martes, 19 de abril de 2016

Político apoyó el golpe de Estado

Patricio Aylwin: Demócrata en la medida de lo posible

"La acción de las Fuerzas Armadas simplemente se anticipó a ese riesgo para salvar al país de caer en una guerra civil o en una tiranía comunista", dijo el democratacristiano en una entrevista días después del golpe de Estado contra Salvador Allende.
EL CIUDADANO 
HOY 14:04 


patricio aylwin
Murió Patricio Aylwin Azócar. Tenía 97 años. Frente a las cámaras de la televisión han desfilado desde reconocidos opositores a la dictadura hasta cómplices civiles del régimen. Cuando hablan se repiten los piropos de “estadista”, “sabio”, “valiente”, “demócrata”. Abundan los elogios a su calidad de impulsor de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación que dio vida al Informe Rettig.
Es como si se hubiese acordado trazar una línea cronológica imaginaria de 1990 hacia adelante, como si se hubiese consensuado obviar el pasado. Todos los muertos son buenos, reza el dicho.
Porque la historia -cuando no es escrita democratacristianamente, a medias- es otra. Patricio Aylwin no solo fue un acérrimo opositor del presidente Salvador Allende, sino que un promotor y legitimador del golpe de Estado.
Fuerzas Armadas, “salvadoras” del país
El 26 de agosto de 1973, 16 días antes del golpe de Estado, en su calidad de presidente de la DC Aylwin sostuvo en una entrevista con The Washington Post que si tuviera que elegir entre “una dictadura marxista y una dictadura de nuestros militares, yo elegiría la segunda”.
Un apoyo que reiteró una vez producido la acción cívico-militar que terminó con la muerte de Allende y que significó el comienzo de una dictadura feroz, donde la tortura, los asesinatos y las desapariciones fueron una práctica diaria. En medio de ese clima de luto permanente señaló:

"Tal como lo hemos dicho en varias declaraciones, nuestra opinión es que la crisis económica, el intento de la Unidad Popular de acaparar el poder por cualquier medio, el caos moral y la destrucción institucional a que habían llevado el gobierno del señor Allende al país, provocaron un grado de desesperación y angustia colectiva en la mayoría de la población de los chilenos, que precipitaron este pronunciamiento de las Fuerzas Armadas".

Junto con ello, el ex mandatario se suma en la entrevista a la teoría de que la Unidad Popular estaba supuestamente preparando un “autogolpe”. “Ellos se aprestaban, a través de la organización de milicias armadas, muy fuertemente equipadas -constituían un verdadero ejército paralelo- para dar un autogolpe y asumir por la violencia la totalidad del poder”, señaló entonces. Es debido a ese escenario, dice Aylwin, que “la acción de las Fuerzas Armadas simplemente se anticipó a ese riesgo para salvar al país de caer en una guerra civil o en una tiranía comunista”.
En mayo de 2012, 42 años después, Patricio Aylwin confirmó que seguía pensando lo mismo que había dicho entonces. En entrevista con el diario El País, señaló: “Allende terminó demostrando que no fue buen político, porque si hubiera sido buen político no habría pasado lo que le pasó”.
Aylwin discurso
“Civiles o militares”
La voluntad militar, el temor, la desmemoria llevaron paradójicamente a Patricio Aylwin a convertirse en el primer presidente electo democráticamente, tras la dictadura militar. Sin embargo, el 12 de marzo de 1990 echó abajo de golpe los anhelos de justicia de los miles de chilenos que creyeron que con el arribo de la Concertación al poder se haría justicia. “Habrá justicia sólo en la medida de lo posible”, dijo a propósito de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
Una posición frente al régimen saliente que ya había adelantado. “Es hermosa y múltiple la tarea que tenemos por delante: restablecer un clima de respeto y de confianza en la convivencia entre los chilenos, cualesquiera que sean sus creencias, ideas, actividades o condición social, sean civiles o militares”, alcanzó a decir Aylwin frente a 80 mil personas el 12 de marzo de 1990, antes de que el Estadio Nacional completo lo pifiara. “Sí señores, sí compatriotas, civiles o militares: ¡Chile es uno solo!”, contraatacó el Presidente, transformando las miles de pifias en miles de aplausos que convirtieron nuevamente a la desmemoria en protagonista de la historia.
Por Daniel Labbé Yáñez

FUENTE: EL CIUDADANO

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