martes, 9 de septiembre de 2014

A 28 años del atentado en el Cajón del Maipo: la noche de los cuchillos largos para asesinar a opositores de Pinochet

09/09/2014 |
Por Mario López M.
El 7 de septiembre de 1986, en la cuesta «Las Achupallas» del Cajón del Maipo, se produjo un atentado en contra de Pinochet. Allí murieron varios escoltas de la comitiva que lo acompañaban. Ello dio paso a una operación inédita de venganza. Dos opositores por cada escolta muerto, fue la orden. Un sobreviviente relata esos momentos.
A cargo de los operativos actuaron Álvaro Corbalán Castilla y las distintas brigadas de la CNI. Esa noche y al día siguiente cayeron cuatro profesionales opositores producto de la venganza.

Resoluciones judiciales dan cuenta que tras el atentado a Pinochet, se produjo el acuartelamiento en grado 1 de los miembros de la CNI, entre ellos de los integrantes de la División Antisubversiva, Bernardo O'Higgins, que estaba a cargo del entonces mayor Álvaro Corbalán Castilla.

En la sede central de la CNI en calle República, se dieron cita Corbalán y Manuel Provis comandante de la división política metropolitana, entre otros, citados por el general Humberto Gordon, quien a su vez se había reunido en La Moneda con el almirante José Toribio Merino. Estaba el pleno de la CNI.

El expediente da cuenta que en ese encuentro el general Gordon estaba "profundamente alterado por los hechos, y les ordenó (a Provis y a Corbalán) que agentes de sus respectivas dependencias debían salir y vengar a los cinco escoltas fallecidos con ocasión del atentado, venganza ésta que debía ser en una proporción de dos a uno en relación a las víctimas".

En la madrugada, comenzaron a perpetrarse los primeros actos en contra de diversos profesionales. Cuatro de ellos fueron asesinados, solo uno logró escapar.

Felipe Rivera, fue detenido alrededor de las 2:00 de la madrugada en su domicilio y luego fue ejecutado. Según la autopsia, recibió seis impactos de bala. Gastón Vidaurrázaga Manríquez, hijo de una jueza, fue aprehendido a las 4:00 de la madrugada y trasladado en un vehículo hasta el kilómetro 16 de la ruta 5 Sur, donde recibió dos impactos de bala.

El periodista José Carrasco, dirigente del gremio y quien trabajaba en Revista Análisis, fue secuestrado a las 5:00 de la madrugada del mismo 8 de septiembre, desde su casa y fue trasladado hasta la avenida Américo Vespucio, a un costado del cementerio Parque del Recuerdo, donde se le dio muerte con 14 impactos de bala.

Por último, Abraham Muskatblit fue detenido a las 2:15 horas de la madrugada del 9 de septiembre, en su casa en Puente Alto, para ser conducido al camino Lonquén, en donde se le ultimó con 9 disparos.

Sin embargo, por cosas del destino, un profesional, Luis Toro, de la Vicaría de la Solidaridad, que estaba en la lista, logró escapar. En conversación con Cambio21 relata cómo vivió esos hechos.

"Ese día del atentado en contra de Pinochet, ese domingo 7 de septiembre del 86, me encontraba visitando la casa de mis padres en Rancagua. Las carreteras y calles de la ciudad eran fuertemente controladas por efectivos militares".

"Al día siguiente, cerca de las 0530 horas, recibí una llamada de la jueza María Yolanda Manríquez, quien había recibido un llamado de Carabineros informándole que en una comisaría del sector de Gran Avenida, se encontraban su nuera y su nieta. La Jueza Manríquez trató de indagar sobre su hijo, Gastón Vidaurrázaga Manríquez, pero no le entregaron más información, a menos que fuera a ese lugar", señala Toro.

El profesional acompañó a la magistrada a la comisaría, sin conseguir nada "oficialmente", salvo aquello que un carabinero al reconocer a la jueza, le manifestó con sigilo. "Acerquense a un lugar próximo a la comisaría, en la carretera Panamericana, frente al motel-restaurante Toi & Moi". Allí fueron y encontraron un gran charco de sangre.

"Presumimos lo peor. Ella partió rumbo al Instituto Médico Legal y yo me dirigí de vuelta a carabineros para representar el hallazgo de sangre y requerir más información acerca de quién había llevado detenidos a la nuera y la nieta y quién se había llevado al al hijo de la jueza. No hubo información, salvo que habían sido civiles".

Desgraciadamente las sospechas eran fundadas. Al poco rato encontraron a Gastón Vidaurrázaga Manríquez, con la cabeza prácticamente desecha, lo habían asesinado, "llegando a extremos de haberle cortado la lengua, según podía apreciarse", manifiesta Toro.

"En medio de ese ambiente, fuimos citados todos los funcionarios de la Vicaría para advertirnos Monseñor Santiago Tapia de lo que sucedía y que nos cuidáramos, pues había antecedentes que hacían temer un atentado a gente de la Vicaría".

De inmediato se aplicaron los mecanismos de protección. No imagino Toro que ese aviso y precaución, le salvaría la vida más tarde. "Esa noche, en medio del estado de sitio que controlaban las fuerzas armadas y carabineros, llegaron hasta mi departamento individuos de civil que me conminaban a acompañarlos para "solucionarme los problemas"".

"Puse de inmediato en movimiento el sistema de resguardo mediante pitos y gritos, prendiendo todas las luces del departamento. Eso alertó a los vecinos quienes a su vez gritaban a los desconocidos. Incluso un vecino se identificó como "coronel", lo que puso en fuga a los extraños".

"Incluso se fueron en contra del tránsito", recuerda. Al momento llegó carabineros que se encontraba en el sector, los que advertidos del hecho pudieron constatar las huellas en el jardín dejada por los desconocidos, incluso en una ventana, por la que intentaron acceder al departamento.

"Carabineros nos dio la cobertura para poder salir con lo que teníamos con mi mujer y buscar refugio en otro lugar. Los individuos se comunicaban por radio y tenían acceso a la de carabineros. Luego debí salir del país, por seguridad".

Posteriormente se supo que quienes habían ido a mi casa fueron entre otros, Francisco Zúñiga Acevedo, en aquel entonces capitán de carabineros y ex agente de la CNI, muy cercano a Álvaro Corbalán. Éste personaje terminó con los años suicidándose en el Parque La Reina, para evitar asumir responsabilidades ya que enfrentaba múltiples causas por asesinatos y violaciones a los DDHH.
 
FUENTE: CAMBIO 21

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