lunes, 27 de octubre de 2014

Mundo conservador chileno replica temores de la Curia Romana ante clima reformista

La trenza conservadora tras la cacería de los curas progresistas

La denuncia sobre los tres sacerdotes no es aislada. En el catolicismo y la Iglesia se levanta un grupo que no acepta las discusiones morales que da la institución en forma global; movimientos conservadores que tienen a sus espaldas a universidades y empresarios. En este escenario, se ve con preocupación la amistad del nuncio Ivo Scapolo con el obispo de San Bernardo, Ignacio González. Muchos creen que ahí está el origen de la polémica denuncia.
El día que se conoció públicamente que el nuncio apostólico en Chile, Ivo Scapolo, solicitó declaraciones que habían efectuado a la prensa los sacerdotes Mariano Puga, José Aldunate y Felipe Berríos, la pregunta que se hicieron algunos al interior de la Iglesia fue obvia: si las declaraciones estaban en internet… ¿por qué no las sacó él mismo?
La respuesta concluye en una misma tesis: la necesidad de Scapolo de recordar que una parte potente de la Iglesia –conservadores en su posición doctrinal– están con los ojos sobre lo que hacen sacerdotes que se escapan de las ideas de la jerarquía institucional.
Y mandar denuncias a Roma vía Congregación para la Doctrina de la Fe, no es algo nuevo. El cardenal Jorge Medina –una tradicional voz conservadora en la Iglesia– tiene por costumbre hacerlo si algo no le gusta. Ha enviado cartas a Roma quejándose por la dirección del rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez; y también ha presentado quejas internas en contra del vocero de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro. Aunque –consultados por El Mostrador– los involucrados no quisieron referirse al tema, fuentes de la Iglesia y la UC reconocen que estas quejas han sido explícitas.
La semana pasada y tras el sínodo que reunió a obispos de todo el mundo, uno de los más críticos fue el cardenal estadounidense Raymond Burke, quien dijo que el Papa Francisco “no es libre para cambiar las enseñanzas de la Iglesia con respecto de la inmoralidad de los actos homosexuales o la indisolubilidad del matrimonio o cualquier otra doctrina de la fe”. Es lo mismo que pasa en Chile, donde nadie duda que es el poder del Opus Dei el que está tras la “denuncia” contra Puga, Aldunate y Berríos.
Medina es Prefecto Emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Además es cardenal. Es decir: aunque las críticas sobre él arrecien en Chile, es uno de los hombres con más poder en la Iglesia Católica. Sin embargo, cuando se trata de denunciar que algo no anda bien con la doctrina, no está solo.

 EL PODER DEL NUNCIO

Días después que se conociera que declaraciones de los sacerdotes Mariano Puga, José Aldunate y Felipe Berríos habían sido remitidas a Roma, el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, comentó en privado: “Me la jugué por ellos”. Se refería a los dos primeros curas históricos –porque el tercero no es de su devoción– y a las gestiones que realizó ante Scapolo, quien pidió los antecedentes de los tres sacerdotes, después que se refirieran a temas valóricos.
Ezzati –lo mismo que Francisco Javier Errázuriz– no tiene buenas relaciones con el representante del Vaticano, porque –según cuentan al interior de la Iglesia– la percepción es que interviene demasiado en los temas locales. Y este episodio fue un claro ejemplo.
Además de generar más tensión con Ezzati –que capea con dificultad los cuestionamientos internos por su poca empatía yautoritarismo–, puso de manifiesto el poder de quienes comenzaron a intentar imponer la visión que –en todo el mundo y después de asumido el Papa Francisco– quedara a la defensiva.
La semana pasada y tras el sínodo que reunió a obispos de todo el mundo, uno de los más críticos fue el cardenal estadounidense Raymond Burke, quien dijo que el Papa Francisco “no es libre para cambiar las enseñanzas de la Iglesia con respecto de la inmoralidad de los actos homosexuales o la indisolubilidad del matrimonio o cualquier otra doctrina de la fe”.
Es lo mismo que pasa en Chile, donde nadie duda que es el poder del Opus Dei el que está tras la “denuncia” contra Puga, Aldunate y Berríos.
En el círculo más cercano del nuncio Scapolo está el obispo de San Bernando, Ignacio González, miembro de la prelatura. A comienzos de este año, bajo el título “La vida es un regalo de Dios, en tus manos está defender sus derechos”, se realizó una jornada por la vida, donde uno de los organizadores era el Hospital Parroquial de San Bernardo, que sigue la línea del Opus Dei. La ceremonia tenía entre sus participantes a González y también a Scapolo. No es un secreto que González encuentra a un buen aliado en el nuncio.
Después de que Felipe Berríos hiciera duras críticas a la Iglesia el año pasado, fue el propio González quien salió al paso: “Hasta me da dolor escucharlo hablar de esa manera tan despectiva. Demuestra lo que ya conocemos de las opiniones del padre Berríos: exageradas, fuera de tono, con palabras que muchas veces son hirientes y que no producen ningún efecto positivo”, opinó el obispo de San Bernardo.
En Chile, el Opus pesa. Sus creencias han encontrado un nicho en educación, donde el foco principal ha sido la Universidad de los Andes, desde la cual crece la formación, columnas de opinión para ser publicadas en la prensa y una extensa red de amigos bien posicionados.
La Universidad –que siempre ha estado tomada de la mano con la elite– se fundó en septiembre de 1989 en un terreno que fue donado por el empresario Eduardo Fernández León –quien forma parte de la junta directiva–.El fallecido sacerdote Alfonso Baeza, en una nota de prensa, alguna vez apuntó palabras al grupo: “Hasta un simple observador puede apreciar que ellos están cerca de la elite empresarial y de la gente influyente. Son personas que defienden el statu quo de la sociedad, la propiedad privada, la libre empresa y, claro, su aporte es la santificación del trabajo”.
En abril se conoció que la mayor cantidad de dinero donado hacia universidades en 2013, y que proviene de empresarios, fue entregada a la U. de los Andes. Eduardo Fernández León habría aportado 1.565.429.961 millones. Su esposa Valerie Josephine Mac-Auliffe Granello, 1.492. 262.094 millones, y sus hijos Eduardo y Tomás Fernández Mac-Auliffe: $1.477.000.000 y $1.200.000.000, respectivamente.
“Siempre se escudan en que solo arman obras, pero siempre hay poder tras eso”, comenta una fuente vinculada a la Iglesia. Por ello, se hace más complejo –en ese mundo– el poder que tienen sobre el nuncio, amigo de Ángelo Sodano, quien también fuera nuncio apostólico en Chile, pero durante la dictadura de Pinochet (1978-1988), tiempo en que Sodano cultivó una amistad no solo con Pinochet sino también con parte del empresariado.

 FAMILIA REACCIONARIA

Al interior de la Iglesia cuentan asimismo que el nuncio –quien no se ha querido referir al episodio con los sacerdotes– también tiene importantes vínculos con los Legionarios de Cristo, grupo donde son fuertes algunos de los apellidos más poderosos de Chile, como Matte y Edwards.
Entre las fuerzas conservadoras que están en las antípodas de las defensas del Papa Francisco en Chile –según comentan al interior de la Iglesia–, están claros algunos nombres que se hallan más bien en la academia, pero ligados a importantes universidades, como la de los Andes y la Católica. Uno de los nombres que se mencionan es Jaime Antúnez Aldunate, ligado a la revista Humanitasde la UC, y Joaquín García Huidobro, abogado y académico de la U. de los Andes y columnista deEl Mercurio. “El problemas es que la UC a veces hace suyas esas posiciones”, se quejan.
“La denuncia de los tres sacerdotes es sin duda un reflejo de una red conservadora que presiona, a través de sus posiciones, de la academia y a veces públicamente contra algunos sacerdotes”, reclama una fuente de la Iglesia. También usan los medios de comunicación, como Sergio García Valdés –abogado cercano a la dirección de La Tercera y uno de los siete denunciantes del rector de la U. Alberto Hurtado–, quien ayer señaló en ese medio: “La del padre (Fernando) Montes ha sido una actitud desafiante e incongruente”.
FUENTE: EL MOSTRADOR

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