sábado, 11 de mayo de 2013

Reportaje

Allamand y Longueira: Entre el amor y el odio hay un paso. Historial de guerra se escribe desde que RN expulsó a Jaime Guzmán en 1988

Por Luis Casanova R.
Uno de los capítulos más notables de las hostilidades comenzó con la denuncia sobre el uso de drogas en el Congreso. La vendetta: la ofensiva que sacó de carrera a Golborne. Lo que viene: el ingreso del mariscal gremialista a la primaria del 30 de junio.


Por mucho que las pifias hacia el nuevo candidato presidencial de la UDI, Pablo Longueira, abundaran y se escucharan bastante fuerte en la sede de Renovación Nacional el pasado lunes 28 de abril, histórico día de la bajada de Laurence Golborne y el arribo de emergencia del ex ministro de Economía, desde el seno de la tienda que dirige Carlos Larraín sólo se oyeron loas para el emblemático líder del gremialismo.

Los motivos eran claros y evidentes: se necesitaban gestos de unidad luego de la ofensiva política que comandó el abanderado de RN, Andrés Allamand, en contra de Golborne después del fallo de la justicia por prácticas abusivas contra Cencosud, empresa en la que el ingeniero fue su gerente general, sumado a la creación de una sociedad en Islas Vírgenes -paraíso fiscal- que no declaró cuando ingresó a la administración pública en 2010.

Además, era obligatorio mantener en pie la iniciativa de las primarias obligatorias del 30 de junio. Se trataba de un proyecto que había sido promovido por el gobierno (con publicidad televisiva incluida) y apoyado por sectores de la UDI, mismo partido que en el consejo general extraordinario aprobó la caída de Golborne y que por poco le da luz verde a la suspensión de la elección interna de la derecha y a llegar con Longueira a la primera vuelta del 17 de noviembre.

Finalmente, teniendo el dato duro que dice que cada vez que la Alianza llegó con un solo presidenciable se transformó en una opción competitiva (Joaquín Lavín en 1999 y Sebastián Piñera en 2009), el objetivo era poner sobre la mesa que, sea quien sea el ganador de la primaria, el partido perdedor debe ponerse detrás del triunfador, cosa que Allamand y Longueira afianzaron delante de sus respectivas militancias.

Por ahora, en el oficialismo reina la tranquilidad y la paz después de la tormenta, por cierto, amparado en el ascendiente que poseen los ex senadores y ex colaboradores de La Moneda en la UDI y RN. El problema es que en el ambiente siempre ronda el temor y la posibilidad latente de un recrudecimiento de las relaciones. Mal que mal, existe un pasado que incluye duros enfrentamientos electorales y tensos episodios políticos. Veamos.

"Pungueira"

El primer round que protagonizaron los actuales presidenciables de la derecha data del miércoles 15 de marzo de 1988. Acá Renovación Nacional, a la sazón partido único del bloque pinochetista, nombra en su directiva -después de un polémico proceso eleccionario- a Andrés Allamand, Alberto Espina, Juan Antonio Coloma, Pablo Longueira y Andrés Chadwick.

Como respuesta, el fundador del movimiento gremial, Jaime Guzmán, declaró en conferencia de prensa que hubo "irregularidades y fraude electoral", lo que desató la molestia en el sector de Allamand y de Sergio Onofre Jarpa, ex ministro del Interior de la dictadura.

Si el ambiente se caldeó al interior de la sede de RN -gracias a las palabras del abogado y redactor de la Constitución de 1980-, afuera la cosa no estuvo mejor. Un bus repleto de pobladores que llevó Longueira para rechazar los comicios provocó una batalla campal que sólo pudo ser controlada por Carabineros.

Así lo escribió Allamand en su libro "La Travesía del Desierto". Cuando terminaba la votación, "apareció un grupo de pobladores en una micro a amenazar a militantes y dirigentes que estaban votando. La situación hacía recordar a los grupos de choque y matones a sueldo de los tiempos de la UP".

"El acarreo del lumpen fue el motivo que tuvo el Tribunal Supremo para inhabilitar por un año a Pablo Longueira como dirigente", agregó.

Treinta días después de los incidentes, el mismo órgano de la colectividad aceptó la denuncia interpuesta por el "barón" Francisco Bulnes (abuelo del ex ministro de Justicia y Educación, Felipe Bulnes), quien había acusado a Guzmán de cometer "graves actos de indisciplina". En la votación, cuatro de los siete integrantes de la instancia decidieron expulsar al profesor de la Universidad Católica.

Resultado: Los seguidores de Guzmán que estaban en la mesa de Allamand, que posteriormente serían bautizados como los "coroneles", renunciaron a RN y fundaron la Unión Demócrata Independiente. Longueira pasaría a la historia como "Pungueira".

Unidad nacional

La "mala onda" entre la naciente UDI y Allamand había comenzado tres años antes (el 27 de agosto de 1985), cuando el movimiento Unión Nacional -fundado por el dirigente en 1983- participó en el "Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia" junto a representantes de la oposición al gobierno militar.

La instancia fue convocada por el cardenal arzobispo de Santiago, Juan Francisco Fresno, para contribuir a la "reconciliación nacional" y sentar las bases del futuro Chile democrático.

Entre las "medidas inmediatas" que exigió este comité se contaban el fin de los "Estados de Excepción", el "restablecimiento de todas las libertades públicas", otorgar una "real autonomía universitaria", "terminar con el exilio", "formar registros electorales", acabar con el "receso político" y "derogar las normas que impiden el funcionamiento de los partidos", entre muchas otras que, como era de esperar, fueron rechazadas por la Junta Militar y los futuros coroneles de la UDI que trabajaban en esa época en La Moneda.

Dato curioso: 25 años después, con Piñera -que votó por el No- como presidente, se conmemoró tal reunión en el mismo palacio de gobierno. Entre los invitados especiales estaban el ex mandatario Patricio Aylwin, el ex canciller Gabriel Valdés, los entonces senadores Andrés Allamand y Andrés Chadwick y el ex ministro de Pinochet y conspicuo militante de la UDI, Carlos Cáceres. Como para pensar que la "unidad nacional" da para todo.

Vendetta

Instalados en democracia, era un hecho que una de las prominentes figuras de la nueva oposición de derecha la encarnaba Andrés Allamand, flamante timonel de RN. Los otros eran Sebastián Piñera, senador por Santiago Oriente, y Evelyn Matthei, diputada por Las Condes. Todos integrantes de la recordada "patrulla juvenil".

Dueño de un discurso "liberal" que generaba resquemor en la UDI y en el grupo de los "duros" de Renovación Nacional, en su mayoría herederos del Partido Nacional, llegó a la Cámara Baja en 1993 (Las Condes), fijándose como meta tomar la posta senatorial de Piñera en la capital y acto seguido erigirse como carta presidencial.

Fue ahí cuando se encontró con un muro inquebrantable: la denuncia del ex ministro secretario general de la Presidencia de Pinochet, Francisco Javier Cuadra. Sin rodeos, planteó que existía consumo de drogas al interior del Congreso, involucrando directamente a Allamand como uno de los responsables.

Como telón de fondo, los entonces diputados Pablo Longueira y Carlos Bombal habían presentado una acusación constitucional en contra del presidente de la Corte Suprema, Servando Jordán, por "notable abandono de deberes" y por tener supuestos vínculos con el narcotraficante Mario Silva Leiva.

Por esas cosas del destino, Allamand fue sorteado como presidente de la comisión que investigaría el líbelo acusatorio. Sin dudarlo dos veces, el líder de RN rechazó el juicio político contra Jordán, lo que fue leído como una declaración de guerra hacia la UDI y su candidato a senador, Carlos Bombal.

Ascanio Cavallo, en su libro "La Historia Oculta de la Transición", narró que esta decisión fue clave para su devenir político-electoral. "Longueira creía que si Allamand apoyaba la acusación legitimaba a Bombal y se pondría detrás de él, y si la rechazaba se le podía acusar de mostrar debilidad en la lucha contra la droga", indicó.

Crónicas periodísticas de 1997 relataban que lo primero que hizo la UDI fue instaurar una campaña que consistía en "barrer con la droga", en directa alusión al ex seleccionado nacional de rugby.

Y no sólo eso: desde el comando de Bombal (compañero de pacto de Allamand) se realizaron llamadas telefónicas en todas las comunas de la circunscripción de Santiago Oriente, con la voz de Bombal, donde la pregunta era categórica: "Su voto va a ser por un candidato de una sola línea en el tema de las drogas o por otro de dudosa actuación en este tema".

Esta táctica, sumada al gasto más cuantioso del que una campaña parlamentaria tenga memoria (cerca de 14 millones de dólares), lograron que Allamand llegara cuarto detrás de Bombal, Alejandro Foxley (DC) y Jaime Estévez (PS). Para peor, RN obtuvo 2 de 10 senadores y 23 de 31 diputados. Claramente, el proyecto liberal sufría un golpe irrecuperable.

Olor a combo

Después de la "travesía en el desierto" que vivió en Estados Unidos, el abogado llegó más pragmático que de costumbre. Fue "samurái" de Joaquín Lavín en la candidatura presidencial de 2005, ganó la senaduría de la región de Los Ríos sin compañero de fórmula y accedió el gabinete de Piñera luego de criticar la falta de políticos en el gobierno y tras presentar un proyecto de unión civil homosexual.

Entre medio, en 2007, dejó literalmente "con pucheros" a Longueira luego de adjudicarse un proyecto de ley en materias laborales que ambos "en equipo" habían preparado y corregido.

Para terminar, tal como Golborne con el rescate de los mineros, Allamand dio el salto en las encuestas con un suceso fuera de cálculo en septiembre de 2011: el accidente aéreo en Juan Fernández que le costó la vida, entre otros, al animador de TVN Felipe Camiroaga y a su cuñado Felipe Cubillos, creador de la fundación "Desafío Levantemos Chile".

Este año, el primer impasse entre ambos se produjo cuando Allamand fue invitado a un acto de homenaje en Constitución (para el tercer aniversario del 27F), junto a su esposa Marcela Cubillos, lo que provocó que Golborne hablara de "aprovechamiento político".

La revancha del rugbista llegaría con el episodio de Cencosud y las inversiones de Islas Vírgenes, lo que está lejos de olvidarse en la UDI.

¿Qué estará preparando el tándem de Longueira para que la contienda del 30 de junio sea desigual? A lo mejor en RN deben estar pensando exactamente lo mismo.

FUENTE: CAMBIO 21

No hay comentarios:

Publicar un comentario