viernes, 12 de septiembre de 2014

 

La cuenta pendiente del centro de prisioneros de Dawson: son los nombres que siguen impunes de la isla del mal

12/09/2014 |
Por Equipo Cambio21
41 años se cumplen desde el golpe militar y sólo unos días menos desde que comenzaron a surgir distintos centros de detención y tortura en distintos puntos del país. Miles fueron secuestrados, de muchos nunca se volvió a saber. Del campo de concentración de Isla Dawson se saben los nombres de los guardianes, los que viven en la impunidad.
11 de septiembre de 1973 es una fecha grabada a fuego en la memoria de Chile. La Moneda en llamas es una imagen que difícilmente podrá abandonar los libros de la historia de nuestro país. El humo, la muerte y la pólvora, lamentablemente, son escenas que nos seguirán acompañando por generaciones.
 
Pero la barbarie no terminó ese día. Fue el principio. El régimen militar instalado por Augusto Pinochet y las Fuerzas Armadas pasó a la siguiente fase tras su llegada al poder: capturar al "enemigo interno", a los militantes o simpatizantes de izquierda que habían, según ellos, llevado a la crisis del país. Fue cuando aparecieron los centros de detención, que pronto pasaron a ser conocidos por lo que eran: lugares de tortura en sus más diversas formas.
 
Tres Alamos, Tejas Verdes, Londres 38, Simón Bolívar y Villa Grimaldi, fueron algunos de ellos. Todos marcados por la violación a los derechos humanos. Pero hay uno en el que se mantiene el secreto sobre sus responsables: Isla Dawson.
 
La isla maldita

La isla está ubicada en el estrecho de Magallanes, Tierra del Fuego, hasta donde fueron llevados en calidad de detenidos cerca de 400 personas. En el lugar se había diseñado un centro de concentración ideado por Walter Rauff, criminal de guerra nazi refugiado en Chile.
 
Hasta este centro de concentración llegaron algunos insignes colaboradores del gobierno de Salvador Allende, como lo fueron los hasta ese día los ministros Sergio Bitar, Fernando Flores y José Tohá , quienes en esa zona austral estuvieron sentenciados a trabajos forzados.
 
Fueron las pésimas condiciones de vida que le costaron la vida a Tohá. Con una severa desnutrición y una salud que decaía, los militares lo trasladaron hasta el Hospital Militar en Santiago, donde, la versión oficial, dice que se suicidó ahorcándose en su habitación. Versión que contrasta con su falta de fuerzas y lo que llevó a pensar en el asesinato, debido a que dentro de las evidencias, las marcas en el cuello, hechas por el cinturón con el que supuestamente se mató, hablan de intervención de terceros. Además, su estatura (cerca de dos metros) hacía imposible que se colgara de un closet, como se dijo.
 
Las heridas quedan

Uno de los sobrevivientes de las torturas de la Isla Dawson es el periodista y actual miembro de la fundación Londres 38, Livio Pérez. En conversación con Cambio21, el profesional recordó el doloroso paso por aquel centro, explicando que la sanación de aquellas heridas son difíciles de curar cuando no se ha llegado a la verdad y falta todavía camino por recorrer para llegar a la justicia.
 
"Las experiencias que han vivido los prisioneros y los familiares de los fusilados, de los ejecutados, de los desaparecidos, son experiencias limites, traumáticas no es muy fácil que eso se pueda olvidar o se pase por alto, más aún en un país en que hay escasez de justicia, de verdad sobre los crímenes de la dictadura", dijo Pérez.
 
"En el caso de los familiares de detenidos desaparecidos hay un problema de verdad; ellos desconocen el paradero de sus familiares y hay  un pacto de silencio que hasta hoy sigue siendo muy férreo. La presidenta en la ANEF y en el GAM , insistió en que los civiles y los militares entreguen información. Es un drama profundo que es difícil de sanar si no hay verdad", agregó.
 
El problema que hasta hoy ha existido con el caso de Isla Dawson es que los informes, a pesar de tener los nombres de los militares implicados y los testimonios de las víctimas, los archivos de la Comisión Valech están bajo secreto, "está escondida", a visión de Pérez.
 
"Los prisioneros de la Isla Dawson entregaron sus testimonios, sus declaraciones, pero esa información está bajo secreto. No hay ningún juicio contra los torturadores, personal de Magallanes que son los que estuvieron en los regimientos y lugares de prisión", sentenció.
 
Benevolente, dentro de todo
 
Jaime Tohá, tío de la actual alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, también fue detenido en la isla junto a su hermano José. El dolor y la tortura siguen vivos en su memoria y confiesa que no es algo que se pueda olvidar, "que está quemado con fuego en la memoria", dice.
 
"Lo de Dawson fue doloroso, sobre todo cuando no teníamos conciencia de lo que pasaba en el resto del país, pero en perspectiva fue benévolo en comparación con lo que pasaron otros compañeros en otros lugares de detención, en que muchas veces entregaron su vida, tras interrogatorios muy crueles y ahí en el tema del olvido. Mientras no haya verdad y justicia, difícilmente se le pueden pedir a estas familias y a las generaciones que vengan  estar dispuestas a perdonar y a iniciar una nueva etapa, por lo que hay un pendiente pese a lo mucho que se ha avanzado en el país", dijo Tohá a nuestro medio.

Los actores pasivos

Pero eso no es lo único pendiente. Jaime Tohá considera que hay otro aspecto que aún queda en la impunidad: los instigadores.
 
"Lo otro pendiente es que quienes fueron les verdaderos instigadores, que no se puede reducir al área militar. Hubo civíles que diseñaron, construyeron y orquestaron esto y en ese sentido hay un pendiente de reconocimiento político. Como hicieron las fuerzas políticas que apoyaron Allende, que hicieron una autocritica descarnada, cuántos libros se han escrito, cuántos detalles, gente que ha pagado el costo político. Mientras de la otra vereda miran para otro lado", concluyó.
 
FUENTE: CAMBIO 21

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