Según el abogado, es necesario que los actuales integrantes de la Corte expliciten la conducta de quienes les antecedieron
Carlos Peña exige pronunciamiento de la Corte Suprema por su rol en crimen de Letelier
por EL MOSTRADOR 25 septiembre 2016
Tras revelarse -en un documento desclasificado de la CIA- que Pinochet ordenó personalmente el asesinato de Letelier, el rector de la UDP aprovechó de resaltar otro aspecto "impactante" del informe: la Corte Suprema de la época, "con amable docilidad, aceptó las instrucciones de Pinochet para impedir la extradición de los militares que participaron en el homicidio, hasta el extremo de mostrar a Pinochet, y someter a su previa autorización, la sentencia que la denegaba. ¡La Corte sometiendo a la revisión de una de las partes interesadas la sentencia que dirime el conflicto!".
En otras palabras, según Peña, la Corte Suprema no solo se habría doblegado ante Pinochet; se habría mostrado, además, solícita para cooperar con sus designios. "Una cosa es doblegarse, ceder frente a una amenaza (algo que, atendido la naturaleza humana, puede ser comprensible); otra cosa es la conducta solícita, cooperar con un designio ajeno renunciando a los propios deberes (algo que no puede ser calificado sino de indigno)", escribe en El Mercurio.
Para el columnista, una de las características de los órganos del Estado es su continuidad, "el hecho de que su vida y su trayectoria van más allá de la vida y trayectoria biológica de quienes la integran", de modo que los actos formales que ejecutan los órganos individuales de un órgano, especialmente si es del Estado, "se consideran como si fueran conductas ejecutadas por el propio órgano".
Así, "cuando los integrantes de la Corte Suprema, de acuerdo a los informes desclasificados, se doblegaron primero, y se genuflectaron luego, frente a las demandas de un dictador afanoso en ocultar un crimen que habría personalmente ordenado, fue la propia Corte Suprema, la misma que tiene una larga historia que se estira hasta el siglo XIX, la que se habría doblegado primero y genuflectado después", razona el rector de la UDP.
Lo que falta, según el abogado, es que los actuales integrantes de la Corte expliciten la conducta de quienes les antecedieron -y, por supuesto, que la rechacen.
De ser cierto lo que la CIA registró, "la Corte Suprema no sólo formó parte de esa corriente ambiental, casi atmosférica, que permitió que Pinochet, y quienes lo seguían, hicieran y deshicieran en materia de derechos humanos. Además, la Corte Suprema habría sido solícita y servicial, en un caso particular, frente a Pinochet, al extremo de que el presidente de entonces le habría exhibido un borrador de la resolución que sus miembros se aprestaban a dictar para cerciorarse de que no le molestara", enfatiza Peña.
FUENTE: EL MOSTRADOR
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