Hace un par de semanas en la Tercera, el Ministro Hinzpeter definió su nuevo rumbo político a partir de ahora: ser el nuevo Panzer de La Moneda. Entre los temas que definió estaba el caso Aysén, donde el titular de Interior “se ha dedicado a recabar información e informará al Presidente sobre los cursos a tomar”. La referencia viene del recordado ministro del Interior de Lagos, José Miguel Insulza —quien también fue canciller y Segpres de Frei—, y que se caracterizó por tener en su mano la solución de todos los conflictos y hacer valer en cada uno de ellos su peso político.
El bautismo del autodenominado Panzer de la Nueva Forma de Gobernar, ocupando otra de las frases preferidas del Ministro, es el conflicto de Aysén. En la misma nota periodística, en off el Panzer empieza a delinear su estrategia para lo que debió ser su bautismo de fuego.
El caso de Aysén, es distinto al conflicto del verano pasado en Magallanes, pues no hay un gatillador específico y las demandas son difusas, aunque con un fondo claro: el estado de abandono que se encuentra la región. Manifestación de ello es el alto precio del combustible y los altos costos asociados a la calefacción, propios de una mentalidad orientada a las economías de escala y las megaciudades.
En una prueba de que tienen mucho más talento político que el Ministro, los dirigentes presentan un petitorio completo de medidas y relajan la toma del puente en Puerto Aysén para permitir los suministros.
Pero nada de eso justifica la impericia del gobierno: desde una primera etapa de negación del conflicto, pasando por el envío de aviones llenos de Fuerzas Especiales de Carabineros, las que pese a la violencia extrema que han aplicado no han logrado aminorar el conflicto. También fue errática la visita del Subsecretario Ubilla, quien no fue respaldado desde el propio Palacio de La Moneda.
Una segunda etapa donde viajan los Ministros de Salud y Transportes, no solamente con poder para resolver sus conflictos sectoriales, como se dijo “en off” —el método preferido de La Moneda para sus comunicados—, sino también representando a todo el gobierno. En esos días el Ministro de Salud opina que en su área los asuntos quedaron resueltos y con gran fanfarria anuncia que es el turno del Ministro de Energía. Entre sus frases memorables está haberles encontrado razón a los ayseninos en su lucha.
Pero luego de un nuevo mensaje “en off” del gobierno criticando a Mañalich por sus declaraciones, éste da un vuelco en 180 grados y culpa a Patagonia sin Represas de la revuelta en la Patagonia. Cuña muy curiosa, pues los principales dirigentes centran sus demandas en temas relacionados con el aislamiento y no con la construcción de la hidroeléctrica, más allá de sus posiciones al respecto y la participación en los actos de uno de los voceros de PSR. El Ministro estuvo en la zona y pudo comprobar con sus propios ojos lo que ocurría allí.
Cuando parecía inminente la partida del Ministro de Energía, el gobierno anuncia —nuevamente “en off”— que toda la negociación la llevará la Intendenta Cuevas, mostrando a los medios una imagen del autodenominado Panzer, rodeado de asesores viendo por televisión, cual festival de Viña a la Intendenta mostrando tácticas y estrategias.
La Intendenta, por cierto, está altamente cuestionada en la Región. Su ex padrino político, el senador Horvath, ha dicho a los cuatro vientos y “en on” que no cuenta con su respaldo. Para respaldar a la ahora súper empoderada intendenta, se transmite que no será necesario que ningún ministro vaya.
El propio Hinzpeter “en on”, acusa en paralelo a los dirigentes de ser excesivos y trata de introducir una cuña entre ellos y la población ocupando el arma del desabastecimiento, pese a las propias señales de la región que le han transmitido los dirigentes de la Alianza por Chile respecto al amplio respaldo que tiene el movimiento. Y por cierto, algo que parece un acto reflejo en los personeros del gobierno de Piñera, culpar a la Concertación de todos los problemas que enfrenta.
En una prueba de que tienen mucho más talento político que el Ministro, los dirigentes presentan un petitorio completo de medidas y relajan la toma del puente en Puerto Aysén para permitir los suministros. En un nuevo vuelco, que parece ya una comedia de equivocaciones, decide el gobierno enviar al Ministro Álvarez a la caldera en que se ha convertido la región, en buena parte por el comportamiento bipolar del gobierno en la gestión de la crisis.
La sola enumeración de los hechos muestra que ante este conflicto el gobierno ha carecido de conducción. Ha faltado Coordinación, Mando y Control, como dirían los expertos en estrategia, autores de los libros que leía Hinzpeter cuando estaba a cargo de la campaña del actual Presidente y hacía que las cosas funcionaran.
Y claramente la autocondecoración de Panzer que se colocó el Ministro le queda muy grande. Si está a cargo de la coordinación general, las múltiples volteretas que han hecho agudizar el conflicto, muestran su poca capacidad de gestión ante una crisis.
No es primera vez que el optimismo del Ministro Hinzpeter respecto a sus capacidades le juega una mala pasada. El Ministro ya no puede autollamarse Antonio Varas, pues si algo está claro es que no será el sucesor de Piñera. En su propio gabinete hay al menos cuatro secretarios de Estado con mejores proyecciones presidenciales y ni siquiera es mencionado en los distintos escenarios que se abren. Claramente, no hay ningún candidato de la Alianza a alcalde o concejal que pondrá su foto junto a la de él.
También fracasó su intento de convertirse en el adalid de la lucha contra la delincuencia. No solamente el deterioro en las percepciones de la ciudadanía sino en el bochorno del Caso Bombas, que concluye hoy con la obligación impuesta al Fisco de pagar los gastos legales de los acusados, encarcelados y posteriormente absueltos o la pantomima del pakistaní detenido por acusación de terrorismo y después liberado. El traje de Panzer no será el primero que tendrá que colgar en su ropero.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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