viernes, 28 de marzo de 2014

Presidente de las universidades estatales responde a los críticos de la reforma educativa

Aldo Valle: “El sistema educativo responde a la ortodoxia neoliberal… se requiere de cambios estructurales”

El presidente del Consorcio de Universidades Estatales, Cuech, defiende el “trato preferente” anunciado por el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, para los planteles del Estado. Dice que son los únicos que aseguran la independencia de lo público, y que “no tienen conflictos de interés por adherir a determinadas ortodoxias o a confesiones”. Sus palabras responden al rector de la Universidad Católica, que alegó “desconfianza” por la actitud asumida por las universidades del Estado.
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Aldo Valle
Esta semana estalló la polémica por donde irá a parar el financiamiento público en educación superior. Las universidades privadas tradicionales, como la Universidad Católica, dijeron sentirse “desconfiadas” luego que el Consorcio de Universidades Estatales le entregara un documento al ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, pidiendo un “trato preferente” para las universidades públicas, y que el secretario de Estado respaldara ese planteamiento.
“La comunidad nacional tiene que saber lo que está ocurriendo y tiene que saber que nosotros no solamente estamos defendiendo a nuestras comunidades, lo que nosotros estamos defendiendo es el aporte de instituciones que son de gran calidad, que tienen el 50% de la educación del país en postgrados, que representan más del 50% de la investigación por país y la transferencia tecnológica, para que tengan el desarrollo y el respeto que se merecen”, dijo en un comunicado público el rector de la UC, Ignacio Sánchez –representante del grupo de los G9, que agrupa a las nueve universidades privadas del Consejo de Rectores–, que acusó molestia por el documento que esta semana le entregaron los planteles estatales al ministro Eyzaguirre.
¿Qué es lo público? Aldo Valle plantea que sólo las universidades del Estado aseguran independencia, y dice que el Estado debe privilegiar a sus universidades, porque en los últimos años han sido maltratadas fruto de una “ortodoxia neoliberal” que avanza a la privatización del sistema. Llama, además, a confiar en el gobierno entrante y señala que el movimiento estudiantil debiera sentarse a conversar con Eyzaguirre “sin suspicacias”.
- Rector, el ministro Eyzaguirre dio algunas luces sobre cómo implementará la reforma educacional. Dijo que se mantendrá el sistema de vouchers, pero que a la vez se complementará con un trato preferencial a las universidades del Estado, mediante convenios por desempeño para investigación. ¿Qué le parece ese diseño?
-Me parece que en la pregunta está referido parcialmente lo que se debe hacer en materia de financiamiento en educación superior, puesto que se requiere financiar la docencia de pregrado, y por otra parte, la investigación. Respecto del financiamiento de la docencia, me parece que debe ser aporte a las instituciones y que debe distinguirse entre las instituciones, porque no se pueden confundir los propósitos y misiones que tienen las distintas universidades en Chile. Hay 60 en total. No creo que pueda haber gratuidad para todas las instituciones, porque varias de ellas no dan suficientes garantías respecto de la calidad y la prohibición de lucro.
Y luego, respecto del financiamiento de la investigación, el Estado desde luego debe apoyar a las universidades que tiene y que han demostrado capacidades en investigación, porque Chile necesita desarrollar la ciencia y la innovación tecnológica, y es un país que presenta índices más bien bajos para el desarrollo de las ciencias. De modo que el diseño me parece que está bien encaminado, pero todavía no está acabado. Ahora, eso no es responsabilidad sólo del ministro Eyzaguirre, porque se trata de una enorme transformación.
- ¿Son sólo las universidades del Estado las encargadas de hacer las investigaciones relevantes para el país?
-Existen ámbitos de la investigación donde es imprescindible que el Estado cuente con universidades que garanticen independencia, desde el punto de vista político, religioso e ideológico, y que en última instancia no dependen de la voluntad de un particular o de una institución particular. Aun cuando esa corporación de orden privado adhiera por opción a un sentido público. Porque finalmente las universidades públicas son aquellas que no tienen conflictos de interés por adherir a determinadas ortodoxias o a determinadas confesiones.
No, creo que el actual movimiento estudiantil tiene unos objetivos mucho más claros y definidos. Que el movimiento manifieste su autonomía respecto del gobierno, o respecto de otros actores sociales, no constituye un síntoma de radicalización. Me parece que el movimiento debe hacer un esfuerzo para alcanzar la mayor sintonía con la ciudadanía. Los cambios que el mismo movimiento persigue requieren de amplias mayorías ciudadanas y políticas, porque estos no se consiguen sólo por vanguardias iluminadas, por más habilidosas que estas puedan ser.
- Se ha dicho que las reformas anunciadas por Eyzaguirre van a volver a darles la importancia que tenían a las instituciones educativas del Estado antes de la dictadura, ¿coincide?
-Creo que el Estado de Chile tiene una relación absolutamente anormal con sus universidades. Y esto responde a que por motivos ideológicos hace varias décadas las políticas públicas se han fundado en el dogma de que el Estado debe intervenir lo menos posible en la vida de las personas y que, por lo mismo, no debe haber instituciones públicas, no sólo en educación, sino también en salud y previsión social, porque ojalá todo esté administrado de manera privada. No sólo en educación superior, sino que en todos los niveles, se ha reducido al Estado, y el Estado ha llegado a relacionarse con sus universidades igual que lo hace con otros oferentes privados, porque se cree firmemente en que el Estado debe relacionarse de la misma manera, a efectos de que los entes públicos queden reducidos a lo mínimo.
- El rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, argumenta que las llamadas “privadas con sentido público” realizan más del 50% de la investigación en Chile, y dice que ellos se sienten molestos, con una “profunda desazón” y con “falta de confianza”. ¿Cómo interpreta esas palabras?
-Creo que esas palabras responden a un estado de ánimo que, a mi juicio, no se justifica, porque no hay ningún motivo para expresar esa desconfianza, esa suspicacia mayor. Porque de las palabras del ministro Eyzaguirre no se desprende que las universidades que representa el rector Sánchez estén amenazadas, ni por un tema de financiamiento público, ni en nada de lo que actualmente hacen. Hay un exceso de desconfianza, no tienen por qué sentirse amenazados, creo que el país valora el aporte de estas instituciones. Nadie puede desconocer que son universidades que hacen, han hecho, y harán un gran aporte al país. Y sería algo muy malo si alguien quiere desconocer ese aporte. Yo llamo a la tranquilidad y a la confianza. No hay nada que amenace a las universidades tradicionales del Cruch.
- Pero el ministro Eyzaguirre ha planteado un trato “preferente” con los planteles estatales, no con los privados tradicionales…
-El ministro ha dicho que el énfasis va a estar en que las universidades del Estado recuperen el trato y la relación que originalmente hubo entre el Estado y sus instituciones y, en consecuencia, hay una reivindicación para reparar un daño que se les ha hecho a los planteles del Estado. Usted comprenderá que no es ecuánime que el Estado traté de la misma manera, y a veces de peor manera, a sus universidades.
- Rector, pero eso significa que las nueve privadas tradicionales del Cruch ya no van a gozar de la preferencia, sino que está se va a centrar en las 16 universidades estatales. Hay un cambio ahí…
-Entiendo que lo que dice el ministro es que se debe atender a una relación de cercanía con las universidades del Estado, entre otras razones, porque estas responden finalmente a los intereses del Estado. Las otras pueden tener una opción para coadyuvar a la política pública, pero el Estado nunca tendrá la capacidad ni la prerrogativa para encomendarles ciertos objetivos, eso es así, y es lo que explica el carácter privado de esas instituciones. Un sistema de provisión educacional mixta existe en la medida que en él concurren universidades públicas y estatales y, por otro lado, universidades privadas. Debe haber entre ellas diferencias cualitativas. Esta es, para las universidades del Estado hay un mandante, que es el Estado. Y con las privadas, el Estado no puede comportarse como mandante, porque, de ser así, todas serían públicas. Si lo que se quiere es que el Estado siga maltratando a las universidades que le pertenecen, entonces sin duda hay una diferencia, y las estatales vamos a defender que esto no siga ocurriendo.
- ¿Cómo están las relaciones con el actual movimiento estudiantil?
-Tuvimos una reunión con representantes de distintas federaciones, a mí me pareció que fue una reunión muy positiva en el sentido que pusimos sobre la mesa varios temas de interés común y tenemos el propósito de trabajar en esos temas de interés común porque nos interesa escuchar a los estudiantes, y creemos que ocurre lo mismo por parte de ellos. Hay una buena relación, entendiendo que tenemos roles distintos, pero que nos merecemos un respeto recíproco. Los rectores respetamos la autonomía del movimiento estudiantil, y ellos deben entender que los rectores representamos a comunidades plurales y que debemos preservar y hacer todo lo que está a nuestro alcance para que nuestras instituciones sigan funcionando.
- Se ha dicho que los actuales dirigentes están más radicalizados, ¿coincide con ese diagnóstico?
-No, creo que el actual movimiento estudiantil tiene unos objetivos mucho más claros y definidos. Que el movimiento manifieste su autonomía respecto del gobierno, o respecto de otros actores sociales, no constituye un síntoma de radicalización. Me parece que el movimiento debe hacer un esfuerzo para alcanzar la mayor sintonía con la ciudadanía. Los cambios que el mismo movimiento persigue requieren de amplias mayorías ciudadanas y políticas, porque estos no se consiguen sólo por vanguardias iluminadas, por más habilidosas que estas puedan ser.
- En la Nueva Mayoría se ha generado todo un debate por las palabras del presidente del PPD, quien dijo que se iba a usar una retroexcavadora para sacar las raíces del modelo neoliberal en educación, ¿concuerda con esa intención?
-Creo que todas las personas usan a veces expresiones que pueden resultar exageradas, y me parece a mí que si con ello se quiere decir que Chile necesita de cambios estructurales y cualitativos, en diversos ámbitos de las relaciones sociales, creo que eso tiene mucho sentido. Creo que es razonable que alguien sostenga que se requieren cambios cualitativos en educación, en materia tributaria y en el orden político institucional.
- Hay una tensión al interior de la Nueva Mayoría entre quienes apuestan por cambios estructurales al modelo educativo y quienes dicen que esos cambios deben ser más graduales y respetando lo que se ha hecho en los últimos 20 años. ¿Con cuál de esos sectores usted está más de acuerdo?
-En mi condición de rector, no tomo opciones partidarias ni políticas contingentes, porque no me corresponde.
- Se lo pregunto de otra manera: ¿los cambios en el sistema educativo deben ser moderados o  estructurales?
-Creo que los cambios en educación deben ser estructurales, cualitativos, porque actualmente el sistema responde a una ortodoxia neoliberal que se manifiesta como una privatización creciente y como una mercantilización de la educación, en el sentido que la educación termina siendo uno de los sectores menos regulados. En Chile está más regulado producir un salmón o pescar anchovetas en el litoral del norte, que instalar una universidad, matricular a miles de estudiantes y luego venderla. Y eso en cualquier lugar es una insensatez, y sólo puede responder a un delirio y una ortodoxia ideológica que se aleja de lo que quiere la sociedad chilena.
- ¿Cómo debiese enfrentar el gobierno el debate educacional, que, como nunca antes, es profundamente ideológico y que se sustenta en las críticas de una sociedad que ha salido masivamente a las calles a manifestar su descontento?
-El gobierno debe tener una primera disposición de voluntad para ser parte de un diálogo, y de un debate público que debe hacerse en profundidad, con la mayor transparencia. Al gobierno le corresponde poner por delante siempre el bien común. En ese sentido, me parece bien que se haya suspendido la tramitación de los proyectos de ley que había respecto de la superintendencia, de financiamiento, y de aseguramiento de la calidad, porque ellos no respondían a las demandas que tiene la sociedad chilena respecto de la educación superior. Esa es una buena señal para asumir estos cambios, pensando en hacer reformas estructurales, y no meramente de maquillaje, porque eso sería un auto engaño. El país requiere urgentemente transformaciones.
- Los estudiantes han dicho que tienen una “legítima desconfianza” respecto del gobierno. ¿Qué pasa en el caso de los rectores, están confiados o desconfiados?
-Debemos disponernos, en primer lugar, con un ánimo de contribución al gobierno que se inicia, porque las respuestas y las soluciones que hay que buscar no son sencillas. Y no es bueno predisponerse desde las desconfianzas, desde las suspicacias. Creo que todos podemos entender que los jóvenes tengan desconfianza, que desconfíen del sistema político y que desconfíen también de quienes han tomado decisiones durante las últimas décadas, y eso no es irracional. Pero me parece a mí que al inicio de un gobierno no habría nada de malo en sentarse a conversar, en darle al otro la oportunidad de que demuestre su palabra comprometida, y puede haber siempre un tiempo razonable para formarse una convicción en el sentido de si el otro está o no actuando con veracidad. Pensar que el otro a priori va a tener una conducta poco veraz, hace imposible la comunicación.
 
FUENTE: EL MOSTRADOR

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