sábado, 6 de diciembre de 2014

A la Presidenta no le falta relato, le falta profundizar las reformas

 Publicado el 06 Diciembre 2014
 ESCRITO POR RAFAEL LUIS GUMUCIO RIVAS

Pablo Longueira criticaba a menudo a al Presidente Piñera y a su gobierno por carecer de relato: cabía preguntarse para qué necesita la derecha y “los satisfechos de la vida” de un programa político y de un relato, salvo que requieren del argumento del cuento de Caperucita y su lobo feroz para aterrar a las capas medias con el peligro inminente del triunfo del socialismo y de lo monstruoso que es “el poder del Estado”, ese “ogro filantrópico” del cual nos hablaba el escritor mexicano y premio Nobel de Literatura, Octavio Paz.

A diferencia de Sebastián Piñera, a Michelle Bachelet le sobra relato: siempre tiene cuentos que coinciden con el pensar y el sentir de la mayoría de los chilenos, pues su diagnóstico de los problemas es impecable, pero carece de buenos relatores, que sepan motivar, entusiasmar y movilizar al auditorio – ocurre en una obra de teatro infantil, donde los niños participan activamente en el combate entre los buenos y los malos -. Cabe preguntarse ¿si la historia a comunicar es tan buena, por qué el público la entiende toda al revés y comienza a lanzar tomates?

A la pregunta “si la desigualdad ha aumentado o disminuido en estos diez últimos años”, el 42% cree que ha aumentado, el 40% que se ha mantenido y el 15% piensa que ha disminuido; el argumento que explica el aumento de la desigualdad en Chile es la mala educación, por consiguiente, el 90% cree que la mejor forma por la cual el Estado puede apoyar a las personas en situación de pobreza, es mediante la implementación de programas de educación y capacitación; el 47% de los encuestados cree que el éxito se consigue a través de la educación; el 57% afirma que, bajo ninguna circunstancia se puede aceptar las altas desigualdades de ingreso de las personas; el 32% opina que dentro de las prioridades del país, para los próximos diez años, el eje debería estar centrado en la mayor igualdad de las personas. Todo este conjunto de sentidas ideas es compartido e impulsado en el programa de reformas del actual gobierno.
Cabe preguntarse, entonces, el porqué la Presidenta y sus ministros bajan, en forma tan abrupta, en el aprecio popular. En otros artículos he afirmado que una de las causas centrales es la lejanía del gobierno con la vida cotidiana de los chilenos, problema que sumado a la pésima comunicación por parte del equipo más cercano, ha conducido a una situación de desagrado – los franceses llaman “malaise”- expresado en las encuestas más que en la calle.
Es cierto que la derecha está peor que el gobierno y es incapaz de cosechar el descontento, pero que ha sabido aprovecharse de situaciones puntuales para “aleonar” a una ficticia creación de clase media, inventada por ellos mismos, pero que le sirve para hablar de una oposición social - como si la UDI los interpretara y canalizara -.
La verdadera oposición se encuentra en “los caballos de Troya”, de los Aylwin, los Correa, los Brunner, los Velasco, los Pérez Yoma, los Martínez, para sólo enumerar a algunos. Estos personajes, viudos de la Concertación, tienen armas mucho más mortíferas que los de la derecha política que, como los antiguos aqueos, asaltan “las fortalezas” de la mal llamada “centro izquierda”.
Está claro que se requiere, con urgencia un nuevo “cuentacuentos” que sea capaz de re encantar a los ciudadanos - tarea que no se ve fácil cuando, simultáneamente, existe una crisis de representación -, pero este recurso no es suficiente, no todo es comunicación, se necesita profundizar las reformas, sobre todo, en tres planos fundamentales: 1) el transporte público; 2) la salud pública; 3) la educación pública; es decir, fortalecer el Estado frente al absolutismo del mercado desregulado, que es difícil lograr sin una Asamblea Constituyente, que redacte una nueva Carta Magna y reconozca como derecho la educación, la salud, la previsión y la vivienda.
Rafael Luis Gumucio Rivas
06/12/2014

FUENTE: EL CLARIN

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