La ideología de la Reconstrucción
La reconstrucción como discurso se ha convertido en la ideología perfecta para el gobierno, con la cual espera obtener, además de la cohesión política en sus filas —de cara a las elecciones municipales—, una verdad mediática que comunique adhesión y reconocimiento por parte de la ciudadanía a su gestión. Sin embargo, su diseño se ha visto enfrentado al malestar regional generado por la lentitud de los avances reales, lo que ha provocado manifestaciones de protesta de diferente envergadura en todas partes a donde el Presidente de la República ha ido.
Según algunos alcaldes de las zonas desvastadas por el terremoto del 27/F, lo peor es la falta de sinceridad del gobierno para asumir su responsabilidad en los atrasos, y el tratar de instalar en la opinión pública una visión simplificada y distorsionada de la realidad, hablando con cifras confusas acerca del cumplimiento de metas.
La febril actividad en terreno que se diseñó para el Presidente con este tema, a la vuelta de sus vacaciones, empezó mal. Previendo atrasos importantes en localidades como Iloca o Dichato, en La Moneda trataron de blindar la gira, llevándola donde hubiera inauguraciones de obras. El primer punto debía realizarse en el Puerto de San Antonio con pobladores de la Villa del Mar, pero éste fue reemplazado, sin aviso previo a las autoridades locales, por una modesta entrevista con una sola pobladora en Lo Abarca, comuna de Cartagena. Ello para evitar las protestas de los pobladores por los atrasos.
Lo cierto es que la gobernanza regional, no sólo por los temas no resueltos del 27/F, más bien parece un problema que le quita el sueño a La Moneda antes que una oportunidad para una ofensiva mediática de pre-campaña.
La situación terminó con un serio incidente protagonizado por el gobernador de San Antonio, quien agredió verbalmente a un periodista de un canal local de TV, y señaló que la visita del Presidente “era privada”, por lo que el acto, anunciado muchos días antes, se borró de la agenda oficial.
Ante las críticas, el Presidente de la República reaccionó como acostumbra, improvisando, y sacó a relucir un poco exitoso programa de subsidios para arriendo diciendo que “hemos decidido diseñar un nuevo programa, el dar una vivienda o irse a vivir con un familiar aportando el subsidio de arriendo”. Y al mismo tiempo reconoció que no será posible que todos los damnificados que viven en aldeas reciban su vivienda definitiva antes del próximo invierno.
Las palabras del mandatario se transformaron en trending topic a nivel mundial (tema más comentado en Twitter) bajo el hashtag #vayaseavivirconunfamiliar, lo que obligó al gobierno, especialmente al ministerio de Vivienda, a dar explicaciones. Entre ellas, que el tal subsidio es sólo una solución temporal y existe desde hace mucho tiempo, lo que muestra a un Presidente desinformado, como señaló el alcalde de Constitución, Hugo Tillería.
El alcalde de Tomé, una de las zonas más desvastadas por el terremoto y tsunami señaló que las cosas “hay que tomarlas en serio. No hay casas y la mayoría ya está viviendo con familiares. No hay viviendas para arrendar, y esa solución será un fracaso”.
“Lo que tiene que hacer el gobierno es apurar el tranco para solución definitiva. Habría que tomar más en serio las cosas y no levantar anuncios antes del 27 y generar expectativas que no serán soluciones. Están tratando de hacer anuncios para entusiasmar a la gente para el aniversario del 27 de febrero”, enfatizó Eduardo Aguilera.
El total de familias afectadas en Tomé es de cuatro mil, de las cuales unas dos mil requieren una solución definitiva. Sólo el 10 por ciento la ha recibido.
Igual porcentaje de realización en todo el país, 10%, es el que señala la oposición para la reconstrucción. El Minvu ha dicho que se está en un 40% y el Presidente de la República, ante las críticas, ha prometido una “cuenta pública” al país sobre la reconstrucción.
Lo cierto es que la gobernanza regional, no sólo por los temas no resueltos del 27/F, más bien parece un problema que le quita el sueño a La Moneda antes que una oportunidad para una ofensiva mediática de pre- campaña.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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