Empresa auditora deberá pagar 4.500 UF a la SBIF
Corte de Apelaciones ratifica multa contra PwC por Caso La Polar
Publicado: 11.03.2013
El
lunes 11 de marzo por la mañana, la Corte de Apelaciones de Santiago
echó por tierra los intentos de PwC (ex PricewaterhouseCoopers) para
echar atrás una multa por 4.500 UF que le cursó la Superintendencia de
Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) en abril de 2012. A través de
un fallo unánime, los ministros de la Novena Sala ratificaron la sanción
que se le aplicó a la empresa auditora por “falta de diligencia” en la
elaboración de los informes que daban cuenta del funcionamiento de
Inversiones SCG, la sociedad emisora de tarjetas de crédito de La Polar.
Al contrario de lo que sostenía la empresa, el castigo se ajusta a las
atribuciones de la SBIF y se encuentra ajustado a la ley (ver artículo sobre el fallo). Con la confirmación por parte del tribunal, PwC suma otros $116 millones al monto total que debe pagar por infracciones en el Caso La Polar, ya que la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) también la multó con 8.000 UF (más de $180 millones) por su negligencia al auditar sus estados financieros. Aunque las multas no han sido el único precio que ha tenido que pagar la firma que auditó la millonaria falsificación de activos de La Polar.
CIPER pone nuevamente a disposición de sus lectores el reportaje “Price Waterhouse: La auditora de La Polar enfrenta el castigo del mercado”, una investigación que publicamos en abril del año pasado y que da cuenta cómo el escándalo de La Polar le pasó la cuenta a una de las auditoras más importantes del país. Para entonces, sólo cuatro de las 12 empresas IPSA que operaban con ella la habían confirmado para el período 2012. Una situación que se agravaba con las dos sanciones previas que CIPER encontró por errores similares.
Mientras Pablo Alcalde, ex presidente de La Polar, celebra su primer triunfo al salir de la cárcel rumbo a su hogar, los ejecutivos de PwC enfrentan su hora crítica. A la multa de la SVS por 8.000 UF (más de $180 millones), se acaba de sumar el castigo por 4.500 UF (sobre $101 millones) que le aplicó la SBIF, ambos por errores en la auditoría de La Polar y “falta de diligencia” en Inversiones SCG. Lo peor está por venir: sólo cuatro de las 12 empresas IPSA que la firma auditaba, la han confirmado para 2012. CIPER rastreó dos sanciones anteriores por errores similares que agravan el cuadro.
Son cuatro las firmas de auditoría externa con mayor presencia de
mercado en Chile: Deloitte, con el 33% de participación e ingresos
totales por $49.805.178.902; PwC (ex PricewaterhouseCoopers), con un 28% del mercado e ingresos por $42.815.065.000; Ernst & Young, con un 26% e ingresos por $38.971.505.597, y KPMG,
con un 13% e ingresos por $19.173.575.557. Esos fueron los datos
informados a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) para el
período 2011, el mismo año en que estalló la bomba de La Polar y comenzó
a repartir sus esquirlas al mercado. Pero el cuadro de honor está
experimentando cambios radicales por estos días. Así pasó también en
Estados Unidos a raíz del escándalo financiero de Enron.
Hasta 2002, cuando se destapó el millonario fraude de Enron, había una quinta auditora en las grandes ligas norteamericanas: Andersen.
Tras ser parte activa de la crisis provocada por la empresa afincada en
el sector energético, Andersen fue llevada a la justicia, se vio
obligada a cerrar y sus sociedades alrededor del mundo se disolvieron.
Por su rol de auditora externa en la millonaria falsificación de los
activos de La Polar, PwC podría ser en Chile el equivalente a Andersen.
Pese a que no ha sido hasta ahora llevada ante los tribunales, la
sanción del mercado está siendo dura. Y puede ser aún más.
Precisamente por estos días se están llevando a cabo las juntas de
accionistas de las principales empresas del país, momento en que se
decide -entre otros puntos relevantes- mantener o cambiar a la auditora
externa que avalará sus cuentas para el próximo periodo. Y es allí donde
PwC se está jugando su futuro.
Hasta 2011, PwC era la auditora externa de 12 de las 40 empresas del
Índice de Precio Selectivo de Acciones (IPSA), las que más transan en la
bolsa. Sólo la superaba Ernst & Young, que auditaba a 13 de las
grandes compañías. Deloitte estaba contratada por nueve y KPMG por seis.
Pero luego del escándalo de La Polar, el escenario cambió para las
auditoras. PwC es la gran perdedora. La mayoría de sus clientes la están
dejando por su principal competencia: Deloitte.
Entre
las empresas que PwC auditaba, la primera en dejarla cesante y
contratar los servicios de Deloitte, fue el banco BCI, de la familia
Yarur. La decisión se adoptó en su junta de accionistas del 19 de marzo.
Once días más tarde, la siguió Salfacorp, empresa controlada por la
Sociedad Río Rubens S.A., ligada a las familias Garcés y Salinas.
Por estos días se espera la decisión que adoptarán la papelera CMPC,
del grupo Matte, y las empresas del grupo Angelini -Antarchile y Copec-,
en sus respectivas juntas de accionistas. Pero ya se ha informado que
propondrán cambiar a PwC por Deloitte como firma auditora de sus estados
financieros de 2012. Si antes de conocerse los detalles de la estafa de
La Polar esa decisión era despachada de manera casi rutinaria en las
juntas, ahora las exigencias son mucho mayores.
El Comité de Directores de CMPC, por ejemplo, estudió las opciones de
auditor externo desde noviembre de 2011. Sus ejecutivos ni siquiera
evaluaron la posibilidad de mantener a PwC. De inmediato se abocaron al
estudio de las ofertas de BDO, Ernst & Young, Grant Thornton, KPMG y
Deloitte. El directorio aprobó por unanimidad proponer a esta última
como auditora externa en la junta de accionistas que tendrá lugar el 27
de abril.
Sólo cuatro de las empresas del IPSA han confirmado por ahora a la
cuestionada auditora, la que enfrenta su peor momento. PwC fue
sancionada por la SVS con una multa de 8.000 UF, por su negligencia al
auditar los estados financieros de La Polar, y también por la
Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) con 4.500
UF (casi el monto máximo de 5.000 UF), por “falta de diligencia” en la
elaboración de los informes que daban cuenta del funcionamiento de
Inversiones SCG S.A., la sociedad emisora de tarjetas de crédito de La
Polar. (Vea la resolución de la SBIF).
La primera en alinearse con PwC fue Multiexport Foods S.A., que
preside Martín Borda Mingo. En el acta de la junta de accionistas del 28
de marzo se explica que los directores “acordaron proponer a esta junta
como auditores externos para el ejercicio 2012 a la firma
PricewaterhouseCoopers por ser su cotización sustancialmente menor a la
otra”. PwC competía con Ernst & Young, su par líder entre las
empresas IPSA. El menor costo del servicio elegido no fue casual. La
estrategia que PwC está usando para evitar la fuga de clientes ha sido
rebajar agresivamente sus precios. Así lo confirmó a CIPER un director
de otra empresa IPSA.
Un socio de otra de las grandes auditoras de la plaza explica que
últimamente se han encontrado con que los precios que propone PwC son
absolutamente inferiores a los niveles históricos con los que la
auditora competía antes del fraude de La Polar. La drástica rebaja es
interpretada en el medio como una “estrategia desesperada” por conservar
sus clientes. “Han presentado ofertas por la mitad de nuestro precio,
lo que es algo inusitado”, asegura la misma fuente.
Otras
empresas simplemente han optado por no llamar a PwC a ofertar. Tal cual
lo hizo la CMPC. “No significa que desconfiemos del trabajo de PwC,
pero pensamos que estarán muy enfocados en su defensa y no podrán
concentrarse como corresponde en el trabajo que requiere una auditoría”,
comentó un ejecutivo de una de las empresas que decidieron no llamar a
PwC.
La segunda empresa en confirmar a PwC, fue Molymet, presidida por
Carlos Hurtado Ruiz-Tagle, que el 10 de abril ratificó a la firma
propuesta por su directorio. En la misma fecha la junta de accionistas
aprobó la contratación de un seguro de responsabilidad civil para sus
directores con un tope de US$15 millones. Un día después, pese a la
férrea oposición de la AFP Provida, la mayoría de los accionistas de
CCU, empresa que preside Guillermo Luksic, aprobó continuar con la
auditoría de PwC. Lo mismo ocurrió cuando Viña San Pedro, del mismo
grupo, confirmó a PwC, con la oposición de las AFP Habitat, Cuprum y
Provida.
Guillermo Luksic defendió públicamente a la auditora diciendo que al
trabajar con PwC habían tenido una “muy buena experiencia”. Para
algunos, esa defensa de Luksic tuvo su origen en Hugo Rivera, el abogado
que defiende a la auditora en el juicio por los ilícitos en el fraude
de La Polar. Rivera es también uno de los asesores del grupo Luksic en
el Banco de Chile.
Luksic no ha sido el único de los mayores empresarios del país en
entregarle su voto de confianza a PwC. Los directores de Cencosud,
propiedad de Horst Paulmann, también decidieron proponer que PwC
continúe como auditor externo en 2012. Al analizar las opciones, los
directores evaluaron el impacto del caso La Polar, pero lo descartaron
como un elemento clave para la decisión. El argumento fue escueto pero
categórico: “Responden a situaciones específicas de esos trabajos y no a
fallas generalizadas en el funcionamiento de las auditoras”. La cuarta y
última empresa del IPSA que hasta ahora ha respaldado a PwC fue
Aquachile, que preside Hugo Pucci. El 17 de abril, sus accionistas
decidieron continuar con la auditora para el ejercicio 2012.
De las empresas que están fuera del IPSA, Gasco, del grupo CGE,
cambió a PwC por Ernst & Young el 12 de abril y BancoEstado, que
preside Segismundo Schulin-Zeuthen, propondrá el cambio de auditores el
30 de este mes. Los accionistas de la eléctrica CGE, controlada por las
familias Marín, Pérez Cruz y Hornauer, evaluaron las propuestas de
auditoría externa de PwC, Ernst & Young y Deloitte. Esta última
ofreció un equipo de trabajo a cargo de 10 profesionales directivos,
Ersnt & Young ofreció uno a cargo de 11, y PwC ofreció un equipo a
cargo de sólo 7 profesionales directivos. A diferencia de sus
competidoras, PwC no informó su metodología de trabajo ni forma de
comunicación con CGE. El directorio decidió proponer a Ernst & Young
como auditora para 2012, “en consideración a que su elección permitiría
alternar al prestador actual de los servicios”, lo que fue ratificado
ayer por los accionistas.
De las empresas del IPSA auditadas por PwC, aún hay dos que no se
pronuncian sobre un eventual cambio de firma: Lan, controlada por la
familia Cueto, y Soquimich, empresa controlada por Julio Ponce Lerou.
La
atención se centra en estos días en la decisión que adoptarán otras
empresas importantes del mercado que eran auditadas por PwC y que aún no
han informado sobre su elección de auditores para 2012. En la lista
figuran: Watts, controlada por el empresario Fernando Larraín Peña, cuya
junta de accionistas se realizará el 25 de este mes; la pesquera
Camanchaca, ligada a la familia Fernández, que decidirá el 30, al igual
que Norte Grande, también controlada por Ponce Lerou.
Si bien la salmonera Australis, que preside Rodrigo Arriagada
Astrosa, no se ha pronunciado sobre sus próximos auditores, en su sitio
web tiene disponible para sus accionistas una propuesta de auditoría de
PwC para el ejercicio 2012. “Ustedes nos conocen bien y nosotros a
ustedes. No hay sorpresas”, escribió Luis Enrique Álamos, el socio
principal de PwC, en la carta donde ofrecen mantener sus servicios.
OTRAS SANCIONES SOBRE LA MESA
Pese a que en el mercado local son unas pocas auditoras las que
compiten por los grandes clientes, ninguna de las otras firmas parece
dispuesta a realizar un peritaje al trabajo de PwC en La Polar. Según
fuentes que han seguido de cerca el desarrollo judicial del fraude, al
momento de estallar el escándalo, la auditora KPMG se mostró abierta a
la posibilidad de hacer una revisión exhaustiva de la auditoría en
cuestión. Sin embargo, la actitud cambió luego de recibir instrucciones
de la filial internacional diciendo que no se involucraran por un
aparente convenio entre las firmas globales de las big four.
A falta de una revisión profesional de la auditoría realizada por PwC
a las cuentas y estados financieros de La Polar, no queda más que
examinar cómo se ha comportado el mercado frente a esta área de
fiscalización que hoy resulta clave para el trabajo de los directores de
empresa. Según los datos que recogió CIPER, desde 2003 sólo dos
auditoras externas -de las cuatro principales- han sido multadas por la
Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) por infringir las normas que
las regulan: PwC y Ernst & Young. Ambas estuvieron a cargo de auditar en distintos períodos los estados financieros de La Polar.
Pero PwC registra otra sanción más.
El 29 de diciembre de 2010, la SVS multó a PwC con 350 UF por hacer
un trabajo de auditoría “insuficiente” de los estados financieros de la
Compañía de Seguros ACE S.A. La resolución del fiscalizador estableció
que durante seis años PwC no detectó la “subvalorización de la reserva
catastrófica de terremoto” de la aseguradora, confirmando que los
estados financieros de la compañía representaban razonablemente en todos
sus aspectos significativos su situación financiera.
Pese
a que un cambio en los contratos de reaseguros de ACE de 2004 obligó a
la compañía a proveer una mayor reserva catastrófica de terremoto, PwC
no detectó esa obligación que alcanzaba US$1.650.000. El trabajo de
auditoría fue tan insuficiente, que no sólo falló en detectarlo en 2004,
sino que todos los años siguientes hasta el ejercicio de 2009, que fue
examinado por la SVS. Según el dictamen del ente regulador, PwC no
incluyó pruebas sustantivas en sus procedimientos de auditoría y de
control interno: se limitó a calcular el detalle de la reserva
catastrófica de terremoto en el ejercicio 2004 y el resto de los años
sólo constató que no cambiaron los contratos de reaseguros y los
parámetros de cálculo.
Al sancionar a la auditora, la Superintendencia estableció que PwC no
cumplió las instrucciones de la Circular N°1.441 (que contiene normas
mínimas de auditoría externa y del informe con la opinión del sistema de
control interno para compañías de seguros y reaseguros), ya que se
limitó a revisar las metodologías de cálculo y no validó la información
usada en el cálculo. El error es similar a una de las infracciones que
le adjudicó la SVS a la auditora por su trabajo en La Polar, donde el
equipo a cargo del socio Alejandro Joignant se limitó a revisar los
procesos de control, pero no validó la información que entregaba la
multitienda.
En los descargos que la firma hizo a la SVS, PwC explica que dada la
naturaleza del negocio de La Polar, decidió aplicar “enfoques de
auditoría basados en sistemas y controles utilizados por la empresa como
parte de su gestión y operación habitual” y no utilizar un enfoque
“sustantivo”, donde se revisa de forma detallada “una porción
significativa de los saldos que componen los estados financieros”.
Para evitar situaciones como éstas, el vicepresidente del Colegio de
Contadores Auditores, Daniel Vásquez, propuso en una entrevista que
concedió a CIPER que exista una segunda auditoría que fiscalice a la
primera, que se sancione a la empresa que entregue información falsa a
los auditores externos y que éstos últimos rindan cuenta directamente a
la SVS y no a la empresa que los contrata (vea la entrevista).
Respecto de los errores cometidos en la auditoría de la aseguradora
ACE, la SVS consideró que el procedimiento de PwC no examinó “con el
máximo de diligencia si las operaciones realizadas por la aseguradora
estaban razonablemente reflejadas en los estados financieros”. En los
descargos presentados, la auditora reconoció la insuficiencia y lo
atribuyó a “un error involuntario cometido en el origen respecto de las
condiciones contractuales de reaseguros modificadas al año 2004 y que
afectaron ese ejercicio y los siguientes”.
La auditoría de ACE estaba a cargo de los socios de PwC Juan
Christian Roncagliolo Grunert, actualmente con un 7,693% de la propiedad
de la firma, y Juan Carlos Pitta De Clemente, con un 0,961%. Pese a la
sanción, la aseguradora decidió seguir trabajando con PwC como auditora
externa y consideró que el error en la contabilidad era marginal. Sin
embargo, cinco años antes, PwC había sido multada por otra infracción a
la misma norma.
SEGUROS DE VIDA LA CONSTRUCCIÓN S.A.
Al analizar la Ficha Estadística Codificada Uniforme (FECU) del 30 de septiembre de 2004 de la Compañía de Seguros de Vida La Construcción S.A,
la SVS detectó que la compañía había calculado la reserva de riesgo en
curso para las pólizas de seguros de desgravamen suscritas por el Banco
del Estado, con vigencia desde enero de 2003, “descontando los costos de
intermediación y recaudación pagados”, lo que no está autorizado por la
SVS desde 1981. La auditora de la compañía era PwC , la que no verificó
que la reserva de riesgo en curso cumpliera con las instrucciones
impartidas por la SVS. Según estimó el fiscalizador, el error implicó
que la compañía hiciera una reserva menor para las pólizas de
$2.518.348.967.
El 13 de octubre de 2005, cuando PwC debió rendir cuentas en el curso
de la investigación, la auditora reconoció que no aplicó procedimientos
detallados. En sus descargos añadió: “Nada les reveló que la Compañía
de Seguros de Vida La Construcción S.A. no hubiese aplicado un criterio
razonable para constituir las referidas reservas”. La norma de la SVS
recalca que “las firmas auditoras no se deben limitar sólo a revisar la
metodología del cálculo ya realizada por las entidades aseguradoras sino
que, además, se requiere efectúen validaciones de la información
utilizada en el cálculo”.
El 29 de diciembre de 2005, la SVS multó a PwC con 100 UF y estimó
que la materialidad de esa reserva representaba un 0,15% del total de
reservas de la compañía de seguros. Un dato anexo resulta interesante:
el error de PwC se produjo cuando estaba en marcha el proceso de venta
de Seguros de Vida La Construcción S.A., que fue adquirida el 30 de mayo
de ese mismo año 2004 por BICECorp, dueño de BICE Vida.
Pese a que no ha sido sancionada por la SVS, Ernst & Young
tampoco identificó las irregularidades y falsificaciones de los estados
financieros de La Polar cuando auditó esa empresa en los años en que,
aparentemente, comenzó a masificarse el fraude de las repactaciones
unilaterales (2005 y 2006).
En 2004 y 2005 la auditoría hecha por Ernst & Young a La Polar
fue firmada por Roberto Morales Chamorro, el profesional que no detectó
las inconsistencias contables. Cuando la auditoría externa de la
multitienda pasó a PwC, Morales siguió trabajando para La Polar, a
través de su empresa People+, y se convirtió en mano derecha de la
entonces gerente de Administración, María Isabel Farah, la única persona
investigada por el fraude que continúa en prisión. La historía de
Morales Chamarro fue registrada por CIPER en el reportaje “El auditor externo de La Polar que se convirtió en asesor clave de gerencia”.
A
fines de marzo, dos altos ejecutivos de Ernst & Young declararon
ante la Brigada de Delitos Económicos de la PDI como testigos del
trabajo de auditoría que esa firma hizo para La Polar en un año clave en
el diseño del modelo de la millonaria falsificación: el 2006. Tres años
antes, esta auditora también fue sancionada por la SVS con una multa de
500 UF.
Al auditar los estados financieros de la Compañía de Seguros Generales Chubb de Chile S.A.,
la firma no identificó que ésta no había contabilizado operaciones de
reaseguros por 15.812,78 UF relacionadas a la Prima Cedida Reaseguro
Facultativo en caso de terremoto. La SVS estimó que, como consecuencia
de esa omisión en la contabilidad, Chubb constituyó una menor reserva
técnica por $257.158.000, mostrando en los estados financieros un
patrimonio mayor por $218.584.000. Y estableció que esta situación
reflejaba un problema de control interno de la empresa que no permitía
asegurar que la información presentada fuera veraz e íntegra.
LOS QUE ENFRENTAN EL REMEZÓN
En Chile, PwC es una sociedad de responsabilidad limitada cuya
propiedad está en manos de 26 profesionales. Son los denominados “socios
internacionales” que han hecho carrera en la auditora y están liderados
por un socio principal. Desde enero de este año esa responsabilidad
cambió de mano y recayó en Luis Enrique Álamos Olivos.
La firma tiene 1.200 empleados y una estructura general basada en
cuatro sociedades. Pero es sólo una de ellas, “PwC Consultores,
Auditores y Compañía limitada”, quien emplea a esas 1.200 personas.
PwC tiene el 67% de “Asesorías profesionales DHS Limitada”. El 33%
restante está dividido en 11 “socios locales”, que a medida que hacen
carrera en la auditora pueden ser aceptados como socios internacionales.
Una tercera sociedad, “PwC Capacitación y Desarrollo Profesional
Limitada”, está en manos de tres “socios internacionales” de la
auditora: Renzo Corona con un 40%, Anthony Dawes con un 40% y Leslie
Hemery con un 20%. Pese a que no tiene ningún empleado, esta sociedad
funciona como un organismo técnico de capacitación.
La cuarta empresa fue modificada el 14 de abril de 2010. Los mismos
tres socios de PwC, Anthony Dawes, dueño de un 5,77% de la auditora;
Renzo Corona, también con un 5,77% de la firma, y Leslie Hemery, con un
3,846%, modificaron los estatutos de la sociedad “Desarrollo
Profesional Limitada”, cambiándole el nombre a “PricewaterhouseCoopers
Desarrollo Profesional Limitada”. El 40 % del interés social de esa
compañía pertenecía a Dawes, y el 60% restante estaba dividido en partes
iguales entre Corona y Hemery.
El 30 de junio de 2010, PwC reconoció una deuda con esta empresa por
$913.248.102. Las condiciones del préstamo fueron favorables para la
auditora: el pago se estableció en un plazo de 15 años con un interés
devengado del 3%. A fines de ese año, el 30 de diciembre, la deuda de
PwC aumentó a $943.248.102. Lo llamativo es que esta sociedad
“PricewaterhouseCoopers desarrollo profesional limitada”, que había sido
constituida en febrero de 1989, fue vendida en enero de 2011 a PwC por
un valor considerablemente inferior al monto que se le adeudaba: la
auditora PwC adquirió el 99% de la sociedad, pagando $1.980.000. El
socio Corona mantuvo el 1% del interés social, que equivale a $20.000.
No es la única empresa que le presta dinero a PwC. El 30 de junio de
2010, PwC firmó una escritura notarial reconociendo una deuda por
$1.128.654.209 con la sociedad South American Real Estate Corporation
Limited, “válidamente constituida y vigente según las leyes de Bahamas”,
también con un interés del 3% y con un plazo de pago de 15 años. En
noviembre del 2011, la deuda aumentó a $1.306.205.984. Una fuente
cercana a la auditora, afirma que South American Real Estate Corporation
Limited, es una inmobiliaria en proceso de disolución que compraba
oficinas en Sudamérica para arrendárselas a las firmas locales de PwC.
Los dueños de la sociedad constituida en Las Bahamas, serían los
mismos socios de PwC que pertenecían a la red latinoamericana de la
firma. PwC también reconoce una deuda con la sociedad de Dawes, Corona y
Hemery, “PricewaterhouseCoopers Capacitación y Desarrollo profesional
limitada”, que al 30 de junio de 2010 alcanza a los $337.883.511.
Esa estructura y los profesionales que la lideran es la que hoy está
enfrentando el peor momento de su historia, desde que la auditora Price
Waterhouse comenzara sus operaciones en Chile hace más de 90 años. Ya en
1920 era una de las auditoras de los balances de las principales
empresas del país, según los registros del Diario Oficial, aunque su
proceso de modernización comenzó a gestarse en los años 80. Fue en 1987,
cuando se vuelve una sociedad de responsabilidad limitada, con un
capital de $22.000.000 aportado por 12 socios naturales y por la
sociedad civil extranjera Price Waterhouse & Co.
FUENTE: CIPERCHILE
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