racismo, y que continuara ininterrumpidamente como estudiante, regidor, alcalde, representante y senador, haya diagnosticado tan bien el descontento popular, subterráneo y generalizado en grupos importantes de la población y lo cristalizara en un programa electoralmente novedoso, desafiando valientemente a la anquilosada dirigencia de su partido y a la mayoría de los medios de información.
Otra lección importante es que la campaña Sanders ha sido financiada con pequeñas contribuciones individuales de millones de individuos que la han impermeabilizado a la influencia del gran capital y le ha permitido montar un aparato eleccionario y propagandístico capaz de competir de igual a igual con el de la Sra. Clinton, cuyas mayores contribuciones provienen del privilegiado 1%. Las posibilidades de que el Sr. Sanders sea el contendiente demócrata a la Casa Blanca se ven difíciles pero lo más importante de su candidatura es que ha sido capaz de galvanizar a grupos importantes de la población alrededor de un programa solidario, y ha puesto en el tapete de la discusión política, asuntos que eran hasta hace unos meses atrás prácticamente sagrados. En este proceso, al igual que el Sr. Trump en su partido, él ha demostrado la desvinculación de la actual dirigencia política demócrata de las bases y su suicida insensibilidad  a la variedad de problemas que afligen a la mayoría. La edad del senador indica que si es derrotado probablemente otra candidatura le estará vedada, sin embargo si el fermento político que ha creado entre sus seguidores consigue congregarse en un futuro movimiento político,  su esfuerzo y el de sus seguidores no habrá sido desperdiciado,  al igual que los del presidente Allende en 1952 y en 1958.  Su candidatura sin lugar a dudas es un soplo de aire fresco donde como dice Bob Dylan “…Vivimos en un mundo político/… donde el coraje es cosa del pasado/ …donde podemos sentir y ver/ …que todo está realmente amañado…/

FUENTE: EL CLARIN

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