Deudas pendientes en Derechos Humanos: “Aguafiestas” del 11 de marzo
Publicado: 15.03.2013
Mientras
en Chile las autoridades celebraban tres años de gobierno, en Estados
Unidos un grupo de funcionarios públicos se presentaba ante la CIDH para
debatir sobre el último Informe de Derechos Humanos que elaboró la
Universidad Diego Portales. Alberto Coddou, uno de los investigadores
que realizaron el reporte, señala en esta columna que la idea de la
instancia era que el Estado chileno respondiera ante las críticas por
diversas deficiencias en políticas que garanticen el cumplimiento de los
tratados internacionales que el país ha ratificado. Pero la audiencia
estuvo lejos de cumplir las expectativas. “Lamentablemente, los miembros
de la delegación chilena obraron como representantes del gobierno y no
como agentes del Estado”, dice Coddou.
El lunes 11 de marzo,
el mismo día que el gobierno celebraba con “bombos y platillos” el
tercer aniversario de la administración de Sebastián Piñera, en
Washington DC, Estados Unidos, un grupo de funcionarios públicos debía
dar cuenta del Informe Anual sobre Derechos Humanos
de la Universidad Diego Portales (UDP), presentado en noviembre de
2012. En vez de pedir una respuesta a todos los temas levantados en el
informe, el Centro de Derechos Humanos de la UDP decidió este año
convocar a representantes del Estado para que contestaran sobre dos
temas particulares: la discusión, el diseño y la implementación de las
políticas sobre uso de la fuerza estatal en contra de los miembros de la
comunidad que habita en territorio chileno; y la discriminación
estructural e institucionalizada que sufren diversos grupos vulnerables.
La presentación del Centro de Derechos Humanos de la UDP se enfocó en
tratar de señalar el contraste entre los rankings económicos
internacionales –donde Chile figura liderando en algunos indicadores– y
el cumplimiento de los estándares de derechos humanos. En efecto, los
tratados internacionales de derechos humanos que el Estado chileno libre
y soberanamente ha firmado y ratificado, son compromisos ante la
comunidad internacional. Por lo tanto, es de esperar que la motivación
principal para garantizar su cumplimiento no sea un interés económico o
político.
A diferencia de los rankings económicos, donde las comparaciones a
nivel regional pueden ser relevantes, los tratados internacionales de
derechos humanos representan compromisos ante la comunidad internacional
de respetar los derechos de quienes habitan en el propio territorio. En
otras palabras, las comparaciones y rankings no importan mucho si el
Estado no ha sido capaz de cumplir con una promesa que asumió libre y
soberanamente. Cada país decide si sus políticas y su realidad se
evaluarán conforme a un estándar contenido en un tratado internacional.
Por otra parte, estos tratados obligan a constituir un piso mínimo de
respeto, y por eso los estándares son elementales para el
funcionamiento decente de una democracia, erigiéndose en un marco para
el diálogo político hacia el futuro. Desde esa perspectiva, toda crítica
a las deficiencias de las políticas públicas en materia de derechos
humanos debiera ser bienvenida antes que negada o repelida. En ese
ánimo, se solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) que convocara al Estado chileno a un diálogo que,
lamentablemente, no cumplió con los presupuestos básicos de una
conversación sincera.
Gran parte de la exposición inicial versó sobre los defectos de la
política criminal a la luz de los estándares de derechos humanos, de
situaciones de violencia policial y de problemas estructurales que
reproducen los patrones de discriminación vigentes en la sociedad
chilena. Entre algunos aspectos relevantes, se complementó la
información contenida en el informe de la UDP con los aportes de otros
documentos lanzados posteriormente, como aquel sobre “Procedimientos Policiales y Derechos del Niño”, elaborado por UNICEF; otro sobre “Desigualdades territoriales y Exclusión Social del Pueblo Mapuche”,
que realizaron la CEPAL y la Alianza Territorial Mapuche (ATM); o los
informes u observaciones que han emitido organismos internacionales
acerca del cumplimiento de estándares de derechos humanos en ciertas
áreas, como el último reporte de la CEDAW sobre Chile o el Informe de Observaciones 2013
sobre el cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, elaborado por la
Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la
OIT.
Lamentablemente, la delegación del Estado de Chile –conformada por
funcionarios de la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería, del
Ministerio de Justicia, y de la Misión Permanente ante la Organización
de Estados Americanos– obraron como representantes del gobierno y no
como agentes del Estado. Ello hubiera exigido, por ejemplo, una mayor
capacidad de autocrítica en relación a los defectos que se han observado
en los tres poderes del Estado. Como podrán notar quienes vean el video de la audiencia,
los funcionarios que asistieron a Washington parecían estar celebrando
el tercer aniversario del gobierno, presentando cifras que poca relación
tenían con algunas de las imputaciones que hizo el peticionario. Se
acusó al Centro de Derechos Humanos de la UDP de utilizar la CIDH como
una plataforma de difusión internacional y que esto, de algún modo, era
innecesario, dado que en Chile existían múltiples instancias de diálogo.
Ante lo anterior, sólo podemos comunicar nuestra tristeza y decepción
ante la actitud de un Estado que no es capaz de acoger críticas que no
se relacionan con las personas que temporalmente ocupan un cargo y que,
en cambio, son institucionales. Cuando se lanzó el informe en noviembre
de 2012, se contactó a varios ministros para que asistieran y comentaran
el informe, pero no aceptaron la invitación (sólo una alta autoridad,
la entonces subsecretaria de Justicia, Patricia Pérez, asistió como
público). La utilidad de esta audiencia pasa por el registro histórico
de la misma, por el hecho de que un 11 de marzo de 2013, a tres años de
haber asumido un nuevo gobierno, el Estado de Chile debió responder ante
un órgano internacional acerca de las deudas pendientes en derechos
humanos.
Vea el video de la audiencia en Washington DC:
FUENTE: CIPER CHILE
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