domingo, 26 de febrero de 2012

La tarea postergada: una reconstrucción con derechos.

13 de Febrero de 2012 -
Reconstruccion
En medio de la guerra mediática en que se enfrenta el gobierno y la oposición por las responsabilidades ante la mala respuesta a la emergencia  del gobierno de Bachelet y las criticas a la reconstrucción liderada por el gobierno de Piñera, a dos años de la catástrofe se impone la necesidad de preguntar a la ciudadanía de las zonas afectadas como perciben la reconstrucción. 
Radio Tierra entrevistó a Bárbara Orrego, presidenta de la junta de vecinos de Villa Futuro de Chiguayante e integrante de la Red Construyamos, quien criticó los proyectos de remodelación urbana que buscan trasladar a los damnificados hacia la periferia.

En Chiguayante el conjunto de departamentos que conforman Villa Futuro soportó de manera distinta el terremoto 8,8º Richter. Mientras un Block colapsó y más de 40 familias debieron ser evacuadas, el resto de los edificios soportaron bien aunque con daños el sismo.
En total son 1300 familias que deberán abandonar sus edificios, porque a juicio del SERVIU todo el conjunto debe ser demolido, aunque la mayoría de los departamentos no estén declarados inhabitables.
"El SERVIU ha decidido demolerlos a todos para hacer una renovación urbana donde se va a hacer una carretera de seis pistas que no toca a nuestros departamentos, donde se supone que estos terrenos se van a vender a privados y se van a hacer departamentos de más de 300 UF", denuncia Orrego.
La dirigenta cuestionó el sistema de entrega de recursos para que cada familia se compre su casa, porque al ser un monto inferior a los valores de mercado, el dinero termina siendo destinado a otros fines.
"Al pasarle plata a las familias pobres que están endeudadas, la mayoría de la gente se ha comprado auto, ha pagado deudas y no se ha comprado la casa, entonces vemos que va a ser un problema mayor a futuro, han quedado con una mediagua o se han tenido que ir de allegados", explicó.
Bárbara Orrego junto a la Red Construyamos conoce de cerca también la situación de otras localidades emblemáticas como Dichato, las poblaciones El Centinela y El Morro de Talcahuano, o Coronel.
Aseguró que entre los dirigentes cunde la percepción de una reconstrucción lenta, porque si "a dos años del terremoto recién se están poniendo las primeras piedras, quiere decir que las familias tienen para vivir mínimo un año y medio más" en viviendas que no son definitivas.
"A nosotros no nos interesa irnos a la periferia, ¿por qué nos alejan más de la ciudad si tenemos derecho a vivir acá donde estamos, esa es nuestra lucha que tenemos hoy día los dirigentes en cada sector", afirmó.

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