domingo, 6 de enero de 2013

Reportaje

No alcanzó ni para los abrazos en La Moneda. Experto recomienda un "mea culpa" generalizado del gobierno, pero en la Alianza “todos juegan al "yo no fui"”

Por Luis Casanova R.
La crisis política que enfrentó a Renovación Nacional con el gobierno de Piñera fue el corolario de un 2012 y que se traspasó para el 2013 con la encuesta CEP que se caracterizó por la mala coordinación entre los partidos y La Moneda. A la espera de una mejor comunicación en la derecha, el mandatario prohíbe que los ministros participen en los actos de apoyo de Golborne y Allamand, lo que desata un mar de críticas.
Otra vez en las trincheras y con pintura de guerra fue el término de año para la administración del presidente Sebastián Piñera.
Sin contar las cifras de aprobación y rechazo del mandatario que entrega la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), que siempre generan atención en La Moneda se sigue respirando el clima de tensión que dejó el conflicto protagonizado por el timonel de Renovación Nacional, Carlos Larraín, y el gobierno, a propósito de su renuncia momentánea a la directiva debido a la poca o casi nula influencia que tiene la colectividad en las decisiones finales del Ejecutivo.
Para peor, el jefe máximo del gremialismo Patricio Melero, literalmente, intentó apagar el fuego con bencina tras asegurar que "la UDI es el eje del gobierno", lo que causó la molestia de RN.
A fines del año viejo, la plana mayor de la Udi se reunió con el jefe de gabinete y ministro del Interior, Andrés Chadwick, con el objetivo de trazar una carta de navegación que busque resolver -por enésima ocasión- los problemas de coordinación y comunicación que existen entre ambas partes.
Usando la misma palabra que ocupó Allamand, el diputado y vicepresidente del partido, Cristián Monckeberg, habló de un "déficit" que "hay que asumir y entender".
"No siendo nula la comunicación, al revés, creo que existe coordinación, trabajo y conversaciones, pero creemos que podrían tener más profundidad. Esto es un punto importante en la relación entre los partidos y el gobierno, sobre todo pensando en las elecciones presidenciales y parlamentarias. Ojalá que se refleje en los próximos meses de mejor manera", comentó el parlamentario a Cambio21.
"El gobierno siempre está haciendo esfuerzos y más todavía el presidente de la República, en el sentido de llevarse bien con los partidos de su coalición. Eso se nota. Lo que pasa es que los partidos deben hacer también un esfuerzo, para así mejorar. Lo que ocurrió con la renuncia de Carlos Larraín es más que suficiente como para entender que se puede seguir avanzando en este tema", agregó.
¿Llegó el mensaje?
A nivel interno, se tiene en consideración que los fuertes roces que persisten entre el senador de la región de Los Ríos y el jefe de Estado van mucho más allá que la salida de Teodoro Ribera del ministerio de Justicia y las esquirlas que dejó el bombazo del "caso acreditaciones".
"Su publicitada renuncia pretendió entregar como señal al gobierno que RN no tiene el nivel de consideración que sí tiene la UDI. Lo extraño es que no sabemos si lo logró. Ahora, con su retorno inmediato a la mesa, se volvió a instalar el asunto de la coordinación si se pretende enfrentar bien la primaria entre Allamand y Golborne. Eso es un compromiso neto de los dos partidos", manifestó a este medio el cientista Patricio Gajardo.
"En toda relación siempre hay dos puntos, por eso importa también que el gobierno haya entendido cuál es la lógica sobre lo que significó el intento de renuncia del presidente del partido a la directiva. Eso involucra un trato distinto. Ahora, si este trato distinto se hace efectivo o no, eso está por verse, porque hasta el momento, en los tres años que se van a cumplir de gestión, no se ha visto un gobierno talentoso en su conexión con ellos, específicamente con RN", detalló.
No hay caso
La primera prueba de este supuesto "nuevo trato" que quiere plasmar la derecha con La Moneda vino de parte de la UDI. En concreto, el diputado Melero le solicitó al gobierno -en reunión de comité político- que autorice la presencia de los ministros del gabinete en los distintos actos que tengan que ver con las precandidaturas de Laurence Golborne y Andrés Allamand.
La iniciativa contó con la venia inicial de Carlos Larraín y de todos los máximos jerarcas de ambos, pero posteriormente fue rechazada por el ex concejal, la vocera de la campaña de Allamand, Catalina Parot, y diversos diputados de RN. "La UDI tiene más que mostrar en los ministerios políticos. Que la ciudadanía vea una fortaleza tan grande de la UDI en el gabinete no es una buena imagen para el gobierno. RN es la amplitud del gobierno", dijo el diputado Joaquín Godoy.
Como sea, el objetivo del gremialismo es buscar -en cierta medida- hacer caso omiso a la instrucción emanada por Piñera hace poco más de un mes sobre la "prescindencia" que les exigió a sus colaboradores. Es decir, o se concentran en sus labores o mejor que den un paso al costado.
Ese fue el criterio que primó cuando los entonces ministros de Obras Públicas y Defensa optaron por dejar sus cargos para abocarse a sus respectivas campañas. También lo vivió el ex ministro Felipe Kast, quien al momento de formar el nuevo referente "Evolución Política" tuvo que dimitir del puesto de Delegado de la Reconstrucción. Incluso a varios funcionarios de peso se les prohibió asistir al acto de lanzamiento.
Más estricto aún, Piñera les negó a los ministros Andrés Chadwick y Cecilia Pérez que concurrieran a dos eventos partidarios. El primero al Consejo Directivo Ampliado de la UDI que respaldó la postulación de Golborne y la segunda a una celebración a favor de Allamand.
Haciendo de tripas corazón, la propia vocera de Palacio confirmó que "sigue vigente la instrucción del presidente de prescindencia total de las campañas políticas y territoriales de nuestros dos candidatos".
"Creemos que ha sido una decisión sabia, que ha permitido que los ministros estén cien por ciento abocados a sacar adelante los proyectos y a que no se politice el gabinete en un periodo de 15 meses, donde tenemos que avanzar a tranco firme para poder responderle a los miles de chilenos que eligieron al presidente Piñera", enfatizó.
Para qué son ministros
Según Francisco Javier Díaz, abogado y ex asesor presidencial de Michelle Bachelet, la participación de funcionarios de confianza en actos públicos de campaña tiene dos aristas.
"Una es la probidad. A mi juicio, los ministros pueden entregar su postura por uno u otro candidato y pueden eventualmente participar en algún acto que se encuentre fuera de los horarios de trabajo y lo hagan sin utilizar en lo más mínimo ningún tipo de recurso público para ello. Negarles a los ministros un perfil político es no entender la función que cumplen los secretarios de Estado en una democracia", añadió.
"El segundo elemento -prosigue-, tiene que ver con qué tan bien le hace a la actual administración que un año y medio antes de terminar esté su gabinete involucrado en campañas y no en el gobierno. Una respuesta es no, porque desvía la atención de la gente de la parte final del mandato, que es una etapa de construcción de legado. La otra respuesta es que parte de ese legado es reelegir a alguien de su coalición. Así que creo que es un tema debatible".
Odio parido
"No se puede borrar con el codo lo que se escribió con la mano", ironiza el analista Sergio Micco. "Hemos llegado a unos niveles de desprecio de la política bastante inauditos. Un ministro evidentemente es un político de primera relevancia. En ningún país del mundo se entendería que los ministros guarden silencio en las grandes disputas nacionales o presidenciales, donde hay dos candidatos que están peleando por representar a una coalición", manifestó.
El profesional alega que "se quiere instalar una despolitización del Estado que me parece condenable teóricamente y en los hechos reales impracticable. No hay que olvidar que el presidente Piñera ya intentó evitar que los ministros fueran precandidatos antes de la elección municipal. Y eso fracasó y terminó a raíz del triste debate del balcón en la municipalidad de Santiago".
Saldo
Raya para la suma: "el 2012 fue un año perdido para la ciudadanía", en opinión del senador DC Jorge Pizarro.
"La Moneda no tuvo interés en avanzar en las reformas que la mayoría pide para disminuir desigualdades y terminar con los abusos. Además, sigue pendiente una reforma educativa que apunte a desarrollar una educación de calidad para todos y que la calidad de ella no dependa del pago que hagan las familias", disparó.
"No hay avances en derrotar las desigualdades ni en detener los abusos de las empresas, ni menos en las reformas sociales que el país espera donde predominen los bienes públicos de calidad sin discriminaciones y en el que el lucro no sea el motor del sistema educativo ni de la salud como lo propone la derecha", prosiguió.
A la inversa, el senador UDI Víctor Pérez da por seguro que durante el año que recién terminó "logramos consolidar las políticas que permitirán llevar a Chile al desarrollo".
En su lectura, "las cifras son muy evidentes e inevitablemente nos lleva a comparar con lo realizado por otros gobiernos. Mientras en la crisis económica anterior el gobierno de Bachelet condujo a una recesión, nuestro gobierno, pese a los agudos problemas de Europa, ha logrado un crecimiento promedio de 6%", lo que ha generado "más de 700 mil empleos desde el año 2010" y "un crecimiento sostenido de los salarios de los chilenos".
Cura gatica
Ajeno a críticas y alabanzas, el gobierno enfrenta su año final. Y para el ministro Chadwick, la receta que ayudará -por ahora- a evitar más desaguisados es sólo una: "no estar contestando a cualquier comentario que un presidenciable entregue, salvo que sea estrictamente necesario".
¿Será suficiente? Para el comentarista Cristóbal Bellolio, "por ningún motivo. "Los partidos, el gobierno y el mismo Piñera tienen que hacer un mea culpa. El problema es que es rara vez la gente asume sus culpas y aquí como que todos juegan al ´yo no fui´. Siempre hay una excusa; que las condiciones no estaban dadas, que fue el manejo político, que nunca los pescaron, que no hay interlocución, etc."
"Pero, lamentablemente -sostuvo en esta publicación-, estos mismos partidos son los que siempre se quejaban de los que presidentes de la Concertación eran prisioneros de sus partidos, que el mandatario los tenía que andar llamando para consultar los nombramientos y los cuoteos. Bueno, resulta que ahora hay un presidente que no hace eso y se enojan. O si les ponen un gobernador que no es el mismo color que el que acaban de sacar, le hacen un motín. La verdad, así no se puede".
 
FUENTE: CAMBIO 21

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